Por Carlos Polimeni
El empresario Daniel Grinbank
denunció ayer a la justicia penal que la empresa de capitales mexicanos
CIE-Rock and Pop, de la que fue socio y luego funcionario, lavaría
dinero proveniente de negocios ilegales a través de su operatoria
en la Argentina. Grinbank presentó a la Justicia una síntesis
metodológica del modus operandi que denuncia: los comprobantes
de un contrato por el cual CIE-R&P cobró 8.500.000 dólares
provenientes de una empresa llamada Nurina Corp., constituida en Panamá,
según su denuncia, con el único objetivo de realizar esa
transacción, y disuelta pocos meses después. Para ello suministró
copias del giro de dinero a través de un banco, del contrato suscripto
entre las partes y documentación sobre el modo en que se constituyó
y luego desapareció rápidamente esa empresa. Los responsables
de CIE-R&P en la Argentina se negaron a contestar las acusaciones.
No podemos hacernos cargo de una denuncia de la que nos enteramos
por los medios, dijo anoche a Página/12 un vocero de la corporación.
Una vez que la Justicia dé curso a las actuaciones, daremos
instrucciones a nuestros abogados sobre cómo proceder, agregó.
Los responsables locales de la empresa pusieron de todas maneras sobre
aviso a la casa madre, con sede en México. CIE Internacional es
propietaria de gigantescos negocios en México, Brasil y la Argentina,
entre otros países (ver recuadro) y tiene fuertes asociaciones
con otras empresas de primera línea, entre ellas el gigante de
la televisión Televisa.
El caso Nurina, según la denuncia de Grinbank, probaría
el accionar de la empresa. El contrato marca que D.G. Producciones prestaría
a Nurina Corp. una asesoría sobre servicios de diseño
y elaboración de proyectos estratégicos publicitarios y
de mercadotecnia de entretenimientos en Uruguay, Paraguay, Bolivia,
Ecuador y Perú. Inmediatamente después de firmado el contrato,
Nurina depositó un cheque por 8.500.000 dólares en la cuenta
130-3029-4 que la empresa argentina tiene en el Banco Río. El cheque
fue acreditado el 30 de setiembre del 2000. Esa cifra, dice Grinbank,
equivale casi a la mitad de la facturación anual de
la empresa. El propio querellante investigó la empresa con sede
en Panamá, con sede declarada en el Edificio Plaza Bancomer, calle
50, de Panamá, un capital inicial de apenas 1000 dólares
y fecha de constitución del 24 de julio del 2000. El contrato con
CIE se firmó el 26 y recién el 27 la compañía
quedó asentada ante las autoridades panameñas. Sus sospechas
quedaron expuestas cuando un estudio de abogados obtuvo el dato de que
Nurina había sido disuelta el 21 de marzo del 2001. El empresario
entonces concluyó que todas las apariencias indicarían que
su creación fue al único efecto de firmar el contrato con
la empresa argentina y girarle el dinero. El dinero fue incorporado aquí
a las ganancias del año de CIE-R&P.
Para Grinbank la sola reseña de los hechos indica con toda
claridad que estamos en presencia de un hecho que pretende dar a la transferencia
de dinero individualizada una apariencia de legitimidad que no se condice
con la realidad. El escrito del empresario agrega: La única
explicación compatible con la lógica que permitiría
justificar el hecho de disfrazar una transferencia como si se tratase
de una contraprestación comercial, es asociarla con una maniobra
de lavado de dinero. Según Grinbank, la creación de
la empresa fantasma no pudo haber sido ideada sino por los directivos
de CIE Internacional. Como la legislación mexicana asigna
categoría de delito a las ilicitudes tributarias, sostiene
su escrito, la utilización de una empresa panameña
creada al efecto y desarticulada después sería la
confirmación de una operación clandestina destinada
a blanquear dinero de origen delictivo.
Grinbank, asesorado por los abogados Luis Rosino, Francisco DAlbora
y Mariano Ungar, recordó en el escrito que en abril de este año
se desvinculó del grupo CIE, después de un largo proceso
de desgastes y desencuentros, la mayoría de ellos relacionados
con la ética de los negocios. Para explicar su historia,
contó su trayectoria como promotor y productor de espectáculos
desde 1972, y el largo proceso que derivó en que se constituyese
en uno de los principales empresarios del ramo delentretenimiento, con
oficinas abiertas en varias plazas. A mediados de los 90, además
de la emisora Rock and Pop y el éxito en la organización
de docenas de espectáculos, su empresa tenía por cinco años
la exclusividad del uso para espectáculos de los estadios de fútbol
de River y Vélez. En 1996, recuerda, su empresa firmó un
contrato de representación en América Latina y España
de Disney. Un poco después el CIE le propuso una asociación
para desarrollar las obras de Disney, con un 50 por ciento de propiedad
de cada parte. Primero se concretaron espectáculos en México
y a partir de 1998 la sociedad empezó a operar en la Argentina,
por lo que aquí adoptó el nombre de CIE-R&P.
