Por Javier Lorca

La Universidad de Buenos Aires le entregará el título de Doctor Honoris Causa al ex presidente Raúl Alfonsín. La decisión tomada ayer estuvo atravesada por una ardua discusión entre los decanos y demás miembros del Consejo Superior de la universidad. Aunque fue aprobada por la amplia mayoría de los consejeros, la propuesta presentada por el rector Oscar Shuberoff chocó con la resistencia de cuatro decanos –todos opositores al oficialismo radical–, quienes objetaron la promulgación de las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final durante el gobierno alfonsinista, entre otras cuestiones.
En el proyecto presentado y finalmente aprobado, Shuberoff –que no intervino en el debate porque está de viaje– considera que el ex presidente merece la distinción honoraria porque: “fue cofundador de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos”; “durante su gestión como presidente de la Nación creó la Conadep... e inició un proceso que culminó con el juicio y la condena de la Junta Militar”; “desde el inicio de su gestión presidencial adoptó las medidas necesarias para devolver a las universidades su autonomía que había sido avasallada por las intervenciones militares”; “ha mantenido una consecuente y valiente militancia por la defensa y el fortalecimiento de la democracia en nuestro país y ha procurado instalar en la sociedad los principios de la tolerancia y el pluralismo”. También cita los títulos de Honoris Causa que ya le otorgaron las universidades de New York, Complutense de Madrid, Bologna y las vernáculas del Litoral, Río Cuarto y San Luis.
“En toda su historia, la Universidad de Buenos Aires nunca le dio un Honoris Causa a un político en actividad. Al menos nunca durante un gobierno democrático. Y Alfonsín está en actividad. Incluso acaba de ser elegido como senador.” Así fundamentó su oposición el decano de Ciencias Sociales, Fortunato Mallimaci. El decano de Filosofía y Letras, Francisco Carnese, agregó: “Tiene que quedar muy claro que es una gran satisfacción que los militares genocidas hayan sido enjuiciados y detenidos. Eso fue un hecho inédito para el país y para toda América. Pero no estoy de acuerdo con hechos que ocurrieron luego, como las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida. Eso fue lo que definió mi abstención”. Tanto Mallimaci y Carnese como el decano de Ciencias Veterinarias, Aníbal Franco, se abstuvieron de votar la designación de Alfonsín. También se abstuvo un consejero estudiantil del Frente Grande Universitario, Mariano Ameghino. Todos los demás decanos y consejeros superiores votaron a favor. Excepto Pablo Jacovkis, decano de Ciencias Exactas.
“Le tengo mucho respeto a Alfonsín por su participación en la restauración democrática –explicó Jacovkis–. Pero creo que la propuesta de darle el Honoris Causa debería pasarse a comisión hasta que la Corte Suprema se expida sobre las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, que fueron una grave claudicación ética. Si la Justicia las declarara inconstitucionales, se podría considerar que el balance de la actividad política de Alfonsín es más positivo que negativo.”
La defensa de Alfonsín como merecedor del título honorario estuvo a cargo, sobre todo, del decano de Derecho, Andrés D’Alessio, quien participó del juicio a las juntas. Argumentó que dicho juicio fue un proceso único e histórico y que no se podía criticar la posterior sanción de las criticadas leyes sin atender al contexto social y político en el que fueron promulgadas, con un posible nuevo golpe de Estado amenazando a la democracia. “La trayectoria de una persona hay que evaluarla en su conjunto. Y, en el caso de Alfonsín, el resultado de su vida política es en su mayoría positivo”, opinó la vicerrectora de la UBA, Susana Mirande. Ahora, la universidad deberá iniciar los trámites para entregarle la distinción al ex presidente. La idea es hacerlo antes de fin de año.

DESPUES DE LA POLEMICA EN FILOSOFIA Y LETRAS
Sarlo ya es profesora plenaria

Por J. L.

Finalmente, Beatriz Sarlo recibirá el más alto grado como profesora de la UBA. Después de que –por divergencias políticas internas y en medio de una polémica que Página/12 reflejó– la Facultad de Filosofía y Letras le negara el nombramiento como profesores plenarios a Sarlo, Edith Litwin y Osvaldo Guariglia, el Consejo Superior de la universidad resolvió ayer, por unanimidad, designarlos con “la más alta jerarquía universitaria”, tal como define al cargo el estatuto de la UBA.
“Lo que hizo el Consejo Superior de la UBA es reparar una injusticia -dijo a este diario el decano de Filosofía y Letras, Francisco Carnese–. Era una gran injusticia que un grupo de profesores, alumnos y graduados hubiera impedido que se cumpliera el fallo de los jurados, quienes habían propuesto en forma unánime que los tres profesores fueran plenarios.”
La polémica estalló el 25 de setiembre pasado cuando se trató en el consejo directivo de Filosofía y Letras la designación como profesores plenarios de Sarlo, Litwin y Guariglia. La figura de “plenario” es un título que la universidad puede otorgar a quienes ganan su segundo concurso como profesores titulares, siempre a propuesta del jurado. Se trata del cargo más alto para un profesor regular: es permanente y premia “la capacidad sobresaliente en la formación de discípulos” y al “autor de publicaciones o trabajos que constituyan aportes positivos”. Después del fallo del jurado, hace falta el voto positivo de dos tercios del consejo directivo en cuestión (11 sobre 16 miembros). Eso fue lo que el consejo les negó a los primeros profesores postulados como plenarios de Filosofía y Letras desde la restauración de la democracia. Las abstenciones y votos negativos habían provenido de la minoría de profesores, mayoría de graduados y dos alumnos, todos opositores a la gestión de Carnese.
“Aquello fue una vergüenza, un destrato innecesario que tuvo más que ver con una maniobra contra el decano”, dijo ayer la vicerrectora Susana Mirande. Ella explicó también porqué fue posible revertir la resolución de la facultad: “Desde 1995 se autorizó al Consejo Superior a modificar las decisiones de un consejo directivo sobre un concurso docente, tomando siempre un dictamen de mayoría o minoría del jurado”.

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