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Las fuerzas británicas podrían
ser retiradas. O mantenidas. O...

El envío de una fuerza de vanguardia de 100 unidades a Afganistán cayó ayer en la confusión más absoluta cuando fuentes del Ministerio de Defensa británico dijeron ayer que podrían ser retiradas, y trascendió que Estados Unidos no ve con buenos ojos la acción.

Un francotirador de los marines ensaya puntería, a la espera de que empiece la acción.

Por Richard Norton-Taylor, Patrick Wintour y Julian Borger *
Desde Londres y Washington

La principal y única fuerza militar británica en Afganistán puede ser retirada, dijeron ayer fuentes de defensa en Londres, en medio de una continua incertidumbre sobre qué rol, si alguno, juegan allí. Las 100 tropas especiales SBS (navales) volaron sin anunciarse a la base aérea de Bagram en el norte de Kabul el jueves pasado. El Ministerio de Defensa británico dijo que su tarea era evaluar la seguridad del campo de aterrizaje –un punto potencial de aterrizaje para las fuerzas de ayuda humanitaria, los diplomáticos y más tropas– aunque otros soldados de las SAS ya estaban en posición. Pero ayer, una fuente de defensa dijo: “Podemos no añadir más tropas (a las del escuadrón de fuerzas especiales SBS de Gran Bretaña), hasta podemos llegar a retirarlas”.
Un retiro de tropas sería embarazoso para Tony Blair, que proclamó el rol potencial de las fuerzas británicas para estabilizar a Afganistán y distribuir asistencia. Hubo persistentes informes de que la Alianza del Norte antitalibana, ahora llamada el Frente Unido, está bloqueando el despliegue de más tropas británicas y que Estados Unidos no está muy entusiasmado con los planes de Blair de enviar más tropas a la zona. Más de 6.000 soldados, incluyendo paracaidistas y comandos de la Royal Marine, han estado esperando órdenes durante 48 horas desde el fin de semana para desplegarse a Afganistán. El canciller Jack Straw defendió el despliegue de un pequeño número de tropas británicas, diciendo que el refuerzo de tropas podría no ser necesario si el Frente Unido sigue cooperando con la misión de Estados Unidos y Gran Bretaña.
Los funcionarios de defensa británicos dijeron que la presencia de la SBS en Bagram mostraba que los británicos estaban dispuestos a comprometerse en Afganistán. Sin embargo, admitieron que seguía siendo incierto el futuro rol que podrían realizar las tropas británicas. Una posibilidad era que un pequeño grupo de ingenieros del ejército fueran enviados a ayudar a reconstruir la base aérea. Los líderes del Frente Unido reaccionaron a la llegada de los SBS con diversos grados de hostilidad, seguidos después por expresiones de apoyo. Pero están muy en contra de una presencia militar extranjera en gran escala en suelo afgano. Sugirieron que los soldados británicos deberían ocuparse de las operaciones humanitarias.
Pero no es para eso que se entrenan los soldados de la SBS. Mientras pequeños grupos de tropas de SAS establecen contactos con las fuerzas antitalibanas, incluso con los líderes tribales pashtunes en el sur de Afganistán, 200 comandos de la Royal Marine han estado esperando órdenes sobre el portaaviones HMS Fearless en el Mar Arábigo durante las últimas tres semanas, dijo el Ministerio de Defensa. Washington está reacio a desplegar tropas norteamericanas para ayudar a estabilizar el país o para apoyar las operaciones humanitarias. Su prioridad es bombardear las posiciones de los talibanes y de Al-Qaeda y perseguir a Osama bin Laden y a los líderes talibanes. Tiene hasta 1600 marines esperando órdenes en el Mar Arábigo para entrar a matar si Bin Laden intenta una última posibilidad en las montañas del sur de Afganistán, dijo el Pentágono ayer. Clare Short, la secretaria de desarrollo internacional de Gran Bretaña, ayer subrayó los diferentes énfasis entre Londres y Washington, afirmando a un comité parlamentario británico que el contacto cívico-militar entre las agencias de asistencia humanitaria y los comandantes militares de Estados Unidos no “estaba funcionando para nada bien”, causando problemas a los asistentes humanitarios en tierra. A pesar de la renuencia del Frente Unido y la ausencia de algún acuerdo sobre el rol de Gran Bretaña y otras tropas, se está discutiendo un plan para establecer algún tipo de “fuerza estabilizadora” internacional para Afganistán con el apoyo de la ONU. Esta podría incluir tropas británicas, francesas, alemanas eitalianas, antes del despliegue de una fuerza de paz de la ONU compuesta predominantemente por estados musulmanes, incluyendo a Turquía e Indonesia.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 


 

REPORTAJE A PAUL ROGERS, DE LA UNIVERSIDAD DE BRADFORD
“Los halcones de EE.UU. están alentados”

