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UNA ENTREVISTA CON EL REPRESENTANTE DE NACIONES UNIDAS
Negocian qué será de los afganos

Después de la llegada de unidades británicas de elite al aeropuerto de Bagram y mientras siguen los aprontes militares de varios países, la ONU negocia un esquema de poder compartido entre las etnias y tribus afganas. Aquí su representante explica cómo será.

Por James Meek
Desde Kabul

Según las declaraciones de ayer de un negociador de la ONU, el primer paso de un camino que ya lleva tres años para elegir un nuevo y estable gobierno para Afganistán puede darse tan pronto como en una semana, cuando tenga lugar una reunión largamente esperada entre los líderes de la Alianza del Norte y representantes del ex rey afgano en un lugar neutral, lejos de Afganistán. En una entrevista con este diario en el edificio de la ONU en Kabul, el segundo del representante especial de las Naciones Unidas para Afganistán, Francesc Vendrell, se mostró optimista y dijo que la Alianza –que ahora tiene el control sobre la capital– iba a cooperar. “Quisiera arreglar el encuentro lo antes posible. Si pudiera ser en una semana o diez días, sería excelente”, declaró. Vendrell, el primer diplomático extranjero que llega a Kabul desde la caída talibán, explicó en detalle cómo será el plan de la ONU para Afganistán.
El primer paso será un encuentro lejos del país, que incluirá, además de la Alianza del Norte y los asesores del ex rey afgano, a representantes de otros grupos afganos. En este o en otro posible segundo encuentro, las partes podrían acordar la constitución de lo que Vendrell llamó “un consejo provisional de gobierno”. Declaró que la soberanía de Afganistán será devuelta, y que este consejo se instalará en Kabul con asistencia de la ONU y apoyado, si es necesario, por “una fuerza internacional de seguridad, que de hecho ya comenzó a llegar aquí”. Vendrell se refería a la llegada de las tropas británicas en la base aérea de Bagram, al norte de Kabul. Señaló que, después de la charla que tuvo con el canciller de la Alianza, Abdulá Abdulá, se inclina por pensar que la aparente hostilidad de los antitalibanes hacia estos soldados fue producto de un malentendido.
En un término fijado en algunos meses, se espera que este consejo provisional siente las bases para convocar a una Loya Jirga, una asamblea de los líderes tribales, étnicos y regionales. La Loya Jirga, que se reunirá bajo la supervisión de la ONU, elegirá un gobierno y un jefe de Estado interino que refleje la variada composición étnica de Afganistán. Este gobierno interino duraría aproximadamente dos años, según Vendrell. Una de sus principales tareas, posiblemente con ayuda de la ONU, será realizar un censo nacional y preparar un padrón electoral. Al mismo tiempo, el gobierno o el comité de la Loya Jirga elaborará una Constitución para Afganistán. Cuando ésta sea aprobada, tendrán lugar las elecciones generales.
“Estamos hablando de que habrá elecciones en unos tres años”, aseguró Vendrell. “Lo que queremos asegurarnos, especialmente después de las elecciones, es de que el nuevo gobierno de Afganistán tenga legitimidad interna, que es lo que en definitiva quieren los afganos, cuyo derecho a decidir su futuro les fue quitado hace 30 años. Si no hay legitimidad interna, habrá constantes ataques a ese gobierno por otras fuerzas afganas, y esto facilitará la intervención extranjera.” Vendrell dijo que su tarea no es negociar los términos de la llegada de las tropas extranjeras, ya que éstas no son una fuerza internacional de paz sino miembros de una fuerza autorizada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Aclaró que son los países individuales que participan de la ofensiva los que tienen que hacer sus propios acuerdos con los comandantes de la Alianza del Norte. “Tengo la sensación de que algunos elementos de estas fuerzas estarán aquí pronto. Me parece que esto ya ha sido discutido con representantes de los gobiernos que enviaron estas fuerzas.” Dijo que las fuerzas debían ser moderadas.
Preguntado sobre si creía que la Alianza del Norte está realmente preparada para compartir el poder luego de semejante toma triunfal de Kabul, Vendrell respondió aludiendo a la guerra civil que en 10 años mató a 500.000 personas sólo en la ciudad, mientras el presidente era Burhanuddin Rabbani. “Debo creer que esto significa que hay que empezar de nuevo. Debo creer que nadie quiere repetir lo que pasó en los ‘90.” Agregó que la recompensa que tendrá la Alianza y todo el país en caso de que colaboren será considerable. “Una de las razones por la que soy optimista esta vez es que no sólo hemos aprendido de las experiencias pasadas, sino también que la comunidad internacional ahora se ha comprometido totalmente para reconstruir la ciudad”, dijo. “Esto ocurrirá pronto, porque si este país tarda mucho en decidir cómo será su futuro político, los países donantes comenzarán a perder interés en Afganistán. Ahora están listos y desean reconstruir el país. Por otra parte, hay mucho para ganar en este proceso.”
De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.


