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Por Oscar Ranzani
 El sexo, como toda práctica inherente a la naturaleza humana, tiene su pasado. Como una manera de hurgar en él, la señal The History Channel estrenará hoy a las 22 el especial La historia del sexo en el siglo XX. El programa está dividido en cuatro capítulos que se extenderán hasta el próximo jueves. La división no es casual y está relacionada con los diversos momentos sociales y políticos que atravesaron las prácticas amatorias de la sociedad estadounidense. Sostenido con un relato en off del periodista Peter Coyote y acompañado de numerosos testimonios de investigadores y escritores especializados en materia sexual, el documental tiene cuatro pilares históricos sobre los que intenta develar las variaciones de las relaciones sexuales: comienzos del siglo XX, los años 20 y las décadas del 50 y del 70.
�El siglo se enciende�, que se verá hoy, refleja que, a pesar del advenimiento de la industrialización y el avance tecnológico que acompañó la llegada del siglo XX, las costumbres de la era victoriana eran algo más que un resabio en los Estados Unidos. Los ciudadanos formaban parte de una sociedad �respetable� que, sin embargo, se vio sumida en una profunda contradicción: si bien había mucha discreción prenupcial y se valorizaba la castidad de la mujer, la sociedad no se ruborizaba con los hombres que tenían experiencias fugaces con prostitutas. Más bien, se pensaba que el hombre que no tuviera relaciones sexuales podría llegar a enfermarse.
�La madurez de la pasión�, que se verá mañana, muestra cómo en los años 20 se produjo la primera revolución sexual. La juventud comenzó a cuestionar el puritanismo victoriano e intentó vulnerar el estricto código estadounidense. Los años de la posguerra significaron un cambio en las costumbres sexuales, especialmente de las mujeres. Nacieron las radios y con ellas, la costumbre de hacer el amor escuchando música. Pero el mayor impacto lo produjo Freud, que propuso hablar de sexo, y lo adoptó como un elemento para ser analizado en el plano de la ciencia. Esto permitió que pasara de ser algo �malo� para convertirse en una experiencia saludable. El segundo golpe contra las convenciones victorianas fue el descubrimiento del preservativo y el diafragma, que facilitaron que la mujer no quedara embarazada y dejara, entonces, de ser cuestionada por �dudosa moral�.
Pasado mañana The History Channel propondrá �Hacer el amor, no la guerra�. El contexto histórico de los años 50 es conocido: la penosa guerra fría, en la que EE.UU. se dedicó a perseguir a los comunistas. Las políticas conservadoras castigaron por �libertinaje� el despertar sexual de los años 20. La TV comenzaba a ser masiva pero, debido al control de la Comisión Federal de Comunicaciones, lo más explícito que podía verse en la pantalla era un beso.
El jueves se verá el último capítulo: �La política del placer�. En los 70 la sociedad, ya liberada, de alguna manera, de los riesgos del embarazo y de las enfermedades venéreas, volvió a producir una revolución sexual que estuvo acompañada de una modificación sustancial de la cultura, encabezada nuevamente por las mujeres quienes volvieron a estar en el centro del renacer erótico del país y atrás quedaba, entonces, la idea de que eran asexuales o inocentes. Los 70 significaron un enorme cambio para las mujeres ya que comenzaron a trabajar, vivir solas y ser sexualmente activas. Ya no sentían vergüenza de entrar en las farmacias o en las tiendas sexuales para comprar un vibrador o un libro porno. Después vendrían los 80 acompañados por la terrible epidemia del sida y el amor libre volvió a tener un retroceso.
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