El presidente Fernando de la
Rúa alentará en la XI Cumbre Iberoamericana de jefes de
Estado que los 21 países miembros firmen un documento para impulsar
acciones conjuntas contra el terrorismo. En la reunión, que se
realizará hoy y mañana en Lima, el tema central será
la crisis política y económica después de los atentados
del 11 de septiembre en Estados Unidos. Argentina ofreció tiempo
atrás brindar asistencia humanitaria a Afganistán, pero
el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, dijo ayer que aún no
hay fecha para el envío de Cascos Blancos y negó versiones
de un pedido norteamericana y una aceptación argentina sobre participar
en un presunto despliegue humanitario.
Ya existe un borrador del documento que mañana firmarán
los jefes de Estado y de Gobierno de los países iberoamericanos,
en el que expresarán su compromiso de combatir los actos
de terrorismo en todas sus formas y manifestaciones donde se produzcan
y por quien quiera que los cometa. Acordarán, además,
no prestar ayuda ni refugio a los autores, promotores y participantes
de actividades terroristas y de fortalecer las legislaciones nacionales
para evitar la impunidad. Los lineamientos de la política
antiterrorista habían comenzado a ser trazados en la reunión
de cancilleres que se hizo el 13 de noviembre en Nueva York, donde el
ministro argentino Adalberto Rodríguez Giavarini planteó
la promoción de acciones antiterroristas conjuntas.
En cuanto a las propuestas de Argentina, Jaunarena aclaró que hubo
ofrecimientos para remitir Cascos Blancos a través del hospital
de campaña móvil de la Fuerza Aérea, una unidad que
trabajó en Mozambique en la década del 90. Pero aún
no existió contestación ni requerimiento concreto por parte
de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El ministro señaló, además, que el alistamiento
(de personal) en los
hospitales (móviles) es permanente, no es que la haya hecho
un pedido específico esta vez a la Fuerza Aérea. Y explicó
que por tratarse de una operación de mantenimiento de la
paz, al momento de ser enviada, no requiere necesariamente aprobación
del Congreso. Eso sólo es imprescindible cuando puede haber
enfrentamiento armado.
Una idea que también sigue dando vueltas, según funcionarios
del Gobierno, es la posibilidad de enviar tropas de paz a Bosnia para
poder colaborar con la liberación de los efectivos norteamericanos.
De todos modos, añadieron, cualquier movimiento de ese tipo implica
un gasto y aún resta definir quién lo solventará,
aunque normalmente lo haga la ONU.
Otro de los documentos que se debatirán en Perú se refiere
a la crisis económica internacional y de la región. En ese
sentido, es probable que De la Rúa reciba en el encuentro el apoyo
de su pares de América Latina, el Caribe, España y Portugal.
Según adelantó Alejandro Toledo, el presidente anfitrión,
en una reunión de ministros de Economía, se está
analizando la posibilidad de dar un apoyo conjunto a la renegociación
de la deuda externa argentina a través del reclamo de préstamos
a organismos internacionales como el BID y el Banco Mundial, con el apoyo
de los bancos centrales de los países iberoamericanos.
Así las cosas, el en el Gobierno argentino hay expectativas de
poder llevarse, a pesar de la ausencia del ministro de Economía
Domingo Cavallo que sólo participó de la cena inaugural
del martes un respaldo económico importante.
Por lo pronto, De la Rúa tiene en agenda reuniones con los presidentes
de México, Vicente Fox Quesada, de Brasil, Fernando Henrique Cardozo
y de Chile, Ricardo Lagos. Dialogarán sobre la situación
política, económica y la seguridad de la región.
A diferencia de otros años, la Cumbre se desarrollará esta
vez con reuniones privadas. Será a puertas cerradas
dijo Toledo, para poder propiciar una discusión a mangas
de camisa entre los presentes. La actividad de hoy estará
centrada, por la mañana, en las conversaciones entre cancilleres.
A la tarde la reunión plenaria se iniciará con la inauguración
oficial de la Cumbre. Los encuentros entre mandatarios serán mañana.
El evento culminará con la firma de la Declaración de Lima,
queincluirá tanto el capítulo de prevención y lucha
contra el terrorismo como el referido a la crisis económica.
