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En Estados Unidos autorizaron el
uso de un parche anticonceptivo

Se parece a una curita y se aplica en el abdomen, la espalda o las nalgas. Tiene
la misma efectividad que la píldora, pero mejor cumplimiento: sólo hace
falta cambiarlo cada semana.

El parche se puede poner en varios lugares del cuerpo y no se va con el agua.

El último método para no quedar embarazada se parece a una curita. Parece un chiste pero no lo es: la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) norteamericana aprobó ayer el parche anticonceptivo. Se trata de un método que libera a través de la piel las mismas drogas utilizadas en la píldora. La ventaja es que sólo hace falta cambiarlo una vez por semana. Así, se evita uno de los principales problemas de la pastilla: olvidársela. El parche estará en venta en los primeros meses del próximo año en Estados Unidos y es previsible que llegue a Argentina poco después, ya que la aprobación de los medicamentos aceptados por la FDA es aquí prácticamente automática.
El parche –un sistema que ya viene usándose para la terapia de reemplazo hormonal– es un adhesivo que se aplica en el cuerpo: en este caso recomiendan que sea en el abdomen, en las nalgas o en la parte superior del cuerpo, pero no en el pecho. A través de la piel libera estrógenos y progesterona, que pasan al torrente sanguíneo.
Los fabricantes aclararon que está diseñada para soportar que la usuaria tome un baño e incluso nade largamente. En el reemplazo semanal, se debe modificar el sitio para evitar una irritación en la piel. Se utiliza, como la píldora, durante tres semanas: al suspenderlo sobreviene el período menstrual.
La efectividad, según pruebas realizadas, es del 99 por ciento. Un estudio publicado este año en el Journal of the American medical Association sobre 1417 mujeres sanas de 45 clínicas en Estados Unidos y Canadá encontró que la efectividad es tan alta como la de la píldora cuando se sigue la pauta de administración, pero en este caso su cumplimiento es mejor. Comparando la adherencia de ambos métodos, la píldora mostró un índice de cumplimiento del 77.7 por ciento, mientras que en el parche trepó al 88.2. Estudios internacionales previos habían mostrado que una de cada cinco mujeres olvida tomar la píldora al menos dos veces al mes.
El parche será, eso sí, más caro: en Estados Unidos se estima que habrá que pagar unos 40 dólares mensuales. La empresa que recibió la autorización para comercializarla es Ortho-McNeil.
Los riesgos y efectos secundarios del parche son los mismos que los de la píldora, como náuseas o vómitos. Está asociado a un bajo riesgo de coágulos y accidentes cerebrovasculares. Sin embargo, con el parche se reducen otros posibles efectos de la píldora, ya que las drogas no deben ser metabolizadas por el hígado.

 


 

UNA LEY EN EE.UU. MULTA A FUMADORES EN SUS CASAS
El malvado humo del vecino

Se sabe que los norteamericanos son feroces a la hora de perseguir a los fumadores. Pero esta vez las cosas fueron un poco lejos: ya no se trata de oficinas, ni bares o restaurantes, ni siquiera de la vía pública. Ahora se trata de la propia casa. Una ley recién aprobada en el condado de Montgomery, Estado de Maryland, impone multas de hasta 750 dólares a las personas cuyo humo tenga la insolencia de colarse por la ventana o puerta del vecino y molestar su sensibilidad olfativa.
Según los nuevos estándares de calidad del aire, el humo del tabaco puede ser tratado en Montgomery como otros contaminantes, tales como asbestos o pesticidas. Si el humo se introduce en la casa de un vecino -por puertas, ventanas o grietas– esa persona puede quejarse al Departamento de Protección del Medio Ambiente. La ley aún debe ser promulgada por el jefe del Ejecutivo comunal, Douglas Duncan, que ya prometió hacerlo.
Ante las protestas de la Asociación Americana de Libertades Civiles y las amenazas de las tabacaleras –que prometen iniciar acciones legales–, los autores de la norma salieron a defenderse. “Esto no significa que uno no pueda fumar en su casa –dijo el consejero Isiah Leggett–. Lo que significa es que su humo no puede cruzar las líneas de la propiedad privada.”
En los últimos años, a lo ancho y largo de Estados Unidos han surgido leyes y normas que prohíben fumar en bares, restaurantes, lugares de trabajo e incluso ámbitos al aire libre, como parques y áreas deportivas. Más recientemente, el movimiento anti-tabaco tomó la causa de los departamentos privados. En varias ciudades aparecieron edificios libres de humo y alguna gente inició juicios contra el humo ajeno, amparándose en leyes que prohíben actividades que perturban el bienestar de los otros. Sin embargo, hasta ahora no había normas específicas que afectaran a los fumadores en sus propias casas. “Este es un gran paso adelante –dijo John Banzhaf, director ejecutivo de Acción contra el Cigarrillo–, porque permitirá a la gente presentar una sencilla queja a una agencia determinada en vez de contratar un abogado e ir a la Corte.”
La legislación que regula la calidad del aire en ambientes interiores, no incluía inicialmente el tabaco, pero los miembros del Consejo decidieron cambiarla a último momento. Consideraron que el humo del cigarrillo debe ser tratado como cualquier otro contaminante del aire. La ley, sin embargo, no especifica el nivel en el que el humo de otros puede implicar un riesgo para la salud y abre la posibilidad de que apenas el olor sea causa suficiente para una queja legítima. “Si esto no es el Gran Hermano metiendo su nariz bajo mi techo, no sé cómo llamarlo –se quejó uno de los opositores a la ley, el consejero Michael Stubin–. ¿Qué más van a empezar a regular en mi casa?”.

 

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