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SENADORES Y DIPUTADOS QUE
DEJAN LA BANCA YA PIDEN EL FONDO DE COMPENSACION
Seguro de desempleo para su legislador

Como para que la vuelta al llano les sea más fácil, y por temor al desempleo, los legisladores que no fueron reelectos ya hicieron su trámite para cobrar un poco conocido fondo temporario que les asegura la mitad de sus ingresos por varios años. Algunos se arrepintieron a último momento: ya vivieron escándalos y no querían despedirse con otro.

Por Felipe Yapur

Tras años de dedicación exclusiva a la generación de leyes, es posible que el retorno a la vida cotidiana para muchos legisladores se transforme en un trámite difícil de sobrellevar. Y mucho más, si se tiene en cuenta la escasez de trabajo que azota estas tierras. Esta debe ser la razón que llevó a varios senadores y a otros tantos diputados, a presentar su solicitud a la comisión bicameral que administra el Fondo de Compensación Resarcitoria Temporaria. En pocas palabras, un subsidio equivalente al 50 por ciento del sueldo que perciben en la actualidad y que recibirán por un período correspondiente a la mitad del mandato constitucional. Eso sí, siempre y cuando no tengan otro ingreso. Curiosamente, entre los más necesitados –por así decirlo– que ya pidieron el beneficio, están el santafesino Jorge Massat y el salteño Emilio Cantarero, dos senadores que estuvieron involucrados en sendos escándalos. El primero por enriquecimiento ilícito, el segundo fue uno de los más complicados en el affaire de los sobornos por la reforma laboral. Pero no son los únicos.
El mecanismo para acceder a este subsidio por desempleo de privilegio es bastante sencillo. Cada senador o diputado que finalice el próximo 10 de diciembre su mandato, debe hacer llegar su solicitud a la comisión bicameral que preside hasta fin de año la frepasista María América González. La secunda un intachable: el senador jujeño Alberto Tell.
El legislador que pida este dinero debe asegurar que por su tarea en el Parlamento no tiene un ingreso que le permita reinsertarse a la vida cotidiana, la vida como la conoce y sufre cada argentino común y corriente. El presidente de la bicameral debe estudiar cada caso y junto a los presidentes de las comisiones de Previsión, Presupuesto y Hacienda de ambas cámaras, resolverá el otorgamiento o no de dicho beneficio. En caso de acceder, el senador recibe 2700 pesos y el diputado unos 2000. Sin duda, un subsidio por desempleo que sería la envidia de cualquier país.
Según fuentes parlamentarias, Cantarero fue uno de los primeros legisladores en presentar su carpeta. Por pudor, quizá, no se la entregó a la diputada González. Se la dejó a su amigo y colega Tell. El jujeño la tuvo en su escritorio al menos por una semana. Pero justo cuando estaba por despacharla para Diputados, Cantarero decidió retirarla. La razón era una sola: había trascendido su intención de gozar del seguro de retiro y no estaba en condiciones de soportar otro escándalo como el de los sobornos.
Similar actitud, trascendió, tomó el santiagueño Jorge Mikkelson Löth, quien con la misma rapidez de su colega norteño ordenó retirar la solicitud del despacho de Tell. Fueron los dos únicos arrepentidos.
Oficialmente, además de Massat, los senadores que pidieron el beneficio son: Enrique Martínez Almudevar (PJ La Pampa), Susana Martínez (UCR Santa Cruz), José María Sáez, Juan Carlos Loza (Cruzada Renovadora de San Juan) y Osvaldo Sala (PJ Chubut).
Fuentes parlamentarias confiaron a Página/12 que en los próximos días se espera la presentación de unas 15 solicitudes más. Bastante pocas si se tiene en cuenta que sólo en el Senado apenas nueve renovaron sus bancas de los 69 que hoy integran la Cámara alta.
Además de los que continuarán en el Senado, hay seis que están impedidos de realizarlo. Por un lado están Ricardo Branda (PJ-Formosa), Gerardo Palacios (PJ-Tierra del Fuego) y Omar Vaquir (PJ-Santiago del Estero). El formoseño será uno de los nuevos directores del Banco Central. El fueguino Palacios irá a la Auditoría General de la Nación. En tanto que Vaquir ya partió hacia Kuwait para hacerse cargo de la sede diplomática que la Argentina tiene en ese lejano país. En tanto, en la última sesión el cuerpo designó a José García Arecha (UCR-Capital Federal), Luis León (UCRChaco) y Beatriz Raijer (PJ-Córdoba) como embajadores, sin destino por ahora. Ahora bien, si este beneficio está dirigido exclusivamente para aquellos legisladores que “no pudieron acceder a ninguna prestación jubilatoria o retiro”, llama la atención entonces que los si-guientes senadores la solicitaran.
u Jorge Massat: en su declaración jurada dejó sentada la posesión de siete inmuebles en su Santa Fe natal que suman $256.000, unos 236.000 pesos en títulos y acciones no cotizables en bolsa, tres automóviles y una empresa que dirige con su esposa, Liz Aurelia Fiant. Pero tal vez la razón de su solicitud está en los créditos hipotecarios y prendarios que tiene vigentes.
