Por
Emanuel Respighi
El
principal gancho que utilizan las telenovelas para atraer a sus fervientes
televidentes lo constituye, por lo general, el suspenso generado por el
beso que irremediablemente el galán adinerado y la pobre joven
se darán en pantalla. Pueden pasar decenas de capítulos
e interminables idas y vueltas antes de que esa señal de amor pueda
cristalizarse; sin embargo, esa lógica cambiará radicalmente
con Latin Lover, la primera telenovela erótica del
mundo que todos los domingos a las 22 Playboy TV exhibirá por su
señal premium, con la consigna de no tener que esperar nada para
un beso sino verlo todo desde el vamos.
Con el objetivo puesto en reforzar el poderío que el canal de las
conejitas posee entre las señales para adultos de la región
(en la Argentina suman seis, entre las que Playboy se ubica en segundo
lugar en términos de suscriptores, detrás de Venus), la
emisora estadounidense apuntó todos sus cañones a la realización
de su novela erótica. Realizada en coproducción con Venevisión
Internacional, la telenovela tendrá también una versión
censurada para TV abierta, cuyos derechos ya fueron comprados en Venezuela
y se negocia en varios países.
Playboy TV busca darle el mayor contenido local a su programación,
por eso incluye talentos latinoamericanos en sus programas. La idea de
la telenovela es acompañar con contenidos innovadores el crecimiento
en la penetración que la señal tuvo en América latina,
brindando un producto aggiornado y adaptado a los gustos latinos, pero
sin perder el formato artístico de la marca. Latin Lover
es la materialización de la simbiosis compuesta por la originalidad
y la regionalización de los contenidos de la señal,
explica Mariano Lacarrere, gerente de Marketing de Playboy TV para Latinoamérica.
Filmada en Lima, Perú, los 52 episodios cuentan con actores y actrices
latinoamericanos. A grandes rasgos, la trama de Latin Lover
no se diferencia con la que siguen la mayoría de las tiras del
género. Aquí también el cruce de historias de amor,
trampas, envidias e intrigas es el motor que moviliza los interminables
conflictos, con la salvedad de que todos los problemas entre protagonistas
de sexo opuesto se resuelven de la misma forma y en el mismo escenario:
la cama.
La historia de la tira es de TV dentro de la TV. Un grupo
de actores, productores y directores que participan en la filmación
de una novela de nombre homónimo, en la que las actrices candidatas
al protagónico intentan suplir sus escasas dotes actorales con
sex appeal, intentando cada una convencer al director de que es la actriz
perfecta. Sin embargo, una humilde joven que prepara los almuerzos del
estudio será la que finalmente hipnotice la elección y el
corazón del director. Y la cama, claro.
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