Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


BANQUEROS Y PRIVATIZADAS VERSUS INDUSTRIALES Y CONSTRUCTORES
Peleas en el seno del poder económico

El Grupo Productivo, que integran la Cámara de la Construcción y la UIA, se distancia de bancos, privatizadas y grandes comerciantes.

Por Cledis Candelaresi

Eduardo Baglieto, por la Camára Argentina de la Construcción, e Ignacio de Mendiguren, como titular de la Unión Industrial Argentina, bosquejarán hoy públicamente sus propuestas para superar el colapso económico, sobre la base de resucitar la inversión pública y el mercado interno. Los constructores, con un tono no belicoso. Los industriales, con más osadía y reclamando, incluso, impuestos extraordinarios para quienes más se enriquecieron en la última década. Más allá de las diferencias de matices, la estrategia deja al Grupo Productivo –que integran UIA y CAC– irremediablemente distanciado de banqueros, privatizadas y grandes comerciantes, que siguen reclamando un mayor ajuste fiscal como camino para conjurar la crisis.
“Hay que agrandar la torta y después redistribuir”, comentaba ayer a Página/12 Aldo Roggio, marcando cierta diferencia de criterio con el mandamás de la UIA. De Mendiguren ya anticipó lo que podría resultar la consigna más marketinera de la propuesta que comenzará a detallar a las 17 en Parque Norte, durante la primera jornada de la conferencia anual: hay que modificar la redistribución del ingreso para darle capacidad de consumo a los grandes sectores marginados de la economía.
Pero la verdadera fractura del bloque empresario no se da entre la CAC y la UIA que, aunque con estilos diferentes, batallan en el mismo bando patronal. La divisoria quedó claramente trazada este fin de semana entre el Grupo Productivo –que también integran Confederaciones Rurales Argentinas y al que adhiere la Federación Agraria– y las entidades de servicios, las más beneficiadas con el modelo económico y, al mismo tiempo, las que más predican a favor de un mayor esfuerzo fiscal.
La Asociación de Bancos, la Cámara Argentina de Comercio, la Sociedad Rural Argentina, y el Consejo Empresario Argentino, entre otras entidades, reclamaron al Gobierno no apartarse del déficit cero y realizar un recorte del gasto público, en particular las “remuneraciones de privilegio”. Pero el planteo omitió medidas para reavivar la producción y el consumo, puntos que otros sectores empresarios consideran clave.
La CAC y la UIA, consultadas a última hora, no quisieron sumar su firma a una propuesta que consideraban sesgada y, además, formulada por quienes identifican como responsables de gran parte de sus propios males. “Con esta tasa de interés es imposible cualquier plan de infraestructura”, se lamentaba ayer ante este diario el constructor Gregorio Chodos. “Vamos a demostrar que en los últimos diez años la ganancia promedio entre las privatizadas y el resto de la economía fue de 5 a 1”, amenaza De Mendiguren.
El alto costo del crédito y de las tarifas públicas ha sido para constructores e industriales motivo de creciente resentimiento. A esto, añaden el fastidio de no haber gozado de un compre nacional que impidiera a las privatizadas equiparse con material importado, girando al exterior los dólares que podrían haber recalado en las cajas de empresas locales.
Frente a los micrófonos, sin embargo, los hombres de la CAC intentan minimizar esa rivalidad. “Haremos una convocatoria a la reflexión que incluye puntos muy similares a la solicitada”, explicaba ayer Baglieto a Página/12. Claro que, al mismo tiempo, el vicepresidente de Techint admite que esa publicación incurrió en una imperdonable omisión. “Apoyamos el equilibrio fiscal. Pero si no hay reactivación del mercado interno, no alcanza”.
El titular de la CAC comenzará esta noche en el Sheraton sintetizando las penurias que sufre la construcción y admitiendo sus ansias porque alguna vez pueda instrumentarse el plan federal de infraestructura. Pero de inmediato asumirá su papel de eventual vocero del Grupo Productivo para reclamar un esfuerzo a los sectores de la economía que aún no lo hicieron.
En rigor, no hay empresa que no exija un ajuste al Estado, en particular en el gasto político. Las diferencias surgen en torno a cómo y para quéhacer ese mayor esfuerzo fiscal. A ojos de Roggio, otra de las voces fuertes del empresariado local, el Estado debería gastar de modo diferente, de manera tal que los recursos “improductivos” se vuelquen a la inversión pública. “Argentina gasta sólo el 1 por ciento de su PBI en obra pública, cuando los países desarrollados invierten el 4”, se lamenta.
La diferencia más contundente parece plantearla la UIA, cuyo titular saldrá hoy al ruedo con un concepto filosófica y políticamente muy diferente al que plantearon hasta el momento otros empresarios. De Mendiguren destacará que durante la última década el gasto primario no aumentó en relación al PBI. Por el contrario, el déficit público es consecuencia de la privatización del sistema previsional y el peso de la deuda, que consideran imprescindible renegociar.

 

 

PRINCIPAL