HABLA
PATRICIA WALSH, LEGISLADORA PORTEÑA
Esta es una política aberrante
Si nuestro país
envía ayuda humanitaria es cómplice de la agresión
norteamericana, opinó Patricia Walsh en diálogo con
Página/12 acerca de la participación de Argentina en el
mantenimiento de paz en suelo afgano.
¿Qué opina de la posibilidad del envío de tropas
argentinas como fuerzas de paz en Afganistán?
Rechazamos absolutamente cualquier tipo de envío de nuestras
tropas a Afganistán, ya sea en carácter de veedores o de
supuesta ayuda humanitaria. En mi opinión el señor Presidente
debiera ver y apreciar mejor la situación de extrema pobreza de
14 millones de argentinos, cuatro millones sumidos en la miseria absoluta
y 100 chicos argentinos que se mueren por día de desnutrición.
Mientras el gobierno actual le niega a nuestro pueblo ayuda humanitaria,
nos compromete en la agresión de Estados Unidos y la OTAN contra
el pueblo afgano, que en definitiva, no es algo nuevo, sino que continúa
la política argentina de relaciones carnales.
¿A qué se refiere con esto?
A que, por ejemplo, no podemos ser árbitros de una ayuda
por la paz y a la vez vender armas. Pienso que mal podrían los
integrantes de nuestras Fuerzas Armadas intervenir toda vez que deben
responder por acusaciones y venta ilegal de armas a países en conflicto
como Croacia y Ecuador, con el agravante de que allí también
fuimos garantes de la paz, porque todavía deben
responder internacionalmente por estas denuncias.
¿Cómo es esto?
Primeramente, estoy totalmente en contra de la acción militar
de Estados Unidos en Afganistán, y me opongo a su ayuda humanitaria
que no es tal, sino que es una agresión, porque después
de bombardear a poblaciones civiles, que no esperen que les creamos que
van a prestar ayuda humanitaria. Todo lo contrario, es una forma encubierta
de cobrar mayor poderío en la región. Con el agravante de
que esto es la continuidad de la política exterior de Menem que
lleva adelante nuestro canciller Rodríguez Giavarini, que es una
política aberrante; porque nuestro país al enviar ayuda
humanitaria es cómplice de la agresión norteamericana.
REPORTAJE
A DANTE CaPUTO
Debemos participar
¿Cómo ve
el posible envío de cascos azules a Afganistán?
En el marco de Naciones Unidas me parece que Argentina debe participar,
es una política que se ha instalado correctamente en el país.
Afganistán es un desafío mayor, que además nos corresponde
asumir; por lo tanto, veo positivamente la participación argentina.
Lo cual no quiere decir que la tarea que encarga Naciones Unidas sea una
tarea sencilla, al contrario, es extremadamente difícil, con relativas
posibilidades de éxito.
¿En qué sentido?
Lo que ha sucedido en Afganistán y en otros países
es en gran parte debido a la debilidad del Estado para ser el que monopoliza
la fuerza. Un Estado débil ha permitido la eclosión y desarrollo
de grupos, particularmente los fundamentalistas, cuya fuerza termina siendo
más poderosa que la del Estado mismo. Durante la Guerra Fría
el riesgo de conflicto venía de la fortaleza de los Estados; después
de la misma, a partir de los 90, parece que el riesgo de conflicto
viene por la debilidad de los Estados. La reconstrucción de Afganistán,
como de varios países que tienen experiencias similares, no puede
hacerse si no se reconstruye al Estado. Esto no tiene nada que ver con
el problema de intervención del Estado, ni del papel del Estado
en la economía.
¿Qué cree que está ocurriendo ahora?
Aquí hay una especie de división de trabajo: la tarea
militar básicamente la ha tenido un grupo de países, esencialmente
Estados Unidos, y el día después que se produce la derrota
militar lo ocupa Naciones Unidas, porque ningún país quiere
pagar el costo de tener que administrar situación tan explosiva
como la de Afganistán. Pero esto no debe darnos la sensación
que las decisiones que se han tomado son multilaterales. Estados Unidos
actúa casi solitariamente y después empuja a los organismos
multilaterales, lo cual da la sensación de multilateralidad, pero
sólo acentúa el carácter monopolar de la política
internacional.
