Por Felipe Yapur
Con su designación como
titular del Senado, el justicialista Ramón Puerta se convertirá
a partir de hoy en el virtual vicepresidente de Fernando de la Rúa,
ocupando el primer escalón en la sucesión presidencial.
Esta tarde, cuando juren lo senadores, se concretará una de las
principales consecuencias de la derrota electoral del oficialismo el 14
de octubre. También evidenciará con cierta crudeza la incapacidad
del radicalismo para anticiparse a hechos políticos que comenzaron
a gestarse pocas horas después de conocido el resultado de los
últimos comicios.
Está decidido. No hay posibilidades de volver atrás.
Lo nuestro es irreversible, escuchó al mediodía de
ayer el ministro del Interior, Ramón Mestre, quien durante 45 minutos
intentó convencer a los senadores de la oposición de la
inconveniencia de imponer un vicepresidente peronista. El encargado de
pronunciar la frase fue el propio Puerta quien estuvo acompañado
por el cordobés Juan Carlos Maqueda y el salteño Marcelo
López Arias. Más tarde, el presidente del bloque, el sanjuanino
José Luis Gioja, intentó relativizar el alcance de la decisión:
Queremos que no se tome esto como una derrota del Poder Ejecutivo.
Pero la derrota quedó marcada en el rostro del ministro Mestre,
según denunciaba su gesto al retirarse de la reunión. Momentos
antes, Puerta le había ofrecido, como un gesto de buena voluntad,
encontrarse con De la Rúa. El misionero, junto a Gioja, se trasladarían
antes de la sesión preparatoria de hoy donde se elegirán
las nuevas autoridades hasta la casa de Gobierno para informarlo
de la situación y explicarle las razones de tal decisión.
Hasta anoche los senadores no habían recibido respuesta alguna.
Al mismo tiempo en que Mestre se reunía con los senadores del PJ,
en la Casa Rosada los legisladores radicales le imploraban a De la Rúa
elaborar una estrategia de último momento para resistir la embestida
peronista que, para esa altura, ya no había forma de detener.
Los peronistas juran que Gioja recibió un llamado del Presidente.
Varias fuentes del bloque, señalaron que De la Rúa le habría
aclarado primero que no tenía ningún inconveniente con la
designación de Puerta y, en segundo lugar, que su llamado respondía
exclusivamente a un pedido que le había realizado su partido. El
presidente sabe que no es nuestra intención inmiscuirnos en su
gestión, dijo a Página/12 uno de los senadores del
PJ que participó activamente en las negociaciones. Pero también
advirtió que De la Rúa sabe que (el jefe de Gabinete,
Chrystian) Colombo es muy amigo de Puerta. Pero también que esta
es una forma de comenzar a caminar el gobierno de unidad nacional que
pregona el Presidente y Raúl Alfonsín.
Tras el encuentro con Mestre, los justicialistas volvieron a encontrarse.
En el bloque había clima de victoria. Que, para algunos de los
que integran el Bloque Federal donde convergen las provincias denominadas
chicas tenía un plus: Eduardo Duhalde y Mabel Müller
habían decidido rever postura y se integraban a la bancada. Otros,
en los antípodas del bonaerense opinaban distinto: Se incorporó
porque se dio cuenta que está solo.
Ante los hechos consumados, a los senadores radicales no les quedó
otra opción que quejarse. Convocaron a una conferencia de prensa
junto al flamante presidente del partido, Angel Rozas, quien aseguró
con marcada tibieza que se estaba frente a un golpe
bajo institucional. A su turno, el presidente del bloque, Jorge
Agúndez, anunció que a manera de repudio los senadores
de la UCR jurarán y se retirarán del recinto para no ser
cómplices de esta infamia. La idea fue del pampeano Juan
Carlos Passo, quien además buscó, de esta manera, evitar
compartir lo menos posible el escenario con el ex presidente Carlos Menem,
que ya confirmó su presencia en el recinto.
