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 La Cámara de Diputados buscará sancionar este martes, en sesión especial, la ley de Inteligencia que por primera vez penaliza las escuchas ilegales y prohíbe los seguimientos por razones de opinión, raza o religión. El proyecto ya obtuvo media sanción del Senado, donde los legisladores rechazaron las presiones de las Fuerzas Armadas para recuperar funciones de espionaje interno. Si mañana los diputados avanzan en la aprobación del texto, la actividad de los espías dejará de estar regida por decretos de la época de Onganía y normas secretas.
�Esta es una ley que nos debemos hace 14 años�, consideró ayer el presidente de la Comisión de Seguridad Interior, el radical Fernando Montoya. El diputado puntualizó que el texto ya obtuvo el respaldo de radicales, justicialistas y frepasistas en un plenario de comisiones (Seguridad Interior, Defensa, Legislación Penal y Presupuesto), por lo que sólo resta el dictamen de la de Derechos Humanos.
La urgencia por incluirlo en la próxima sesión se debe a que, con la renovación del cuerpo del 10 de diciembre, caducarán todos los dictámenes que hayan quedado pendientes de tratamiento.
El proyecto de ley llevó ocho meses de análisis y negociaciones en la Cámara alta, donde el texto fue consensuado entre los partidos, el Ejecutivo y los organismos de inteligencia. Pasó a Diputados el 12 de noviembre.
De prosperar su aprobación varias cosas cambiarán en el mundo de los espías. En principio, no podrán ser miembros de ningún organismo de inteligencia las personas que registren antecedentes por violaciones a los derechos humano, crímenes de guerra o delitos contra la humanidad.
El Parlamento podrá controlar, además, los gastos secretos asignados al sistema y pedir informes puntuales cuando lo crean necesario. La SIDE deberá elevar por su parte cada año un reporte sobre sus actividades.
El texto castiga con un mes a dos años de prisión e inhabilitación las pinchaduras de teléfonos, que sólo se podrán intervenir por orden de un juez y por un plazo limitado. De la misma manera quedará prohibida la intromisión en el correo electrónico.
Finalmente, se penan �la creación, conformación y funcionamiento de asociaciones, instituciones, redes y grupos de personas físicas o jurídicas que planifiquen y/o ejecuten funciones y actividades de inteligencia, en cualquiera de sus etapas, asignadas a los organismos integrantes del Sistema de Inteligencia Nacional�.
En cuanto a las Fuerzas Armadas, la iniciativa mantiene las restricciones impuestas luego de la recuperación de la democracia. Dos leyes (la de Seguridad Interior y la Defensa Nacional) les prohíben hoy hacer inteligencia interna. Tras los atentados terroristas en Estados Unidos, hubo fuertes intentos de sectores militares para abrir una puerta que les permitiera recuperar algunas de las funciones vigentes cuando la Doctrina de Seguridad Nacional, pero los senadores resistieron las presiones.
El texto actual define la inteligencia estratégica militar como la que busca conocer el potencial militar y los eventuales teatros de operaciones; el principio que quedará así ratificado es que las Fuerzas Armadas no deben hacer inteligencia interna ni actuar ante cualquier tipo de amenazas externas, aun cuando estas amenazas no provengan de un aparato militar.
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