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DINAR LINEAS AEREAS

FRACASARON LAS ULTIMAS GESTIONES; EL PERONISMO PRESIDIRA EL SENADO
El PJ abrió una Puerta mirando al 2003

Las negociaciones encaradas por Mestre fracasaron. Los senadores radicales le pidieron a De la Rúa que trate de frenar la avanzada peronista, pero la decisión de los senadores del PJ ya estaba tomada. Hoy, cuando asuman los nuevos legisladores, los radicales amenazarán con retirarse. En el Gobierno comienzan a consolarse y cargan las tintas contra el ministro del Interior.

Por Felipe Yapur

Con su designación como titular del Senado, el justicialista Ramón Puerta se convertirá a partir de hoy en el virtual vicepresidente de Fernando de la Rúa, ocupando el primer escalón en la sucesión presidencial. Esta tarde, cuando juren lo senadores, se concretará una de las principales consecuencias de la derrota electoral del oficialismo el 14 de octubre. También evidenciará con cierta crudeza la incapacidad del radicalismo para anticiparse a hechos políticos que comenzaron a gestarse pocas horas después de conocido el resultado de los últimos comicios.
“Está decidido. No hay posibilidades de volver atrás. Lo nuestro es irreversible”, escuchó al mediodía de ayer el ministro del Interior, Ramón Mestre, quien durante 45 minutos intentó convencer a los senadores de la oposición de la inconveniencia de imponer un vicepresidente peronista. El encargado de pronunciar la frase fue el propio Puerta quien estuvo acompañado por el cordobés Juan Carlos Maqueda y el salteño Marcelo López Arias. Más tarde, el presidente del bloque, el sanjuanino José Luis Gioja, intentó relativizar el alcance de la decisión: “Queremos que no se tome esto como una derrota del Poder Ejecutivo”.
Pero la derrota quedó marcada en el rostro del ministro Mestre, según denunciaba su gesto al retirarse de la reunión. Momentos antes, Puerta le había ofrecido, como un gesto de buena voluntad, encontrarse con De la Rúa. El misionero, junto a Gioja, se trasladarían antes de la sesión preparatoria de hoy –donde se elegirán las nuevas autoridades– hasta la casa de Gobierno para informarlo de la situación y explicarle las razones de tal decisión. Hasta anoche los senadores no habían recibido respuesta alguna.
Al mismo tiempo en que Mestre se reunía con los senadores del PJ, en la Casa Rosada los legisladores radicales le imploraban a De la Rúa elaborar una estrategia de último momento para resistir la embestida peronista que, para esa altura, ya no había forma de detener.
Los peronistas juran que Gioja recibió un llamado del Presidente. Varias fuentes del bloque, señalaron que De la Rúa le habría aclarado primero que no tenía ningún inconveniente con la designación de Puerta y, en segundo lugar, que su llamado respondía exclusivamente a un pedido que le había realizado su partido. “El presidente sabe que no es nuestra intención inmiscuirnos en su gestión”, dijo a Página/12 uno de los senadores del PJ que participó activamente en las negociaciones. Pero también advirtió que “De la Rúa sabe que (el jefe de Gabinete, Chrystian) Colombo es muy amigo de Puerta. Pero también que esta es una forma de comenzar a caminar el gobierno de unidad nacional que pregona el Presidente y Raúl Alfonsín”.