Un dato que no es menor. La única senadora oficialista que se mantendrá
en su banca después de jurar será Vilma Ibarra. Ella tiene
previsto votaren contra de la designación de Puerta argumentando
que el bloque del Frepaso que funcionará separado del radicalismo
se opone en pos de la previsibilidad y saneamiento de las instituciones
y no desde el punto de vista de la gobernabilidad.
Pero la ausencia de los radicales para la elección de las autoridades
de la Cámara tendrá una consecuencia aparentemente no prevista
por los hacedores de la torpe y tardía estrategia parlamentaria
para resistir el embate justicialista. Los representantes de la oposición
tienen previsto, además de encumbrar a Puerta, hacerse de las estratégicas
y codiciadas secretarías Parlamentarias y Administrativas frente
a la decisión del oficialismo de no discutir ni siquiera la integración
de las comisiones.
Esta decisión abrió las posibilidades para que un grupo
de cuatro representantes de partidos provinciales, entre los que se encuentra
el Movimiento Popular Neuquino y el bussista Fuerza Republicana, comenzaran
a reclamar para sí la vicepresidencia segunda del cuerpo que
le correspondería en teoría al radicalismo y al menos
dos comisiones. Una de ellas sería Defensa Nacional que la apetece
el bussista Pablo Walter.
Ayer, uno de los más efusivos a la hora de criticar la decisión
del justicialismo era el actual presidente provisional del Senado, el
misionero radical Mario Losada. Sin embargo, y tal vez convencido de lo
inevitable, durante la tarde de ayer ordenó a sus colaboradores
que comenzaran a realizar la mudanza de su despacho, el mismo que a partir
del próximo 10 de diciembre lo ocupará comprovinciano, el
justicialista Puerta.
Rozas va por la derecha
El presidente de la UCR, Angel Rozas, explicaba que la designación
de Ramón Puerta como presidente provisional del Senado era
un despojo de algo que el justicialismo no había ganado con
el voto. Rozas instó a la oposición a contener hasta
el 2003 su apetito de poder. Entusiasmado con su propia oratoria
se lanzó al terreno desconocido de la metáfora. Si
la ruta está despejada yo puedo manejar por la izquierda.
Pero aunque no venga ningún auto de frente yo sé que
lo que estoy haciendo no es correcto y que tengo que manejar por
la mano que nos fue indicada, que es la derecha, sentenció
con radical intrepidez.
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OTRA
PELEA POR LAS COMISIONES
Radicales afuera
Por F.Y.
A los justicialistas les vino
de mil maravillas la decisión de los radicales de retirarse tanto
de la sesión donde se elegirá al misionero Ramón
Puerta como presidente de la Cámara alta, como también de
las negociaciones por la conducción de las comisiones. Esto le
permitirá mantener al PJ sin modificaciones el fixture que habían
elaborado previamente. Eso sí, como si fueran los dueños
del Senado, ahora ofrecen a los provinciales aquellas que estaban destinadas
para los radicales.
Históricamente la distribución de las comisiones resultaron
de una lucha sangrienta donde pesaba tanto la antigüedad como los
acuerdos y componendas. Pero en esta oportunidad algo cambió. Los
escándalos que rodearon al Senado en estos dos últimos años
debilitó a más de un sector que obligó a los principales
actores a distribuir las comisiones de una forma más equilibrada
y horizontal.
Por ejemplo, la estratégica Comisión de Asuntos Constitucionales
quedará en mano de la santacruceña Cristina Kirchner. El
riojano Jorge Yoma la cedió a cambio de un puesto en el Consejo
de la Magistratura y la vicepresidencia de Presupuesto y Hacienda que
continuará en manos del pampeano Carlos Verna. Eduardo Menem, quien
se opuso en un principio a la elección de Puerta, decidió
mirar a un costado cuando le confirmaron que retendrá la comisión
de Relaciones Exteriores.
