Por Susana Viau
Al final, cada vez que
el Consejo va a tratar el tema Leiva nos enteramos de que la Corte, el
día anterior, ha sacado una resolución -dijo sin asombrarse
ya de nada el juez Claudio Kipper, miembro del Consejo de la Magistratura
y uno de los cuatro votos que se opondrían sin éxito a la
iniciación de jury a Luis Leiva, el juez federal de Mendoza que
procesó y ordenó la detención de Raúl Juan
Pedro Moneta. El ex banquero no estaba, pero cubrían la ausencia
de uno de sus letrados, un joven abogado del estudio de Alfredo Iribarren,
y su vocero Ricardo Bosch.
La sesión del pleno había comenzado en hora, con la presencia
del presidente de la Corte y, por lo mismo, presidente del Consejo,
Julio Nazareno. Igual, Nazareno no estuvo mucho tiempo ocupando el sillón
central de la gran sala que el Consejo utiliza en una suerte de comodato
y ahora ostenta una placa junto a la puerta doble de madera maciza. Cuando
al abrirse esa puerta se dibujó una figura pequeña, al riojano
fumador de puros se le oyó decir: Bueno, ahora que llegó
Romero Feris me voy porque tengo una audiencia. El quórum
quedaba asegurado y Nazareno se ahorraba dar incómodas explicaciones
acerca de un anuncio que el diputado ultramenemista Juan Carlos Pichetto
tenía en carpeta: la Corte había firmado el día anterior
el desarchivo de las actuaciones sobre el supuesto contrabando de maletines
que el juez mendocino subrogante Juan Carlos Aguinaga había decidido
archivar y que los acusadores habían convertido en plato fuerte
de su menú de cargos. Un recuerdo sobrevoló a la concurrencia:
el día anterior, martes, la Corte había firmado también
la resolución que dejaba en libertad a Carlos Menem y Emir Yoma.
Diligente, el alto tribunal se había dado tiempo para todo. Los
periodistas mendocinos que cubrían la información se miraron
extrañados: la causa de los maletines, sostenían, estaba
en manos de los conjueces de la Cámara Federal de la provincia
y no había sido enviada a Buenos Aires. La Corte no se puede
inmiscuir sin pedir el expediente, comentaban sin tomar en cuenta
que la Corte lo puede todo. Fue entonces que Kipper, un juez de rostro
impasible, comisionado junto con el senador Horacio Usandizaga para presentar
los argumentos contrarios al pedido de destitución de Leiva, señaló
lo que Menem hubiera llamado esa casualidad permanente. Y
en esta ocasión, igual que en la anterior, había vuelto
a ser Pichetto la polea de transmisión de los designios del Supremo.
Después de Kipper habló Usandizaga. Nunca vino nadie
a verme para pedir mi voto en favor de Leiva sostuvo. En cambio
fueron muchos los que se presentaron a reclamar lo contrario. La
señal que vamos a transmitir es que un juez honesto ha sido derrotado
por el poder económico, insistió y señaló
la llamativa ausencia de Carlos Maestro, firmante del dictamen de rechazo
del juicio político. Se pasó a votación.
En el rostro de Kipper no se movió un músculo cuando escuchó
a los jueces Margarita Gudiño y Juan Geminiani responder afirmativo
al dictamen de acusación que hasta la noche anterior pensaban rechazar.
Tampoco miró cuando hizo lo propio Romero Feris, que había
modificado diametralmente su opinión inicial. Sólo Kipper,
Usandizaga, Alfredo Vítolo y Humberto Quiroga Lavié manifestaron
su desacuerdo. La iniciativa de sentar a Leiva en el banquillo había
ganado 12-4.
