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“PERSPECTIVA SIBERIA” O DOSTOIEVSKI HECHO TEATRO
Un universo siempre actual

Los integrantes del Grupo de
Teatro Doméstico explican cómo se las arreglaron para �leer� desde el teatro la obra del autor de �Crimen y castigo�, �El jugador�, �El idiota� y �Los hermanos Karamazov�, entre otras.

�Perspectiva Siberia� es un título intrigante, ya que cruza varios conceptos.

Por Silvina Friera

En la exploración constante de las llagas más lacerantes de la condición humana se asentó la obra del novelista ruso Fiodor Mijailovich Dostoievski (1821-1881). Sus personajes, siempre poseídos y a merced de sus pasiones o delirios, se pierden fácilmente en los vericuetos de las anormalidades psíquicas. “Yo sólo evoqué la condición trágica del hombre subterráneo, de sus sufrimientos, de su castigo voluntario, de sus aspiraciones al ideal y de su incapacidad para alcanzarlo”, confesó el autor de Crimen y castigo, El jugador, Humillados y ofendidos, El idiota, Los hermanos Karamazov, entre otras notables novelas. El Grupo de Teatro Doméstico, integrado por Beatriz Catani, Alfredo Martín y Jorge Sánchez, indagó en el universo de sus obras durante tres años antes de encontrar el modo de sostener el lenguaje de su narrativa: una familia de lectores fanáticos, perdidos y obsesos, que planean celebrar lecturas. Perspectiva Siberia, creación colectiva basada en textos de Dostoievski, coproducida por el complejo teatral de Buenos Aires y auspiciada por la Embajada de Rusia, se presenta de viernes a domingo a las 21 en La Falsa Escuadra, en Mario Bravo 722. “Dostoievski nos permite reflexionar como grupo, buscar nuevos estímulos y puntos de experimentación, porque es un autor bisagra entre la dramaturgia y la literatura. Aunque partimos de la actuación, nos vamos acercando a un lugar dramatúrgico y de dirección”, explica Jorge Sánchez.
“Después de asimilar toda su obra y mucho material biográfico, incluido el que escribió su mujer, nos enteramos que Dostoievski era un gran lector y que lo llamaban para que leyera lo que escribía –comenta Martín–. Como escribía sobre su propia vida y lo que le pasaba, empezamos a imaginar qué sucedería si a estos personajes (Teo, Iván y Liza), les ocurre lo que estaban leyendo”. El grupo se sumergió en el mundo de Dostoievski por una contestación que el propio autor esgrimió sobre cómo hacer una obra de teatro con sus novelas: “En general son cuestiones que fracasan, salvo que se tome una idea y se la desarrolle olvidándose de la obra”, recuerda Martín. “Nos dimos cuenta que cuando pasábamos de las lecturas a las escenas era difícil concretar este rompecabezas que nos interesaba”, sostiene Catani. “Entonces decidimos crear una pequeña ficción que pudiera sostener las lecturas. La textualidad de Perspectiva... se fue definiendo con el trabajo escénico”, agrega Catani, responsable de la dirección de actores. Desde el inicio del proyecto pensaron en un espacio no teatral, un ámbito íntimo, que terminó siendo la propia casa de uno de los miembros, Jorge Sánchez. “El enfoque que elegimos se presenta como un terreno fértil: aquello mismo que salva o libera es lo mismo que puede condenar”, sugiere Martín.
Para Perspectiva..., el cuarto montaje después de Del Chiflete que se filtra, Líquido táctil y Lecturas públicas, el grupo de teatro doméstico invitó a la actriz Susana Pampín (Liza) y a Bea Odoriz, quien se encargó de la asistencia de dirección. Según Martín las criaturas de Dostoievski son seres mediocres, con aspiraciones que exceden sus posibilidades. “Lo cotidiano para ellos es estar al límite –precisa–. Estos lectores se contaminan con lo que leen, tienen fiebre en el cuerpo por la lectura”. En El idiota, el narrador ruso hace decir a uno de los protagonistas: “Matar a quien mata es un castigo incomparablemente mayor que el mismo crimen”. Quizás por la hondura con la que escudriñó la sordidez de las relaciones familiares, sus motivaciones y justificaciones filosóficas, Borges definió a Dostoievski como una especie de Dios, capaz de comprender todas las contradicciones del alma humana y hasta el mismísimo Nietzsche admitió que el único que le habíaenseñado psicología fue el autor de Los hermanos Karamazov. “Todo esto genera que sus personajes estén más vivos que nunca, que resulten contradictorios y reconocibles, que uno pueda identificarse, que sean tan teatrales”, reflexiona Sánchez. “Iván, Teo y Liza padecen culpas entrecruzadas y demandan diferentes formas de castigo. “Dostoievski es un innovador de la narrativa porque cuestiona la idea de final. No tiene por qué cerrar en la misma dirección de lo que se va planteando, sino que al mismo tiempo puede ofrecerse como una línea de fuga”, comenta Martín. Y un claro ejemplo es Crimen y castigo, una metáfora de la culpa, que termina cuando Raskolnikov comienza a cumplir la condena de los jueces: 7 años en Siberia por haber asesinado a una anciana avara a la que consideraba un parásito. Un camino similar de dolor y humillación que el escritor vivió cuando estuvo 4 años desterrado en el penal de Omsk. “Siberia representa un territorio de castigo y lejanía. Perspectiva..., además de punto de vista, alude a las calles en Rusia. Todas tienen la partícula ‘perspectiva’, como si dijeras diagonal o avenida”, revela Sánchez, respecto a la combinación de palabras con la que bautizaron ese torbellino de lecturas fascinantes, atravesadas por la culpa, el castigo, la fuga y la salvación.

 

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