UNOS QUIEREN CEDER; OTROS, SEGUIR
La interna talibana

Por Jonatran Steele
Desde Quetta, Pakistán

El mullah Omar, líder supremo de los talibanes, se encontraba ayer todavía en control de su ciudad-base de Kandahar en el sureste de Afganistán, cinco días después de la caída de la capital Kabul. Se dice que en su entorno hay discusiones sobre si su movimiento puede llegar a un acuerdo para compartir el poder con otros líderes tribales y políticos pashtunes, después de haber perdido el control del gobierno y de gran parte del país. “Algunos extremistas talibanes cercanos a los voluntarios árabes (entre lo que queda de las fuerzas de combate talibanas) quieren seguir con su Jihad (o guerra santa). Otros están hartos y quieren negociar”, afirmó a este diario Ahmed Karzai, un prominente partidario pashtún del ex rey afgano Zahir Shah.
El hermano de Karzai, Hamid, había estado en Afganistán por varias semanas tratando de levantar un movimiento opositor a los talibanes, y acababa de tomar el control de Oruzgan, la provincia al norte de Kandahar. “Hablé hoy con mi hermano por teléfono satelital, y él se encuentra en el palacio del gobernador en Tarin Kowt, la capital de la provincia”, dijo Ahmed Karzai. El retrato de un grupo talibán dividido fue reforzado por un portavoz de Abdul Khalik, uno de los representantes del ex rey, quien dijo que el comandante talibán de la ciudad estaba a favor de un acuerdo, pero que sus subordinados más jóvenes querían seguir combatiendo. El portavoz dijo que los oponentes de los talibanes habían fijado un ultimátum de 24 horas que terminaría esta noche para que el grupo del mullah Omar decida si quiere llegar a un acuerdo. En caso contrario, la lucha por Kandahar volvería a ponerse en marcha.
El mullah Abdul Salam Zaeef, embajador talibán en Pakistán, viajó de Kandahar a Quetta en Pakistán el sábado después de mantener consultas con sus jefes. Zaeef dijo que los talibanes estaban dispuestos a dialogar con los notables pasthunes que habían estado en contacto con ellos, tales como Hamid Karzai y Gul Agha, quien fue el gobernador de Kandahar durante el último período de control de la Alianza del Norte allí, entre 1992 y 1994. “Les hemos dicho que, si ellos no están con Estados Unidos y la Alianza del Norte, pueden venir a Kandahar y que estamos preparados para negociar con ellos. Pero si quieren atacar a los talibanes, los talibanes van a contraatacar”, afirmó.
El cuadro que está emergiendo es que Kandahar mantiene un cese del fuego mientras se mantienen furiosas discusiones entre líderes tribales de la población pashtuna, la mayoritaria en Afganistán. El tema principal es si hay que dejar que los talibanes mantengan algún poder dentro de un gobierno de coalición en Kandahar. Si así fuera, los talibanes podrían reclamar una posición en un gobierno nacional. Pakistán probablemente favorecería esta alternativa, aunque su influencia en los acontecimientos en Afganistán ha caído masivamente en las semanas recientes. Un segundo tema de discusión es si los líderes talibanes van a obtener una vía segura de escape si tienen que abandonar Kandahar.

 

 

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