Se hizo un cuarto intermedio. En el hall, shockeado y con los ojos brillantes,
Kipper aclaró a quienes lo felicitaban por su alegato: Lo
más importante es lo que no pude decir. Al reiniciarse la
sesión, con un virtual empate, el cuerpo archivó la solicitud
de juicio político al juez federal de San Isidro Roberto Marquevich,
cuestionado por su actuación en la frustrada operación
strawberry, el más grande contrabando de cocaína detectado
en el país, por la instrucción de la muerte del brigadier
Horacio Etchegoyen y también por abrir de madrugada su juzgado
a laschicas del caso Coppola, Samantha y Natalia, patrocinadas por Mariano
Cúneo Libarona.
ENTREVISTA
EXCLUSIVA AL JUEZ TRAS LA AUDIENCIA
Me sorprendieron 3 votos
Por
S. V.
Después
del mediodía, cuando el jury de enjuiciamiento en el que jugará
su permanencia en la magistratura ya era un hecho, Página/12 entrevistó
a Luis Leiva, el juez federal mendocino que procesó al ex banquero
Raúl Moneta.
¿Lo tomó por sorpresa la decisión del Consejo?
Lo que me sorprendió fue el voto de tres personas que hasta
el martes pensaban de otra manera. ¿Y cómo se sabía,
me dirá usted? Puedo asegurarle que hasta el martes a las once
de la noche se oponían al juicio político y a las diez de
la mañana siguiente habían cambiado su voto. Me refiero
a la jueza Margarita Argüelles, al juez Juan Geminani y a (José
Antonio) Romero Feris. También me llamó la atención
que no haya asistido Carlos Maestro, porque él había expresado
ante el Consejo que estaba siendo extorsionado en su provincia por no
acordar con el pedido de jury. En fin, me llaman la atención tantas
cosas...
Moneta había vaticinado que usted iba a terminar como Hernán
Bernasconi.
El Consejo, quiero creer que en su mayoría de buena fe, ha
hecho lo que Moneta quería. Y esto tendrá consecuencias
graves porque le indica a la gente que a los que se meten con los poderosos
así les va. Es un mensaje de miedo, para la sociedad y para los
jueces también. Pero quiero señalar que estoy impresionado
por la valentía de Claudio Kipper y de Horacio Usandizaga; que
siento orgullo de que existan jueces como Kipper y políticos como
Usandizaga, en un momento en que todo en la república parece caerse
y el derecho es lo que menos importa.
Augusto Alasino dijo en el pleno que su concurrencia a la Maratón
de París evidenciaba una actitud dispendiosa, impropia de un magistrado.
Vea, tengo la tranquilidad de que mis cuentas, patrimonio y declaraciones
a la AFIP muestran a las claras de dónde saco el dinero con que
vivo. No creo que muchos de los que me critican puedan decir lo mismo.
¿Cuándo comienza a regir su suspensión?
Desde hoy. Estoy esperando que llegue la comunicación, creo
que está en camino y he pedido licencia porque creo incorrecto
seguir en funciones después de lo ocurrido.
¿Que hará en estos seis meses de plazo?
Defenderme. Espero encontrarme con un jury dispuesto a escucharme
y a comprender que esta maniobra fue dirigida por una persona que lo anunció
desde la tapa de la revista Noticias. Creo que esta instancia se puede
ganar por la vía de la licitud. Por eso voy a enfrentarla. Se lo
debo a la comunidad y se lo debo a mis hijos, que ya hoy me preguntaron
qué estaba pasando.
OPINION
Por Miguel Bonasso
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El pacto secreto
El fallo de la Corte Suprema confirma (desgraciadamente) lo que
esta columna adelantó el 5 de agosto pasado: que había
un pacto secreto entre el Gobierno y el menemismo para liberar al
máximo responsable de la devastación del Estado nacional,
a cambio de ciertas concesiones en el Senado, como el voto del bloque
justicialista que permitió la aprobación de la Ley
de Déficit Cero. En aquella oportunidad dijimos que además
de la libertad de Carlos Menem, habría canonjías para
algunos senadores como Ricardo Branda y el formoseño, efectivamente,
ha sido designado director del Banco Central.
