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Por Felipe Yapur
 La sesión especial de hoy en la Cámara de Diputados tiene dos objetivos. El explícito: los bloques intentarán aprobar un paquete de proyectos, entre los que figuran la tipificación de la desaparición forzada de personas y las modificaciones impositivas que impulsa el Gobierno. El implícito, el que nadie lo dice, es que el encuentro de hoy será utilizado fundamentalmente para homenajear al titular del cuerpo, Rafael Pascual, quien dejará su banca el 10 de diciembre. Para después de esa fecha, dicen, Fernando de la Rúa le tiene reservado un lugar en el gabinete.
Si bien todavía resta una última sesión ordinaria �la del miércoles� la razón de despedir hoy a Pascual reside en el orden del día. Los temas propuestos para esta tarde no son para nada conflictivos. En cambio, para el miércoles está pendiente la derogación de los superpoderes. Un tema que perdió interés en el bloque del PJ luego de que los gobernadores firmaran el acuerdo con el Gobierno central por la coparticipación.
Es probable que Rafa Pascual, un fiel delarruista, deje su sillón de presidente durante el encuentro de hoy para bajar por última vez a una banca. Desde allí, especulan justicialistas y radicales, pronunciará su último discurso como diputado.
Malolo, como lo llaman sus íntimos, se convertirá así en el primer presidente de la Cámara baja que no renueva su puesto durante el gobierno de su partido. La derrota en la interna partidaria frente a las huestes de Rodolfo Terragno le impidió competir por una banca en los comicios de octubre pasado. Sin duda, una muestra más que clara de la ineptitud de los colaboradores del presidente Fernando de la Rúa que arriesgaron a su hombre en el Congreso en una elección interna.
Pero como las moneda, la historia parlamentaria de Pascual tiene dos caras. Por ejemplo, a diferencia de sus antecesores en el puesto, se dio el gusto de reemplazar a De la Rúa a pesar de estar en el penúltimo peldaño de la escala sucesoria. Sucedió hace poco más de un año, cuando Carlos �Chacho� Alvarez ya había abandonado la vicepresidencia. Lo repitió el sábado 17 de noviembre pasado.
El único antecedente al privilegio de Pascual ocurrió en 1973 cuando el yerno del �Brujo� José López Rega, Raúl Lastiri, asumió como Presidente tras la renuncia de Héctor J. Cámpora y Vicente Solano Lima. Estos habían dejado el poder para darle paso a la candidatura de Juan Domingo Perón.
La tarea de Pascual con De la Rúa no terminará en diciembre, como tampoco empezó el día que la Alianza llegó al gobierno.
Balbinista primero y delarruista después, Pascual es un verdadero hombre del partido. Estudiante crónico de Derecho �De la Rúa lo desaprobó en el examen final de Derecho Constitucional� y obvio dirigente universitario supo enfrentar en sus años mozos a la Franja Morada alfonsinista. Para ello creo, con el guiño de Ricardo Balbín, lo que se conoció como la Juventud Radical Revolucionaria (JRR). Sin duda, un anacronismo de la ideología que inspiraba al Chino Balbín.
Durante la dictadura, Pascual se refugió en barrio natal, Parque Patricios. Este hincha fanático de Huracán atendió la agencia de Prode de su padre. El retorno de la democracia y una alianza con Enrique �Coti� Nosiglia, le permitió acceder a una banca de diputados en 1987. También fue interventor del gremio gastronómico, desde donde cultivó una estrecha amistad con el hoy senador electo Luis Barrionuevo.
En pocos días más, el gastronómico hará su debut en la Cámara alta. Pascual, en cambio, se despide hoy.
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