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LOS DE BRINDISI SALIERON DEL FONDO; EL ROJO, UNA LAGRIMA
Huracán hizo dos goles de salida y se dedicó a esperar que terminara

A los dos minutos, con goles de Soto y Adippe, el local sacó ventajas definitivas. No hubo mucho para contar después. Descontó Forlán de penal.

Con un par de goles en los primeros 120 segundos del partido, Huracán derrotó a Independiente por 2 a 1. De esta manera, el equipo de Miguel Brindisi cumple con su objetivo, el de ganar para engordar su flaco promedio del descenso. Los tantos de Huracán fueron convertidos por Derlis Soto a los 20 segundos y por Karim Adippe a los 2 minutos. En tanto, el descuento del impreciso Independiente sucedió a los 43 minutos del complemento mediante Diego Forlán, de penal.
Huracán golpeó dos veces en apenas 2 minutos. Y fue decisivo. Primero a los 20 segundos. Un rechazo largo desde el medio que le cayó a los pies a Soto que remató cruzado y venció a Rocha. El segundo, casi a los 2 minutos: escapada de Buján por la izquierda, centro para que Adippe fusile a Rocha y decrete el 2 a 0.
Huracán fue una tromba en esa primera mitad. Independiente, un desastre. No tuvo ritmo ni marca y careció de precisión a la hora de los pases.
Apenas, en la visita, hubo un par de cabezazos como únicas y seudo peligrosas situaciones de gol: a los 21 Franco la mandó por arriba y a los 30 Ríos atrapó y frentazo de Montenegro. Eso fue todo por el lado del golpeado equipo de Trossero.
El local, por su parte, tranquilísimo por su ventaja, manejó los ritmos y, sin jugar en un gran nivel, fue el dueño de la pelota. De hecho tuvo dos chances importantes para estirar las diferencias. Así, a los 9 Rocha le tapó un mano a mano a Fernández y a los 27 otra vez el arquero evitó el gol al sacar al corner un cabezazo de Lobos. Se fueron a los vestuarios dejando la certeza de que todo debería cambiar mucho de parte del visitante para que el trámite se diera vuelta.
En el complemento –y como debía ser–, Independiente salió a llevarse por delante a Huracán, pero ese ímpetu apenas duró 10 minutos. Luego todo volvió a la normalidad del primer tiempo. Aunque el período complementario tuvo una circunstancia agravante: todas las llegadas de uno y otro equipo fueron apenas tibias, más insinuaciones de avance que ataques hechos y derechos.
Sólo a los 43, con el penal convertido por Forlán, se acallaron algunos de los gritos de los hinchas de Independiente que les pedían la camiseta a los jugadores para entrar ellos a la cancha. Por el lado de Huracán hubouna lógica conformidad con el resultado, alegría por la tarea del primer tiempo y cierta preocupación por lo que ocurrió en el segundo, cuando no pudo mantener ni la presión ni el rendimiento de los primeros explosivos minutos.
Lo cierto es que a Huracán e Independiente no les sobra nada, y sus hinchas lo saben. El clásico de ayer –pese al arranque explosivo– no modificó nada, más allá de la tristeza embroncada de los rojos y la celebración cautelosa de los del Globo.

 

 

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