Tras el encuentro con Mestre, los justicialistas volvieron a encontrarse. En el bloque había clima de victoria. Que, para algunos de los que integran el Bloque Federal –donde convergen las provincias denominadas chicas– tenía un plus: Eduardo Duhalde y Mabel Müller habían decidido rever postura y se integraban a la bancada. Otros, en los antípodas del bonaerense opinaban distinto: “Se incorporó porque se dio cuenta que está solo”.
Ante los hechos consumados, a los senadores radicales no les quedó otra opción que quejarse. Convocaron a una conferencia de prensa junto al flamante presidente del partido, Angel Rozas, quien aseguró –con marcada tibieza– que se estaba frente “a un golpe bajo institucional”. A su turno, el presidente del bloque, Jorge Agúndez, anunció que a manera de repudio “los senadores de la UCR jurarán y se retirarán del recinto para no ser cómplices de esta infamia”. La idea fue del pampeano Juan Carlos Passo, quien además buscó, de esta manera, evitar compartir lo menos posible el escenario con el ex presidente Carlos Menem, que ya confirmó su presencia en el recinto.
Un dato que no es menor. La única senadora oficialista que se mantendrá en su banca después de jurar será Vilma Ibarra. Ella tiene previsto votaren contra de la designación de Puerta argumentando que el bloque del Frepaso –que funcionará separado del radicalismo– se opone en pos de la previsibilidad y saneamiento de las instituciones y no desde el punto de vista de la gobernabilidad.
Pero la ausencia de los radicales para la elección de las autoridades de la Cámara tendrá una consecuencia aparentemente no prevista por los hacedores de la torpe y tardía estrategia parlamentaria para resistir el embate justicialista. Los representantes de la oposición tienen previsto, además de encumbrar a Puerta, hacerse de las estratégicas y codiciadas secretarías Parlamentarias y Administrativas frente a la decisión del oficialismo de no discutir ni siquiera la integración de las comisiones.
Esta decisión abrió las posibilidades para que un grupo de cuatro representantes de partidos provinciales, entre los que se encuentra el Movimiento Popular Neuquino y el bussista Fuerza Republicana, comenzaran a reclamar para sí la vicepresidencia segunda del cuerpo –que le correspondería en teoría al radicalismo– y al menos dos comisiones. Una de ellas sería Defensa Nacional que la apetece el bussista Pablo Walter.
Ayer, uno de los más efusivos a la hora de criticar la decisión del justicialismo era el actual presidente provisional del Senado, el misionero radical Mario Losada. Sin embargo, y tal vez convencido de lo inevitable, durante la tarde de ayer ordenó a sus colaboradores que comenzaran a realizar la mudanza de su despacho, el mismo que a partir del próximo 10 de diciembre lo ocupará comprovinciano, el justicialista Puerta.

