Por David Cufré
El líder de la CGT rebelde,
Hugo Moyano, y el presidente de la Asociación de Bancos de la Argentina,
Eduardo Escasany, habían protagonizado un par de cruces antes de
compartir ayer el panel en la Conferencia Industrial. Era un encuentro
esperado, sobre todo por el presidente de la UIA, José Ignacio
de Mendiguren, principal promotor de la conformación de un espacio
político en el que confluyan los empresarios nacionales, incluido
el único argentino dueño de un banco privado de primera
línea, los sindicalistas y dirigentes políticos comprometidos
con el resurgimiento de un capitalismo nacional. Moyano hizo un guiño
a De Mendiguren y otro a los críticos del banquero, al sostener
que está de acuerdo en trabajar para construir consensos, pero
también se preguntó: ¿Consensos para qué?.
Escasany, por su parte, eligió empezar su exposición diciendo
que hablaría como un empresario nacional.
El panel central del segundo día de la Conferencia Industrial estuvo
armado con evidente intención de mostrar una actitud pluralista.
Además del sindicalista y el banquero, estuvieron el presidente
del bloque de Diputados de la Alianza, Darío Alessandro; el senador
peronista Antonio Cafiero, el presidente de Confederaciones Rurales Argentinas,
Manuel Cabanellas, y el presidente del Banco Nación y de la Asociación
de Bancos Públicos y Privados de Argentina, Enrique Olivera.
Todos estuvieron de acuerdo en que se viven momentos límites,
de una gravedad inédita. En líneas generales,
los diagnósticos y las recomendaciones coincidieron, con diferencias
de matices. Por caso, una de las pautas del panel era sugerir quién
debía convocar al gran acuerdo nacional. Cafiero dijo
que el Congreso, donde debe haber un acuerdo previo entre todos los partidos
para designar un nuevo jefe de Gabinete. Olivera dijo que la Iglesia,
tanto la católica como de demás cultos. Y Escasany pidió
que sea el Gobierno, por una cuestión de tiempos. Moyano, ante
esa pregunta, sostuvo que le parece bien la construcción de consensos.
Pero insistió en que con quién y para qué. En
los últimos años, para la aplicación de este modelo
económico también hubo consenso, recordó.
De Mendiguren considera que para equilibrar la relación de fuerzas
entre el establishment financiero y los sectores productivos es preciso
tener a Escasany de su lado. Hace tiempo que el presidente de la UIA discute
estos temas con el titular del Banco Galicia, y le advierte que de sobrevenir
una catástrofe financiera, su banco puede terminar en manos extranjeras,
tal como les ocurrió a muchos industriales líderes en los
90 ante la apertura económica. Escasany ayer pareció
darle la razón, primero cuando dijo que hablaría como
un empresario nacional, y después cuando manifestó
que es muy difícil concebir un país que no tenga un
empresariado nacional. Nosotros arriesgamos nuestro capital
y el capital de terceros, esperando tener rentabilidad. En esto me siento
identificado con muchos empresarios que están acá,
afirmó Escasany, en uno de sus gestos para congraciarse con el
auditorio.
La UIA y la Asociación de Bancos de la Argentina, que preside Escasany,
habían quedado distanciadas desde que la primera decidió
romper el Grupo de los 8 las entidades empresarias más poderosas
del país y constituir el Grupo Productivo, sin banqueros
ni la Bolsa de Comercio. En los últimos tiempos, en cambio, enancado
en su proyecto de conformar un gran movimiento por el rescate de la producción
nacional, De Mendiguren busca acercar al banquero dueño del Galicia.
Incluso fue en su propio domicilio que probó, por primera vez,
juntar a Moyano con Escasany, después de un fino de trabajo de
convencimiento sobre el banquero.
De todos modos, el discurso de Escasany hizo eje en que los problemas
del país son por la falta de confianza. Desde que llegó
al poder, el Gobierno no ha sabido generar confianza en la población
ni en los inversores, afirmó. Y para obtenerla, demandó
la aprobación del Presupuesto 2002 respetando la pauta
del déficit cero. Esa lectura no tiene ningún punto de coincidencia
con la que expuso anteayer De Mendiguren, quien habló de redistribuir
el ingreso y que el problema es la falta de demanda. Moyano se alineó
en esa posición y, citando a San Martín, dijo que cuando
la patria está en peligro, todo vale para defenderla.
