Por David Cufré
Muy pocos de los asistentes
a la primera sesión de la Conferencia Industrial dijeron tener
esperanzas en que el Gobierno logrará superar la crisis financiera
y encontrará el camino a la reactivación. La mayoría,
por el contrario, transmitió visiones entre escépticas y
abiertamente pesimistas. Muchos descuentan que habrá un desenlace
traumático de la situación actual, con el Gobierno aceptando
que no puede pagar la deuda. Una vez declarado el default, se abriría
la puerta a la devaluación, la dolarización y al congelamiento
de los depósitos. Lo que nadie se animó a pronosticar es
cómo será la dinámica de la catástrofe. Página/12
hizo un relevamiento de opiniones entre los industriales, quienes accedieron
a responder bajo reserva de su identidad. Al dar su discurso, el presidente
de la Unión Industrial, José Ignacio de Mendiguren, midió
sus expresiones, dejando en claro el diagnóstico de la entidad
pero cuidándose de no echar más leña al fuego.
La Conferencia Industrial se ha convertido en la contracara de las convenciones
de la Asociación de Bancos de la Argentina. En ese sentido, De
Mendiguren volvió a marcar ayer las diferencias con los ganadores
del modelo, en lugar de entrar en los temas de la complicada coyuntura
económica. Entregó, de todos modos, un detallado informe
sobre cómo a lo largo de la última década se fueron
sumando ingredientes a un cóctel que hoy se ha tornado explosivo.
Nadie puede asombrarse que no tengamos mercado interno, cuando la
diferencia entre lo que ganan los más ricos y los más pobres
era en 1992 de 12 veces, y ahora es de 28, mencionó, por
ejemplo, el dirigente fabril.
En los salones de Parque Norte, donde se lleva a cabo la conferencia de
la UIA, había empresarios y dirigentes de distintas cámaras
vinculadas a la producción, no sólo industriales. La lectura
de ese sector sobre las causas de la crisis y las políticas que
deberían aplicarse para encontrar una solución son compartidas.
Pero ayer, en el inicio del cónclave de la UIA, la opinión
generalizada era que difícilmente se podrá empezar a utilizar
esas recetas antes que haya una definición de la crisis. Y la definición
que están previendo es la que el Gobierno se esfuerza por evitar.
Argentina no puede devaluar en la situación en que se encuentra,
sentenció De Mendiguren. Pero el principal problema de la
economía argentina es la distorsión de los precios relativos
por la apreciación del peso, agregó de inmediato.
El empresario recordó que entre abril de 1991 -cuando arrancó
la convertibilidad- y julio de este año, el peso se revaluó
frente a la moneda brasileña un 45 por ciento, y un 50 por ciento
contra la peseta, un 48 por ciento contra la lira, y un 43 por ciento
contra el marco. Tenemos que importar hasta tapas de tormenta. Ya
no podemos hacer ni eso, protestó el industrial, al hacer
hincapié en la pérdida de competitividad que sufrió
la economía con el uno a uno.
Como para la UIA ahora no se puede devaluar, De Mendiguren hizo un llamamiento
a los representantes de las privatizadas y del sector financiero,
para que asuman la responsabilidad por la persistencia de la crisis.
Se requiere de una corrección de los precios relativos, por
la vía de la renegociación de las tarifas de los servicios
públicos y la reducción de las tasas de interés;
y una corrección del tipo de cambio real, mediante la aplicación
de aranceles temporarios a la importación, reclamó
el dirigente.
El último domingo, la Asociación de Bancos, la Cámara
de Comercio, el Consejo Empresario Argentino y otras entidades empresarias
emitieron una solicitada exigiendo al Gobierno el cumplimiento del déficit
cero. De Mendiguren dijo que se negó a firmar la solicitada porque
el problema de la Argentina pasa por otro lado, no por el recorte
del gasto público. El establishment reclama el ajuste del
gasto para que caiga el riesgo país. Frente a ese discurso, el
titular de la UIA recordó que cuando el riesgo país
estaba en 310 puntos, en 1997, las pymes igual tenían que pagar
tasasde interés del 35 por ciento. Acá lo que
hace falta es un proyecto de redistribución del ingreso para reactivar
el mercado interno, sugirió, porque el problema es
de demanda, no de oferta.