 

Rozas va por la derecha

El presidente de la UCR, Angel Rozas, explicaba que la designación de Ramón Puerta como presidente provisional del Senado era un despojo de algo que el justicialismo no había ganado con el voto. Rozas instó a la oposición a contener hasta el 2003 su apetito de poder. Entusiasmado con su propia oratoria se lanzó al terreno desconocido de la metáfora. “Si la ruta está despejada yo puedo manejar por la izquierda. Pero aunque no venga ningún auto de frente yo sé que lo que estoy haciendo no es correcto y que tengo que manejar por la mano que nos fue indicada, que es la derecha”, sentenció con radical intrepidez.

 

OTRA PELEA POR LAS COMISIONES
Radicales afuera

Por F.Y.

A los justicialistas les vino de mil maravillas la decisión de los radicales de retirarse tanto de la sesión donde se elegirá al misionero Ramón Puerta como presidente de la Cámara alta, como también de las negociaciones por la conducción de las comisiones. Esto le permitirá mantener al PJ sin modificaciones el fixture que habían elaborado previamente. Eso sí, como si fueran los dueños del Senado, ahora ofrecen a los provinciales aquellas que estaban destinadas para los radicales.
Históricamente la distribución de las comisiones resultaron de una lucha sangrienta donde pesaba tanto la antigüedad como los acuerdos y componendas. Pero en esta oportunidad algo cambió. Los escándalos que rodearon al Senado en estos dos últimos años debilitó a más de un sector que obligó a los principales actores a distribuir las comisiones de una forma más equilibrada y horizontal.
Por ejemplo, la estratégica Comisión de Asuntos Constitucionales quedará en mano de la santacruceña Cristina Kirchner. El riojano Jorge Yoma la cedió a cambio de un puesto en el Consejo de la Magistratura y la vicepresidencia de Presupuesto y Hacienda que continuará en manos del pampeano Carlos Verna. Eduardo Menem, quien se opuso en un principio a la elección de Puerta, decidió mirar a un costado cuando le confirmaron que retendrá la comisión de Relaciones Exteriores.
La Comisión de Legislación General quedará en manos de la puntana Liliana Negre de Alonso, quien esta tarde se convertirá en la primera mujer que presidirá una sesión preparatoria. La de Seguimiento de la Privatizaciones quedará a cargo de la tucumana Malvina Seguí. En tanto que la sanjuanina Nélida Martín ocupará la comisión que creó su comprovinciano José Luis Gioja, Economías Regionales.
Ahora que los bonaerenses decidieron rever su posición y se integraron al bloque, Mabel Müller podrá hacerse cargo de la comisión que le tenían destinada desde hace una semana: Ecología. Eduardo Duhalde, en cambio, ya anticipó su decisión de no integrar ninguna comisión. El bonaerense pretende antes que sus colegas cumplan con el compromiso de reducir el número de comisiones antes del próximo mes de marzo.
Pero la determinación de los radicales de no discutir la integración de comisiones puede hacer cambiar aquella decisión del PJ por la que cedían al oficialismo aquellas que están relacionadas con la Defensa Nacional, Seguridad Interior e incluso la de Acuerdos. Estas, por ahora, están siendo reclamadas por los senadores de partidos provinciales. Un tema que en los próximos días se definirá.

 

OPINION
Por Sergio Moreno

Si hubiesen leído los diarios...

La jura de Ramón Puerta al cargo de presidente provisional del Senado no deja de ser la cristalización de la falta de previsión y de reflejos del gobierno de Fernando de la Rúa. Lejos de la realidad están las imaginaciones conjeturales sobre una movida golpista a las que se dio parte de la administración nacional y la cúpula de la UCR; tan distante como las anteriores se ubican, también, las posibilidades de riesgo constitucional: ante la acefalía en la vicepresidencia, la coexistencia bipartidista, en los términos en la que se llevará adelante con la designación del peronista misionero, está contemplada por la Constitución Nacional. Por si esto fuera poco, la histeria teatral de algunos radicales se agiganta ante una cuestión fáctica: cuando reemplace a De la Rúa, Puerta sólo cumplirá funciones protocolares ya que para ejecutar algún acto de gobierno deberá ser refrendado por los ministros –que aún siguen siendo, en su mayoría, excepto Domingo Cavallo, radicales–.