La Comisión de Legislación General quedará en manos
de la puntana Liliana Negre de Alonso, quien esta tarde se convertirá
en la primera mujer que presidirá una sesión preparatoria.
La de Seguimiento de la Privatizaciones quedará a cargo de la tucumana
Malvina Seguí. En tanto que la sanjuanina Nélida Martín
ocupará la comisión que creó su comprovinciano José
Luis Gioja, Economías Regionales.
Ahora que los bonaerenses decidieron rever su posición y se integraron
al bloque, Mabel Müller podrá hacerse cargo de la comisión
que le tenían destinada desde hace una semana: Ecología.
Eduardo Duhalde, en cambio, ya anticipó su decisión de no
integrar ninguna comisión. El bonaerense pretende antes que sus
colegas cumplan con el compromiso de reducir el número de comisiones
antes del próximo mes de marzo.
Pero la determinación de los radicales de no discutir la integración
de comisiones puede hacer cambiar aquella decisión del PJ por la
que cedían al oficialismo aquellas que están relacionadas
con la Defensa Nacional, Seguridad Interior e incluso la de Acuerdos.
Estas, por ahora, están siendo reclamadas por los senadores de
partidos provinciales. Un tema que en los próximos días
se definirá.
OPINION
Por Sergio Moreno
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Si hubiesen leído
los diarios...
La jura de Ramón Puerta al cargo de presidente provisional
del Senado no deja de ser la cristalización de la falta de
previsión y de reflejos del gobierno de Fernando de la Rúa.
Lejos de la realidad están las imaginaciones conjeturales
sobre una movida golpista a las que se dio parte de la administración
nacional y la cúpula de la UCR; tan distante como las anteriores
se ubican, también, las posibilidades de riesgo constitucional:
ante la acefalía en la vicepresidencia, la coexistencia bipartidista,
en los términos en la que se llevará adelante con
la designación del peronista misionero, está contemplada
por la Constitución Nacional. Por si esto fuera poco, la
histeria teatral de algunos radicales se agiganta ante una cuestión
fáctica: cuando reemplace a De la Rúa, Puerta sólo
cumplirá funciones protocolares ya que para ejecutar algún
acto de gobierno deberá ser refrendado por los ministros
que aún siguen siendo, en su mayoría, excepto
Domingo Cavallo, radicales.
Toda la indignada gestualidad que durante la última semana
derramaron desde el flamante presidente de la UCR, Angel Rozas,
hasta el último senador radical, pasando por instancias más
o menos relevantes de la administración delarruista, no deja
de ser una muestra de la impotencia oficial ante un hecho anunciado
y al momento de intentar morigerarlo consumado.
Cuando se gestó la avanzada peronista Puerta encarnaba el
rol de ariete del Frente Federal, un heterogéneo grupo de
gobernadores de provincias chicas conducidas por el
justicialismo. El proyecto primigenio de los federales contemplaba
la entronización del misionero en el máximo curul
senatorial, la postulación del puntano Adolfo Rodríguez
Saá para la presidencia del PJ y la del santacruceño
Néstor Kirchner a la primera magistratura de la Nación.
La estrategia hacía centro en el Senado, un territorio donde
los federales se sienten amos y señores por prepotencia numérica:
la designación de Puerta ante la tibia resistencia de algunos
de sus pares peronistas, es una demostración palmaria de
dicha fuerza. La entente federal tenía, en su génesis,
el propósito de demostrar su potencialidad institucional
al tomar por asalto el Senado y avisarles a los gobernadores
grandes del peronismo que ellos, los chicos,
jugarían fuerte para conseguir espacios de poder y mediar
en la interna que se ha desatado tempranamente en el PJ.
La diferencia de intereses de los miembros del Frente Federal desangró
al grupo, desperdigándolo. Dicha sangría comenzó
en las negociaciones con el Gobierno nacional por la coparticipación,
continuó en las tempranas (des)alineaciones tras la palea
entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde y eclosionó en la repartija
de cargos espectables en la Cámara alta.
