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UNA PATOLOGIA QUE LLEVA A HOMBRES Y
MUJERES A DESESPERARSE POR EL CUERPO
La obsesión por la imagen

Pechos muy grandes. Músculos muy flacos. Genitales muy pequeños. La psiquiatría detectó un nuevo síndrome que puede afectar a ambos sexos: la dismorfia corporal. Una preocupación desmedida por el cuerpo que hasta puede llevar al suicidio.

Por Mariana Carbajal

La obsesión por el cuerpo está llegando a situaciones extremas. Adicción al gimnasio, aislamiento total para no ser visto e incluso el suicidio son las caras ocultas de la excesiva preocupación por la imagen. No se trata de una frivolidad argentina. La medicina norteamericana la bautizó recientemente como dismorfia corporal y la considera una patología psiquiátrica. Pero aquí todavía casi no se diagnostica. Contra lo que podría pensarse, afecta por igual a hombres y a mujeres. “Diversas investigaciones muestran que una proporción sorprendentemente alta de varones están insatisfechos, preocupados e incluso se sienten disminuidos por su apariencia”, reveló un artículo del British Journal of Medicine. La piel, la caída del cabello, la forma de la nariz, los músculos y particularmente el tamaño de los genitales son las principales obsesiones masculinas. Especialistas consultados por Página/12 hablan de este nuevo síndrome, sus características y tratamientos.
Uno de los médicos que investiga el síndrome de dismorfia corporal en los Estados Unidos es José Aníbal Yaryura Tobías, un psiquiatra argentino radicado en ese país hace tres décadas, donde es profesor de la Universidad de Nueva York y director médico de una clínica dedicada al tratamiento de trastornos obsesivo-compulsivos. Según precisó Yaryura Tobías en una entrevista con este diario, la dismorfia corporal afecta al 2 por ciento de la población norteamericana, de acuerdo con distintos estudios. En el país no hay estimaciones. Pero los pacientes existen, aunque todavía no suelen ser tratados en un consultorio psiquiátrico. “En lo que va de 2001 tuvimos ocho pacientes y en 2000, cuatro. Es un cuadro muy nuevo, por esa razón no se detecta demasiado”, señaló Jorge Alberto Franco, jefe de Consultorios Externos del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas.

Encapuchado

Un joven, de 24 años, atendido por Yaryura Tobías en Nueva York, hacía seis que vivía encerrado en una casa, sin contacto con el exterior y encapuchado para no verse su propia cara, aunque tenía rasgos muy atractivos. El 80 por ciento de los hombres que padece el síndrome de dismorfia corporal tiene obsesiones con algún aspecto de su rostro. “Se consideran feos y no lo son. La angustia que les provoca esa situación hace que no quieran salir de sus casas y sufran depresión. El 20 por ciento termina suicidándose”, explicó Yaryura Tobías, quien recientemente abrió en la ciudad de Buenos Aires una clínica para tratar este tipo de trastorno obsesivo-compulsivo.
“Son personas que deambulan por consultorios de cirujanos plásticos y se someten a varias operaciones, por ejemplo, para corregir su nariz y nunca quedan conformes. Se operan y vuelven a ver su nariz como un problema, se desesperan y terminan denunciando al médico por mala praxis”, detalló Ricardo Pérez Rivera, médico psiquiatra, docente de Farmacología de la Facultad de Medicina de la UBA, al frente de la clínica porteña de Yaryura Tobías. Entre los pacientes que atendió este año, uno es un adolescente de 18 que sentía que tenía los pectorales demasiado pequeños. “Creía que por esa razón se iban a burlar de él y nunca se animaba a hablar con mujeres. Llegó a abandonar cuatro veces 1º año porque cuando empezaba a tener contacto más fluido con sus compañeros se angustiaba demasiado y no lo podía tolerar”, describió el profesional. Otros se obsesionan con cada granito que les aparece y terminan arruinándose la cara al apretárselos.
Se calcula que un 12 por ciento de los hombres que padecen este síndrome consulta a dermatólogos y un 15 por ciento, a cirujanos plásticos, en lugar de recurrir a un psiquiatra, revela el artículo del British Journal of Medicine. Uno de los pacientes del Hospital de Clínicas fue un varón, también de 18, obsesionado con su nariz. Para él, estaba ligeramente torcida hacia un costado. Llegó al consultorio luego de reincidir con un cirujano plástico, cuyo trabajo no lo había conformado.
Los genitales o, mejor dicho, el tamaño de los genitales suele ser otro de los blancos de la obsesión. “Aunque tengan genitales normales, quieren alargarlos. Se ven feos con ellos y andan de consultorio en consultorio buscando una solución. Pero como desde el punto de vista médico sus genitales son normales, yo les recomiendo una consulta psicológica o psiquiátrica. Pero generalmente caen en las manos de algún profesional que les hace algún tipo de cirugía o elongación peneana”, señaló Isidoro Davidzon, docente de Urología de la UBA.
La patología afecta por igual a hombres y a mujeres. Ellas, además de obsesionarse por algún rasgo facial, se enloquecen por el tamaño de los pechos. Esta preocupación enfermiza, precisamente, fue lo que llevó a una mujer de 27 años a consultar al instituto abierto por Yaryura Tobías en Buenos Aires. “Usaba corpiño talle 100, pero creía que sus pechos eran exageradamente grandes. Aberrantes. Para un hombre, seguramente, lucían muy atractivos. Sin embargo, ella se avergonzaba delante de su novio y no disfrutaba de una relación sexual, evitaba ir a lugares públicos, compraba la ropa interior por Internet”, recordó el psiquiatra Pérez Rivera.

