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 Mientras en el mercado bursátil derrocha optimismo, celebrando el presunto éxito del canje de deuda, las estadísticas oficiales dan cuenta del incesante derrumbe del consumo, aun en los artículos identificados como de primerísima necesidad. A la euforia financiera se le contrapone el dato cierto de una recesión que, por indomable, amenaza pulverizar rápidamente el rédito de abaratar la deuda pública. En el pasado octubre, las ventas en los supermercados retrocedieron un 10,3 por ciento respecto al mismo mes de 2000, caída que no sólo se expresa en la menguada facturación de esas cadenas sino en la cantidad de bienes vendidos. Lejos de escapar a esa tendencia, los shopping parecen cada vez más un lugar para organizar un paseo austero y refugiarse de las inclemencias del tiempo o de la creciente inseguridad de las calles que un espacio de tentación para abrir la billetera: el mes pasado las compras se resultaron un 20 por ciento menores a las de octubre anterior.
El relevamiento realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos sobre las principales cadenas y centros comerciales del país deja nítidamente expuesta esa aparente divisoria entre la economía real y el cuadro fiscal. Pueden aliviarse las arcas públicas con una menor carga de intereses. Pero también es necesario una pronta resurrección del consumo, que viene en picada. Bien por la merma de ingresos de asalariados e independientes, bien porque la inestabilidad laboral y la incertidumbre acerca del tipo de cambio sugiere que es más prudente ahorrar que gastar.
Durante octubre, las ventas registradas alcanzaron a los 1068 millones, un 0,3 por ciento por encima de setiembre. Pero no hay demasiado motivo para celebrar, si se lo coteja con los datos del décimo mes de 2000: la caída es del 10,3 por ciento en facturación y del 8,6 por ciento en unidades físicas. La conjugación de estos datos es reveladora. No es que la recaudación retroceda producto de la deflación de precios. Es que, aunque las cosas sean más baratas, se venden menos.
Según prueba el Indec, las cosas no fueron muy diferentes en setiembre, cuando las ventas se redujeron un 2,6 por ciento respecto a agosto. Vista en la perspectiva de los primeros diez meses del año, las compras en súper e hipermercados cayeron en conjunto un 4 por ciento, retroceso que no sólo persiste sino que se acentúa a medida que pasan los meses.
No hay renglón que se haya salvado de esa resistencia a consumir que, según interpretó el Presidente días atrás, se explica por una exagerada propensión de los argentinos al ahorro. Sea como fuere, el rubro que más perdió en supermercados es el de indumentaria, calzado y textiles, que setiembre contra setiembre retrocedió un 20 por ciento.
Cualquier observador descuidado podría pensar que fue así porque los consumidores privilegiaron los alimentos y bebidas, cuya demanda se supone inelástica. Sin embargo, las estadísticas oficiales desmienten esta hipótesis: este renglón cayó un 8,3 por ciento, al igual que el de artículos de limpieza. Tampoco es que los consumidores se hayan volcado masivamente a �hacer shopping� para buscar allí indumentaria de mejor calidad, aunque de más precio. Por el contrario, la malaria también golpeó impiadosamente a los locales de lámparas dicroicas y vendedoras en silueta, donde las ventas retrocedieron globalmente en octubre un 20,1 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, caída que es del 13,5 por ciento si se comparan los diez primeros meses de 2001 con los de 2000.
El renglón más castigado en los shopping fue el de �diversión y esparcimiento�, que setiembre contra setiembre marca una llamativa caída del 33,9 por ciento, a semejanza de lo que ocurrió con la venta de electrodomésticos y artículos de computación. Sólo el dato aislado de octubre respecto de setiembre podría alimentar la esperanza de que se quebró la tendencia declinante, ya que ese mes la facturación conjunta creció un 8,6 por ciento. Pero esta conclusión poco tiene que ver con las expectativas manifestadas por los supermercadistas en el mismorelevamiento, quienes pronosticaron que este mes su cajas recaudarán aún menos.
Record de convocatorias
Un record histórico de concursos se registró en octubre en los tribunales comerciales de la Capital Federal, de acuerdo con un informe de la Central de Riesgo Crediticio Experian. Las convocatorias llegaron a 194 en el mes pasado, incluyendo a Correo Argentino, con un pasivo de 762,9 millones de pesos; Gatic SA, que reconoció una deuda de 447,8 millones; la obra social OSMATA con 55,5 millones, y el sindicato SMATA con 26,8 millones. �La fuerte recesión fue acompañada en octubre por un considerable incremento de los concursos preventivos, entre ellos algunos de gran volumen, mientras que las demandas por falta de pago de créditos para el consumo planteadas en los tribunales comerciales de Buenos Aires se mantuvieron en valores altísimos�, destacó Experian. La cantidad de concursos en los primeros diez meses del año aumentó 7 por ciento en relación con igual período del año anterior. Por otra parte, las demandas por falta de pago de créditos para el consumo alcanzaron en octubre los 13.991, llevando el total de los diez primeros meses a 106.333, un 10 por ciento más que en igual período del año pasado. |
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