Por Diego Schurman
El lobo feroz apareció
vestido de Caperucita Roja. Aquel animal político que
hasta hace horas prometía mano dura a los desleales,
ayer se presentó con un amplio llamado a la unidad.
Y hasta ordenó una amnistía general para todos
aquellos que quisieran retornar al PJ. Al reasumir como conductor del
justicialismo, Carlos Menem no tuvo más remedio que bajar los decibeles
de la confrontación partidaria. Podrá entenderse como un
gesto para fortalecer su figura, pero también como un manotazo
de ahogado de aquel que no quiere quedar aislado por la dinámica
partidaria.
Es que Menem debió afrontar ayer su primer test en el PJ tras recuperar
la libertad. Salió indemne si se tiene en cuenta que trepó
a 8 el número de gobernadores que lo acompañaron en el acto,
cuando el día anterior apenas se había asegurado la presencia
de un puñado.
Pero, en el fondo, no logró modificar ni un ápice la postura
de Carlos Ruckauf, José Manuel de la Sota y Carlos Reutemann, quienes
sí mantuvieron firme su decisión de ignorar la espuma
menemista. Es por esto que Menem decidió postergar su viaje a Miami
y dedicarse de lleno a la pelea.
Su agenda incluye para diciembre desembarcos en las provincias de Buenos
Aires y Córdoba, una manera de mojarles las orejas a sus principales
competidores. Con el Lole la relación es distinta. Su distanciamiento
no es necesariamente una declaración de guerra. De hecho ayer lo
llamó para disculparse por su ausencia.
Pero el tira y afloje de todos los mandatarios fue entendible: al asumir
las riendas de Consejo Nacional Justicialista, Menem desconoció
de hecho el congreso duhaldista que hace tres semanas intentó recortarle
facultades, transformando ese órgano ejecutivo en otro meramente
administrativo.
Por eso, los gobernadores de provincias chicas nucleadas en
el Frente Federal, se vieron en la necesidad de aclarar su presencia en
la sede de Matheu 130. Se ha decidido asistir para consolidar la
unidad institucional del partido, dejando de lado los intereses personales
o sectoriales de cualquiera de sus integrantes, expresaron en un
documento.
La traducción no era necesaria. Pero Adolfo Rodríguez Saá
igualmente se tomó el trabajo. No somos ni menemistas ni
duhaldistas, son el pasado dijo sin cabildeos el gobernador de San
Luis, quien previamente había estado en un encuentro con Eduardo
Duhalde (ver página 4).
En ese marco, Menem evitó repetir aquello de que las águilas
no cazan moscas, con el que aludió al senador electo en La
Rioja. La única chicana del día salió de boca de
Rubén Marín, quien hasta ayer conducía interinamente
el partido. Para el peronismo de buena leche es un buen día
el que nos toca vivir, dijo el gobernador de La Pampa.
Pero rápidamente Menem se presentó como un arquitecto de
la unidad, convencido de un futuro próspero para el PJ. En
el año 2003 el justicialismo volverá a ser gobierno (...)
todos juntos, sin ninguna diferencia, azuzó a la platea.
Si hubiesen quedados dudas, se encargó de disiparlas llamando a
una amnistía tan amplía y general que podría caberle
tanto a Gustavo Beliz y Chacho Alvarez, como al ahora omnipresente Herminio
Iglesias. El dirigente que rotuló aquel conmigo o sinmigo
no fue la única foto del pasado. En el local partidario también
se vio a Juan Carlos Rousselot, Eva Gatica, Alberto Lestelle y Claudia
Bello, entreverados con el Soldado Chamamé y Juan Martín
Látigo Coggi.
Otro de los que no hacía distinción era Carlos Corach. Menem
mostró vocación de unidad sin rencores. Y llamó a
integrarse a los que se hayan ido o han sido sancionado. Llamó
a constituir un partido moderno, apoyó la institucionalidad, a
que De la Rúa termine su mandato ¿Qué más?,
dijo eufórico el todoterreno del menemismo.
El entusiasmo se trasladó a una reunión que el ex presidente
mantuvo con los gobernadores tras su discurso. Además de Rodríguez
Saá y Marín, allí estaban Julio Miranda (Tucumán),
Carlos Rovira (Misiones), Carlos Romero (Salta), Angel Maza (La Rioja),
Carlos Manfredotti (Tierra del Fuego) y Eduardo Fellner (Jujuy).
Ya nadie se acordaba del desorden que había precedido al breve
discurso del ex presidente (ver recuadro aparte). Había otros temas
de conversación. Todos coincidieron a la hora de criticar al Fernando
De la Rúa. Incluso el misionero Ramón Puerta senador
electo muy cercano a Ruckauf, quien recibió el apoyo formal
del partido para asumir cono presidente provisional del Senado.
