Luego de un retraso de casi
seis horas durante la escala prevista en el aeropuerto de San Pablo, la
delegación de Boca que el próximo 27 de noviembre enfrentará
en Tokio al Bayern Munich alemán por la Copa Intercontinental arribaría
a la capital japonesa durante la madrugada de hoy. Ayer por la tarde abordó
desde Frankfurt el último vuelo del periplo, que finalmente sería
de más de 40 horas. El recibimiento del último campeón
del mundo por parte de los simpatizantes orientales no sería el
más óptimo, ya que los medios de prensa de ese país
criticaron duramente a Boca y al técnico Carlos Bianchi, por su
decisión de excluir de la delegación al delantero de su
selección nacional Naohiro Takahara.
Boca llegaría a Tokio cerca de las 4 de la tarde, hora japonesa
(4 de la mañana en Argentina), en el vuelo 210 de la empresa All
Nippon Airways, y luego de realizar los trámites pertinentes y
ubicarse en el hotel Intercontinental Tokio Bay, que será el centro
de operaciones del equipo argentino, los jugadores realizarían
una caminata para desentumecer los músculos. Esto fue planificado
por el cuerpo técnico con la idea de evitar el descanso, para así
comenzar con la adaptación física al huso horario de ese
país. Recién al día siguiente el equipo comenzará
los entrenamientos previos al trascendental encuentro.
Al llegar al aeropuerto de Tokio la delegación boquense sabrá
a ciencia exacta la magnitud del descontento de los aficionados locales,
quienes, según publicaron ayer los diarios japoneses, estarían
decepcionados con la decisión de Bianchi de no convocar para el
partido a Takahara, una de las estrellas del fútbol japonés,
quien fue dejado de lado debido a su bajo rendimiento en el equipo. Para
los japoneses fue un golpe muy duro que no viajara Takahara, porque tenían
una ilusión bárbara de que ese jugador viniera con Boca,
explicó ayer en diálogo con La Red el ex jugador de Platense
y Boca Julio Chicho Gaona, quien trabaja desde hace dos años
en el fútbol japonés. Gaona agregó que como consecuencia
de la decisión de Bianchi, la simpatía de los aficionados
asiáticos por Boca podría cambiarse por hostilidad
o indiferencia.
Por otra parte, el rival de Boca, Bayern Munich, empató ayer 1-1
su encuentro por la Copa de Campeones ante el Manchester inglés
donde contó con el argentino Sebastián Verón,
correspondiente a la primera fecha de la segunda fase de ese certamen.
Los alemanes, que jugaron en el estadio Olímpico de Munich con
todos los titulares, consiguieron la igualdad casi sobre el final del
partido con una golazo del delantero brasileño Paulo Sergio.
RIVER
Y CHACARITA JUGARAN EN LA CANCHA DE FERRO
La seguridad tiene su precio
El partido que
disputarán el próximo domingo Chacarita y River, por la
15ª fecha del torneo Apertura, se jugará finalmente en la
cancha de Ferro, según informó ayer el presidente de la
entidad de Núñez, David Pintado. Por su parte, el vicepresidente
de Chacarita, Armando Capriotti, confirmó la noticia y, pese a
que la intención de los funebreros era jugar como locales en San
Martín, señaló: Le doblamos el brazo a un grande,
en relación al hecho de que este acuerdo le costará a River
40 mil pesos.
El partido se jugará en la cancha de Ferro porque ya llegamos
a un acuerdo con los dirigentes de Chacarita, expresó Pintado.
Mientras que Capriotti, por su parte, expresó: Se llegó
al mismo arreglo que con Boca y San Lorenzo. Le doblamos el brazo a un
grande. En la previa al arreglo entre dichos clubes, ambos dirigentes
se habían cruzado feo mediante declaraciones algo explosivas: El
partido se juega en San Martín, porque para sacarle un peso a River
tenés que operarlo de hemorroides, había disparado
Capriotti. Si Chacarita no quiere salir ¿qué puedo
hacer yo? No me quiero comer otro caramelito y que me vuelvan
a decir que no saco a Chacarita de San Martín porque no tengo peso
en la AFA, contestó Pintado. El acuerdo logrado ayer prevé
que River le pague a Chacarita 40 mil pesos por el alquiler del estadio
y el operativo policial, que contará con unos 900 efectivos.