Durante ese año 1998 la empresa, ahora llamada CIE RP SA, quedó
en un 70 por ciento en poder de los mexicanos y en un 30 por ciento para
Grinbank, que, según su declaración, tenía además
a otros 12 accionistas menores, en general funcionarios de la propia empresa,
algunos de ellos aún en sus puestos, como Fernando Moya, a quien
cita como colaborador en su posterior investigación de lavado de
dinero. Grinbank cuenta que fue sorprendido en su buena fe cuando la empresa
empezó a comprar aquí a precios altísimos emisoras
radiales a fin, dice, de presentar un buen cuadro en la Bolsa de
valores de México. Así fue, continúa el escrito,
que llegó su desvinculación, en junio de 1999, pese a lo
cual debió aceptar cumplir funciones de presidente,
ya que ésa era una cláusula incluida en el contrato anterior,
para el caso en que vendiese sus acciones. Grinbank sostiene que la redacción
del texto lo obligaba a cumplir con una tarea de modo sólo nominal,
ya que carecía de poder real, y que entabló luego un litigio
judicial con el grupo al fin de poder operar como empresario independiente.
De ahí al fin de la relación quedaba un paso, pese a que
tiene dinero por cobrar por la venta de sus acciones. En el camino hacia
ese paso final fue que se encontró con el caso Nurina
que lo llevó a la justicia.
Prohibido lavar
El Código Penal argentino tiene una artículo destinado
al tema del lavado de dinero. Este son los puntos principales del
texto:
Art. 268 64: 1) a) Será reprimido con prisión de dos
a diez años y multa de dos a diez veces del monto de la operación
el que convirtiere, transfiriere, administrare, vendiere, gravare
o aplicare de cualquier otro modo dinero u otra clase de bienes
provenientes de un delito en el que no hubiere participado, con
la consecuencia posible de que los bienes originarios o los subrogantes
adquieran la apariencia de un origen lícito y siempre que
su valor supere la suma de cincuenta mil pesos ($ 50.000), sea en
uno solo acto o por la reiteración de hechos diversos vinculados
entre sí;
b) El mínimo de la escala penal será de cinco años
de prisión, cuando el autor realizare el hecho con habitualidad
o como miembro de una asociación o banda formada para la
comisión continuada de hechos de esta naturaleza;
3) El que recibiere dinero u otros bienes de origen delicitvo, con
el fin de hacerlos aplicar en una operación que les de la
apariencia posible de un origen lícito, será reprimido,
en su caso, conforme a las reglas del artículo 277.
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Los
datos principales del grupo empresario
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La casa central
La Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE)
Sociedad Anónima de Capital Variable, fundada en 1991 por
el empresario Alejandro Soberon Kuri, inició sus acciones
empresariales a través de Ocesa (Operadora de Centros de
Espectáculos), una promotora de shows en vivo y operadora
del famoso Palacio de los Deportes de la Ciudad de México.
Hoy es el principal grupo de entretenimientos en vivo para los mercados
de habla hispana y portuguesa en Iberoamérica, mediante la
operación de centros de espectáculos, parques de diversiones,
explotación, promoción y realización de eventos,
ferias comerciales y exposiciones, venta de patrocinios, publicidad,
alimentos y bebidas, y comercialización de las entradas para
todos sus espectáculos teatrales y musicales. Con sus largos
brazos, posee teatros en Argentina (ver aparte), Brasil, México
y España, produjo la exitosa película mexicana Amores
perros, construyó el Foro Sol un auditorio al aire
libre para 60.000 personas, controla la versión latinoamericana
de Ticketmaster la mayor expendedora de entradas del mundo,
posee la concesión para operar el Hipódromo de la
Ciudad de México, también un parque de diversiones
en Bogotá (Colombia) y la publicidad rotativa de los clubes
de la primera división del fútbol mexicano. Este año,
además, ingresó al mercado hispanoparlante de los
Estados Unidos adquiriendo el 51 % de Hauser Entertainment, que
lidera la producción de recitales de músicos latinos
en aquel país.
