Por F. C.
El Gobierno considera decisiva para el futuro inmediato de la economía esta semana. Ya lo era bastante por la llegada de la misión del FMI y por el desenlace del operativo de canje de la deuda. Pero el Ejecutivo decidió agregarle más elementos con su nueva convocatoria a una concertación con la que pretende que todos los sectores �empresarios, productores, sindicalistas y la Iglesia� lo ayuden a definir la futura agenda política. Por eso, para el Gobierno la semana empezó ayer a la noche, cuando el presidente Fernando de la Rúa recibió en Olivos al titular de la ABA, Eduardo Escasany, el de la UIA, Ignacio de Mendiguren, al de la construcción, Aldo Roggio, y al ruralista Manuel Cabanellas, para ponerse de acuerdo en los temas que se tratarán en el encuentro previsto para el próximo jueves.
�Salimos de esta si llega la plata del Fondo. Por eso el lunes se empieza a definir todo�, explicaba un vocero de la Rosada durante el fin de semana. De la Rúa adelantó su vuelta del viaje a Perú, un poco para no abusar de ausencias en momentos tan críticos y otro poco para ponerse al frente de los preparativos para esta semana. Aunque ya nadie habla abiertamente de plazos para un repunte de la gestión de Domingo Cavallo (hasta hace no mucho se decía que tenía hasta diciembre para que comience algo parecido a la reactivación), sí admiten que si el FMI no da el visto bueno al estado de las cuentas, el futuro del ministro entraría en un cono de sombra. Tal vez dicen esto porque están seguros que la misión del Fondo cerrará con buenas noticias.
Como un acercamiento con la oposición quedó definitivamente complicado luego de la profundización de las tensiones internas renacidas dentro del PJ por la liberación de Carlos Menem, el Gobierno apostó sus fichas a crear una línea dialoguista con los conductores del llamado Grupo Productivo. Después agregaron a los banqueros y a la Iglesia, dado que los obispos vienen reiterando sus llamados al diálogo entre todos los sectores como salida a la crisis.
El Presidente y el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, lanzaron la idea el miércoles pasado durante la Conferencia Industrial, donde se escucharon varias críticas a la lógica de las políticas económicas del Gobierno. Colombo planteó que los sectores productivos ayudaran a crear la agenda oficial con eje en tres temas: la política social, el Presupuesto 2002 y el canje de la deuda. Por ahora, los partidos políticos no fueron convocados a la concertación mientras que los sindicalistas todavía cavilan sobre la actitud que tomarán. Ayer, cables de noticias daban como presentes en Olivos a gremialistas como Julio Piumato y Oscar Lescano. Piumato lo negó y aseguró que, ayer al menos, no participó de ningún encuentro en el que se hubiera discutido la concertación. El jefe de la CGT, Rodolfo Daer, también negó contactos.
Por la tarde, la cita fue en el domicilio de De Mendiguren en San Isidro. Hasta allí llegaron Escasany, Cabanellas y Roggio para definir una agenda común para no aparecer con posturas contradictorias en la reunión del jueves. Sorpresivamente, luego de algunos llamados de consulta, los empresarios se corrieron de San Isidro a Olivos para ver a De la Rúa. La visita generó ciertos resquemores dentro de cada central porque imaginaban que sus jefes harían consultas internas antes de sentarse a hablar con De la Rúa y sus ministros.
�Ahí se sentaron personas a las que les conviene que todo siga más o menos como está y otros que quieren un cambio radical del plan económico, así que no se pueden haber puesto de acuerdo en una tarde�, explicaba un economista de la central industrial, extrañado por el apresuramiento mostrado en sentarse frente a De la Rúa. No es secreto que Escasany mantiene posturas encontradas con los sectores industriales con respecto a cómo debe el país salir de la recesión. Más allá de las declaraciones de rigor sobre lo beneficioso de la convocatoria a la concertación, fue poco lo que se pudo obtener de lo conversado anoche en Olivos. Pasadas las 22, el encuentro todavía se desarrollaba en medio de un marcado hermetismo.
No es el primer llamado a una concertación realizado por De la Rúa en sus dos años de gestión. Ya lleva varios y, aunque alguno comenzó con entusiasmo, todos terminaron en la mayor intrascendencia. Incluso pasó lo mismo en las convocatorias que involucraron a los partidos políticos. Generalmente, el fracaso se debió a lo poco que tenía que ofrecer el Gobierno a cambio de un mayor compromiso de los demás sectores con los sucesivos estado de emergencia decretados por la crisis. �Esta vez va a ser distinto�, respondía ayer un vocero de la Rosada. �Ahora los sectores empresarios saben que si no ponen el hombro el país se hunde en serio. Y, además, ahora Cavallo está dispuesto a escuchar las propuestas que le acerquen�, agregaba.
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