Por Maximiliano Montenegro
Domingo
Cavallo reconoció ayer que no podrá cumplir con el déficit
cero en el último trimestre del año, porque los intereses
a pagar en ese período son demasiado elevados. Pero redobló
la apuesta: dijo que en el Presupuesto 2002 sí habrá que
manejarse con déficit cero y que esto demandará sacrificios,
pero que los argentinos estamos dispuestos a hacer para volver a crecer,
interpretó. Así, anunció que en dicho presupuesto
habrá recortes de gastos adicionales por 3800 millones de dólares.
El bache fiscal hasta fin de año se cubrirá con los desembolsos
de los organismos internacionales, siempre que la misión del FMI,
que arribará el próximo lunes a Buenos Aires, apruebe las
cuentas del Gobierno que, como se dijo, mostrarán el incumplimiento
de la regla acordada con el Fondo. Cavallo confía en que los funcionarios
del Fondo no sembrarán más piedras en el camino, aunque
admitió que es natural que tengan sus dudas y que no
podemos más que tenerles paciencia. El ministro también
confía en que la operación de reestructuración de
la deuda, puesta en marcha ayer, será exitosa, y que permitirá
reducir los intereses a pagar por la Nación y las provincias en
5000 millones de dólares el año próximo. Está
convencido, porque las alternativas son peores para todos. La alternativa
es Rusia y Ecuador, que devaluaron e interrumpieron sus pagos, recordó.
Todo eso al cabo de un día en el que el riesgo país rozó
los 3000 puntos.
Aterrizó por la mañana en Ezeiza, procedente de Ottawa,
Canadá, donde, en el marco de la asamblea anual conjunta del Fondo
Monetario y el Banco Mundial, se reunió con el secretario del Tesoro
norteamericano, el presidente de la Reserva Federal y el titular del FMI.
En todos esos encuentros cosechó solidaridad y respaldo político.
Pero, por tercera vez consecutiva, en menos de un mes, regresó
del Norte con las valijas vacías de dólares. Peor aún,
ni siquiera logró que las autoridades del Fondo precisaran una
fecha para un desembolso de 1260 millones de dólares, previsto
para diciembre si el gobierno cumplía la meta de déficit
cero. Tales fondos son imprescindibles para enfrentar los abultados vencimientos
de intereses de la deuda de fines de noviembre y diciembre, porque pese
al impresionante ajuste de gastos que se realizó hasta ahora, el
derrumbe de la recaudación no permitirá abonar la factura
con los acreedores sin la asistencia de Washington.
Hacia el mediodía era evidente que el riesgo país rompería
uno de esos récord impactantes en la opinión pública,
esta vez, llegando a la meta de los 3000. Entonces, el ministro ya tenía
planeado convocar a los principales representantes del sistema financiero
local al auditorio del Banco Nación para anunciar la largada del
canje de deuda: les quiero pedir comprensión y participación
a la comunidad financiera local, los exhortó después
(ver aparte). Pero también decidió blanquear los números
fiscales del resto del año, que hasta ahora eran manejados con
la mayor reserva en el Palacio de Hacienda.
Antes que nada, aclaró que acababa de recibir la confirmación
del presidente de la Nación de que la misión del Fondo va
a estar aquí a partir de la primera hora del lunes. Nunca
hasta ayer, la llegada de una misión técnica del FMI para
revisar las metas fiscales había requerido de la confirmación
de un presidente. Más aún, allá por fines de marzo,
a poco de asumir, Cavallo se dio el lujo de ningunear a los enviados del
Fondo, que había llegado también para monitorear las cuentas
fiscales, al decir en una conferencia de prensa que desconocía
si efectivamente estaban en el país, alegando que de esos temas
se ocupaban sus subalternos.
El cambio de actitud demuestra que para el gobierno los desembolsos pendientes
hasta fin de año del FMI, el Banco Mundial y el BID, son cruciales
para llegar al verano. Sin embargo, ayer los escépticos se multiplicaban.
Sin desembolsos del Fondo no llega a Navidad, con el desembolso,
por ahí tira hasta fines de enero. No hay mucha diferencia,
comentó a este diario el analista de un banco líder. Después,
Cavallo distribuyó un cuadro resumen, con las cifras del sector
público para este año y el próximo. Este año
el déficit será de 7800 millones, aunque puede ser un poco
menor por el canje, blanqueó. Esto significa que no sólo
no se cumplió en déficit cero en octubre, sino que tampoco
se alcanzará en noviembre y diciembre. En consecuencia, el déficit
anual será unos 1500 millones superior a lo acordado con el FMI,
aunque en Economía esperan que el ahorro de intereses del canje
achique esa diferencia a unos 800 o 900 millones.