La filial argentina
El desembarco de CIE en Argentina se produjo a fines de 1996,
cuando se asoció con Rock and Pop Internacional Ltd. para
desarrollar y poner en escena las comedias musicales de Disney en
América latina y España (de las cuáles, la
empresa de Daniel Grinbank previamente había adquirido los
derechos). Allí se constituyó la sociedad MAT (Mate
after Tequila) Theatrical Entertainment Ltd., luego rebautizada
CIE RP (CIE Rock and Pop), que puso en escena primero en México,
luego en Argentina la obra La Bella y la Bestia. A partir
de ese momento, el grupo mexicano comenzó a pisar fuerte
en el país: en 1997, siempre asociado con la empresa de Grinbank,
compró el Teatro Opera (ahora rebautizado como Sky Opera)
y obtuvo la concesión del Zoológico, en una operación
total que rondó los 20 millones de dólares. Más
tarde, en asociación con una subsidiaria de Telmex el
grupo que lidera Carlos Slim, compró las FM Aspen (102.3),
La Metro (95.1), San Isidro Labrador (95.5), Feeling (102.7), Rock
and Pop (95.9), y las emisoras de amplitud modulada Libertad, América,
Radio del Plata y Splendid, por un total de 80 millones de dólares,
constituyendo así un holding temible, aunque no legal. La
legislación argentina en vigencia prohíbe a una empresa
tener más de una radio. Grimbank fue primero socio en un
cincuenta por ciento con los mexicanos, luego quedó con un
treinta por ciento y finalmente vendió su parte y siguió
con un cargo de presidente, aunque sin poder real en el grupo.
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ENTREVISTA
A DANIEL GRINBANK
Yo sospecho que tiene que haber mucho más
El
empresario
explica por qué cree que el
�caso Nurina� puede ser la
punta de un iceberg para la investigación del lavado de dinero sucio
en la Argentina. �Me daba vergüenza ser presidente de una empresa
como ésta�, dice.
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Por Eduardo Fabregat
Daniel Grinbank sabe que está
lanzando una bomba cuyos alcances nadie puede adivinar, pero considera
que tiene que dejar su buen nombre a salvo, porque los hechos que denuncia
ocurrieron mientras era presidente del grupo. En su compleja
desvinculación de CIE R&P, en abril de este año, estalló
un conflicto que se mantuvo off the record mucho tiempo y que debió
resolverse en un fuero comercial. Hoy, tras descubrir la acreditación
de ocho millones y medio de dólares de una empresa Nurina
que sólo existió dos meses, por tareas poco convincentes,
el empresario argentino dice a Página/12 estar absolutamente seguro
de encontrarse ante una operación de lavado que puede no
ser la única.
¿En qué momento sospechó que podían
existir maniobras poco claras?
Yo terminé renunciando porque el grupo tiene un proceder
completamente distinto a lo que a mí me parece que tiene que ser
el manejo de una empresa. Por el maltrato a la gente, por la especulación,
porque permanentemente veía que se estaban haciendo dibujos para
la Bolsa, a un punto tal que ya en 1999 me negué a firmar los balances
teniendo un cargo de presidente. Por otra parte, cuando fuimos socios
en 1998 y cuando vendí mi parte en 1999, la única área
donde yo no tenía ninguna incidencia era la Dirección de
Administración y Finanzas, el trabajo de los contadores. En ese
momento se necesitaba cierta contabilidad para presentar en la Bolsa,
porque esta es una empresa que cotiza en la Bolsa de Nueva York y el mercado
mexicano. A partir de ahí empecé a sospechar que no era
gente con la idoneidad que se necesitaba para ese cargo, fueran los contadores
o la gente que mandaron los mexicanos, como los directores Samuel González,
que es mexicano, y posteriormente un argentino amigo de él, Roberto
Russo. Si yo hubiera sospechado esto antes hubiera sido más fácil
todo el conflicto que terminó con mi demanda de abril. Pero la
primera prueba apareció cuando rescaté esos dos asientos
contables de 8,5 millones, que llegaron a mis manos a principios de este
mes.
¿Qué elementos los hacía sospechosos?
Sobre todo, una empresa creada unos días antes y disuelta
en marzo de 2001. Lo primero que hice fue consultar al director del área,
porque esta es una de las 14 empresas que integran el holding acá
en Argentina, que abarca el Zoológico de la ciudad, el Opera, etcétera.
Como Fernando Moya es amigo mío y tenía contacto con él,
pude preguntarle si sabía algo de todo esto. Y él no sabía
absolutamente nada de una operación de semejante volumen, que de
ninguna manera podía escaparse a mí.
No se hablaba precisamente de monedas.
Claro, y además yo conozco bien este mercado, es una cifra
increíble. Estuve veinte días haciendo una investigación
sobre esto, y cuando descubrí que la tal empresa Nurina estaba
radicada en Panamá y todo eso... por otra parte, esto es lo que
yo detecté, lo cual no significa que sea lo único.
A partir de esto, ¿usted hizo algún tipo de investigación
en México?
