Por
Roque Casciero
Es
poco usual ver una serie como Queer as folk en los canales
de cable de la Argentina. Y no
porque el tema sea la homosexualidad, sino por el tratamiento que tiene.
Mientras la mayoría de los programas que incluyen algún
personaje gay son comedias muy propensas a la caricatura, esta serie británica
(que I-Sat estrena hoy a las 23) se mete en las relaciones amorosas y
de las otras en el mundo homosexual de la populosa ciudad inglesa de Manchester.
A quienes ya conocían la exitosa versión norteamericana
(que emite HBO), la original les resultará aún más
interesante, aunque seguramente saltarán algunos puristas a poner
el grito en el cielo por las fuertes escenas de sexo que contiene. Sin
embargo, lo más atrayente de Queer as folk se encuentra
en los conflictos de los tres protagonistas, ideados por el escritor Russell
T. Davis y puestos en escena por el director Charles McDougal. Este prestigio
convirtió a la serie en la más solicitada por señales
de otros países en la historia del Channel 4 de la BBC. Otra muestra
de sobriedad e inteligencia: pese al éxito obtenido, Queer
as folk sólo estuvo en el aire durante dos temporadas. Los
productores decidieron, con buen tino, no estirar la trama sin sentido.
Los roles quedan bien definidos en el capítulo inicial de Queer
as folk: Stuart Jones (encarnado por Aidan Gillen) es rico, arrogante,
tiene una sonrisa ganadora y vive a mil por hora, entregado vorazmente
a sus levantes y a las drogas; su amigo Vince Tyler (Craig Kelly), que
siempre ha estado enamorado de él en secreto, da muestras de su
inseguridad al moverse como un satélite alrededor de Stuart; cuando
en la vida de éste aparece Nathan Maloney (Charlie Hunnan), nada
indica que la relación vaya a pasar del sexo de ocasión,
pero en poco tiempo Jones se engancha con el quinceañero. Para
colmo, el personaje de Gillen recibe la noticia de que ha nacido el hijo
engendrado con su semen donado a una amiga lesbiana, justo cuando estaba
en la cama con Nathan por primera vez. Es decir, una novedad inoportuna.
Junto con el estreno de Queer as folk, la señal de
cable I Sat decidió incluir en su programación los capítulos
de The kids in the hall (los sábados y domingos a la
medianoche), en los que los cinco comediantes canadienses agrupados bajo
ese nombre arman sketches donde brilla el absurdo. En The kids...,
las situaciones más delirantes son tratadas como algo perfectamente
normal. Por ejemplo, a nadie le llama la atención que haya una
suerte de vengador anónimo encapuchado que amenaza a sus rivales...
en un torneo de squash. The kids in the hall ya pudo verse
hace años en la pantalla chica argentina y muchos sostienen que
algunos de sus códigos y seguramente su particular estilo influyeron
tangencialmente en el espíritu de logrados programas locales como
Cha Cha Cha y Todo por 2$.
Dave Foley, Bruce McCullock, Kevin McDonald, Mark McKinney y Scott Thompson
se agruparon bajo el nombre de The Kids in the may en 1984 y cinco años
después lograron tener su propio programa de tevé, que logró
mantenerse en el aire durante seis temporadas. Originalmente, en la troupe
canadiense había mujeres, pero siempre se iban en busca de otros
proyectos, así que los muchachos decidieron encarnar ellos mismos
a los personajes femeninos. El éxito que tuvieron los llevó
a protagonizar una película, Brian Candy, y a volver a juntarse
el año pasado para una gira por Estados Unidos.
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