Nadie podía esperar que en el trimestre octubre-diciembre,
con factura de intereses superiores en 1000 millones al promedio mensual,
íbamos a tener déficit cero. Esta es un concepto de que
debe seguirse como mínimo sobre una base anual, sorprendió
el ministro.
Cavallo había revelado esos mismos datos el fin de semana a los
funcionarios del Fondo con quienes se entrevistó. Y fueron motivo
suficiente para que los técnicos del organismo desaconsejaran apurar
los trámites para Argentina.
Un integrante del equipo económico comentó a este diario
que ya no quedaba demasiado margen para seguir ocultando esa información.
Porque también eran requeridos por los principales bancos de inversión
que participarán del canje de deuda. El interés de los acreedores
por las cuentas fiscales es obvio: necesitan saber cuánta plata
queda en las arcas públicas para poder cobrar.
Sea como fuere, ahora la apuesta del ministro es demostrarle a los acreedores
que el Gobierno está haciendo un ajuste nunca visto en la historia
argentina y que calará la cuchilla mucho más profundo todavía
el año venidero. Según las cuentas del ministro, los gastos
del sector público se redujeron en 3000 millones entre 1999 y este
año. En tanto que planea podarlos otros 3800 millones en el Presupuesto
2002.
Para ello, anunció la extensión durante todo el año
próximo del recorte del 13 por ciento para salarios y jubilaciones;
la quita del mismo monto a las transferencias por coparticipación
a las provincias; y otros recortes previstos en el presupuesto que
demandarán sacrificios.
Aún así, sólo se podría alcanzar el déficit
cero el año próximo si conseguimos una baja en la
factura de los intereses, admitió Cavallo, que espera que
el descuento para la Nación llegue a los 3700 millones de dólares.
Para disipar las dudas de la conveniencia de aceptar la propuesta para
los acreedores, volvió a correrlos con la vaina: la alternativa
es Rusia, Ecuador y Turquía, que devaluaron la moneda y, en los
dos primeros casos, interrumpieron sus pagos, imponiendo a los acreedores
y sus pueblos grandes sacrificios, aseguró.
USARIAN
LOS DOLARES DEL CENTRAL PARA TAPAR EL DEFICIT
Ahora
vienen por las reservas
Domingo
Cavallo anunció que en lo que queda del año se acabó
el déficit cero. El problema, frente a la ausencia de financiamiento,
es como se cubrirá el nuevo rojo. En Economía esperan
que sea con la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI). Sin
embargo, los economistas consultados por Página/12 coinciden
en que lo más probable es que se continúen usando
reservas del Banco Central para cumplir con los vencimientos de
deuda. Una opción peligrosa que podría agravar la
delicada situación de los depósitos.
Ricardo Fuente, economista de la consultora Ecolatina, consideró
que si bien la opción de recurrir a las reservas para cumplir
con los compromisos externos es arriesgada, el Gobierno todavía
tiene un considerable margen, pues la convertibilidad establece
que estas deben cubrir alrededor del 70 por ciento de la base monetaria,
que hoy está en torno a los 11 mil millones. La alternativa
entonces es utilizar las reservas como puente hasta que llegue el
dinero del Fondo. Fuente destacó que en el actual contexto
las alternativas no son muchas: o recurrir a las reservas o posponer
pagos de deuda con todo lo que ello acarrea. El problema que
se presenta es que, si se continúa en esta línea
de no enviar partidas presupuestarias en diciembre pueden presentarse
dificultades en el financiamiento del Estado, consideró.
La falta de recursos se agravaría no sólo por el pago
de deuda, sino también por la caída de la recaudación.
Para el economista de Ecolatina, el déficit cero es consistente
con la Convertibilidad, pero en un escenario de crecimiento. Debió
haberse aplicado en el 95, ahora es tarde, concluyó.
Para el economista de la CTA Claudio Lozano, la negativa del FMI
a aportar recursos vuelve más plausible la posibilidad
de un desmadre. Sin embargo, si los recursos viniesen, solo
brindarían oxígeno temporal.
El problema es que Cavallo explicitó el default, es
decir demostró que Argentina no puede pagar la deuda en las
condiciones actuales, pero sin instrumentarlo, porque sigue pagando.
Que el déficit cero provoque recesión es algo que
no preocupa a los sectores dominantes, destacó.
La caída de la actividad es una manera de modificar
los precios relativos, es decir, de devaluar sin devaluar,
pues permite bajar el costo de la manode obra y restringe las exportaciones.