No. Cuando los conocí, cuando los busqué para el primer
emprendimiento, que fue asociarnos en la producción de espectáculos
de Disney, ellos controlaban totalmente el mercado mexicano de espectáculos
y tenían la representación para toda América Latina.
La fachada es de toda una empresa que maneja hasta los hipódromos
de México, una empresa que existe y es sólida.
¿Desde cuándo existe formalmente?
Formalmente desde 1990, y en lo bursátil desde 1996.
¿Por qué fue tan tormentosa su desvinculación
de CIE R&P?
Estaba siendo la cara de una empresa que se caracterizaba por el
maltrato permanente al personal, por la constante situación de
tener oficinas espectaculares sin pagarle a los proveedores. Veía
un dibujo, una fachada, y era el presidente de la compañía,
pero no creo en la obediencia debida. Hice muchas cagadas y aciertos en
mi vida, pero me daba vergüenzaser presidente de esa empresa. Había
días en que el Zoológico no debía abrirse por el
estado en que se encontraban algunos animales, y se abría igual.
No se pagaban horas extras y al que se quejaba lo echaban, y a un tipo
que trabajaba se le pagaban mil pesos o trescientos, y a un director venido
del exterior se le pagaban fortunas, y se le daban oficinas fastuosas
y un BMW. En todos estos años yo mantuve, mal o bien, una línea
de conducta, y no la iba a bastardear porque me pagaran un sueldo importantísimo
y por una manera de proceder que estaba ajena a mis principios éticos.
Entraba en contradicciones que iban más allá de mis valores,
entonces consideré que tenía razones para presentar mi renuncia.
Ellos consideraban que no y quisieron inhibirme de trabajar, entonces
entablé una demanda en el fuero comercial de Fernández Moores
(que no tiene nada que ver con esta), y en la que finalmente se dictó
una medida cautelar que me permitió seguir trabajando.
¿No cree que, con tantos años de experiencia, su conducta
fue un poco ingenua?
Esto pasó por un montón de auditorías... a
mí mucha gente me dijo estos tipos están lavando dinero,
a partir de la compra de las radios por sumas imposibles o las locuras
que hacían. Pero esta gente pasó auditorías importantes,
necesarias para cotizar en bolsa. No es que son unos tipos que vienen
con valijas llenas de plata de no se sabe dónde. La lectura que
hago hoy es ¿cómo intervinieron unos auditores tan inoperantes
o ineficientes? Evidentemente compartían un pacto de silencio.
Desde este punto de vista sí, me siento inocente.
¿Qué puede suceder de aquí en más?
Bueno, yo espero que la Justicia investigue, porque esto es lo que
yo detecté, pero sospecho que tiene que haber mucho más.
A mí me gustaría saber de dónde viene la plata. Yo
creo que con esto se puede destapar una olla muy grande.
¿Cree que esto puede depender exclusivamente de lo que haga
la Justicia argentina, o puede producir un rebote en el exterior?
A mí me interesa que intervenga la Justicia argentina, porque
no me es ajeno que cuando sucedió esto yo era el presidente, y
por eso quiero limpiar mi nombre. No quiero quedar ensuciado por nada
que vaya a surgir, entonces quiero que la Justicia investigue a fondo,
de punta a punta. Sé que en un país como la Argentina suena
ridículo. Digo más: al primer indicio no fui a denunciar,
investigué yo. Y la verdad es que investigué con mucho cagazo,
porque a medida que iban apareciendo cosas me fui dando cuenta del monstruo
que tengo enfrente, que aún no sé muy bien cuán grande
es. Descubrí ocho palos y medio, ¿no habrá unas cuantas
cosas más?
¿Tiene miedo? Cuentas poco claras, montos millonarios, México...
Claro, esto no es para nada ficticio, es real, y por eso me parece
importantísimo que tome estado público, porque creo que
es la garantía mayor que tiene alguien que hace lo que yo hice.
Si uno denuncia en el silencio... hoy Alejandro Soberón Kuri, Rodrigo
González y Samuel González, que son quienes manejan toda
esta operatoria, se deben preocupar si yo me resfrío.
¿Sabe si alguna de las personas con las que usted mantiene
contacto dentro de la empresa sufrió algún tipo de presión?
Ellos descubrieron esto hoy, porque desde principios de noviembre
me manejé con mucha cautela, con cuidado, para ofrecerle a la Justicia
el caso bastante servido. Al menos este caso.
¿Tiene algún conocimiento de qué posición
puede tomar el Banco Río?
No estoy al tanto, pero el banco también tiene que dar explicaciones,
porque la cuestión es que acá hay plata del circuito negro
que ingresa en el circuito blanco. Esa es, precisamente, la figura del
lavado.
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