Por Ewen MacAskill
Desde
Bonn
Grupos afganos llegaron a un
acuerdo sobre varios puntos ayer en el primer día de conversaciones
dirigidas a crear un nuevo gobierno de amplia base para llenar el vacío
dejado por los talibanes. Las Naciones Unidas, que patrocinan las conversaciones,
dijeron que el ánimo entre los delegados afganos, que representan
a facciones previamente en guerra, era conciliatorio. El ex rey Zahir
Shah, de 87 años, parece ser el favorito para convertirse en el
jefe de Estado temporario.
Los diplomáticos occidentales, aunque admiten que fue un buen comienzo,
advierten que los delegados no habían todavía comenzado
a discutir temas de substancia, como la introducción de una fuerza
multinacional en Afganistán para garantizar la seguridad. Las
expectativas son bajas, dijo un diplomático. El secretario
general de la ONU, Kofi Annan, en una declaración leída
al comienzo de las conversaciones, instó a los delegados afganos
a derrotar ese escepticismo. No deben permitir que los errores del
pasado se repitan, particularmente los de 1992, dijo Annan, refiriéndose
a la guerra civil.
Veintiséis delegados, representando una tajada sustancial de los
diversos grupos étnicos, religiosos y políticos de Afganistán,
se sentaron juntos en una mesa redonda en el hotel Peterberg, cerca de
Bonn, a las 10 de la mañana de ayer para comenzar un proceso que
llevará por lo menos dos años para completar. Hombres vestidos
con túnicas y turbantes tradicionales se sentaron al lado de colegas
en trajes occidentales y corbatas pero la mayor novedad fue la presencia
de mujeres. Cinco de ellas, todas usando velos que cubrían sus
cabellos, estuvieron presentes en las conversaciones, aunque en la mesa
había lugar para sólo una. James Dobbins, el enviado especial
de Estados Unidos, dijo: La atmósfera para una sesión
de apertura era notablemente buena. Las perspectivas de que hagamos algún
progreso son bastante buenas.
Yunus Qanuni, jefe de la delegación de la Alianza del Norte, que
tiene el control de más de la mitad del país, prometió
compartir el poder. Queremos sacar a Afganistán del medievo,
dijo. Las otras tres delegaciones afganas, partidarios del ex rey, un
grupo de Peshawar apoyado por Pakistán y el grupo de Chipre apoyado
por Irán, respaldaron su llamado a la cooperación. En las
primeras tres horas, los delegados se pusieron de acuerdo en una agenda,
que un diplomático describió como un mapa de ruta
para los próximos dos años. Se formaría un gobierno
interino para gobernar el país durante un período de tres
a seis meses. Esto sería seguido por una reunión de emergencia
de la Loya Jirga, la reunión tradicional de los líderes
tribales necesaria para aprobar cambios constitucionales, que tendría
lugar en la primavera boreal, posiblemente en marzo. Un gobierno transicional
de dos años discutiría en detalle una nueva constitución
para Afganistán que incorporaría al respeto a los derechos
humanos, derechos iguales para las mujeres e introduciría alguna
forma de democracia. Al término de la fase transicional, la Loya
Jirga sería convocada nuevamente para aprobar el paquete constitucional
final.
En otro importante paso, los delegados aceptaron los pedidos de la ONU
para que el proceso político se apure para igualar el continuo
colapso de los talibanes en tierra. Los delegados acordaron en terminar
las conversaciones de Bonn dentro de tres a cinco días. Luego se
espera que vayan a Kabul para continuar el proceso. La ONU, consciente
de la crítica de los principales líderes en Afganistán
que optaron por enviar representando en lugar de ir ellos mismos,puso
en escena un llamado telefónico desde Afganistán de Hamid
Karzai, un líder pashtún apoyado por Estados Unidos, que
podría terminar gobernando al país después de ex
rey.
Karzai, cuyas palabras fueron escuchadas en vivo por los delegados, dijo:
Esta reunión es el camino hacia la salvación. Toda
la gente con laque hablé creen en un Loya Jirga como el vehículo
para traer un gobierno legítimo.
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