Por Carlos Rodríguez
Su labor específica
tenía que ver con el funcionamiento del corralón municipal,
donde era jefe de sección, pero ayer por la mañana se había
sumado a los trabajos para enfrentar el problema de las inundaciones,
que desvela a los pobladores de América, cabecera del partido bonaerense
de Rivadavia. A Manuel Ibáñez, de 55 años, literalmente
se lo llevó el agua mientras estaba tratando de tapar, junto con
tres compañeros, una alcantarilla que pasa por debajo de la ruta
70. La tarea apuntaba a evitar que se unieran, y se potenciaran, las aguas
desbordadas de dos lagunas, una de Rivadavia, la otra de General Villegas.
Hasta anoche habían sido vanos los intentos por rescatar a Ibáñez,
con participación de cuatro buzos llegados desde la cercana Pehuajó,
provistos de botes y sondas. A un costado de la ruta, desolada, rodeada
por sus cuatro hijos, esperaba novedades Estela Cavada, la mujer de Ibáñez.
Lo que pasó con Ibáñez es un golpe durísimo
para el pueblo y para nosotros, que creíamos que estábamos
ganando parte de la batalla contra el agua, comentó el ministro
de Obras y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires,
Julián Domínguez. El funcionario se encontraba en América,
junto con el intendente local, Sergio Buil, dirigiendo los trabajos para
consolidar las defensas y seguir manteniendo la creciente fuera del casco
urbano de la ciudad. Defensa Civil de la provincia hizo saber ayer que
unas 10.000 personas permanecen aisladas en 32 distritos bonaerenses.
La situación sigue siendo muy grave, aunque el número de
evacuados se redujo a 772 pobladores, según las cifras oficiales.
Manuel Ibáñez se hizo presente ayer, minutos antes de las
7 de la mañana, en uno de los puestos de trabajo permanentes instalados
a lo largo de la ruta 70, cuyo terraplén divide los partidos de
Rivadavia y General Villegas. Del lado que pertenece a la ciudad América
se encuentra la laguna El Coquito, cuyo caudal está en pleno crecimiento.
Del otro lado de la ruta se acumulan las aguas procedentes de lagunas
y riachos de General Villegas, que en los últimos tiempos se han
agigantado de manera notable.
Los cuatro trabajadores municipales tenían la misión de
tapar la alcantarilla con elementos caseros, un estilo muy argentino.
Ibáñez y sus compañeros manipulaban un viejo colchón
de resortes, que por su volumen y rigidez parecía ser el tapón
ideal para evitar que el agua de Villegas pasara hacia Rivadavia. El colchón,
de dos plazas, fue ubicado en forma vertical frente a la boca de la enorme
alcantarilla, pero la correntada lo convirtió en poco más
que un manojo de algodón y alambre.
El colchón se hundió y Manuel cayó de cabeza.
Tratamos de agarrarlo por los pies, pero fue imposible, desapareció.
Ese fue el relato de uno de los testigos presenciales, comentó
a Página/12 Verónica Flores, la jefa de prensa de la Municipalidad
de Rivadavia. Ibáñez fue arrastrado por las aguas a las
7.15 y antes de las 8 comenzó a ser buscado por los buzos, sobre
todo en la zona de la laguna El Coquito, hacia donde salió el torrente
que se llevó al empleado municipal.
Hasta anoche no había sido encontrado. El intendente Buil permaneció
en la zona durante toda la jornada. El episodio provocó conmoción
y demoras en las tareas destinadas a reforzar las defensas. Anoche se
esperaba la llegada de dos martillos neumáticos, procedentes de
Trenque Lauquen. Con ellos se intentará abrir un boquete en la
capa asfáltica de la ruta 70. Atravesando la barrera de concreto
se buscará llegar hasta la zona media de la cañería
de la alcantarilla, para tratar de encontrar el cuerpo.
La situación en los barrios de Posvía, Barracas y San José
Obrero seguía siendo precaria. Si el agua que viene de Villegas
no puede ser detenida, se teme que las 1600 familias que viven en la zona
correrán el riesgo de quedar con sus casas anegadas.
El presidente del Concejo Deliberante, Oscar Cazarete, confirmó
que la barrera de la ruta 70 es el último bastión disponible.
Si el terraplén de la ruta es desbordado, todo el pueblo
quedará bajo el agua, aseguró aeste diario. La situación
es insostenible porque tienen casi todas las calles anegadas y es
imposible seguir sacando el agua por bombeo; estamos pasados por agua
y no toleramos una sola gota más.
Cazarete reconoció que el gobierno provincial envió máquinas
para colaborar en la tarea de reforzar las defensas, pero sostuvo que
el trabajo no es suficiente porque en su momento no se realizaron
las obras prometidas. Dijo que eso determinó que ahora todas
las obras tengan que ser reprogramadas y ya no hay confianza entre la
gente sobre la posibilidad de que finalmente vayan a realizarse.
La situación es también complicada en General Belgrano,
porque la altura del río Salado llegó a una cota altísima
de 16,90 metros. El intendente local, Daniel Galletti, dijo que habrá
problemas graves si continúan las lluvias.
EL
OPERATIVO RECIEN SERA COMPLETADO EL VIERNES
El censo que nunca termina
La versión 2001 del censo
se convirtió en un tema de nunca acabar. Frases como el relevamiento
de datos se está terminando, pero todavía no dimos por concluido
el censo, pronunciadas por diferentes funcionarios del Indec, se
vienen repitiendo desde el domingo y prometen ser escuchadas durante algunos
días. Sólo en la Capital, nueve distritos aún no
fueron completados; mientras que en la provincia de Buenos Aires y el
interior del país la situación es similar en algunas regiones.
El relevamiento de datos continuará durante la semana en las manzanas
donde los vecinos advirtieron al Indec la ausencia de censistas.
Aunque se esperaba que el operativo censal en la ciudad de Buenos Aires
finalizara durante la tarde de ayer, los directivos del Indec confirmaron
que en los distritos de San Cristóbal, Monserrat, Barracas,
Belgrano, Lugano, Parque Patricios, entre otros, hay viviendas que continúan
sin ser evaluadas, por lo que los habitantes de la Capital Federal
que quieran sumar sus datos al censo tendrán que llamar si es que
pretenden recibir la visita del censista.
Para ello, el Indec insistió en difundir su línea gratuita
0-800-99923670 adonde también pueden llamar los habitantes
del resto del país, y los teléfonos 4307-2793/7208,
4306-8852, 4304-9546. La otra opción es presentarse directamente
en la sede del Indec de la avenida San Juan 1340, de 8 a 19.30.
Mucha gente dijo que no pudo comunicarse al 0-800. Sólo hay
diez telefonistas atendiendo advirtió este diario a Noemí
Muchnik, directora de difusión del Indec
Es por cuestiones presupuestarias. Ya de por sí, poner un
0-800 es muy caro.
Muchnik agregó que el relevamiento de datos debió
continuar hoy (por ayer) debido a que hubo diferentes factores que
hicieron imposible finalizarlo el domingo. Mucha gente salió debido
al buen tiempo. Y la apertura de comercios también nos perjudicó.
Pero más allá de los factores que citó la funcionaria,
el problema principal que enfrentaron los organizadores fue el de la deserción
de muchos censistas, pese al declamado éxito que tuvo el operativo
según el gobierno. Ahora, si el Indec no fue a usted, vaya usted
a él, a menos que no le interese que su existencia quede registrada
en las estadísticas.
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