Por Jonathan Steele
Desde
Spin Boldak , provincia de Kandahar
El asistente personal del mullah
Mohammed Omar repartió ayer un mensaje dirigido a la prensa mundial
diciendo que el intenso bombardeo contra el último bastión
talibán no impactó en la moral de su líder moral
y espiritual; la declaración decía, bajo juramento de lealtad
a Alá, que nunca se rendirían y que pelearán contra
la coalición que lidera Estados Unidos hasta la muerte. Sin embargo,
a última hora de ayer, el corresponsal en Afganistán de
la cadena CNN afirmó que los comandantes talibanes en Kunduz, en
conversaciones con los dirigentes de la Alianza del Norte en la ciudad
de Mazar-i-Sharif, habrían aceptado rendirse.
Según declaraciones citadas por CNN, el mullah Faizal, un comandante
talibán de Kunduz, declaró a los periodistas a quienes
se les permitió observar la reunión que todas sus
fuerzas, afganas y extranjeras por igual, se rendirían. No
pasará nada violento en Kunduz, presagió Faizal, aunque
las conversaciones continuaban para resolver los detalles de cómo
se llevaría a cabo la rendición. CNN también citó
las palabras de otro comandante, Abdul Rashid Dostum, quien dijo a los
periodistas que el problema de Kunduz se resolvería sin pelear
y que los combates por el control de la ciudad habían cesado. Y
señaló que estaba en contacto con dirigentes talibanes de
otras partes de Afganistán, incluyendo Kandahar.
Horas antes, en una conferencia de prensa de 45 minutos en una suerte
de Cancillería convertida en un centro de prensa a 35 kilómetros
al sureste de Kandahar, Tayyeb Agha, el protegido de 28 años
del mullah Omar, describió a los talibanes como un movimiento que
permanece incólume tras 46 días de bombardeo norteamericano.
Y explicó: La ONU ha perdido su autoridad al permitir que
las tropas estadounidenses y británicas ataquen Afganistán.
Los extranjeros nunca han traído ni paz ni estabilidad para el
país. La guerra fue una guerra del Islam. Los gobiernos islámicos
podrán ser parte de la coalición que lidera Estados Unidos,
pero la gente de la umma la comunidad islámica
mundial está con Afganistán.
Según Agha, las fuerzas talibanes se retiraron de Kabul y del norte
del país disciplinadamente y están listas para defender
sus territorios clave: están bien disciplinadas y son
suficientes, y las cuantificó en miles.
Y sugirió que aunque el movimiento sólo controla tres o
cuatro provincias, el momento decisivo llegará cuando pueda recuperar
el resto. Esto no es nuevo. En la época del Profeta, él
sufrió derrotas, sus partidarios fueron muertos y se replegaron.
Pero, al final, vencieron, continuó.
Sin embargo, no hubo palabras rimbombantes cuando declaró que los
talibanes no se rendirían. La gente de Kandahar y las provincias
vecinas están con nosotros: prometieron luchar para nosotros. No
nos rendimos porque ellos han hecho muchos sacrificios por el Islam. Están
listos para cualquier clase de sacrificio para servir a la nación.
Aunque los talibanes se retiraron de Mazar-i-Sharif, de Kabul, de Herat
y de muchas otras ciudades para proteger a la gente de los bombardeos,
ellos no harán lo mismo en Kandahar dijo Agha: ya han
visto los saqueos y los asesinatos que ocurrieron en esas ciudades y no
quieren que eso se repita en su capital espiritual.
Según aclaró Agha, la razón de la conferencia de
prensa fue, en primer lugar, rechazar las informaciones recientes de que
los líderes tribales pashtunes estaban negociando con los talibanes
la rendición de la ciudad de Kandahar. Se trató de
otra batalla del enemigo en nuestra contra; fue sólo propaganda.
Ningún líder tribal nos contactó para negociar el
traspaso del poder. Ellos estuvieron con nosotros, lo están y lo
estarán. Aunque describió repetidamente los ataques
aéreos como una guerra contra civiles inocentes, no exageró
las muertes ni los heridos. Dijo que unos 2000 civiles fueron
víctimas de las bombas, lo que cualquier analista aceptaría
como un número probable después de siete semanas de ataques.
No dijo cuántos talibanes murieron, sólo que fueron muchos.
Agha empezó la conferencia con una historia del surgimiento del
movimiento talibán como reacción al modo en que las facciones
mujaidines comenzaron a tirotearse entre sí después del
colapso del régimen comunista, en 1992. Eso causó
anarquía en el país, saqueos y matanzas. Era necesario que
los musulmanes hiciéramos algo por la seguridad de la gente. Los
talibanes, con base en Kandahar, teníamos un programa. Con la ayuda
de Alá, nos apoderamos de Kandahar y las provincias vecinas. Cuando
se logró la paz y la seguridad, la gente de otras provincias les
pedían a las fuerzas talibanas que se hicieran cargo del lugar.
Paso a paso, nuestras tropas tomaron el control del 95 por ciento de Afganistán
e implementamos la ley islámica. Creamos el Emirato Islámico
de Afganistán no para obtener poder, sino para aplicar la ley islámica.
Y agregó que ahora deben resistir ser expulsados porque es su deber
islámico: Queremos satisfacer a nuestra nación y a
la comunidad árabe internacional y hacer lo mejor posible para
defender nuestra religión mientras estemos vivos. La responsabilidad
recae sobre nosotros. No es una elección, es lo que nos ordena
Alá.
Agha admitió que el mullah Omar está en territorio talibán
y no desertará ni se rendirá. Durante la conferencia, habló
de Estados Unidos con más dolor que con rabia: El islamismo
y la sharia (ley islámica) causan diferencias entre nosotros y
Estados Unidos. Gradualmente, esas diferencias se desarrollaron hasta
que terminaron con los ataques militares contra los musulmanes de Afganistán;
fue un ataque sobre nosotros en nombre de la lucha contra el terrorismo.
Y preguntó: ¿Dónde estaba la ONU cuando empezaron
los ataques? La ONU trabaja bajo instrucciones norteamericanas. No podemos
decir que la ONU tiene autoridad. EE.UU. gobierna la ONU.
Kandahar empezó a ser bombardeada hace dos semanas, pero Agha dijo
que dejó la ciudad anteayer a la mañana para hacer el camino
de 35 kilómetros hasta la fronteriza ciudad de Spin Boldak, donde
fue permitido el ingreso de decenas de periodistas. La situación
es calma y normal, avisó. Agha prometió llevar a los
periodistas a Kandahar para que verifiquen ellos mismos la situación,
pero se negó a decir cuándo.
Traducción: Verónica Gago.
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