Por Juan Sasturain
Tres días antes de aquel
18 de noviembre de 1951, el Ministerio de Industria y Comercio formuló
el anuncio. No se trataba de un nuevo plan quinquenal, ni de la construcción
de un oleoducto. Nada había sido parecido hasta entonces. Estaba
a punto de televisarse por primera vez en la Argentina un partido de fútbol
en directo. De ese modo, el gobierno peronista informaba que la transmisión
por el antiguo Canal 7 se haría gracias al aporte económico
de YPF, la petrolera estatal agrupada en un ente de empresas energéticas,
el ENDE. Hoy se cumplen 50 años de ese acontecimiento inédito
para la época, que tuvo como escenario al viejo Gasómetro
de avenida La Plata. Las cámaras siguieron las alternativas de
un clásico, San Lorenzo-River, por la anteúltima fecha del
campeonato de 1951 que finalmente ganaría Racing, tras un doble
desempate con Banfield, el equipo revelación del año.
Aquella tarde radiante, unas 45.000 personas completaron el estadio sin
saber del todo qué pasaba. Los principales medios gráficos
apenas habían difundido la noticia en los días previos.
La televisión era una novedad que recién tenía un
mes de experimentación. El 17 de octubre, Canal 7 había
realizado su transmisión inaugural desde la Plaza de Mayo durante
un acto de reconocimiento a la ya convaleciente Eva Perón. Con
el tiempo, personajes como Guillermo Brizuela Méndez, Nelly Prince,
Miguel Coronato Paz (el de Un, dos, Nescafé), Julio
Bringuer Ayala (La justa del saber) y la periodista Blackie,
se irían familiarizando con el público. Sin embargo, aún
restaba que un espectáculo masivo como el fútbol tuviera
su propia cobertura en exteriores.
Ernesto Beltri, un relator radial, fue el escogido para ponerles la voz
a las imágenes que emitiría la TV desde el barrio de Boedo.
Creo que trabajaba en Radio Mayo; yo estaba con Lalo Pelliciari,
evoca medio siglo después Washington Rivera, un periodista contemporáneo
de aquel que continúa desempeñándose en el área
de prensa de la AFA. Enrique Macaya Márquez, el hombre record de
las transmisiones futbolísticas ingresó a Canal 7
en 1966 y nunca más abandonó la pantalla, sólo
recuerda a Beltri como uno de los primeros que apareció
ante las cámaras.
El día del bautismo televisivo, San Lorenzo y River empataron 1
a 1. El equipo local salió a la cancha con Blazina; Martínez
y Basso; Zubieta, Cívico y Fontana; Picot, Maravilla, Benavídez,
Farro y Silva. Su rival tenía a Carrizo en el arco; Ramos y Soria;
Yácono, Venini y Ferrari; Vernazza, Pizzuti, Walter Gómez,
Labruna y Loustau. El árbitro resultó un tal Cross, uno
de los nueve ingleses que dirigieron la fecha completa. River aún
tenía chances de entreverarse con Racing (visitaba a Atlanta en
Villa Crespo) y Banfield (quedaba libre) en la puja por el título,
mientras que Quilmes, Gimnasia y Huracán trataban de zafar del
descenso en sus respectivos partidos.
Al clásico, entonces, no había con qué darle. La
Academia, pese a que era el bicampeón, perdía en la convocatoria
con River que iba primero con 840.098,66 pesos en recaudaciones. No obstante,
en la tabla de posiciones, Sportivo Cereijo como denominaban
a Racing por los favores que recibía del Ministro de Hacienda justicialista,
tenía un punto más que el equipo de Núñez.
Una diferencia que se mantendría después de disputada la
fecha y que no se amplió gracias a la tremenda actuación
del legendario Amadeo.
Lo único que no pudo evitar el arquero fue el gol del moreno Maravilla.
El periodista Diego Lucero lo describió así en Clarín:
Desde el palco de prensa pareció que la pelota no había
traspuesto la línea. Los fotógrafos que estaban con sus
máquinas enfiladas sobre el arco a pocos metros de la escena, afirman
que la bola fue despedida antes que traspasara la línea imaginaria
que marcan los maderos.
¿Qué había ocurrido? Ferrari, el half izquierdo de
River, había rechazado con una chilena casi sobre la raya. Cross
no dio el tanto, los jugadores de San Lorenzo protestaron y el británico
revió su fallo luego de consultar al juez de línea. Siete
minutos estuvo detenido el juego y nunca se sabrá si el gol era
válido. El desaparecido diario Crítica, en una de sus misceláneas
tituladas Desde atrás del arco, improvisó un
curioso diálogo:
¿Fue entonces un gol teleavisado?
No, señor. Te-le-vi-sa-do.
Es que yo digo teleavisado porque, en realidad, el referí
no se dio cuenta hasta que le teleavisaron.
Luego de aquel alboroto, San Lorenzo no pudo rematar el partido y, a los
27 minutos del segundo tiempo, Basso le cometió penal a Angelito
Labruna y Vernazza marcó el empate. Las crónicas de la época
reflejaron como destacables las atajadas de Carrizo, la detención
de un hincha llamado Arsenio Rivas por propinarle un botellazo a otro
espectador y una brillante exhibición de perros de la Policía
que transcurrió durante el entretiempo. En los días posteriores
al primer encuentro televisado, las repercusiones de este hecho fundacional
fueron escasas. Las principales noticias eran derivaciones por la reelección
de Perón ocurrida el 11 de noviembre (junto a Hortensio Quijano
había superado por amplio margen a la fórmula Ricardo Balbín-Arturo
Frondizi), comentarios sobre la primera vez que las mujeres votaban en
la Argentina, la reapertura del diario La Prensa confiscado por el gobierno
y entregado a la CGT y un gran incendio en el Puerto de Buenos Aires.
En el fútbol, Agremiados pedía la anulación de los
descensos que la AFA rechazaba, los árbitros ingleses solicitaban
un aumento de sueldo a 2.500 pesos para renovar sus contratos, se iniciaba
la segunda edición de los Torneos Evita con 84 partidos en la Capital
Federal y en las calles todavía sonaba el eco de multitudes que
cantaban: Con Perón y con Evita, todo el mundo tiene guita...
Otros tiempos, otro fútbol y una incipiente televisión que,
aquel domingo de 1951, sembraría la semilla de un negocio que hoy
genera millones de pesos y pasiones.
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