¿Debe intervenirse en la lucha antiterrorista?
El terrorismo no es un tema para hablar demasiado, sino para hacer,
moralmente y con eficiencia. Argentina tiene que tener una posición
muy clara, terminante, práctica y activa. Yo estoy en contra de
la pasividad porque en estas materias, si se es pasivo, la acción
la dictan otros. En algún momento le va a tocar a este continente
otra vez ser actor y es mejor que no nos digan todo lo que tenemos que
hacer, que seamos nosotros que nos ganamos el derecho a opinar a partir
de posiciones activas. Y necesitamos algo más, descifrar quién
es el terrorismo porque Argentina fue blanco de dos atentados, vivió
más de 20 años de violencia militar, o sea que no es un
país ajeno a la experiencia.
Opinan dos políticos
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FEDERICO STORANI.
Carne de cañón
Pienso que las tropas argentinas no deben participar en el mantenimiento
de la paz en Afganistán porque este es un conflicto distinto
que en el pasado. Un ejemplo positivo fue el de Haití. Pero
en este caso el conflicto todavía está en evolución,
con una marcada acción unilateral de Estados Unidos y su
socio británico, pero un simbólico acompañamiento
de otras naciones. Aún no está decantada la solución.
Creo en la propuesta mucho más válida que hicieron
los países árabes de enviar tropas musulmanas, como
partes cercanas a la región en conflicto, y no que vengan
de afuera.
No me parece una misión útil en este momento de la
coyuntura, sería negativo. El planteo de la aceptación
a la demanda de Estados Unidos es innecesario. Porque no sólo
son las tropas, nos encontramos ante confrontaciones religiosas,
y estar en medio de las mismas puede ser peligroso e incorrecto.
Asimismo está el aspecto económico, ya los mismos
miembros de la Alianza del Norte, heterogénea en sí
misma, plantean conflictos de ese tipo económico, y las ex
repúblicas soviéticas se discuten intereses de empresas
occidentales en los gasoductos. Si se suman el opio y las armas,
el envío argentino de tropas de pacificación terminaría
convirtiéndose en carne de cañón para defender
intereses de las potencias dominantes.
PABLO RIEZNIK.
Servilismo
El envío de tropas para el mantenimiento de paz en Afganistán
por parte de Argentina sería una manifestación de
servilismo ante el gobierno de Estados Unidos. Naturalmente, debe
ser repudiada porque no se puede invocar la paz cuando se colabora
con el más gigantesco aparato bélico del planeta,
que es el mismo que apoyó en estas latitudes genocidios como
los de Pinochet y Videla. Más hipócrita es la apelación
a la paz cuando el gobierno le ha declarado la guerra al pueblo
argentino para salvar a las grandes corporaciones financieras que
arrasan con nuestra nación.
No veo más que la continuidad de la política de Menem
a la sumisión de la NATO, que llevó a Argentina a
convertirse en una colonia financiera, económica y militar
sin precedentes con respecto a EE.UU. Cuidado, porque esta intervención
de nuestras tropas en pos del mantenimiento de la paz en terreno
afgano sería una clara señal para Bush, cuando éste
le reclama al gobierno argentino la militarización en la
triple frontera y una intervención en Colombia. Es una presión
a la diplomacia brasileña que actualmente está discutiendo
los términos de ésta cuestión.
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OPINION
Por Rosendo Fraga*
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Sí, en el marco de
la ONU
En mi opinión, es positivo que Argentina participe con efectivos
militares en una fuerza de paz que actúe en Afganistán
en el marco de las resoluciones de las Naciones Unidas.
La operación militar realizada por los EE.UU. y sus aliados
en apoyo de las fuerzas antitalibanes, tuvo lugar en el marco de
resoluciones de dicho organismo que las legitimaron, más
allá de las críticas que pueden haber generado.
La participación en esta fuerza de paz permite a la Argentina
asumir una posición de identificación con la lucha
contra el terrorismo internacional, sin los problemas que puede
generar el hacerlo en una operación para reprimirlo directamente.
