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PLÁSTICA

LA FUNCION CURATORIAL SEGUN JON TUPPER
Aspectos del arte de curar

El curador canadiense que ganó un León de Oro en la Bienal de Venecia vino para presentar una muestra y hablar sobre el papel del curador después de los atentados en Nueva York.


Escena del film proyectado en la instalación de Canadá en la reciente Bienal de Venecia.
La obra de Cardiff y Bures Miller, curada por Tupper, ganó el Premio al Mejor Pabellón.

Por Jon Tupper *

No hay un modo preciso de definir al curador. Pero se pueden enumerar algunas de sus funciones. En principio, los curadores tenemos la responsabilidad de cuidar y supervisar las obras de arte de una colección. También somos los encargados de hacer investigaciones y de seleccionar las obras para las muestras y para distintos ensayos. Y en tercer lugar, podría decirse que producimos una obra de arte con una muestra, utilizando las obras de arte de otras personas.
Existe una serie de universidades en América del Norte que ofrecen programas de curaduría y museología, pero no son serias en su intención de capacitar a los curadores. He tenido la oportunidad de entrevistar a muchísimos candidatos que estaban buscando puestos curatoriales. Muchos de ellos graduados en Historia del arte y con licenciaturas en el tema. Incluso habían dedicado varios años a investigar y escribir sobre arte. Pero por lo general yo prefería no contratarlos. Por el contrario, prefería a quienes habían obtenido experiencia de la práctica, porque son más flexibles en su manera de encarar las cosas y logran hace el trabajo requerido. Sin embargo hay algunas instituciones que ofrecen oportunidades reales para quienes quieran ser buenos curadores. Por ejemplo, en el mundo angloparlante, que es el que más conozco, el Royal College of Art en Londres y el Center for Curatorial Studies en el Bard College de Nueva York, ofrecen programas excelentes. A algunos de esos graduados yo los contrataría de inmediato. Porque esos dos programas ofrecen un pensamiento tanto teórico como práctico y cuentan con introducciones o presentaciones de los curadores internacionales más importantes.
Estas oportunidades tienen que ver con capacitar a futuros curadores en lo que hace a pensar acerca del significado y la relación entre las ideas, los objetos de arte y los espectadores.
Yo pasé diez años trabajando en un museo. Cuando el museo empezó a cambiar �como ha sucedido en muchas instituciones culturales en América del Norte� adoptando modelos operativos del marketing, y ampliando los departamentos dedicados a cuestiones de mercado en detrimento del aspecto curatorial y educativo y de las secciones del museo en relación con estos temas. Entonces decidí que era la hora de irme. De todos modos seguí con mi carrera y surgió la oportunidad de trabajar como cocomisionado en la Bienal de Venecia de 2001, donde el pabellón canadiense ganó el León de Oro.

Aciertos y errores

Harald Szeemann �un curador suizo independiente a quien siempre he admirado� fue el curador general de la Bienal de Venecia. El desarrolló una teoría especial, una metodología curatorial antihistórica, que él denominó �Desde la visión al clavo�. Me gusta su estilo de combinar géneros o documentos históricos u objetos de arte. También me gusta cómo trata la historia del arte, como algo transversal e inseparable de otros tipos de historia. En sus comienzos este enfoque era algo único; ahora su perspectiva se fue haciendo más común.
Las bienales como la de Venecia se equivocan cuando intentan presentarse a sí mismas como una especie de inventario del arte contemporáneo internacional: en realidad no lo son. Pero una vez aclarado el punto, considero que las bienales son una manera maravillosa de poder ver una gran cantidad de arte en un período corto de tiempo. 
En la mayoría de las bienales �y particularmente en la Bienal de Venecia que acaba de terminar� se han incluido muchos artistas que utilizan nuevos medios, máquinas y tecnologías. Por otra parte en estasclases de eventos existe muy poco tiempo para la situación reflexiva que requiere una obra de arte. Esto se debe a que uno está corriendo de un lugar a otro para ver obras de más de trescientos artistas. Y además se generan situaciones muy frívolas. Pero también surgen buenas oportunidades para conocer a los artistas más importantes del mundo y encontrarse con coleccionistas, curadores, galeristas y marchands.
A pesar de que admiro el trabajo de Szeemann, me sentí desalentado cuando vi que había tan pocas artistas mujeres participando en la Bienal y que había tan poca diversidad cultural. Tengamos en cuenta que fue la primer bienal del siglo XXI. Al mismo tiempo me sorprendió cuando me enteré de que la curaduría del pabellón de Canadá había ganado el premio. Me parecía que no tenía ningún sentido, como en general no lo tiene otorgar premios a los artistas. Pero nuevamente aquí está involucrada la idea de la representación nacional y el nacionalismo. Yo creo que en realidad las obras de arte tienen más que ver con las ideas y la estética que con una diversidad geopolítica. Pero la anécdota que cuento a continuación, sucedida en relación la cuestión del nacionalismo y los atentados a Nueva York, demuestra que todavía soy capaz de cometer muchos errores.