En agosto nuestras fuentes sostenían que el acuerdo desembocaría
en una resolución de la Sala II de la Cámara Federal,
lo cual generaba dudas razonables: la Sala aparecía ante
los ojos de algunos observadores como seria y garantista;
además, los camaristas debían contradecir lo que ellos
mismos habían venido sosteniendo en resoluciones y reprimendas
al juez Jorge Urso. Pero, en cualquier caso, había indicios
muy claros de que algo se cocinaba: la actitud del jefe del bloque
justicialista, José Gioja, instando a sus subordinados a
que dejaran el recinto para que el oficialismo ganara la votación
de la Ley de Déficit Cero y la furia de Emir Yoma, que se
sentía marginado del arreglo y amenazaba sotto voce con volverse
dicharachero si, por caso, salía Carlos en libertad y quedaba
él como jefe de la asociación ilícita.
Con el paso del tiempo se encontró el medio más idóneo
para sacar a Menem sin dejar a su ex cuñado en Campo de Mayo.
Y ese medio fue el propio recurso extraordinario ante la Corte elevado
por el defensor de Emir, Mariano Cúneo Libarona, que debía
servir, a la postre, para liberar a Yoma, a Menem y a los otros
imputados, aunque eso condujera a la liquidación lisa y llana
de la causa por la venta de armas.
A los magistrados del máximo tribunal no les preocupó
excusarse, a pesar de la estrecha relación con el ex presidente
de dos de sus miembros (Nazareno y Vázquez) y la decisión
de la Corte se fue adelantando en la prensa con un desenfado y una
precisión que hablan muy mal de la discreción de los
jueces y hacen pensar en técnicas de acción psicológica
para preparar a la opinión pública ante lo inevitable.
Tampoco parece haberles preocupado mucho la calidad técnica
del dictamen. En el considerando octavo los integrantes de la Corte
descartaron que los hechos investigados fueran constitutivos de
los delitos previstos por los artículos 260 (malversación),
293 (falsedad ideológica), 256 (cohecho del funcionario que
recibe) y 258 (que reprime al que ofrece la coima).
La inclusión del artículo que pena la falsedad ideológica
es de antología, porque no tiene nada que ver con Emir Yoma
que es el beneficiario del recurso. El no era ministro, ni secretario
de Estado y por lo tanto no firmó los decretos que disfrazaron
las ventas reales a Croacia y Ecuador con falsas exportaciones a
Venezuela y Panamá. Es lo que jurídicamente se llama
extra petitum, o sea dar respuesta a lo que nadie pidió.
Y según algunos tratadistas, como Alejandro Carrió,
constituye una de las 13 causales que permiten considerar como arbitraria
a una decisión judicial.
El presidente De la Rúa ha dicho, por supuesto, que no hay
pacto y que él respeta la independencia de los poderes. (Algo
que desmiente su oscura relación con el Senado.) Y las voces
oficiales argumentan: Cuando fue preso dijeron que fuimos
nosotros, y ahora que lo sueltan también fuimos nosotros.
¿En qué quedamos?. Quedamos exactamente en eso:
cuando fue preso le convenía al Gobierno que tenía
pocas cosas para exhibir y este cronista escuchó en despachos
oficiales elocuentes defensas de la figura de la asociación
ilícita. A partir de agosto, cuando se hizo evidente que
Domingo Cavallo no daba pie con bola y era necesario enviar nuevas
señales al mercado, hubo que cocinar un nuevo
acuerdo con el preso deDon Torcuato y algunos de sus principales
operadores dentro y fuera del Senado. El resultado está a
la vista: una nueva victoria de la impunidad y una nueva derrota
de la sociedad civil que parece pintada sobre un telón de
fondo. Y ni siquiera sirve como consuelo adivinar que en el pecado
está la penitencia y que como se vio ayer mismo en
La Rioja pronto, muy pronto el Gobierno sufrirá durísimos
embates del reo al que ellos mismos le abrieron la puerta.
