La justicia extranjera insiste con juzgar al represor Alfredo Astiz. El fiscal sueco Thomas Lindstrand pidió ayer el arresto del �Angel Rubio� o �El Cuervo� por la desaparición de la joven Dagmar Hagelin. �Llevo luchando casi 25 años y es evidente que esto es una gran noticia. Por eso estoy feliz, aunque no sé cómo va a terminar la historia�, declaró a una agencia sueca Ragnar Hagelin, el padre de la víctima.
La petición del fiscal será ahora estudiada por el juez Claes Djurberg, que aseguró que decidirá esta semana si emite o no la orden de arresto. La solicitud de detención debe ser firmada antes de fines de enero de 2002, cuando expiraría el plazo de 25 años establecido por la ley sueca.
El 27 de enero de 1977 en Palomar un grupo de tareas siguió a Dagmar Hagelin, que corrió hasta que fue alcanzada por las balas de los represores. La joven alta y rubia fue llevada con vida a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y según testimonios recogidos durante estos años, Astiz fue el que apretó el gatillo.
El ex marino, que nunca fue condenado en Argentina por las violaciones a los derechos humanos que cometió durante la última dictadura pero recibió condena perpetua en ausencia en Francia, estuvo preso este año desde el 1 de julio al 14 de agosto. La jueza María Servini de Cubría lo puso tras las rejas por pedido de la justicia italiana, que lo investiga por los asesinatos de Juan y Susana Pegoraro y Angela María Aietta. En ese momento, Francia también reiteró su solicitud de extradición contra el represor. Pero el gobierno argentino defendió el principio de territorialidad y rechazó las solicitudes europeas, aunque presentó una denuncia a la Justicia argentina para que Astiz sea investigado en el país por los hechos de los que se lo acusaba en Italia.
El fiscal Jorge Di Lello y el juez Jorge Urso están estudiando si hay pruebas para juzgar al represor por los casos de los Pegoraro y de Aietta y por eso pidieron al juez italiano Claudio Tortora que le remita las copias certificadas de una decena de sobrevivientes de la ESMA y de �las pruebas de cargo que obren en el expediente relativas a la responsabilidad penal del ciudadano Alfredo Ignacio Astiz en los hechos�.
�Entiendo de suma importancia contar con las probanzas a fin de encaminar las pesquisas y determinar la perpetración de las conductas ilícitas imputadas a Astiz�, le manifestó Urso a su colega romano.
En Argentina, Astiz fue amparado por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final �cuya inconstitucionalidad fue ratificada por la Cámara Federal� y sólo recibió una sanción judicial menor por reivindicar sus crímenes. �Soy el hombre mejor preparado para matar a un político o a un periodista�, dijo el represor en el verano de 1998 en una entrevista en la revista 3puntos, en la que también aseguró que todos los días lo visitaban hombres de su fuerza para pedirle que encabece un levantamiento. En el exterior, en cambio, fue el primer militar argentino condenado. Fue juzgado en Francia por el asesinato de las monjas francesas Alice Domon y Leonie Duquet, secuestradas por la Marina junto con un grupo de familiares de desaparecidos en los que se había infiltrado Astiz.
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