Adictos al gimnasio

Tanto a hombres como a mujeres afectados por este síndrome, la obsesión por algún aspecto corporal se les vuelve inmanejable y les consumen varias horas al día. “Tienen conductas repetitivas. En un intento por constatar la presencia de la ‘deformidad’ se pasan horas mirándose al espejo y no pueden dejar de observarse en cuanta superficie brillante tengan a su alcance. O, por el contrario, se cubren completamente para evitar mirarse y en sus casas tapan los espejos”, indicó Yaryura Tobías. Según sus investigaciones, el síndrome aflora en la adolescencia.
“Aunque los síntomas del trastorno de dismorfia corporal pueden sonar triviales, proporciones altas de pacientes pueden requerir ser hospitalizados o se encierran en sus casas e intentan suicidarse”, precisa el British Journal of Medicine.
La última versión de esta patología detectada exclusivamente en hombres es la dismorfia muscular, una preocupación excesiva por los músculos. “En realidad, muchos de estos hombres son inusualmente musculosos y de contextura grande. Es común el excesivo ejercicio en los gimnasios, igual que una atención desmedida por la dieta y los suplementos dietarios”, detalla la revista médica británica, y advierte sobre la tendencia de este tipo de pacientes a abusar de esteroides anabólicos, que no sólo aumentan el volumen muscular sino que además tienen efectos negativos sobre el organismo. Producen atrofia testicular y disminución del número de espermatozoides, favorecen la aparición de enfermedades cancerígenas en el hígado y de conductas agresivas. “Tienen adicción al ejercicio. Sienten que tienen niveles insuficientes de desarrollo corporal y se ejercitan en forma excesiva. Pasan gran parte del día en el gimnasio. Pero para ellos nunca es suficiente y sienten frustración. Su vida se transforma en inmanejable y desatienden sus obligaciones laborales”, señala Héctor Konik, médico cardiólogo y ex presidente de la Asociación Metropolitana de Medicina del Deporte.
Para Yaryura Tobías, aunque la presión por la perfección estética puede influir en el desarrollo de este cuadro, el síndrome surgiría por un problema de percepción corporal en el cerebro. Diversas investigaciones y el mismo Yaryura Tobías sugieren tratarlo con medicación (inhibidores de la serotonina que ayudan a destrabar el mecanismo obsesivo en el nivel cerebral) y terapia cognitiva y conductual. La primera busca que los pacientes desarrollen una opinión más realista de su apariencia. La segunda expone al enfermo a situaciones sociales antes evitadas.
Es curioso, pero esta patología ha sido descripta por primera vez en el siglo XIX. Sin embargo, sigue siendo poco reconocida por los médicos,advierte el British Journal of Medicine. “Los hombres –señala la revista– a menudo son reacios a revelar sus síntomas por vergüenza e incomodidad y no reconocen que su creencia sobre su apariencia es inexacta debido a desórdenes psiquiátricos”.

 

Los diagnósticos posibles

El síndrome de dismorfia corporal está incluido en el Manual DSM-IV de la Organización Mundial de la Salud, que enumera los criterios de diagnóstico de enfermedades mentales. En este caso, menciona tres:
A. Preocupación por algún defecto imaginado del aspecto físico. Cuando hay leves anomalías y la preocupación del individuo es excesiva.
B. La preocupación provoca malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de áreas importantes de la actividad del individuo.
C. La preocupación no se explica mejor por la presencia de otro trastorno mental (por ejemplo, insatisfacción con el tamaño y la silueta corporales en la anorexia nerviosa).

 

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