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Polémica
entre juristas sobre el fallo de la Corte
Sabsay, Vanossi, Fleitas tienen varias objeciones
a lo decidido por el Supremo Tribunal. Por ejemplo, que es un per
saltum encubierto. O que no era competente para decidir. O que es
un fallo prefabricado. Badeni lo defiende. El radical Gil Lavedra
se abstiene.
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¿El fallo de la Corte
Suprema que benefició a Carlos Menem y Emir Yoma está bien
fundado? ¿O consistió sólo un gesto político?
¿Fue un per saltum, o sea, una resolución que salteó
otras instancias judiciales? ¿Favorece la corrupción? ¿Puso
fin a la investigación sobre la venta ilegal de armas? ¿Cualquier
preso o persona que llegue hasta el máximo tribunal obtiene respuestas
tan rápidas? ¿Es lícito que dos ministros de la Corte
amigos de Menem hayan votado en la acordada? Estos son algunos puntos
de la polémica que desató el fallo que firmaron seis de
los nueve supremos y sobre los cuales varios constitucionalistas se pusieron
a reflexionar.
El fallo de la Corte podría leerse como un per saltum ya
que el orden normal de las instancias indicaba que debía intervenir
primero la Cámara de Casación Penal. Por otro lado, el delito
de asociación ilícita es igual para un funcionario público
que para un particular, señaló a Página/12
el constitucionalista Jorge Vanossi. Lo que distingue a la república
de la monarquía, es que en la primera contamos con la igualdad
ante la ley. Nuestras normas no dicen que haber sido jefe de Estado implica
estar ubicado en un peldaño distinto, ni que la asociación
ilícita no pueda ser cometida por funcionarios públicos
ni que para éstos las causas se resuelvan más rápido,
añadió.
El jurista Daniel Sabsay evaluó que la resolución contiene
una serie de considerandos que vacían a la asociación
ilícita de la posibilidad de que en el futuro miembros de un gobierno
puedan llegar a cometerla. Los ministros de la Corte, sostuvo el
letrado, paralelamente lanzaron una advertencia muy seria a los
jueces y calificaron con términos tan duros la actividad de quienes
llevaron a cabo la investigación de la venta de armas, que esto
va a actuar como elemento disuasivo para todos los magistrados.
Para peor, dijo Sabsay, se hizo una suerte de per saltum disfrazado,
es decir, no intervino la casación y se llegará a un juicio
oral incompleto, sin los delitos más importantes. Se
abortó el procedimiento en su conjunto y bajo pretexto protector
de las garantías constitucionales la Corte dio la palabra final,
argumentó.
El ex ministro de Justicia del Gobierno actual Ricardo Gil Lavedra prefirió
no hablar del fallo. Eso sí, dejo constancia de que no cree que
estén clausuradas todas las puertas para la investigación.
La sociedad necesita esclarecer hechos que involucren grave corrupción
de los funcionarios y sería un error interpretar que la decisión
de la Corte haya cerrado ese camino. En cuanto a la causa de las armas
el expediente no ha terminado y sólo se ha resuelto un incidente
relativo a la libertad de un imputado, dijo.
Al margen de las consideraciones políticas, de que el fallo
ha generado agrado en cierto sector que simpatiza con Menem y malestar
en otro sector para quien Menem simboliza la corrupción, creo que
la sentencia de la Corte se ajusta a derecho, planteó el
constitucionalista Gregorio Badeni. Lo que ha dicho el tribunal
es que en este caso concreto el juez Jorge Urso y la Cámara Federal
no reunieron los elementos de prueba suficientes para fundamentar la prisión
preventiva dictada respecto de Yoma. Esto significa que si el día
de mañana aparecen esos elementos probatorios de asociación
ilícita, sería viable dictar un nuevo auto de prisión
preventiva por ese hecho, fundamentó. Badeni tampoco cree
que se haya tratado de un per saltum. El Código Procesal
Penal es categórico y la Cámara de Casación Penal
sólo interviene cuando hay sentencia definitiva. Un auto de prisión
preventiva no es sentencia definitiva, explicó.