Por otra parte el déficit cero compulsivo también
lleva al desmantelamiento del Estado residual. Entonces, la
actual situación desnuda que lo que está en
juego es el mecanismo de devaluación: u ordenadamente por
medio de la recesión o desordenadamente con una fuga de depósitos,
explicó. Ambos casos significan dolarización
y caída de ingresos para los sectores populares. En
tal contexto el problema sería con los acreedores del exterior,
a quienes antes que la magnitud de la deuda les interesa la
capacidad del país de mantener un balance de divisas positivo,
algo que una dolarización difícilmente garantizaría.
En todo caso, ninguna de las medidas de Cavallo ataca los tres principales
problemas de la Argentina la pulverización del mercado
interno, la estructura de ganancias relativas que beneficia privatizadas
y bancos por sobre los sectores productivos y la imposibilidad de
crecer sin endeudarse, concluyó.
Para el economista Eric Calcagno, da lo mismo que venga
o no dinero del Fondo. Ganar tiempo no es lo principal. ¿Acaso
no se iba a ganar tiempo con el blindaje, el megacanje y el déficit
cero?, se preguntó. Es necesario darse cuenta que el
FMI apoya cuando los problemas son de liquidez, no de insolvencia,
como le ocurre a la Argentina. Pero la actitud del gobierno
es negar la realidad. Esto no es default, no hay emisión,
esto no es una crisis, esto es un plan, repite. Ahora la clave
es la reestructuración de la deuda, pero por más
que se reestructure, su pago sigue siendo inviable. En este
contexto, es necesario hacerse urgente algunas preguntas básicas.
¿Que se piensa hacer cuando las reservas lleguen al
mismo nivel del circulante? ¿Por qué esperar a que
las reservas se licuen?, planteo Calcagno. Aquí
el problema estructural es la convertibilidad, concluyó.
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�Quiero
pedirle comprensión y participación al sector financiero�
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Se
puso en marcha el tramo local del canje de deuda. �Cualquier acreedor
sabe que un interés del 7 por ciento en un país que crece puede ser
pagado. En cambio, intereses del 12, 15 o del 20 por ciento son un
camino a la ruina, en el que todos pierden�, dijo Cavallo. Pero los
bancos todavía se resisten a bajar a ese nivel la tasa de los préstamos
a las provincias. |
Por
Claudio Zlotnik
Quiero
pedirle comprensión y participación al sector financiero
local. Porque esa confianza de la comunidad argentina nos permitirá
ganar la confianza en el mundo. Domingo Cavallo cerró con
esa frase su alocución de casi una hora frente a los financistas
que presenciaron el lanzamiento del canje local de la deuda. El ministro
apeló al corazón de los banqueros. Pero al igual que lo
ocurrido con Juan Carlos Pugliese en la época de la hiperinflación,
los financistas demuestran que las emociones no cuentan a la hora de los
negocios. Según pudo saber Página/12, los principales bancos
de la plaza financiera son renuentes a abaratar al 7 por ciento anual
los costos de la deuda de las provincias, tal como les prometió
Cavallo a los gobernadores. En cambio, las entidades financieras no pondrán
reparos y canjearán los títulos públicos que tienen
en sus carteras por préstamos garantizados por la recaudación.
En este caso, en la city creen que la operación oscilará
entre 30 y 35 mil millones de dólares. Frente a la incertidumbre
que rodea la reestructuración de la deuda y la especulación
de los inversores de que, finalmente, al ministro no le quedará
otra alternativa que declarar la cesación de pagos, el riesgo país
rozó los 3000 puntos. Cerró en el record de 2964, aunque
a media tarde había tocado los 2991 puntos.
A pesar de que el Ministerio de Economía mandó a imprimir
un bloc con las principales características del canje de la deuda
de las provincias, lo cierto es que todavía no hay acuerdo para
que los bancos reestructuren los pasivos de los distritos del interior.
En la actualidad, los préstamos bancarios a las provincias alcanzan
a unos 9800 millones de dólares y la tasa de interés promedio
trepa al 24 por ciento anual. Cavallo quiere que ese costo caída
a un máximo del 7 por ciento, y así lo dio a conocer ayer
durante el lanzamiento oficial de la operación. Pero las entidades
financieras proponen atar el costo del financiamiento al rendimiento de
los depósitos. Es decir, a lo que les cuesta obtener el dinero
que luego prestan a las provincias. Como referencia, los banqueros apuntan
que la tasa de interés pasiva promedio de los depósitos
en dólares se encuentra en el 16 por ciento anual. Todavía
hay tiempo para negociar: la recepción de ofertas cierra el viernes
30.
