Por Laura Vales
De golpe, todos los días
aparece un nuevo problema. A un cura que participa en los piquetes le
entran a la Iglesia y le rompen la cabeza de un fierrazo. Después
un grupo de desocupados que reclama en la plaza de San Justo recibe la
inesperada visita de un juez; el magistrado intenta convencerlos de denunciar
a otro sector piquetero. Cuando el tema se aclara, se llevan detenido
al hijo de uno de los dirigentes de los cortes de ruta; el adolescente
es acusado de tener un cigarrillo de marihuana en un recital de rock.
Y ayer, otra sorpresa; la policía bonaerense hace un allanamiento
en un barrio en busca de una banda de ladrones, pero de paso voltea las
casas de nueve desocupados; todos habían participado del último
corte de rutas. Les bajan la puerta a patadas, rompen muebles y ventanas,
se los llevan detenidos por averiguación de antecedentes, finalmente
los sueltan.
Para los desocupados de La Matanza en esta sucesión de episodios
no hay casualidad. El lunes habían llamado a una conferencia de
prensa para denunciar que estaban sufriendo intimidaciones, pero ayer
directamente vincularon las detenciones a una campaña para quitarle
a la gente las ganas de reclamar.
Se llevaron a compañeros que están con nosotros en
los cortes de ruta, a los que les destruyeron sus cosas y les hicieron
pasar un momento terrible, dijo el titular de los desocupados de
la Corriente Clasista y Combativa Juan Carlos Alderete. Para nosotros
esto es parte de una persecución.
En el operativo policial de ayer hubo 35 detenidos. El reclamo de los
piqueteros se refiere a nueve de esos 35; ocho ya recuperaron la libertad
mientras que uno quedó preso.
La razzia, según todo lo indica, tuvo sustento legal ya que fue
habilitada por dos jueces de garantías a pedido de dos fiscales
que investigan delitos concretos. Lo que sospechan los dirigentes de los
desocupados es que alguien pudo incluir entre los sospechosos a personas
que no tenían nada que ver con el caso con el fin de amedrentarlos.
Las detenciones ocurrieron a las 6 y media de la mañana en el barrio
María Elena, el asentamiento donde vive Alderete y que en La Matanza
todos identifican como la zona más fuerte de las CCC. Según
contó el abogado José Rocha, antes de entrar los efectivos
cercaron el barrio para ingresar después con un gran despliegue
de carros de asalto, patrulleros, personal uniformado y otros de civil.
Voltearon puertas y ventanas a patadas; por lo menos uno de los
que fueron detenidos manifestó que había sido golpeado y
contó que le hicieron firmar papeles mientras le pegaban en las
costillas, describió Rocha. Los nueve desocupados desconocen
si existió una orden de allanamiento porque nadie se las mostró
ni les dejó copia. Los trasladaron a la comisaría 19 de
La Matanza y por la tarde, a medida que se constataba que no tenían
antecedentes, fueron recuperando la libertad. Uno de ellos quedó
detenido por tener debajo de la cama un arma de uso civil.
El titular de la Federación de Tierra y Vivienda Luis D`Elía
denunció que detrás de la seguidilla de malos tratos que
están viviendo los desocupados de La Matanza se mueven los servicios
de inteligencia.
Para nosotros es una serie de hechos al mejor estilo de la dictadura
militar y no nos caben dudas que los servicios están actuando con
el fin de amedrentarnos, remarcó D`Elía, quien también
responsabilizó por la seguridad de su gente al Ministerio del Interior.
En el Ministerio de Seguridad bonaerense rechazaron las acusaciones de
persecución política y remarcaron que el operativo fue ordenado
por la Justicia con todas las garantías legales. También
informaron que en los casos que originaron los allanamientos se investiga
un intento de robo sufrido por un policía de la Federal, durante
el cual fue baleado en el cuello, y una segunda denuncia por asociación
ilícita. No hay ninguna clase de persecución,
señaló el vocero del Ministerio. Nadie ha impulsado
ninguna represalia contra quienes expresan su descontento ante la situación
social. Todo respondió a la orden de la Justicia, quedaron detenidos
aquellas personas contra las que hay pruebas y los que no ya recuperaron
la libertad.