Por Marcelo Justo
Desde Londres

Profesor del prestigioso Centro de Estudios para la Paz de la Universidad de Bradford, en el norte de Inglaterra, Paul Rogers trazó un diagnóstico sombrío sobre el futuro de Afganistán y las perspectivas de la región. “La actual situación está llena de peligros”, indicó a Página/12.
–¿Es posible pacificar Afganistán?
–En Afganistán un gobierno que garantizaba el orden ha sido sustituido por otro que no lo garantiza. Los talibanes eran intolerantes y extremadamente represivos, pero en su momento la gente los prefirió al bandolerismo reinante. Parecería que ahora el país está retornando a ese bandolerismo. Es muy positivo que haya habido una liberalización de las costumbres, que se pueda escuchar música, que los hombres no se tengan que dejar la barba y las mujeres no deban usar el burka femenino, pero al mismo tiempo hay una mayor anarquía. Las muertes de los periodistas y los problemas que están teniendo las Agencias de Ayuda Humanitaria abonan esta hipótesis. Lo que es crítico ahora, es que Afganistán recupere una dosis mínima de orden con un gobierno unificado.
–Naciones Unidas está intentando conseguir precisamente eso. ¿Le parece posible una país organizado bajo los auspicios de la ONU?
–Es posible, pero muy difícil. El personal que la ONU ha elegido para esta tarea es óptimo. El problema es la tarea misma. Y el gran peligro es que se responsabilice a la ONU si no se logra formar un gobierno de unidad. Esto sería muy injusto.
–Uno de los problemas es que la Alianza del Norte está tan fragmentada que podría terminar en una nueva guerra civil.
–En efecto. Y si a eso se le suma que grandes áreas de Afganistán no están bajo control de la Alianza del Norte, se ve la gravedad del problema. El país está dividido en norte y sur. El sur está controlado por diversos líderes pashtunes, que tienen muchas veces intereses enfrentados, pero que se oponen a los grupos pashtunes que apoyan a los talibanes. Es decir que el panorama es caótico. El diagnóstico, por lo tanto, no es muy bueno. Uno de los grandes problemas es que Estados Unidos parece haberse olvidado de Afganistán y está totalmente abocado a destruir al régimen talibán y a la red Al-Qaeda. Creo que para ellos la cuestión de la seguridad y estabilidad de Afganistán es muy secundaria.
–El otro problema es que hay muchos intereses en juego de los países vecinos. Irán tiene fuertes vínculos con la minoría étnica hazara, Tajikistán y Uzbekistan con la Alianza del Norte, Pakistán con los pashtunes en el sur del país. ¿Es posible formar un gobierno de unidad con tantos intereses encontrados?
–Es posible, pero es un complejísimo entramado de intereses. Irán no tiene buenas relaciones con Estados Unidos. Tajikistán y Uzbekistán tienen fuertes vínculos con Rusia, que salió muy bien parada de todo esto porque, después de más de un década, vuelve a ser influyente en el norte de Afganistán. El gobierno paquistaní está muy preocupado por la reacción que puede provocar el bombardeo estadounidense en la zona del sur controlada por los pashtunes, que son una importante minoría étnica en Pakistán. Estos problemas no son insuperables, porque a todos los países les conviene un Afganistán estable, pero al mismo tiempo cada nación vecina luchará por tener la mayor influencia posible en el próximo gobierno.
–¿Estamos entonces ante una posible balcanización del país?
–Peor diría, porque puede producirse un proceso de balcanización que tenga en cada zona una fragmentación de grupos tribales y jefes guerreroslocales. De modo que es posible visualizar un país en el que distintos grupos controlan distintas ciudades y pueblos en diferentes zonas del norte y del sur. Esto es lo que Naciones Unidas tendrá que evitar.
–Pakistán propone una federación con un alto grado de autonomía zonal y un vínculo muy lábil con el gobierno central. ¿Es esta una propuesta viable u otro nombre para la balcanización?
–Creo que ese tipo de federación puede servir como organización interina, y sólo en la medida en que sirva para garantizar el mantenimiento del orden. Pero tiene que ser algo temporario. Como proyecto a largo plazo es una receta para mayor inestabilidad. Pero todavía la guerra no ha terminado, de modo que es un poco prematuro sacar conclusiones. Tampoco sabemos si después de Afganistán, EE.UU. no iniciará una nueva ofensiva militar, pero esta vez contra el gobierno de Irak.
–¿Le parece que una victoria militar va a desbocar por completo a los halcones del gobierno estadounidense?
–Este gobierno tiene una línea muy dura de asesores en temas de seguridad, con la excepción de Condoleezza Rice, que es un poco más moderada. Esta línea dura cuenta con un fuerte apoyo de la población a partir de lo ocurrido el 11 de setiembre. Si esta operación militar en Afganistán prueba ser exitosa, los halcones se verán alentados a tomar nuevas iniciativas de este tipo, en otros países, en los próximos seis a nueve meses. Esto es extremadamente peligroso para la paz regional.

 

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