El cortocircuito entre los principales bancos con Cavallo en torno a la
reestructuración de la deuda de las provincias pone en una situación
crítica el último acuerdo rubricado entre los gobernadores
y el Ejecutivo: los mandatarios aceptaron una quita del 13 por ciento
en la masa de dinero de la coparticipación impositiva a cambio
de un abaratamiento de sus deudas. Pero el ministro no está dispuesto
a dejar caer los acuerdos. Una alta fuente del Palacio de Hacienda dijo
a Página/12 que el ministro sugerirá a Roque
Maccarone, presidente del Banco Central, imponer castigos a los bancos
que se resistan al canje con las provincias. Concretamente, el BC le impondría
mayores requisitos, de manera de generarles fuertes costos económicos,
a las entidades financieras que rechacen el plan. Algo parecido a lo insinuado
con el canje de títulos públicos: a los bancos que no se
plieguen, el Central los obligará a computar los viejos
bonos a valor de mercado, lo que produciría un fuerte impacto negativo
en sus balances ya que esos títulos tienen precios de liquidación.
La primera pelea de Cavallo con los banqueros ocurrió hace un par
de semanas, al momento de anunciarse el tramo local del canje. La puja
se acalló recién cuando el ministro accedió a tomar
medidas favorables a los bancos, como el hecho de que las utilidades contables
que dejaría el trueque estaría exento del impuesto a las
Ganancias. La nueva pulseada volvió a enojar a los banqueros. De
hecho, a excepción de Emilio Cárdenas, ningún peso
pesado se hizo presente ayer en el auditorio del Banco Nación.
En su discurso, el ministro dio detalles de los beneficios que dejaría
el canje local. Y desmintió que haya desventajas para los inversores
del exterior. Según Cavallo, el ahorro por la operación
ascenderá a 3700millones de dólares el próximo año.
Que se elevaría a 5000 millones en caso de que también sea
exitoso el trueque con las provincias. Cualquier acreedor sabe que
un interés del 7 por ciento en un país que crece puede ser
pagado. En cambio, intereses del 12, 15 o del 20 por ciento son un camino
a la ruina. Un camino en el que todos pierden: acreedores y deudores,
intentó convencer el titular de Hacienda. Si todo sale bien, en
el 2002 la Nación erogará 7000 millones en intereses de
la deuda, contra 10.687 millones abonados este año.
La Fase 1 del canje, en donde se presentarán las AFJP,
los bancos y las compañías de seguro, finalizará
el próximo viernes. Los minoristas tendrán una semana adicional.
Según se estableció, ellos también recibirán
un préstamo garantizado al 7 por ciento, y que podrán transferir
mediante una escritura de compraventa. Esperamos una amplia participación,
señaló Cavallo. En varias consultoras de la city estiman
que la operación alcanzará a entre 30 y 35.000 millones,
prácticamente la totalidad de los bonos elegibles que están
en poder de bancos, AFJP y aseguradoras. Los fondos comunes quedarían
exceptuados de la operación.
Riesgo
al filo de los 3000
Como
consecuencia de una caída promedio del 4,5 por ciento en
los títulos públicos, el riesgo país cerró
en el nuevo record de 2964 puntos; 200 por encima del cierre del
viernes. Por su parte, las acciones retrocedieron 1,2 por ciento.
Los depósitos, en tanto, volvieron a caer. El jueves (último
dato disponible), las colocaciones totales cayeron en 24 millones,
mientras que los plazos fijos perdieron 86 millones. En el caso
de los plazos fijos de empresas y particulares, la huida fue menor:
55 millones. El directivo de un banco líder adelantó
que ayer fue muy fuerte la fuga de depósitos. A condición
de no revelar su nombre, el banquero señaló a este
diario que los ahorristas prefirieron sacar el dinero a pesar
de que se les ofrecía una tasa del 20 por ciento anual.
La misma fuente relató que ayer fue un día muy complicado
en el terreno financiero. Hubo bancos que cortaron las operaciones
con descubierto, aun cuando se tratara de grandes empresas. La
cadena de pagos está totalmente quebrada, señaló
el ejecutivo a Página/12. En este contexto, la tasa interbancaria
se situó en el 50 por ciento anual, un nivel similar al mostrado
la semana pasada.
Sin garantías internacionales para llevar a cabo el canje
global, los financistas creen que la Argentina se declarará
en default. Y que el escenario más probable incluye una quita
de capital de los títulos de entre 30 y 40 por ciento. La
caída en picada de los bonos se da en el marco de esa especulación.
El Global 2008, el bono más importante, cayó 4,4 por
ciento, a 33,5 dólares.
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