Por
Ariel Greco
Cuando el derechazo de Leo Ramos en la última jugada del partido
rebotó en la parte interna del primer palo de Campagnuolo y cruzó
por delante del arco, pero por detrás del arquero, la sensación
que tuvieron los 45 mil fanáticos que coparon la cancha fue clara:
Ya está, este año no se nos escapa. Y razón,
parece, no les falta. En un partido muy chivo, Racing venció 1-0
a Chacarita, se sacó de encima a uno de los rivales más
complicados y logró mantener su diferencia con River. Es cierto
que no jugó bien, que recibió una manito del árbitro
Gabriel Brazenas y que se encontró con un gol cuando no lo merecía,
pero a partir de sus ganas logró justificar la victoria y cada
vez está más cerca de lograr el título. Por eso el
festejo interminable del final, cuando la impresión predominante
indicaba que para salir campeón era obligatorio ganar de esa manera.
A diferencia de otros equipos, Racing no necesita jugar bien para ganar.
Lo suyo se sustenta en la actitud. En el partido de ayer, su producción
futbolística fue inversamente proporcional al corazón que
pusieron sus jugadores. Así, cuando más nublado estaba el
panorama, cuando sus creadores no encontraban claridad, las ganas de los
muchachos de Merlo alcanzaron para tapar todos los inconvenientes. Por
eso no importó que se metiera excesivamente atrás y permitiera
que Chacarita lo acorralara contra su arco. Allí surgió
Loeschbor para despejar todos los centros que cayeron en su área.
Y el resto para colaborar con su esfuerzo.
A Racing le costó de arranque. El planteo de Chacarita le cerró
los caminos y hasta impresionó mejor. En el duelo de los volantes,
los visitantes sacaban ventaja. Ni Chatruc ni Barros Schelotto podían
quebrar la marca de Rosada, que cortaba todos los circuitos ofensivos
del rival. En cambio, Bastía no alcanzaba para contener la dinámica
de Rivero y la conducción de Moreno. Claro que ante el escaso peso
ofensivo, lo bueno que gestaba Chacarita moría en tres cuartos
de cancha. Por el contrario, Racing, con menos luces, se mostró
más peligroso.
Hasta que llegó la jugada clave que cambió el partido. En
el último segundo del primer tiempo, Chatruc fue a buscar una pelota
larga que de manera inexorable se iba por el fondo. En su carrera encontró
un adversario, provocó un contacto y Brazenas compró. Estévez
resolvió con clase, y Racing se llevó al vestuario un premio
excesivo. Ya el partido fue diferente. El conjunto de Merlo ya no necesitó
ir a buscar, por lo que contó con más espacio para resolver
de contra. Además, crecieron Bastía y Barros Schelotto,
por lo que la lucha en el medio fue más pareja. Del otro lado,
si bien dispuso de la pelota durante mucho tiempo, a Chacarita le faltó
imaginación para vulnerar el esquema defensivo que planteó
Racing.
En esa geografía, el puntero generó las mejores situaciones,
aunque Estévez dilapidó dos chances inmejorables al rematar
alto. Y como no aseguró el resultado, el sufrimiento recién
se cortó cuando Brazenas pitó el final. Unos segundos antes,
a más de uno se le debe haber parado el corazón con el tiro
libre de Ramos que rebotó en el palo. Claro que fue un condimento
especial para que el triunfo se disfrute más y para que ya se hable
de la suerte del campeón.
COINCIDENCIAS
Y MIMOS DE DOS TECNICOS
Mostaza
y Chiche, amigos
En
las declaraciones posteriores al partido de ayer coincidieron dos amigos,
los dos técnicos que se enfrentaron en la cancha: Chiche y Mostaza.
El entrenador de Racing dijo tras el encuentro ante Chacarita que si sus
dirigidos ganaron once de quince partidos, no fue por suerte,
al responder una pregunta por la última jugada del 1-0 frente a
Chacarita, en la que un poste privó del empate al equipo perdedor.
Por el lado de Sosa, no vaciló en aceptar el resultado a partir
de una lectura del partido que no fue muy distinta de la de su colega.
Los palos también juegan replicó clásicamente
Mostaza Merlo. Además, Racing ganó porque buscó
el triunfo. Del mismo modo, su colega de Chacarita, Osvaldo Sosa,
coincidió con su amigo Merlo al manifestar que a la victoria
de Racing no hay nada que objetarle. Si bien el predominio fue nuestro
en los primeros 35 minutos del partido, después nos faltó
el gol y la presencia que tuvo Racing. Ahí estuvo la diferencia,
apuntó Chiche.
Los dos directores técnicos también expresaron similares
conceptos al indicar que se imaginaban un partido tan complicado.
Palabras más, palabras menos, dijeron por separado, uno en cada
vestuario: Nos conocemos y sabemos cómo planificamos los
partidos, sin descuidar ningún detalle. Sosa pidió
no entrar en ninguna polémica por el penal que le terminó
dando la victoria a la Academia. Siempre nosotros vamos a decir
que no fue, y si el árbitro (Gabriel Brazenas) lo cobró,
fue porque lo habrá visto.
Finalmente, Sosa no se privó de un último gesto de amistad
hacia su compañero y amigo Merlo, y dijo que le gustaría
que Racing se consagre campeón. Y él, que en su larga
trayectoria ha sabido de triunfos y desengaños, quiso manifestar
un sentimiento que se ha hecho carne en muchos, racinguistas o no: Después
de tantos años a la espera de un título, se lo merecen.
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