Por Verónica
Abdala
A esta altura, El Eternauta
es mucho más que el nombre de una de las mejores historietas argentinas
(acaso la mejor), y sin dudas la más versionada: es sinónimo
de un auténtico mito. Desde su primera publicación, y a
lo largo de la que fue su accidentada historia, el comic creado por dos
maestros del género, Héctor Germán Oesterheld y Francisco
Solano López, cautivó a los lectores de dos o tres generaciones
sucesivas. A la distancia, se comprueba, además, que el primer
Eternauta fue un claro ejercicio de anticipación de lo que vendría,
una suerte de premonición dibujada que adelantaba lo peor. Lo que
pasó.
Creo que el hecho de que en los años 50 podamos haber previsto
de algún modo lo que le esperaba a la Argentina (por la dictadura
militar 1976-1983) fue un hecho inconsciente, de parte de los dos,
reflexiona Solano López, uno de los padres de la criatura. Héctor
era un antiperonista furioso, un liberal, con ideas socialistas, de izquierda...
Como también podía serlo yo, sin afiliarnos a ningún
partido, donde más o menos todo intelectual se sitúa, con
una visión popular y de justicia social. Y de comprensión
de los fenómenos históricos que obedecen a presiones de
los países más ricos. Que después Oesterheld haya
evolucionado hacia una militancia activa, guerrillera, o de apoyo a la
revolución, es un hecho que sorprendió hasta a su propia
esposa.
La historia del comic, y de sus muchas y diferentes versiones, es, precisamente,
la que el dibujante rememora en el libro En primera persona. 100% El Eternauta,
que acaba de publicar Ancares Editora. Y que se completa con material
inédito que seguramente sabrán valorar los seguidores del
personaje, Juan Salvo: ilustraciones, planchas y viñetas perdidas
desde 1957, bocetos nunca vistos, dibujos que no llegaron a ser publicados
y los que ilustraron buena parte de las versiones alternativas del comic.
Este es, también, el sentido homenaje de Solano López a
Oesterheld, secuestrado y desaparecido desde 1977, junto a sus cuatro
hijas (también militantes) y sus yernos. Y una reflexión
sobre el presente (Lo que yo veo en la Argentina de hoy, al margen
de esta cuestión, es que vivimos en un país fascista).
Aunque Solano López prefiere definirlo como el libro definitivo
del arte de El Eternauta y como el adelanto de la que postula como
la continuación genuina de aquella primera versión. La que
concretó junto a Pablo Pol Maiztegui a cargo
del guión y que tendrá, nuevamente, al mítico
Juan Salvo como protagonista. El Eternauta, el regreso ya se publicó
en Italia donde la historieta tiene lectores que compiten en fanatismo
con los argentinos y sus autores esperan verla muy pronto en las
librerías argentinas, en un diario, o en una revista.
Para mí dice López, ésta será
la segunda edición de la saga, a pesar de que ya se han publicado
cuatro libros. Porque El regreso engancha cada uno de los puntos que quedaron
sueltos o pendientes en la primera parte, publicada entre 1957 y 1959,
y los retoma para darle sentido a una nueva aventura. En esta nueva
aventura que, como era de esperar, se mantiene fiel a los tópicos
de la ciencia ficción, el país será invadido por
extraterrestres. Aunque esta vez, la metáfora no aludirá
a los militares argentinos sino a la influencia de las finanzas
internacionales en los países del Tercer Mundo, según
explica el mismo López. Es que la visión política
y social no pueden faltar; si estamos hablando de El Eternauta,
se justifica.
En su opinión, esta nueva versión supera a las anteriores,
entre otras varias razones, porque recupera su espíritu original.
Solano López recuerda especialmente la que publicó la revista
Skorpio a partir del 76, y la de 1981. En el primer caso, recuerda
el autor, se trató de un intento por reavivar el recuerdo
de lo que había sido la historieta, pero en pleno fragor de la
guerrilla y la represión. Para entonces, Oesterheld ya estaba metido
con los montos y se mandó una historieta guerrillera
como segunda parte. Yo llegué a hablar con la gente de la editorial
que lo llamaran para hablar, porque estaba haciendo una historia en que
se le veía la pata a la sota, se notaba mucho que era una ficción
revolucionaria, a pesar de que él me dijo que no se había
dado cuenta. El dibujante siguió adelante con el proyecto,
pese a no estar del todo de acuerdo con el rumbo que habían tomado
los acontecimientos. Ahora dice que lo que más le duele es que
las características del personaje original se hayan desfigurado
al punto de que ni él mismo lo reconoce como una continuación
del de la primera versión.
Cuando, en 1981, la misma editorial (Ediciones Record) lo convocó
para formar parte del tercer lanzamiento, él se resistió.
Aunque finalmente cedió ante la insistencia de los ideólogos
del proyecto. Me jodieron y me jodieron hasta que consiguieron que
les dibujara las cabecitas de los personajes, a los que otro, Oswald,
les dibujaría los cuerpos. El guión corría por cuenta
de un italiano, Alberto Ongaro. Recuerdo que dibujé cabecitas
ya en el exilio, en Madrid, adonde viajé acompañado por
mi hijo Gabriel. Los editores, entretanto, las fotocopiaban a muerte y
las enchufaban a lo largo de toda la historia.
Entre las versiones que califica como alternativas, incluye
la que, a mediados de los años 80, guionizó Sergio Kern.
Solano López estuvo a cargo de los dibujos del primer capítulo.
Y la que impulsó, a fines de los 90, el escritor y periodista Juan
Sasturain. (La vencida): Para ser justos, habría que decir
que era una linda historia, pero finalmente no prosperó.
Uno de los últimos intentos por recuperar al personaje se concretó
en 1997, año en que se cumplió el 40º aniversario de
la primera edición. Se llamó El mundo arrepentido,
y se publicó en la Argentina y en Italia. Los autores fueron el
mismo Solano López y Pablo Maiztegui. Ahora, esperan juntos que
el regreso de El Eternauta encuentre su espacio en el país, para
volver a regalarles a los amigos de Juan Salvo un puñado de aventuras
que estén a la altura de la leyenda.
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