LOS
JUBILADOS SIGUEN SIN ATENCION MEDICA
Atrincherados por el PAMI
El interventor del PAMI, Raúl
Pistorio, admitió ayer que la deuda que acumula la obra social
de los jubilados es de 1800 millones de pesos, de los cuales unos 650
millones son exigibles a la fecha aunque aclaró que por ahora no
hay recursos para afrontar su pago. Por la tarde, Pistorio recibió
a un grupo de legisladores, concejales, jubilados y empleados del PAMI
que tomaron pacíficamente la sede central del Instituto para reclamarle
al Ministerio de Economía que envíe los fondos ya aprobados
por el Congreso. Los diputados que participaron de esa reunión
estaban al cierre de esta edición apoltronados en sus bancas esperando
que el gobierno comience a cumplir con el pago de los 160 millones
de pesos que votó el Congreso nacional para pagar las deudas antes
de fin de año.
El PAMI no está prestando sus servicios con normalidad y esa situación
ya tuvo consecuencias trágicas. La muerte de Sergio Martínez
Yofre, un chico de 11 años con problemas neurológicos al
que la obra social no estaba atendiendo desde hacía tiempo y
que murió con un cuadro hepático y de deshidratación
puso blanco sobre negro una situación que vienen sufriendo desde
hace tiempo los jubilados por el pésimo funcionamiento del PAMI.
Pistorio lamentó ayer la muerte del chico, pero intentó
defenderse al argumentar que el chico era beneficiario a través
de una pensión graciable que recibía su padre y en su momento
se ve que el señor dejó de percibirla. Aclaró
también que el chico fue atendido luego en la Casa Cuna, aunque
evidentemente no pudieron salvarlo.
Pistorio aseguró que estamos previendo alguna forma de reingeniería
de la deuda, de modo de hacer previsible los pagos a partir del año
próximo y garantizar la normal prestación de los servicios,
pero lo cierto es que admitió que por el momento la plata no está.
Habló, eso sí, de su esperanza de que se incremente
la recaudación global de impuestos a partir de una moratoria, también
como consecuencia de una mayor producción, y del combate a la evasión
por parte de la AFIP.
Acerca de las previsiones para el 2002, Pistorio explicó que nos
vamos a basar en la recaudación real percibida por el PAMI en el
2001, del orden de los 2150 millones de pesos.
Pistorio recibió ayer en la sede del PAMI a un grupo de diputados,
concejales y empleados que tomaron pacíficamente el edificio. Entre
ellos estaban Alfredo Villalba, del Frente para el Cambio, María
América González, del Frepaso, Cristina Guevara, de la UCR
y del ARI Héctor Polino y Alfredo Bravo. Pistorio les dijo, palabras
más, palabras menos, que tenían razón en sus reclamos
respecto del funcionamiento de la obra social, pero que el dinero no estaría
disponible. Al cierre de esta edición, Villalba y otros compañeros
de bloque que comparten la preocupación por la situación
de la obra social se quedaron en el recinto a la espera de que el Poder
Ejecutivo gire 160 millones de pesos aprobados por el Congreso que el
Palacio de Hacienda aún no giró al Instituto, que mantiene
en una cornisa a 3,5 millones de afiliados con escasas atenciones de emergencia
y médicos de cabecera que, sólo en casos de buena voluntad,
aceptan escribir las recetas de los medicamentos. Ellos dicen que
quieren cumplir con el déficit cero, pero este dinero es de los
jubilados y pensionados, no pagan porque quieren liquidar el PAMI y desregular
el sistema de Salud, entregando un negocio multimillonario a empresas
privadas, sostuvo el diputado Villalba.
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