Toda la indignada gestualidad que durante la última semana derramaron desde el flamante presidente de la UCR, Angel Rozas, hasta el último senador radical, pasando por instancias más o menos relevantes de la administración delarruista, no deja de ser una muestra de la impotencia oficial ante un hecho anunciado y –al momento de intentar morigerarlo– consumado.
Cuando se gestó la avanzada peronista Puerta encarnaba el rol de ariete del Frente Federal, un heterogéneo grupo de gobernadores de provincias “chicas” conducidas por el justicialismo. El proyecto primigenio de los federales contemplaba la entronización del misionero en el máximo curul senatorial, la postulación del puntano Adolfo Rodríguez Saá para la presidencia del PJ y la del santacruceño Néstor Kirchner a la primera magistratura de la Nación. La estrategia hacía centro en el Senado, un territorio donde los federales se sienten amos y señores por prepotencia numérica: la designación de Puerta ante la tibia resistencia de algunos de sus pares peronistas, es una demostración palmaria de dicha fuerza. La entente federal tenía, en su génesis, el propósito de demostrar su potencialidad institucional –al tomar por asalto el Senado– y avisarles a los gobernadores “grandes” del peronismo que ellos, los “chicos”, jugarían fuerte para conseguir espacios de poder y mediar en la interna que se ha desatado tempranamente en el PJ.
La diferencia de intereses de los miembros del Frente Federal desangró al grupo, desperdigándolo. Dicha sangría comenzó en las negociaciones con el Gobierno nacional por la coparticipación, continuó en las tempranas (des)alineaciones tras la palea entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde y eclosionó en la repartija de cargos espectables en la Cámara alta.
Toda esta ingeniería fue hecha ante la atenta mirada de los medios de comunicación. Página/12, particularmente, adelantó toda la estrategia hace ya un mes y medio. El propio Puerta relató minuciosamente, en un reportaje concedido a este diario, cuáles serían los pasos a seguir.
Mal y tarde, como si sus funcionarios no leyesen los diarios, el Gobierno puso en funcionamiento su oxidada maquinaria política para intentar frenar la avanzada. “Ante el fracaso de su gestión, hubieron algunos que intentaron pasarle la pelota al Presidente, que se involucre como última carta a jugar. ¡Una locura! Querían exponerlo a que un grupo de senadores lo desairaran, le infringieran una derrota ante los ojos de toda la sociedad”. La frase pertenece a un importante ministro que se negó a exponer a De la Rúa a otro bofetón del PJ, después del fracaso de las negociaciones que, a último momento y con cintura de pollo, llevó a mal puerto el ministro del Interior, Ramón Mestre. El ministro consultado apeló a una ironía para confesarse: “Perpetrado el hecho (la designación de Puerta) hay que relajarse; bien visto, esto no solo no nos debilita, sino que, aunque de manera oblicua, la presencia del PJ fortalece al Gobierno”.
Pocos se atreven a preguntarse qué hubiese pasado si, ante la previsible derrota electoral del oficialismo en octubre, el Gobierno hubiese tratadoseriamente y a tiempo este vendaval, por ese entonces en ciernes. Los pocos que se dan a ese ejercicio ucrónico coinciden en que esta guapeada peronista, vergonzante para el Gobierno, hubiera tenido menos chances de prosperar.
Así y todo, algunos peronistas se envalentonan. “Esta es la plataforma, es la preparación para tomar el poder en 2003”, dijo a Página/12 un gobernador que formó parte de la estratagema. Otro mandatario, menos fatuo, remitió al origen de esta nueva desgracia delarruista: “Esto no es más que una tocadita de traste. Y ellos deberían recordar que no tenemos la culpa de que su vicepresidente haya renunciado”.