u José María Sáez: radical de Chubut que, según el currículum que publica la página oficial del Senado en Internet, dice ser “el director del diario El Chubut editado en la ciudad de Trelew para toda la Patagonia”. Ahora bien, Sáez podría haber abandonado ese puesto, pero no deja de ser interesante saber cómo hará para compatibilizar su solicitud con el patrimonio neto declarado que asciende a 290.000 pesos. La cifra surge de los inmuebles que tiene en Capital Federal y Puerto Madryn, de los cinco automóviles y de las acciones nominativas por 1.175.705 pesos. Datos extraídos de su declaración jurada.
u Osvaldo Sala: otro chubutense pero del justicialismo. El hombre que pide el beneficio de 2.700 pesos para reinsertarse en la sociedad es titular de tres propiedades en Puerto Madryn, una en Capital Federal y dos en Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires. Además tiene otros ingresos: por artesanías, 25.000 pesos; locaciones, 15.600 pesos. Todo suma un patrimonio de $ 461.000.
u Enrique Martínez Almudevar: al radical la jubilación de 470 pesos que percibe por haber sido docente ya lo deja fuera del beneficio. Lo que no queda claro es cómo pensaba obtenerla si además de esa jubilación tiene cuatro propiedades en La Pampa, dos en la ciudad de Buenos Aires, tres autos y un arrendamiento por 75.000 pesos que figuran en su declaración jurada.
u Susana Martínez: es la radical de Santa Cruz que reemplazó a Melgarejo, el legislador que renunció frente a las cámaras de televisión cuando su colega Silvia Sapag dijo que Cantarero le había dicho que “él estaba más pirata por la ley de hidrocarburos”. Martínez ocupó su banca y a pesar de su opaco desempeño y por el corto tiempo que tiene en la Cámara, apenas un poco más de un año, solicitó el beneficio. Si accede, lo recibirá unos meses.
u Juan Carlos Loza: viejo amigo del ex senador y actual gobernador de San Juan Avelín, quien le concedió la banca por compensación de viejas luchas compartidas. Si está en condiciones de acceder al beneficio, lo hará solamente por un año.
En la Cámara baja sucede algo similar. Hasta el momento, son once los diputados que acercaron su solicitud. Hay legisladores de todos los partidos, desde la UCR, el PJ, el ARI, el Frepaso y hasta del bussista Fuerza Republicana.
Entre los justicialistas inscriptos sobresale un nombre, Dulce Visconti, un apellido que suena más al viejo dúo folclórico que a los conocidos apellidos del bloque del PJ. Pero si se escudriña un poco más, es posible conocer quién es la enigmática Visconti. En su distrito, Ezeiza, la conocen como por el apellido de su marido, el intendente Alejandro Granados. Ambos son dos de los más acérrimos menemistas que hay en la provincia de Buenos Aires, el territorio duhaldista.
El único representante del ARI que figura es el entrerriano Juan Domingo Zacarías, quien además de ser un admirador de Juan Domingo Perón y un seguidor indiscutido de Elisa Carrió, finge de empresario en su provincia. También aparece Delia Pinchetti, la bussista tucumana cuyo marido, Ramón Sierra Morales, alias “el nene”, fue funcionario de la dictadura y luego legislador durante el gobierno del genocida Antonio Bussi. Durante esos años, su marido cobró una dieta mensual de 16.000 pesos. Una cifra que al parecer no le garantizó a la diputada un futuro acorde al estándar de vida que está acostumbrada.
Lo cierto es que aquellos diputados o senadores que accedan al exclusivo beneficio recibirán su pago por mes vencido a partir de la finalización de su mandato y, lo más importante de todo, será incrementada en el mismo porcentaje que se le otorgue a la remuneración mensual del legislador, es decir, dietas y gastos de representación. Todo una perlita.
Pero hay otra más. Los fondos surgen de los aportes que los mismos legisladores realizaron. Es equivalente al 5 por ciento de lo cobrado por todo concepto. Pero en caso de que este Fondo no cuente con el dinero suficiente, la comisión bicameral que controla este beneficio podrá recurrir al dinero para funcionamiento que tiene el Poder Legislativo y que fija el Presupuesto General de la Nación. “Hasta el momento no tuvimos necesidad de tomar dinero del presupuesto porque tenemos superávit”, dijo a este diario la frepasista González, aunque advirtió que todo cambiará a partir de diciembre porque se retiran algo más de 150 legisladores de ambas Cámaras: “Un número que, sin duda, supera la recaudación que realiza el fondo”, dijo la frepasista que dejará la presidencia de la bicameral en pocos días más.
En una Argentina con un desempleo superior al 18 por ciento, el beneficio extraordinario de los legisladores suena a una broma de mal gusto, pero no lo es.

