El menú de recortes de
gastos en el proyecto de Presupuesto 2002, que en Economía cocinan
a fuego rápido para ofrecer a la misión del Fondo Monetario
que aterrizará el lunes en Buenos Aires, será uno de los
más suculentos jamás vistos por los funcionarios de Washington.
Según pudo establecer este diario, casi no hay área del
sector público que escape a la tijera. Además de extender
el recorte del 13 por ciento para salarios públicos y jubilaciones
durante todo el año, como anticipó Domingo Cavallo, y eliminar
el Fondo de Incentivo Docente, como confirmó el jefe de asesores,
Guillermo Mondino, en Hacienda quieren pasarle la guadaña a otras
áreas socialmente delicadas: asignaciones familiares y asignaciones
a jubilados; universidades; y hasta limitar la asistencia médica
de las pensiones no contributivas, entre otros items. Todavía no
está decidido si dar o no de baja el aguinaldo anual, pero se hicieron
refinados cálculos del ahorro que supondría para el Tesoro.
Los técnicos de la Secretaría de Hacienda trabajan contra
reloj para cerrar un proyecto de Presupuesto 2002 que contendrá
recorte de gastos de, por lo menos, unos 5000 millones de dólares
para alcanzar el déficit cero. Este apretón fiscal es adicional
al ahorro en el pago de intereses que generaría el canje de deuda,
de resultar exitoso, que en Economía valúan en 3500 millones
de dólares. El lunes llegará la misión del Fondo,
encabezada por el chileno Tomás Reichman, y Cavallo sabe que los
números que revisarán los enviados deben lucir más
creíbles que nunca para que éstos recomienden
al directorio del organismo aprobar el desembolso de 1265 millones de
diciembre.
Sin estos recursos, que gatillarían inmediatamente otros préstamos
del Banco Mundial y el BID, el gobierno se quedarían sin financiamiento
antes de la Navidad y, entonces, caería abiertamente en la cesación
de pagos. Y en esta oportunidad, se sabe, los auditores serán más
estrictos que en el pasado por una sencilla razón: en menos de
un año, el FMI autorizó préstamos por 22.000 millones
de dólares para el país, en tanto que es la cuarta vez en
ese lapso que el gobierno argentino presenta un nuevo programa de ajuste
al directorio, después de haber incumplido los tres anteriores.
En este contexto, en Hacienda manejan dos alternativas de ajuste. En común,
ambas alternativas de ajuste incluyen las siguientes podas:
La extensión del recorte
del 13 por ciento sobre salarios y jubilaciones por un año significa
un achique de gastos por 3000 millones.
Eliminación del Fondo
de Incentivo Docente, lo que representa un ahorro para el
fisco de 660 millones de pesos.
Recorte en las asignaciones
familiares por un monto de 600 millones.
Reducción de asignaciones
familiares en cabeza de jubilados por un monto de 148 millones.
Poda de erogaciones en la Anses
por 257 millones.
Disminución en 70 millones
de los fondos de contrapartida que debe aportar el gobierno para poner
en funcionamiento programas sociales del Banco Mundial y el BID.
Tope a la asistencia médica
que el Estado paga a las obras sociales para que asistan a los pensionados,
reduciendo la partida en 57 millones de pesos.
Reducción del 30 por
ciento en contratos especiales (-37 millones).
Ajuste del 10 por ciento en
contratos de servicios técnicos y profesionales (-33 millones).
En uno de los presupuestos de ajuste se profundizan los recortes en casi
todas las áreas, sin distinguir entre ahorros importantes o despreciables
para el fisco. Por ejemplo, suspensión de ingreso de cadetes en
las fuerzas armadas (-7 millones); eliminación subsidio electricidad
en Santa Cruz (-26 millones); eliminación subsidio gas patagónico
(-100 millones); eliminación Aportes del Tesoro Nacional (-80 millones);
reducción gastos de la SIDE (-30 millones); eliminación
becas y subsidios otorgados por el Congreso (-13 millones); reducción
de 2743 soldados voluntarios en elEjército (-13 millones); baja
del 30 por ciento en gastos de inteligencia de las fuerzas armadas (-19
millones).
Fischer, con el canje
El ex vicetitular del Fondo Monetario Internacional Stanley Fischer
afirmó que es necesario que Argentina tenga éxito
y que es imprescindible que comience a crecer, al tiempo
que alentó el proceso de reestructuración de la deuda.
Consideró que cada país tiene que buscar la solución
adecuada para sus problemas. No nos corresponde decir si se
hace de este u otro modo. Hay que resolver el problema ya y no en
dos años más, declaró el ex funcionario
del FMI. También indicó que el hecho de que el riesgo
país haya superado los tres mil puntos, implica que inevitablemente
deberá negociar una reestructuración de pagos. Los
retornos de los tenedores serán mayores (si se negocia) que
si tuvieran dos años de incertidumbre, declaró
Fischer, y estimó que para el éxito de la operación
el gobierno argentino requiere mucha habilidad, y los tenedores
mucha madurez. Ambos se pueden beneficiar de la reestructuración
y ambos sufrir si el proceso no se maneja bien.
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