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ANGEL ROZAS SUCEDERA A ALFONSIN EN LA PRESIDENCIA DE LA UCR
“Volveremos a ganar las elecciones”

El gobernador chaqueño dice que el camino no es la ruptura entre el partido y el Gobierno. Apuesta a recrear una alianza progresista.

El gobernador chaqueño
asumirá hoy al frente de la UCR.
“Hay que darle mayor actividad
política al Gobierno.”

Por Santiago Rodríguez

“Me tocará, si no cambian las cosas, ser el presidente de la UCR”, dice Angel Rozas, pero su designación al frente del partido durante el plenario del Comité Nacional que se celebrará esta tarde es un hecho. El gobernador de Chaco lo sabe y por eso, a pesar de guardar las formas, habla de sus planes como titular del radicalismo: “Uno de los mayores desafíos será ponerlo en condiciones de ser gobierno nuevamente y vamos a jugar fuertemente en esa dirección”. En diálogo con Página/12, Rozas evalúa que “una decisión rupturista de la relación partido-Gobierno no es el camino más apropiado, como tampoco el de un oficialismo con la venda en los ojos” y dice que hay que fortalecer la Alianza y no descarta estrechar lazos con el ARI. Sus aspiraciones presidenciales no las niega, pero aclara que “no tienen tiempo ni por qué concretarse sí o sí en el 2003”.
–¿Por qué quiere ser presidente de la UCR?
–Creo que puedo aportar algunos elementos para ayudar al radicalismo para que sea un partido dinámico y federal, y porque fundamentalmente tengo vocación política y de poder. Vamos a tener un desafío tremendamente importante si llego a la presidencia del partido: empieza un nuevo tiempo en el radicalismo porque ya no tendremos el paraguas protector en la presidencia de uno de los mayores pensadores ideológicos que ha dado el partido, como es Raúl Alfonsín.
–¿Qué metas se propone para su gestión al frente de la UCR?
–En primer lugar que termine siendo definitivamente un partido de gobierno. Hay que buscar un punto medio donde podamos encontrar comunes denominadores entre el partido y el Gobierno y definir rumbos comunes para recuperar el afecto y la credibilidad en el pueblo argentino.
–¿Usted descarta totalmente, entonces, la idea de algunos de que el partido debía plantear su independencia del gobierno?
–Podemos explicar nuestras diferencias en una convención, pero son poco explicables frente a la sociedad, que identifica a este gobierno como el gobierno del radicalismo o de la Alianza. Una decisión rupturista de la relación Partido-Gobierno no me parece el camino más apropiado, como tampoco el de un oficialismo con la venda en los ojos.
–¿Cuáles son los puntos centrales a discutir con el Gobierno?
–Además de prestarle atención preferencial a la economía, hay que darle mayor actividad política al Gobierno y todas esas cosas habrá que discutirlas en una mesa de consenso entre partido y Gobierno.
–¿No siente íntimamente que durante mucho tiempo buscó la presidencia del partido y ahora le toca, como se dice, bailar con la más fea?
–Los radicales debemos saber definitivamente que no se puede gobernar si no se tiene una profunda vocación de poder, si no se es capaz de asumir la tempestad que recibe como herencia. Me tocará, si no cambian las cosas, ser el presidente de la UCR, pero los tiempos no los elige uno. Este es mi tiempo y tendré que demostrar si realmente estoy preparado para conducir a un partido de gobierno en este contexto; me tengo mucha confianza.
–¿Qué futuro le augura a la Alianza y a la relación con el Frepaso?
–Recrear el sentido aliancista que nos llevó al gobierno es otro desafío. Los fundamentos ideológicos que hace algunos años nos arrimaron al Frepaso siguen intactos y hay que tomar nuevamente las riendas para fortalecer la Alianza con algunos ribetes e incorporaciones nuevas.
–¿Entre esas incorporaciones contempla a Elisa Carrió y el ARI?
–Hay que hacer una alianza progresista y mi intención no es dejar a nadie afuera del camino. No hay que tener prejuicios con nadie.
–Usted conducirá la UCR justo hasta el 2003. ¿Cuál cree que será la performance del partido en las presidenciales de ese año?
–Uno de los desafíos mayores que vamos a tener será ponerlo en condiciones de ser gobierno nuevamente y vamos a jugar fuertemente en esa dirección. Intentaré poner a la UCR en la cresta de la ola y convertirlo en una usina de propuestas alternativas para ayudar al Gobierno.
–Nunca ocultó sus intenciones de ser presidente. ¿Desde la conducción de la UCR está en condiciones de hacer el intento en el 2003?
–Nunca oculté mis intenciones y tampoco quiero hacerlo ahora: sigo teniendo aspiraciones presidenciales, pero siempre dije que esas aspiraciones no tienen tiempo ni por qué concretarse sí o sí en el 2003.
–¿Quien se presente como candidato por el radicalismo no corre el riesgo de repetir el papel de Horacio Massaccesi en el ‘95?
–Vamos a volver a ganar las elecciones. Me tengo confianza y confío también en que le daremos contenidos y competitividad al partido.
–¿No es precisamente este gobierno el principal obstáculo para eso?
–Este gobierno está con problemas, estamos en medio de una de las crisis más severas de los últimos 30 años, pero las crisis para algunos son obstáculos y para otros oportunidades. La crisis no me gusta, pero si está, bienvenida y a superarla; ese va a ser mi mensaje.

 

Tejiendo el consenso

Nadie dudaba ayer en el radicalismo que la nueva conducción partidaria será consagrada por consenso, aunque hasta anoche las negociaciones entre los sectores interesados en sumarse a la mesa nacional de la UCR no estaban cerradas. La designación del chaqueño Angel Rozas al frente del partido en reemplazo de Raúl Alfonsín quedó fuera de discusión y las tratativas estaban centradas en quiénes lo acompañaran en las tres vicepresidencias previstas en la carta orgánica del radicalismo. En principio, el esquema de unidad contemplaba el nombramiento como vicepresidente primero del bonaerense y embajador en Uruguay, Juan Manuel Casella, quien también se había anotado en la carrera por la conducción partidaria. Sin embargo, los gobernadores que constituyen el principal sustento de Rozas reclaman el lugar que se pretende darle a Casella para uno de ellos. Los que aspiran a secundar al chaqueño en la presidencia de la UCR son el rionegrino Pablo Verani y el catamarqueño, Oscar Castillo.

 

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