Por
Eduardo Videla
Casi
tres siglos de historia porteña, enterrada bajo el patio del Cabildo
de Buenos Aires, están saliendo a la luz en estos días,
a raíz de los trabajos de investigación que un grupo de
arqueólogos realiza en ese lugar, mientras una empresa constructora
realiza obras de restauración en el edificio y en el predio que
lo circunda. El centro de interés está en tres túneles
que atraviesan el patio y convergen en un pozo de dos metros de diámetro,
con bóveda de ladrillo. El sistema de túneles podría
ser una extensión de la red construida por los jesuitas en el siglo
XVIII, que conectaba los edificios más importantes de la ciudad,
con el objetivo de defensa ante un posible ataque extranjero, dijo
Página/12 el arqueólogo Jorge Schavelzon, que dirige los
trabajos de preservación. El proyecto de los investigadores es
construir y una entrada y una estructura de hormigón, para
que los túneles no se terminen de derrumbar y, en un futuro, el
lugar pueda ser visitado.
Los túneles tuvieron una altura de 1,30 metros y 60 centímetros
de ancho, pero los derrumbes de tierra redujeron su altura a 60 centímetros.
Su construcción data del siglo XVIII y habrían formado parte
de la misma red que hoy puede verse en la Manzana de las Luces. El pozo,
en cambio, fue realizado un siglo después, probablemente
con destino de pozo ciego, para desechos cloacales, explicó
Schavelzon. Otro pozo similar fue hallado esta semana en el sector sur
del patio, pero todavía no se sabe si hay túneles conectados.
La remodelación del Cabildo está a cargo de la empresa Interobras,
contratada por la Dirección Nacional de Arquitectura (DNA). Se
trata de la primera vez en la ciudad que una constructora le asigna a
un arqueólogo el seguimiento de los trabajos que realiza. Sólo
existen antecedentes similares en la construcción de la Autopista
Buenos Aires-La Plata y de un gasoducto en la provincia de Salta,
dijo a este diario el arqueólogo Xavier Perusich, que trabaja en
el proyecto.
La presencia de los especialistas no está motivada sólo
en un interés científico: la empresa quiere prevenir, además,
que sus obreros sufran un accidente, pues en el sector sur del patio hay
pozos de aljibe y cisternas, descubiertas por Schavelzon durante una anterior
excavación, en 1991. Estos pozos estaban debajo de cuatro antiguas
casas, demolidas en el año 1978, cuya construcción data
de mediados del siglo XIX, cuando la calle Hipólito Yrigoyen se
llamaba Victoria. En esas excavaciones, Schavelzon encontró tejas,
piezas de cerámica indígena, mayólicas, lozas importadas
y vidrio de botellas. Todos materiales de principios del siglo XIX.
En el subsuelo del Cabildo podrían encontrarse los vestigios más
genuinos de la época colonial de ese predio: por las distintas
intervenciones realizadas, el actual edificio es prácticamente
una reconstrucción a imagen y semejanza de aquel donde transcurrieron
los hechos históricos de 1810. En efecto, en 1879, el arquitecto
francés Pedro Benoit el mismo que diseñó la
ciudad de La Plata convirtió la construcción colonial
en una mucho más ornamentada y adaptada al estilo de la Generación
del 80. En 1889, con la apertura de la Avenida de Mayo, el edificio perdió
la torre y las galerías del ala norte, y quedó convertido
en una casa chorizo. La última remodelación,
que le dio el aspecto actual, la realizó en 1960 por el arquitecto
Alejandro Bustillo.
Las sucesivas obras se preocuparon por el edificio, pero destruyeron
toda la red de túneles, observó Perusich. El proyecto
para preservar los lugares descubiertos ya fue aprobado por la DNA, pero
aún no cuenta con partida presupuestaria.
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