La guerra contra el terrorismo
desembarcó en Filipinas. Su presidenta, Gloria Arroyo, viajó
a acordar con George W. Bush y el secretario de Defensa estadounidense,
Donald Rumsfeld, la ayuda económica y militar que recibirá
para combatir a los separatistas musulmanes de su país: el grupo
Abu Suyyaf que, de hecho, los asesores militares norteamericanos
ya están allí combatiendo vinculado a Osama bin Laden.
Un día antes de la cita, el lunes, se produjo en Filipinas el mayor
levantamiento en cinco años del Frente Moro de Liberación
Nacional (FMLN) que dejó más de 60 muertos; justo una semana
antes de la celebración de las elecciones en la Región Autónoma
del Mindanao Musulmán (ARMM). El ejército filipino asegura
que el líder del FMLN y gobernador de la ARMM, Nur Misuari, acaba
de aliarse con el tentáculo de Al-Qaeda en Filipinas: la organización
Abu Sayyaf.
En una declaración conjunta con la presidenta de Filipinas, Bush
declaró que pedirá al Congreso que conceda al gobierno filipino
más de 1000 millones de dólares en beneficios comerciales
y que la nación asiática sea una de las candidatas a obtener
el beneficio de disminución de su deuda. La promesa de cooperación
es concreta: aumentar los vínculos militares mediante el
incremento de los ejercicios de entrenamiento, maniobras conjuntas y otras
actividades. Estados Unidos cooperará en cualquier
forma que la presidenta filipina sugiera para derrotar a Abu Sayyaf,
recalcó Bush. Unas horas antes, Arroyo que ofreció
después del 11 de setiembre las bases militares de su país
para la ofensiva contra Afganistán se reunió con Rumsfeld.
Tras el encuentro, ambos dieron a conocer de qué se había
tratado la discusión: la revisión del tratado de defensa
bilateral que fue firmado hace más de 50 años, la acción
conjunta para combatir el terrorismo internacional y el apoyo estadounidense
a la batalla del gobierno filipino contra las organizaciones rebeldes.
Arroyo fue al grano: en conferencia de prensa en el Pentágono dijo
que su gobierno podría necesitar equipo militar de Washington.
Rumsfeld detalló que el tema sería discutido este mes por
el comandante de las fuerzas estadounidenses en el Pacífico, almirante
Dennis Blair, y funcionarios filipinos de Defensa. Otro aspecto de la
cooperación entre Filipinas y EE.UU. es que la primera integrará
los contingentes de mantenimiento de la paz que EE.UU. está organizando
para Afganistán.
Un día antes del viaje de la mandataria, el Frente Moro de Liberación
Nacional encabezó un levantamiento armado en una isla situada en
el sur del archipiélago, renegando de un acuerdo de paz firmado
en 1996 por el cual el FMLN puso fin a su lucha por un estado islámico
en el sur de Filipinas, un país mayoritariamente católico.
Al menos siete civiles, 51 guerrilleros y cuatro soldados perdieron la
vida en los enfrentamientos que tuvieron lugar en el pueblo de Indanan
(Joló), unos 960 kilómetros al sur de Manila, cuando cientos
de combatientes del FMLN atacaron varios puestos militares.
Ayer, el ejército filipino aseguró tener bajo control la
situación en Mindanao, tras reforzar la seguridad en la región.
A su vez, el gobierno decretó ayer la suspensión cautelar
de Nur Misuari, fundador del FMLN, en su cargo como gobernador de la Región
Autónoma del Mindanao Musulmán (ARMM), y anunció
que presentará cargos de rebelión contra él por su
supuesta relación con la ofensiva guerrillera. Las causas del hecho
parecen relacionarse a las inminentes elecciones generales en la ARMM,
previstas para el 26 de noviembre, y a las que Misuari se opone.
El gobernador que había amenazado con retomar las armas si
los comicios se llevaban a cabo sostiene que las elecciones contravienen
el acuerdo de paz que el FMLN firmó con el gobierno en setiembre
de 1996, ya que incumplen los procedimientos que entonces se establecieron
para celebrar elecciones en la región; es decir, la creación
de un comité para supervisar el cumplimiento del tratado antes
de las votaciones.De momento, no hemos recibido ninguna recomendación
de las fuerzas militares para suspender las elecciones, señaló
la asistenta presidencial de laComisión Electoral, Caridad Lutero.
Pero el camino de la militarización parece evidente.
MISTERIOSA
CAIDA DE UN AVION DE LINEA EN RUSIA
El atentado que puede haber sido
¿Un nuevo atentado y
otra vez el fantasma del terrorismo? Esa fue la pregunta que suscitó
la caída de un avión ruso modelo Ilyushin-18 que explotó
en el aire el lunes y causó la muerte de las 27 personas a bordo,
pero todavía falta esclarecer qué provocó la explosión
y por qué no hubo aviso de anomalías. Y el alerta al terrorismo
chechenio cobra vigor con las nuevas informaciones del gobierno ruso sobre
que los rebeldes de Chechenia estarían planeando ir a luchar en
terreno afgano contra las tropas norteamericanas.
Un atentado terrorista podría ser la causa de la explosión
en pleno vuelo de un avión Ilyushin-18 con destino a Moscú
que este lunes cayó al noroeste de la capital rusa, causando la
muerte de los 27 a bordo nueve tripulantes y 18 pasajeros.
El avión desapareció de los radares cuando se encontraba
a unos 150 kilómetros del aeropuerto de destino. Según informó
el director del Departamento de Aviación Civil de Krasnoyark, Víctor
Osipov, resulta extraño que los tripulantes en ningún momento
hayan dado aviso de tener problemas. De los fragmentos recogidos del lugar
del accidente se barajó la posibilidad que se tratara de un atentado.
Por lo pronto, las tres cajas negras fueron encontradas en
buen estado.
El avión de un tipo que se emplea usualmente en viajes locales
y que puede transportar hasta 100 pasajeros tocó las copas
de los árboles y de algunas viviendas antes de estrellarse en una
zona donde se levantaban viviendas, pero no hubo víctimas en tierra.
La posibilidad que se trate de un atentado no suena descabellada teniendo
en cuenta que Rusia actualmente apoya la campaña contra el terrorismo
que lidera la administración Bush en Afganistán También
hay informaciones sobre una posible intervención de los rebeldes
separatistas chechenios en ese mismo terreno contra Estados Unidos. Sobre
todo, porque el conflicto con Chechenia siempre amenaza con resurgir,
toda vez que los rebeldes en su mayoría musulmanes sunnitas
se resisten a la hegemonía rusa, a pesar que les fuera desastrosamente
en la última intervención de Rusia del año pasado.
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