Toda esta ingeniería fue hecha ante la atenta mirada de los
medios de comunicación. Página/12, particularmente,
adelantó toda la estrategia hace ya un mes y medio. El propio
Puerta relató minuciosamente, en un reportaje concedido a
este diario, cuáles serían los pasos a seguir.
Mal y tarde, como si sus funcionarios no leyesen los diarios, el
Gobierno puso en funcionamiento su oxidada maquinaria política
para intentar frenar la avanzada. Ante el fracaso de su gestión,
hubieron algunos que intentaron pasarle la pelota al Presidente,
que se involucre como última carta a jugar. ¡Una locura!
Querían exponerlo a que un grupo de senadores lo desairaran,
le infringieran una derrota ante los ojos de toda la sociedad.
La frase pertenece a un importante ministro que se negó a
exponer a De la Rúa a otro bofetón del PJ, después
del fracaso de las negociaciones que, a último momento y
con cintura de pollo, llevó a mal puerto el ministro del
Interior, Ramón Mestre. El ministro consultado apeló
a una ironía para confesarse: Perpetrado el hecho (la
designación de Puerta) hay que relajarse; bien visto, esto
no solo no nos debilita, sino que, aunque de manera oblicua, la
presencia del PJ fortalece al Gobierno.
Pocos se atreven a preguntarse qué hubiese pasado si, ante
la previsible derrota electoral del oficialismo en octubre, el Gobierno
hubiese tratadoseriamente y a tiempo este vendaval, por ese entonces
en ciernes. Los pocos que se dan a ese ejercicio ucrónico
coinciden en que esta guapeada peronista, vergonzante para el Gobierno,
hubiera tenido menos chances de prosperar.
Así y todo, algunos peronistas se envalentonan. Esta
es la plataforma, es la preparación para tomar el poder en
2003, dijo a Página/12 un gobernador que formó
parte de la estratagema. Otro mandatario, menos fatuo, remitió
al origen de esta nueva desgracia delarruista: Esto no es
más que una tocadita de traste. Y ellos deberían recordar
que no tenemos la culpa de que su vicepresidente haya renunciado.
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El
Gobierno salió tarde a parar a los senadores
Por
José Natanson
En el Gobierno
calificaban ayer como una pésima señal la decisión
del peronismo de imponer a Ramón Puerta como virtual vicepresidente.
Según explicaban, introduce incertidumbre política en un
momento en que la Rosada con el pacto con los gobernadores, con
la concertación trata de darle un marco de cierta tranquilidad
a la economía. Y revela la debilidad del Gobierno que, otra vez,
sufrió una derrota clara frente al Senado peronista. Perdido por
perdido, anoche en la Rosada señalaban que la decisión no
tendrá consecuencias directas en la gestión cotidiana del
Ejecutivo. E incluso había algunos que apelaban a eso de buscarle
el lado positivo a todo. Quizás sirva para comprometer institucionalmente
al PJ con el Gobierno, se consolaba un funcionario.
La intención del PJ se conocía desde hace varias semanas.
Sin embargo, el Gobierno reaccionó como suele hacerlo mal
y tarde y las gestiones no dieron ningún resultado.
La jornada de ayer comenzó al mediodía, cuando De la Rúa
recibió en el comedor de la Casa Rosada a los senadores del radicalismo.
En la reunión, el Presidente dijo que había que hacer todo
lo posible para retener el cargo. Los legisladores lo escucharon, pero
no les quedó más remedio que trazarle un panorama más
bien negativo sobre la posición del PJ. La mano viene muy
dura, sintetizó Mario Losada.
Un rato después, Mestre se acercó al Congreso para conversar
con el bloque del PJ. Una vez más, el funcionario apeló
a la tradición legislativa, por la que el jefe del
Senado siempre perteneció al mismo partido que el Presidente, y
habló de las serias consecuencias institucionales que
traería la maniobra.