 

Historia de escándalos
Por F.Y.

El senador Jorge Massat solicitó el beneficio. Tal vez intenta cobrar 2.700 pesos mensuales por considerar que el fin de su mandato lo encontrará desprotegido, sin ingresos o sin una jubilación que le permita afrontar la vida sin privilegios que le ofreció el Senado de la Nación. O tal vez lo hace por un motivo inconfesable. Lo cierto es que este escándalo que se avecina, y que lo tendrá de protagonista, no es el primero de su vida. Se lo reconoce por sus largos y tupidos bigotes y por su cercanía con el gobernador Carlos Reutemann, quien le abrió el camino para llegar al Senado. Pero más por el escándalo en que se vio envuelto cuando su sobrina Silvina Fantin de Soria confesó ser la “prestanombre” de su pariente senador en una empresa radicada en Corrientes. La muchacha dijo que, fruto de ese acuerdo, compartía de manera formal la sociedad de Comercial Euroamericana SRL con la esposa de Massat y recibía un sueldo. A cambio debía confeccionar cheques para entregar a diferentes personas que le indicaba su tío el senador. El dinero para cubrir esos documentos era depositado en bancos de la zona del Congreso. En una entrevista con Página/12, Fantin de Soria dijo que la empresa dedicada a comercializar azúcar “movió entre 17 y 21 millones a pesar de que sus balances no superaban los 800 mil pesos anuales”.
La denuncia hizo tambalear al legislador. Su primera reacción fue pedir licencia. Luego, cuando Reutemann le soltó la mano, presentó la renuncia a su banca. Pero se arrepintió a tiempo: “Varios senadores y amigos que me quieren me hicieron ver que si renunciaba estaba admitiendo alguna culpa o responsabilidad”, dijo el hombre que presidió la estratégica comisión de Seguimiento de las Privatizaciones. El 10 de diciembre Massat cumple ocho años como senador. De acceder al beneficio, cobrará 2.700 pesos mensuales durante cuatro años.

 

Retirada a tiempo
Por F.Y.

Enterado de que su solicitud para acceder al Fondo de Compensación Resarcitoria Temporaria había trascendido el despacho de su colega y amigo, Alberto Tell, el senador Emilio Cantarero la retiró de inmediato. Si bien el salteño ya dio por concluida su vida política tras el escándalo de los sobornos, aparentemente no quiso verse envuelto en otro.
¿Cuál podría haber sido el motivo para que intentara gozar del beneficio? Por lo pronto, en su declaración jurada no está la respuesta. Cantarero reconoce un patrimonio neto de 2,7 millones de pesos, que incluye, además de varios autos, departamentos en Salta, Córdoba y Capital Federal, un ingreso anual de 90.000 pesos por ser director de una empresa, presumiblemente perteneciente a la familia Romero.
El senador estuvo ligado desde muy joven a Roberto Romero, padre del actual gobernador de Salta, quien lo incorporó a su grupo de máxima confianza. Lo designó como administrador de la empresa Horizonte SA, propietaria de “El Tribuno”. Luego pasó a ser ministro de Economía, desde donde aplicó una invención que hoy utiliza el gobierno de Fernando de la Rúa, los bonos. El primer escándalo que lo tuvo como protagonista fue en 1987 cuando era diputado provincial. Una grabación clandestina lo involucró en un pedido de nombramiento de ciertos jueces para que favorecieran a Horizonte. El caso le costó la renuncia al presidente de la Corte provincial, pero como la prueba no fue aceptada, Cantarero quedó a salvo. En 1996 reemplazó a Juan Carlos Romero en el Senado. El 29 de agosto de 2000, reconocería frente a una periodista de La Nación el haber cobrado los sobornos para aprobar la Reforma Laboral.

 

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