 

El Gobierno salió tarde a parar a los senadores

Por José Natanson

En el Gobierno calificaban ayer como “una pésima señal” la decisión del peronismo de imponer a Ramón Puerta como virtual vicepresidente. Según explicaban, introduce incertidumbre política en un momento en que la Rosada –con el pacto con los gobernadores, con la concertación– trata de darle un marco de cierta tranquilidad a la economía. Y revela la debilidad del Gobierno que, otra vez, sufrió una derrota clara frente al Senado peronista. Perdido por perdido, anoche en la Rosada señalaban que la decisión no tendrá consecuencias directas en la gestión cotidiana del Ejecutivo. E incluso había algunos que apelaban a eso de buscarle el lado positivo a todo. “Quizás sirva para comprometer institucionalmente al PJ con el Gobierno”, se consolaba un funcionario.
La intención del PJ se conocía desde hace varias semanas. Sin embargo, el Gobierno reaccionó como suele hacerlo –mal y tarde– y las gestiones no dieron ningún resultado.
La jornada de ayer comenzó al mediodía, cuando De la Rúa recibió en el comedor de la Casa Rosada a los senadores del radicalismo. En la reunión, el Presidente dijo que había que hacer todo lo posible para retener el cargo. Los legisladores lo escucharon, pero no les quedó más remedio que trazarle un panorama más bien negativo sobre la posición del PJ. “La mano viene muy dura”, sintetizó Mario Losada.
Un rato después, Mestre se acercó al Congreso para conversar con el bloque del PJ. Una vez más, el funcionario apeló a la “tradición legislativa”, por la que el jefe del Senado siempre perteneció al mismo partido que el Presidente, y habló de las “serias consecuencias institucionales” que traería la maniobra.
Sin inmutarse, Puerta intentó bajarle el perfil al asunto reafirmando la voluntad del peronismo de apoyar al Gobierno. Cuando Mestre insistió, los senadores lo cortaron en seco. “La decisión está tomada”, dijeron. Y, para que no queden dudas, un rato después ofrecieron una conferencia de prensa en la que ratificaron su decisión.
Curiosamente, los intentos del Gobierno quedaron a cargo de Mestre, un funcionario de escaso diálogo con el PJ, que ayer profundizó su desgaste dentro del Gabinete. No sólo por los magros resultados de su gestión ante el bloque peronista. También por sus declaraciones del día anterior, cuando había asegurado que De la Rúa se haría cargo del asunto en caso de que él fracasara “¿Qué quería, que el Presidente perdiera personalmente frente a los senadores?”, se preguntaba ayer un ministro, enfurecido con la actitud de su colega cordobés.
Para colmo, una vez que quedó claro que la decisión era irreversible, dentro del oficialismo no se ponían de acuerdo sobre cómo reaccionar. Mientras el jefe de la UCR, Angel Rozas, ofrecía una conferencia de prensa junto a los senadores radicales y acusaba al PJ de intentar un “golpe institucional”, un sector del Gobierno proponía desdramatizar el asunto. Mestre, por ejemplo, le aseguraba a un funcionario que se trataba sólo de una “derrota simbólica”.
Otra fuente de la Rosada agregaba una visión aún más optimista. “Puede ser el punto de partida para un mayor compromiso del PJ con el Gobierno”, decía, con los ojos clavados en la –difusa pero siempre presente– perspectiva de un gobierno de unidad nacional. Desde luego, la hipótesis obvia el hecho de que la decisión de designar a Puerta fue una imposición del PJ y no el producto de un consenso con el Gobierno.
Más allá de las diferentes interpretaciones, en el Gobierno se consolaban explicando que la movida no tendrá efectos en la gestión inmediata del Ejecutivo. Si bien asumirá como presidente cuando De la Rúa se vaya de viaje, Puerta se ha comprometido a no introducir trabas en la gestión. Por otro lado, se encontrará institucionalmente muy limitado: los decretos, por ejemplo, requieren sí o sí la firma de los ministros. El problema, entonces, no pasa por el manejo del Ejecutivo, sino por la derrota que implica la movida del PJ. Desde este punto de vista, la designación de Puerta revela la debilidad crónica de la Rosada, justo cuando intenta crear un marco de consenso que inyecte confianza en la economía. “Llega en un pésimo momento”, sintetizaba un funcionario cercano a De la Rúa.
La última conclusión ya es un clásico de la gestión aliancista. Para convencer a los senadores, el Gobierno confió otra vez en el apoyo algunos dirigentes peronistas –como Eduardo Duhalde– que se oponían a la consagración de Puerta. Sin embargo, los legisladores del PJ desoyeron las sugerencias y ratificaron que son un polo de poder aparte, con el que es necesario negociar por separado. “Parece increíble, pero los senadores nos ganaron otra vez”, resumía anoche un funcionario.

 

Reapareció Graciela

Cómo será de importante la decisión del PJ de designar a uno de los suyos en la presidencia del Senado que hasta salió a hablar Graciela Fernández Meijide, que últimamente se mantiene bastante callada. La frepasista aseguró ayer que el gobierno nacional debe “jugar con mucha energía” para evitar la maniobra y que la necesidad de que la presidencia quede en manos del radicalismo no está vinculada a un “capricho ni a rivalidades políticas, sino a una cuestión institucional. ¿Qué pasaría si un viaje le exigiera al presidente (Fernando de la Rúa) estar afuera por un tiempo prolongado? Tendría que estar muy atento a que no quedara nada en carpeta que pudiera ser firmado en desacuerdo con su posición”, reflexionó.

 

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