Abel Fleitas, ex juez federal, cree que la resolución de los supremos
es una contribución más al desprestigio de la Justicia
en nuestro país. Es un fallo prefabricado, en que la
forma jurídica es un disfraz para lo que significa una maniobra
política en que hubo connivencia de un sector del Gobierno y un
sector de la Corte, responsabilizó. Todo esto, consideró
el jurista, refuerza la imagen de impunidad que hay en la opinión
pública sobre ciertos delitos y parece deliberadamente escrito,con
un tono amenazante, para advertir a los tribunales que llevan adelante
causas que tocan a determinados poderes políticos o económicos.
Además, señala, el fallo incluyó la firma de
dos jueces, Adolfo Vázquez y Julio Nazareno, que tienen un vínculo
personal con los procesados; pero lo más escandaloso al respecto
es que el Gobierno, que es parte en la causa, lo haya aceptado.
Sabsay no dejó pasar la comparación que hizo la Corte de
la decisión de Urso y la Cámara Federal de imputar asociación
ilícita con la represión ilegal. Es una mala interpretación
de la historia, dijo el abogado. Nunca pueden ser lo mismo
delitos cometidos por bandas armadas bajo órdenes de personas que
han usurpado el poder sin que exista una autoridad legítima en
el país, que por el contrario lo que efectúa una Justicia
de la democracia en el marco de un estado de Derecho y con un gobierno
legítimo, planteó.
SPERONI
DECLARO INIMPUTABLE A GUIDO DI TELLA
Las ventajas de no pensar
Algunos juristas sostienen que
los cargos por contrabando son, una vez derrumbada por la Corte Suprema
la figura de la asociación ilícita, los que conllevan penas
más duras en la causa por la venta ilegal de armas. Pero lo cierto
es que el tribunal de Julio Speroni no es lo que se dice un escollo insalvable
para el menemismo. Ayer el ex canciller Guido Di Tella logró una
impasse en las investigaciones de Speroni. Luego de una pericia psiquiátrica
que determinó que Di Tella tiene sus facultades mentales alteradas,
el magistrado lo declaró inimputable, ya que no
puede ejercer su legítimo derecho a la defensa.
El dictamen del juez se basó en los informes de un triunvirato
del Cuerpo Médico Forense. A pesar de considerarlo inimputable,
el magistrado no se expidió sobre la situación judicial
del impulsor de las relaciones carnales con los Estados Unidos.
La fiscal Alicia Sustaita, la misma que no apeló la falta de mérito
que Speroni dictó en favor de Carlos Menem y Emir Yoma, no coincidió
en esta ocasión con el fallo del juez y dictaminó que el
ex canciller pudo desenvolverse correctamente para defenderse de los cargos
que se le imputan.
Funcionarios cercanos al juzgado señalaron que en la última
audiencia que Di Tella tuvo frente a Speroni, el ex canciller mostró
algunas lagunas mentales y también notorias dificultades al responder
sobre sus datos personales y filiatorios.
En abril de este año, cuando le tocó declarar frente al
juez federal Jorge Urso, la declaración de Di Tella fue breve.
Se remitió constantemente al escrito presentado por su abogado
defensor Carlos Arslanian. En Tribunales, quienes pudieron cruzarse con
el ex canciller, no recuerdan haber notado síntomas de sus dificultades.
Incluso, luego de esa audiencia, Di Tella realizó un par de viajes
al exterior para cumplir con sus clases magistrales en Oxford.
En el fuero federal estaba acusado de ser participe de la asociación
ilícita que realizó la venta ilegal de armas y también
por la falsedad ideológica de los decretos presidenciales que ampararon
la maniobra. La utilización de estas dos figuras penales son algunas
de las desacreditadas por la Corte Suprema. No habrá sido el único
momento de lucidez, pero en su última audiencia frente a Speroni,
Di Tella se explayó sobre su total ignorancia de los temas
investigados.
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