En otro orden, el arquero River Angel David Comizzo, confesó que
tanto él como sus compañeros esperan una derrota de Boca
frente al Bayern Munich. Estamos rogando que pierda, ojalá
que pierda el 27. Como jugadores de River, no podemos pretender que nuestro
acérrimo rival gane algo, expresó.
SAN
LORENZO VISITA A CORINTHIANS
Dos en busca de una copa
San Lorenzo de
Almagro, condicionado por lesiones, quiere prolongar hoy el sueño
de obtener su primer título internacional cuando visite al Corinthians,
de Brasil, por el encuentro de ida de las semifinales de la Copa Mercosur
2001. Sin Raúl Estévez sufrió el sábado
pasado la ruptura de meniscos de la rodilla derecha y Alberto Acosta
debió quedarse repentinamente en Buenos Aires por una lesión
en el cuadriceps de la pierna derecha, San Lorenzo irá con
un ataque diezmado a Brasil para enfrentar a un Corinthians que presentará
tres delanteros. Por lo tanto, Pellegrini decidió que Guillermo
Franco sea el acompañante de Bernardo Romeo en el ataque.
OPINION
Por Gustavo Veiga
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Entre Ortega y Madorrán
Después del partido que River perdió con Colón
en Santa Fe, Ariel Ortega lanzó la idea, entre indignado
y sarcástico, por televisión. Sería bueno
jugar al fútbol sin árbitros, en una de ésas
sale mejor. La propuesta, por impracticable, nadie la tomó
en cuenta. Pero desde aquella noche, en un sinfín inquietante,
hubo varios referís que dirigieron tan mal, que ni adrede
lo habrían hecho peor. Horacio Elizondo, Oscar Sequeira,
Claudio Brazenas y, sobre todo, Fabián Madorrán. Este
último, una especie de clon tardío de Guillermo Nimo
y fogoso aprendiz de actor. Porque, a sus fallas notables, les suma
sus dotes de histrión (persona muy afectada en sus expresiones).
Una condición que, por la imagen global que transmite, hace
más patéticos sus arbitrajes. Recuérdese la
noche que, en el estadio de Ferro, tarareó un cantito que
bajaba desde la tribuna de Boca durante el entretiempo del encuentro
con Almagro.
Elizondo, Sequeira y Brazenas, al menos, tienen perfil más
bajo. Inclusive, sus pobres desempeños recientes, no se repitieron
en cantidad y calidad como los de Madorrán. Su serie de desaciertos
contiene, por ejemplo, aquel partido por la promoción entre
Instituto y Argentinos Juniors en el que perjudicó notoriamente
al equipo de Sergio Batista, matizado con una extemporánea
reacción, que consistió en correr varios metros cual
desaforado peleador callejero. Y, ahora, sumó una nueva perla:
el bochorno de Rosario Central-Belgrano, con fallos que, de manera
casi unánime, el periodismo calificó como perjudiciales
para un solo lado.
No vamos a tomar en cuenta aquí despropósitos más
antiguos. No vienen al caso, aunque abundan. Arribados a este punto,
deberíamos considerar a la iniciativa de Ortega como analizable,
al menos en su caso. No estaría mal jugar dos veces un mismo
partido. El primero con Madorrán como juez y el segundo sin
él. Quizá, así, podamos comprobar si la sugerencia
del delantero de River debe ser tomada en cuenta o archivada para
siempre. Porque si se aplicara, le permitiría al propio juez
sacar enseñanzas. Podría ser que una nueva oportunidad
y ya se le concedieron unas cuantas lo redima antes
de que sea sometido, otra vez, al escarnio público.
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