La única mención que hizo De Mendiguren al Gobierno fue
para elogiar la decisión de reestructurar la deuda, ya que de esa
forma se están atacando los problemas reales. La nueva
sintonía que parece tener con Cavallo se debe, según dicen
en la central fabril, a que el ministro incluyó a los bancos
en el ajuste. Uno de los cuadros que el industrial mostró
en su exposición evidencia cómo el déficit fiscal
de los últimos años coincide con la pérdida de recaudación
por la reforma previsional. Por último, De Mendiguren le apuntó
al FMI, al mencionar que los mismos que durante años nos
decían que las reformas estructurales que hacíamos eran
espectaculares, ahora nos dicen que somos como Nigeria.
Menos empleo en empresas
El empleo en el sector privado sigue cayendo, conforme a indicadores
oficiales. La encuesta realizada por el Ministerio de Trabajo en
el mes de octubre arroja una caída del 0,7 por ciento en
el área metropolitana bonaerense (Capital y Gran Buenos Aires)
con respecto al mes anterior, que alcanza al 4,7 por ciento en la
comparación con octubre del año pasado. El indicador
mide el empleo formal en empresas con más de 10 trabajadores,
cualquiera fuera la modalidad de contratación. En el Gran
Córdoba y el Gran Rosario se registraron caídas del
0,3 por ciento en el mes, pero la cantidad de empleados declinó
en un 4,8 y 3,4 por ciento, respectivamente, en el transcurso de
los últimos doce meses. El empleo formal no ha dejado de
descender en los últimos siete meses, según la encuesta
ahora a cargo de la Secretaría de Empleo y Producción
PyME. La medición sobre horas mensuales trabajadas arroja,
en el caso de los conglomerados urbanos de Córdoba y Rosario,
descensos del orden del 5 por ciento con respecto a septiembre.
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El modelo está
terminado
El modelo económico está terminado,
enfatizó el jefe de Gobierno porteño, Aníbal
Ibarra, en su presentación ante los industriales. El
déficit cero en sí mismo no significa nada, y hasta
puede representar producción cero, consumo cero y crecimiento
cero, dijo luego, recibiendo un gratificante aplauso como
respuesta. Ibarra abrió las sesiones de la Conferencia Industrial,
todo un gesto de la central fabril hacia el dirigente frepasista,
quien a su vez busca acercarse a la dirigencia empresaria vinculada
a la producción. Si no buscamos con urgencia acuerdos
estratégicos, en el 2003 esta Nación será un
desierto, señaló Ibarra, al hacer referencia
a esa construcción política. El mandatario porteño
destacó la valentía intelectual y política
que está demostrando la UIA en la organización de
esta conferencia, evidenciando su interés en que quedara
bien en claro su amistad con la central fabril. Finalmente, sostuvo
que la magnitud de la frustración argentina es responsabilidad
de la clase dirigente en su conjunto: políticos, empresarios
y sindicalistas.
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Abogado para acreedores
El Gobierno designó ayer a las entidades Deutsche Bank,
Alex Brown, Merrill Lynch y Salomon Smith Barney para asistir al
Estado en la reestructuración del tramo internacional del
canje de deuda. En tanto, como muestra de la desconfianza que existe
en el exterior sobre esa operación, algunos tenedores extranjeros
de bonos argentinos, que temen que los locales se vean privilegiados,
podrían contratar al reconocido abogado David Boies, que
actuó como consejero especial del Departamento de Justicia
de Estados Unidos en el caso antimonopolios contra Microsoft. Aún
no hemos tomado una decisión final sobre el asesor legal,
pero hemos hablado con David Boies sobre litigio y asesoría
legal, dijo Hans Humes, un gerente de fondos de la firma Van
Eck Emerging Market Funds. Además de haber actuado como consejero
especial del Departamento de Justicia de Estados Unidos en el caso
de Microsoft, Boies representó al ex vicepresidente, Al Gore,
en su lucha por la presidencia, y defendió a Napster, una
de las principales compañías de archivos musicales
de Internet, contra las demandas por parte de la industria discográfica
por violación de derechos de autor. Pero el abogado perdió
los casos de Gore y de Napster, como tampoco fue muy feliz la resolución
del caso Microsoft.
