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Por Laura Vales
 El miércoles 24 de octubre, cuando asumió, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Sartor, anunció recortes en su área. El 9 de noviembre contrató a su hermano como asesor y le dio un sueldo de 7500 pesos. Una semana más tarde rescindió los contratos de 150 trabajadores. Las tres acciones sintetizan el perfil de una gestión que nació discutida políticamente y de un ministro con un programa social todavía en el misterio.
El menor de los Sartor, Raúl, viene de Río Negro, donde era secretario de Acción Social de la Municipalidad de Roca. Su designación consta en la resolución interna número 67, en la que su hermano le adjudicó un sueldo de 3500 pesos y un adicional de otros 4060 a cambio de manejarle la agenda y aconsejarlo en cuestiones específicas del área.
El plus salió de un fondo (expresado en unidades retributivas) con que cuentan los ministros para gastos especiales, aunque se supone que ese dinero debe ser utilizado para mejorar los sueldos del personal al que le pagan muy poco a pesar de su alta capacitación.
Si con algo buscó distinguirse Sartor desde que llegó a Desarrollo Social fue en mostrarse como impulsor un fuerte ahorro para el área, en sintonía con los principios del déficit cero. Así, apenas desembarcado el ministro mostró su vocación por reducir partidas, reacomodar personal y el 15 de noviembre despidió a 150 personas cuyos contratos vencían recién a fin de año.
Se trata de dos categorías de despedidos: por una parte, integrantes del equipo que llevó al ministerio Juampi Cafiero, quienes por ocupar cargos políticos sabían que tarde o temprano quedarían fuera del área. Simultáneamente también quedaron sin empleo más de cuarenta de trabajadores rasos, como asistentes sociales o personas con hasta seis años de antigüedad y funciones estrictamente técnicas.
Sartor prepara ahora un nuevo paquete de despidos, con otros 150 contratos a rescindir. Es difícil, sin embargo, saber cuán efectivo será el ahorro.
�Los contratos rescindidos vencían el 30 de diciembre y tenían pautado un mes de preaviso, pero ese mes no se está pagando y además los telegramas ponen como fecha de cesación no el del día real de la notificación, sino el de la resolución ministerial�, explicó uno de los afectados. �De esta manera el Ministerio pretende ahorrarse unos pesos, pagando sólo la mitad de noviembre y dejando de lado el preaviso.� Los contratados están preparando cartas documento para litigar contra el Estado, y como se ve la forma seguida para llevar adelante las rescisiones de los contratados dejan abiertas puertas a una catarata de juicios. El Estado tiene toda las de perderlos. Pero claro, esos pagos no afectarán el Presupuesto 2001.
Con los despidos en marcha, el nombramiento de Sartor el menor y su sueldo con adicionales tuvo una vuelta de tuerca. Advertido de la inconveniencia del caso, el ministro firmó una segunda resolución para corregir la primera y le bajó el sueldo a su hermano.
�No hubo ningún tirón de orejas�, negó ayer uno de sus colaboradores; �simplemente se dio cuenta de que era un monto excesivo y decidió bajarlo�.
�Razones de oportunidad, mérito y conveniencia autorizan a adoptar la presenta medida�, dice el texto en el que se anuncia que �el recorte de gastos en todas las áreas del Ministerio� también llegará a los asesores de gabinete.
El nuevo salario de Raúl Sartor fue fijado en cuatro mil pesos. Casi lo mismo que le corresponde a un ministro luego del ajuste; mucho más (el doble) de los que gana el presidente Fernando de la Rúa desde junio, cuando su sueldo quedó en 1800 pesos.
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