Además, las fuerzas de paz tendrán como misión
evitar el conflicto, realizar ayuda humanitaria y establecer las
condiciones mínimas para que Afganistán pueda reorganizar
un Estado nacional con sus funciones básicas.
El rol argentino en fuerzas multinacionales de paz ha dejado un
efecto positivo para el país en primer lugar y para las Fuerzas
Armadas en segundo término.
Las misiones en Croacia, Kuwait, Haití, Chipre y otros lugares,
han permitido a la Argentina asumir una característica en
su política exterior, que ya era compartida por Uruguay y
que en los últimos años también han asumido
Chile y Brasil.
También, a su vez, este tipo de rol, ha permitido a las Fuerzas
Armadas vincularse e interactuar con los militares de países
desarrollados y a través de ello mejorar los niveles de adiestramiento
y modernización, a la vez que profundizar la cultura de subordinación
del poder militar al poder civil que caracteriza a los militares
norteamericanos y europeos.
No comparto la idea de que la Argentina debe participar en la fuerza
de paz de Afganistán porque ello puede contribuir a que la
administración Bush considere al país un aliado
y en consecuencia influya sobre el FMI para que se adelanten u otorguen
nuevos fondos que puedan paliar la asfixia financiera del país.
La Argentina debe participar en la fuerza de paz, en función
de los valores y principios que ello implica y no porque se trate
de una conveniencia económica.
En conclusión, la participación argentina en la fuerza
de paz de Afganistán, en mi opinión presenta para
el país más ventajas que desventajas y permite asumir
una posición clara en el conflicto mundial, sin generar el
debate político interno que hubiera producido la participación
en las operaciones directas de represión.
* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva
Mayoría.
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HABLA
UN EXPERTO DE EE.UU.
Ustedes serían ideales
Por Gabriel A.
Uriarte
Desde
Washington D.C.
Las tropas latinoamericanas
serían ideales para Afganistán. A primera vista la
declaración bien puede parecer disparatada. Pero sólo hay
que recordar quién la pronunció para saber que se trata
de algo mucho más serio. Dana Dillon es el principal experto en
el sudeste asiático del Heritage Foundation, centro de estudios
conservador con muy fluidos contactos en la igualmente conservadora administración
de George W. Bush. Frecuente invitado en noticieros y paneles, Dillon
fue uno de los primeros en señalar que el próximo objetivo
de Washington no sería Irak sino las Filipinas, y que la situación
en Afganistán dista de hallarse resuelta. Es precisamente en la
parte más inestable, el sur, donde Dillon considera que los países
latinoamericanos, incluyendo la Argentina, podrían jugar un papel
clave.
Se sabe con bastante certeza que Rusia es la potencia predominante
en el norte de Afganistán y Irán lo es al oeste. ¿Qué
país cumpliría ese papel en el sur?
Yo primero dudaría en describir la situación en el
norte y el oeste en términos tan monolíticos. Creo que los
países más cercanos a Afganistán no deberían
controlar de ninguna forma las fuerzas de paz, simplemente porque sus
intereses podrían ir en contra de nuestros objetivos en estabilizar
el país. Esto significa que debemos asegurarnos en crear una fuerza
de paz verdaderamente internacional.
¿Pero qué países podrían desplegar tropas
en el sur? Pakistán es sospechosa dado su pasado apoyo al régimen
talibán y posiblemente a Al- Qaeda.
Concuerdo en que Pakistán no puede tener ningún protagonismo.
Podrían enviar fuerzas, un batallón o una brigada, pero
nada más. Hay que alentar la presencia de países musulmanes
moderados tales como Indonesia y Malasia, que ya anunciaron enviarán
tropas, y posiblemente Turquía. Y creo que los países latinoamericanos
podrían contribuir. Sería muy conveniente ya que sus tropas
completamente objetivas e imparciales, sin ningún interés
creado dentro de la región en sí.
¿Le parece que los ejércitos latinoamericanos estarían
en condiciones de operar en un país y una guerra como la de Afganistán?
Bueno, ya hemos aceptado tropas africanas... No veo cómo
se podría considerar inadecuados a los latinoamericanos, que en
todo caso no estarían dirigiendo la operación.