Mea culpa brasileña
El nuevo embajador de Brasil en Argentina, José Botafogo
Goncalves, calificó como el primer tropiezo del
Mercosur a la decisión de su país de adoptar un tipo
de cambio fluctuante, en enero de 1999. Ese fue el primer
tropiezo y ahora la crisis es muy grande, dijo Goncalves durante
un seminario realizado en Brasilia. Brasil pasó a vivir
una división importante con Argentina, que tiene un cambio
fijo, aseguró el diplomático. Es la primera
vez que un funcionario de nivel admite que la decisión de
Brasil de modificar su política cambiaria fue el detonante
de la crisis que atraviesa el Mercosur. Goncalves señaló
que, luego de un período de cuatro a cinco años de
expansión vertiginosa, el Mercosur fue afectado.
|
PAOLO
ROCCA, DEL GRUPO TECHINT
No se puede fallar
El presidente de la Organización
Techint, Paolo Rocca, opinó que la Argentina falló en la
capacidad de negociar con Brasil, y por eso el Mercosur contribuyó
a la pérdida de confianza de los inversores en el país.
Parte de la debilidad del Mercosur surge de las instituciones que
lo han negociado, fallamos en la capacidad de negociar, y con Brasil no
se puede fallar, porque tiene una visión y mucha fuerza,
dijo Rocca al disertar en la Séptima Conferencia Industrial organizada
por la UIA.
Para transformar al Mercosur en un proyecto viable, Rocca propuso consensuar
con Brasil el posicionamiento productivo de la Argentina en el Mercosur
y también destacó la necesidad de crear instituciones
para la resolución de disputas, asignar compensaciones y dar un
tratamiento técnico a los problemas. También subrayó
la importancia de aplicar un programa de convergencia macroeconómica
que incluya la política fiscal, monetaria y cambiaria, y medidas
temporarias de educación.
Rocca consideró que para que el Mercosur beneficie también
a la Argentina, es necesario concentrar el área de comercio y negociaciones
internacionales en un solo organismo dependiente del Presidente
de la República. Por otra parte, el empresario aseguró
que el impacto de la devaluación en términos reales
es el mayor hecho coyuntural que afectó a este bloque, porque en
1999 la depreciación de la moneda brasileña cambió
la premisa del Mercosur y modificó las bases sobre las cuales se
había construido.
Sostuvo, además, que la postura de Brasil a lo largo de los
años no ha sido de líder, sino que ha actuado como una potencia,
privilegiando sus intereses directos y considerando a la Argentina como
un mercado pero no como socio con el cual hay que negociar. En tanto,
el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini señaló
que el Mercosur atraviesa por una de sus etapas más difíciles
y ello no es ajeno a la grave coyuntura que atraviesan las economías
de la región. Como la voluntad política persiste,
las alternativas para reforzar la integración no sólo existen
sino que se multiplican, remarcó.
OPINION
Por Alicia Castro *
|
Cuidan sus privilegios
El presidente de la Organización Techint, Paolo Rocca, opinó
que la Argentina falló en la capacidad de negociar con Brasil,
y por eso el Mercosur contribuyó a la pérdida de confianza
de los inversores en el país. Parte de la debilidad
del Mercosur surge de las instituciones que lo han negociado, fallamos
en la capacidad de negociar, y con Brasil no se puede fallar, porque
tiene una visión y mucha fuerza, dijo Rocca al disertar
en la Séptima Conferencia Industrial organizada por la UIA.
Para transformar al Mercosur en un proyecto viable, Rocca propuso
consensuar con Brasil el posicionamiento productivo de la
Argentina en el Mercosur y también destacó la
necesidad de crear instituciones para la resolución
de disputas, asignar compensaciones y dar un tratamiento técnico
a los problemas. También subrayó la importancia
de aplicar un programa de convergencia macroeconómica
que incluya la política fiscal, monetaria y cambiaria, y
medidas temporarias de educación.
Rocca consideró que para que el Mercosur beneficie también
a la Argentina, es necesario concentrar el área de comercio
y negociaciones internacionales en un solo organismo dependiente
del Presidente de la República. Por otra parte, el
empresario aseguró que el impacto de la devaluación
en términos reales es el mayor hecho coyuntural que afectó
a este bloque, porque en 1999 la depreciación de la moneda
brasileña cambió la premisa del Mercosur y modificó
las bases sobre las cuales se había construido.
Sostuvo, además, que la postura de Brasil a lo largo
de los años no ha sido de líder, sino que ha actuado
como una potencia, privilegiando sus intereses directos y considerando
a la Argentina como un mercado pero no como socio con el cual hay
que negociar. En tanto, el canciller Adalberto Rodríguez
Giavarini señaló que el Mercosur atraviesa por
una de sus etapas más difíciles y ello no es
ajeno a la grave coyuntura que atraviesan las economías
de la región. Como la voluntad política persiste,
las alternativas para reforzar la integración no sólo
existen sino que se multiplican, remarcó.
|
|