Nacionalismos

En este momento, en el Confederation Center Art Gallery, la galería de arte donde trabajo, tenemos una muestra que trata sobre el nacionalismo y contiene el trabajo de dos artistas fallecidos. Por una parte Serge Lemoyne (de Quebec), cuyo trabajo muestra un compromiso con respecto al separatismo y el nacionalismo de Quebec. El segundo artista es Greg Curnoe, cuyo trabajo en los años setenta expresaba muy bien su nacionalismo, porque definía aquello que los canadienses no son: es decir, los canadienses no son estadounidenses. Su trabajo es muy crítico de los Estados Unidos de América.
Como todos bien saben, el 11 de setiembre, después de la tragedia de Nueva York, ningún avión pudo aterrizar en los Estados Unidos durante 48 horas y la mayoría de los vuelos que venían de Europa con destino a los Estados Unidos, fueron desviados hacia Canadá. De repente teníamos miles de estadounidenses vagando por nuestras calles. Estos turistas estadounidenses tenían muy poco que hacer por dando vueltas por las calles de Canadá, así que queríamos que vinieran a visitar galerías de arte. Cuando asistí a la muestra el 12 de setiembre, sin pensar en lo que había pasado, me encontré con ese montón de turistas estadounidenses, que no estaba en Canadá por elección, frente a las obras �antinorteamericanas� de Greg Curnoe. La reacción en las caras de esos turistas, más que un vago antinacionalismo canadiense, reflejaba algo que se había vuelto peligrosamente amenazante. Yo me preguntaba en qué estarían pensando todos esos visitantes estadounidenses.
El mundo está sufriendo una gran ansiedad por la nueva guerra, la amenaza del ántrax y el terrorismo. Todo esto requiere también una respuesta por parte de los museos. Pero no sé qué tipo de respuesta debería darse. Se debería cuestionar la guerra y las razones por la que está sucediendo ahora, o quizá el museo debiera ser un refugio del caos que hay que enfrentar en la vida real. Hay que esforzarse en pensar algo y dar una respuesta inteligente que contribuya a construir un puente. Deberíamos ayudar a comprender lo que está sucediendo en el mundo. Todos los trabajadores de la cultura tendrían que participar de este proceso.

* Curador de la Confederation Center Art Gallery. Ex director de residencias �y de la galería Walter Phillips� del Banff Center for the Arts, fue cocurador del envío canadiense a la reciente Bienal de Venecia. Ganó el León de Oro por la muestra �The Paradise Institute�, de JanetCardiff y George Bures Miller. Vino a la Argentina para presentar la muestra �Foto espejos�, de su compatriota Ken Lum, auspiciado por Espacio Ecléctico �Humberto 1º 730, hasta el 2 de diciembre� y la Embajada de Canadá. El artículo recoge lo sustancial de la conferencia dictada en Buenos Aires el 8 de noviembre en el Centro Cultural Ricardo Rojas.

 

 

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