¿Pakistán no intentaría impedir el despliegue
de una fuerza tan internacional?
Creo que Pakistán debe cuidarse de seguir dentro de la comunidad
de naciones que está detrás de esta campaña. Y mientras
el presidente Pervez Musharraf mantenga la lealtad del ejército
no hay que temer que sea derrocado por un levantamiento popular.
Después de Afganistán, ¿cree que, más
que Irak, las Filipinas serán el próximo foco de la campaña
antiterrorista norteamericana?
Ya es el próximo foco de la campaña. La presidenta
Gloria Arroyo se reunió con Bush y el secretario de Defensa, Donald
Rumsfeld, para pedir ayuda contra la insurgencia islámica en las
islas del sur, y poco antes el Ministro de Defensa Nacional filipino había
pasado por Washington con el mismo propósito.
¿Es el preludio de bombardeos aéreos contra los rebeldes,
o incluso un despliegue terrestre?
No. El Ejército filipino debería ser capaz de derrotar
al grupo Abu Sayyaf si le proveemos armas y entrenamiento, algo que Bush
ya aprobó.
¿Pero no diría que la insurgencia islámica
se está expandiendo? Con el amotinamiento de una unidad del ejército
en la isla de Jolo, por ejemplo.
En ese caso los soldados que se sublevaron estaban asociados con
un gobernador que probablemente perderá en las próximas
e inminentes elecciones. La revuelta era lisa y llanamente una maniobra
política, no un levantamiento popular islámico.
¿Cuán poderoso es el principal grupo rebelde, el Abu
Sayyaf?
Bueno, no tienen ninguna base popular, ni siquiera la base limitada
que tenían los talibanes. Por otra parte, tienen una buena capacidad
para operar fuera del país. Han usado lanchas rápidas para
secuestrar extranjeros en otros países del Pacífico. Así,
su grado de apoyo es más bajo que los talibanes pero sí
pueden operar a nivel regional.
¿Hay algún Estado apoyando al grupo, en la misma forma
secreta con que Pakistán apoyó a los talibanes?
No, no lo creo. Creo que su único patrocinador en el exterior
era la misma Al-Qaeda de Osama bin Laden. Yo describiría a Abu
Sayyaf como un apéndice de Al-Qaeda.
El año pasado, Muhammar Khaddafi fue clave en lograr la liberación
de varios turistas europeos secuestrados por el grupo. ¿No indicaría
esto algún grado de involucramiento libia?
Es una buena pregunta. El caso es significativo y podría
indicarnos algo que todavía no conocemos. Pero otra forma de verlo
es que Libia hizo no fue más que negociar el pago de un rescate
de 20 millones de dólares de varios países europeos. Es
mucho dinero para Abu Sayyar, que seguramente lo usará para reforzarse.
Esto podría considerarse una especie de apoyo estatal, pero Libia
sólo actuó de intermediador para los países europeos
que están dispuestos a pagar esos rescates. Ya que ese apoyo parece
ser mucho más importante que un financiamiento directo de Libia
u otro país, deberíamos enfocarnos ante todo en convencer
a los europeos de no pagar esos sobornos.
Aun si no tienen apoyo externo, ¿podría Abu Sayyaf
resistir el ataque del ejército filipino? Ya ha sobrevivido sin
muchas pérdidas varias ofensivas del gobierno.
Entiendo que el ejército filipino tiene unas 5000 tropas
en la principal isla donde opera Abu Sayyaf. Es una isla pequeña
y 5000 son muchos soldados, así que eso efectivamente indica deficiencias
en entrenamiento y equipo. Pero ésa es exactamente la naturaleza
del apoyo que Bush prometió a Arroyo esta semana. Creo que el problema
puede resolverse sin lanzar bombardeos ni nada así.
¿No podría este apoyo revertir la gradual retirada
norteamericana de las islas, y convertir a las Filipinas en una base de
operaciones clave para otros intereses norteamericanos en el Pacífico?
Bueno, las bases que usamos ahora (como el aeródromo Clark)
nos fueron alquiladas por el gobierno filipino, a quienes
les pagamos por el derecho. Dudaría en describir a las Filipinas
como una base antes que como un aliado.
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