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EL
GRUPO PRODUCTIVO RECLAMO POLITICAS ACTIVAS
Piden que haya obra pública
El Grupo Productivo, a través
del titular de la Cámara Argentina de la Construcción, respaldó
ayer el ajuste fiscal pero reclamó, al mismo tiempo, políticas
activas que estimulen la economía. Fue Eduardo Baglieto, titular
de la CAC, quien ofició de vocero y anfitrión, ya que el
escenario para invocar a una profunda reflexión y a
la unidad fue la cena con la que el gremio celebró su convención
anual. Fernando de la Rúa, segundo orador de la noche, replicó
parafraseando a los obispos, que hace poco advirtieron: No hay que
pensar en el Estado mágico.
Estamos en un punto de inflexión: debemos derrotar al pesimismo.
Esta es la expresión que debería haber usado en Portugal,
reflexionó el Presidente en el primer tramo de su discurso, admitiendo
implícitamente que resultó poco feliz su expresión
de que los argentinos no consumen porque son excesivamente ahorrativos.
Poco después admitió sin embargo los enormes problemas
que enfrenta el país, mencionando expresamente a uno de los
mayores desvelos de los empresarios presentes: el alto costo del
dinero y el funcionamiento problemático del sector financiero.
Lo aplaudieron figuras políticas de lo más variadas. A los
constructores se añadieron los empresarios de la Unión Industrial
Argentina y los dirigentes de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Pero el colmado salón Libertador del Hotel Sheraton también
nucleó desde legisladores de la oposición, como Jorge Remes
Lenicov (PJ), a dirigentes sindicales como Rodolfo Daer y Gerardo Martínez,
amén de una amplia gama de funcionarios: el canciller Adalberto
Rodríguez Giavarini, el secretario general de la Presidencia, Nicolás
Gallo, el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y el ministro de Infraestructura,
Carlos Bastos.
Frente a tan diverso y granado auditorio Baglieto arremetió con
la crítica previsible, acerca de la demora en la instrumentación
del Plan de Infraestructura. Según opinó el vicepresidente
ejecutivo de Techint, ésta se debió en parte a las preocupantes
discusiones de algunos sectores políticos sobre la participación
de la industria nacional. La recriminación fue directa a
muchos legisladores que hace un año intentaron abrir el juego para
que las empresas extranjeras pudieran competir en pie de igualdad con
las locales para alzarse con las obras de aquel programa.
Aclarando que hablaba en nombre del Grupo Productivo y no sólo
de los constructores, el titular de la CAC reclamó dos formas de
políticas activas. Una, la que mejor le viene a la entidad: plan
de obras públicas y de viviendas. Otra que es el desvelo de sus
circunstanciales socios de la UIA: reformular la relación con Brasil,
aplicando aranceles y salvaguardas que amparen la producción argentina
de las devaluaciones del país vecino.
Sólo hacia el final del discurso anfitrión hubo una referencia
al reclamo que hicieron a través de una solicitada ciertas entidades
empresarias. Banqueros, comerciantes y supermercadistas exigieron al Gobierno
reducir el gasto público, en particular el político, como
salida para la crisis, omitiendo en su propuesta estímulos a la
producción.
No hay espacio para desencuentros políticos, sostuvo
Baglieto, intentando subrayar las similares preocupaciones
que el Grupo tiene respecto de aquellas empresas de servicio. Justamente,
las que motivan sus recurrentes lamentos sobre la carestía del
crédito y de las tarifas de servicios públicos.
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