Sin inmutarse, Puerta intentó bajarle el perfil al asunto reafirmando
la voluntad del peronismo de apoyar al Gobierno. Cuando Mestre insistió,
los senadores lo cortaron en seco. La decisión está
tomada, dijeron. Y, para que no queden dudas, un rato después
ofrecieron una conferencia de prensa en la que ratificaron su decisión.
Curiosamente, los intentos del Gobierno quedaron a cargo de Mestre, un
funcionario de escaso diálogo con el PJ, que ayer profundizó
su desgaste dentro del Gabinete. No sólo por los magros resultados
de su gestión ante el bloque peronista. También por sus
declaraciones del día anterior, cuando había asegurado que
De la Rúa se haría cargo del asunto en caso de que él
fracasara ¿Qué quería, que el Presidente perdiera
personalmente frente a los senadores?, se preguntaba ayer un ministro,
enfurecido con la actitud de su colega cordobés.
Para colmo, una vez que quedó claro que la decisión era
irreversible, dentro del oficialismo no se ponían de acuerdo sobre
cómo reaccionar. Mientras el jefe de la UCR, Angel Rozas, ofrecía
una conferencia de prensa junto a los senadores radicales y acusaba al
PJ de intentar un golpe institucional, un sector del Gobierno
proponía desdramatizar el asunto. Mestre, por ejemplo, le aseguraba
a un funcionario que se trataba sólo de una derrota simbólica.
Otra fuente de la Rosada agregaba una visión aún más
optimista. Puede ser el punto de partida para un mayor compromiso
del PJ con el Gobierno, decía, con los ojos clavados en la
difusa pero siempre presente perspectiva de un gobierno de
unidad nacional. Desde luego, la hipótesis obvia el hecho de que
la decisión de designar a Puerta fue una imposición del
PJ y no el producto de un consenso con el Gobierno.
Más allá de las diferentes interpretaciones, en el Gobierno
se consolaban explicando que la movida no tendrá efectos en la
gestión inmediata del Ejecutivo. Si bien asumirá como presidente
cuando De la Rúa se vaya de viaje, Puerta se ha comprometido a
no introducir trabas en la gestión. Por otro lado, se encontrará
institucionalmente muy limitado: los decretos, por ejemplo, requieren
sí o sí la firma de los ministros. El problema, entonces,
no pasa por el manejo del Ejecutivo, sino por la derrota que implica la
movida del PJ. Desde este punto de vista, la designación de Puerta
revela la debilidad crónica de la Rosada, justo cuando intenta
crear un marco de consenso que inyecte confianza en la economía.
Llega en un pésimo momento, sintetizaba un funcionario
cercano a De la Rúa.
La última conclusión ya es un clásico de la gestión
aliancista. Para convencer a los senadores, el Gobierno confió
otra vez en el apoyo algunos dirigentes peronistas como Eduardo
Duhalde que se oponían a la consagración de Puerta.
Sin embargo, los legisladores del PJ desoyeron las sugerencias y ratificaron
que son un polo de poder aparte, con el que es necesario negociar por
separado. Parece increíble, pero los senadores nos ganaron
otra vez, resumía anoche un funcionario.
Reapareció
Graciela
Cómo será de importante la decisión del PJ
de designar a uno de los suyos en la presidencia del Senado que
hasta salió a hablar Graciela Fernández Meijide, que
últimamente se mantiene bastante callada. La frepasista aseguró
ayer que el gobierno nacional debe jugar con mucha energía
para evitar la maniobra y que la necesidad de que la presidencia
quede en manos del radicalismo no está vinculada a un capricho
ni a rivalidades políticas, sino a una cuestión institucional.
¿Qué pasaría si un viaje le exigiera al presidente
(Fernando de la Rúa) estar afuera por un tiempo prolongado?
Tendría que estar muy atento a que no quedara nada en carpeta
que pudiera ser firmado en desacuerdo con su posición,
reflexionó.
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