Otros, más jocosos, se entretenían jugando con la suerte
futura del riojano.
La fórmula podría ser Menem-Menem decía
entre risas Miranda, en alusión a Carlos y su hermano Eduardo.
El tono festivo cambió a la hora de analizar los ejes del documento
dado a conocer por el Consejo.
Pero la seriedad duró poco. Muchos no pudieron contener su risa
cuando un joven cura tucumano, quien hizo fama frente a la quinta de Armando
Gostanian, se coló en la sala para pedir a grito pelado un padre
nuestro por el partido y todos los (justicialistas) que siguen procesados
en la causa armas.
Agresión a
una fotógrafa
La reasunción de Carlos Menem como presidente del PJ se
desarrolló en medio de un clima de caos. Sin el mínimo
control sobre el ingreso de gente al local de Matheu 130, el auditorio
fue colmado por seguidores del ex mandatario que rompieron vidrios
y puertas, protagonizaron escenas de pugilato y robo, además
de impedir la tarea de los periodistas. En medio de ese desorden
una fotógrafa de la revista Noticias fue manoseada, lo que
le produjo una crisis de nervios. Anoche el senador Eduardo Bauzá
repudió la agresión sufrida por la reportera
gráfica Ana Paula Far Puharre e informó que
el PJ colaborará en la identificación de los
responsables que empañaron el acto de asunción de
Carlos Menem.
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Duhalde
armó su propio encuentro
y ninguneó a su clásico adversario
Si hacía
falta algo que confirmara la disputa entre Carlos Menem y Eduardo Duhalde,
la prueba más elocuente se produjo ayer en la sede de la Unión
Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (Uatre). Allí se
reunió el consejo asesor del Congreso Nacional del PJ, por iniciativa
del bonaerense, constituido como presidente de ese cuerpo. El encuentro
constituyó un claro gesto de desafío al riojano, que a la
misma hora encabezaba una reunión del Consejo del partido (ver
nota principal). Y Duhalde aprovechó el escenario para embestir
otra vez contra su acérrimo enemigo. Cumplió un ciclo,
dijo sobre Menem, y luego volvió a referirse a la profunda
división ideológica que padece el peronismo.
En la sede de Reconquista al 600, el anfitrión indiscutido era
Duhalde. Como flamante titular del Congreso Nacional del PJ, había
invitado a la reunión para discutir la conformación de las
distintas comisiones del cuerpo. Uno de los objetivos era reformar la
carta orgánica del partido para según el propio Duhalde
hacer más ágiles las estructuras. Las otras
comisiones que estaban en discusión eran la de sector productivo
y la de modelo nacional. Sin embargo, lo que estaba en juego
era hacer una exhibición de fuerza ante la avanzada menemista.
Duhalde estuvo acompañado por más de 80 congresales, entre
ellos los gobernadores Adolfo Rodríguez Saá (San Luis) y
Néstor Kirchner (Santa Cruz). Como era de esperar, la provincia
de Buenos Aires aportó muchos participantes: el intendente de Lanús
Manuel Quindimil, la senadora electa Mabel Müller, la diputada Chiche
Duhalde y los diputados Telmo Pérez y Lorenzo Pepe. También
estuvo el legislador Carlos Soria PJ, Río Negro, y
asistieron delegados del interior del país. Los organizadores esperaban
que la convocatoria superara a la que tenía lugar en Matheu 130.
Por eso, miraron con atención el número de asistentes. Reutemann
y De la Sota no fueron al Consejo pero mandaron delegados a esta reunión
que hizo Duhalde destacaba ante Página/12 un allegado al
bonaerense. Había más de Santa Fe que de Córdoba,
y después de todas las provincias.
Las declaraciones revelaban una evidente pelea por mostrar que una reunión
había sido más exitosa que otra. Pero por esa misma intención
se volvían poco fiables. El encuentro funcionó perfectamente,
tuvo plena representatividad y se reunirá nuevamente en febrero,
aseguró a este diario el asesor de Duhalde. Los colaboradores del
ex gobernador destacaban que en quince días se reunirá la
comisión de acción política del Congreso Nacional
del PJ, integrada por los 14 gobernadores justicialistas. Mientras tanto,
en la reunión de ayer se resolvieron algunos temas organizativos,
como que los sectores de mujeres, gremial y juventud se sumen a cada uno
de los organismos partidarios: Congreso Nacional, Junta Electoral y Tribunal
de Disciplina.
Pero más allá de las cuestiones partidarias internas, lo
más importante fue la ofensiva política encabezada por Duhalde.
El bonaerense restó importancia al acto organizado por Menem y
volvió a desconocer al ex presidente, calificando como residuales
las funciones del riojano al frente del Consejo Nacional del partido.
Una ocurrente forma de contestar los ataques de su rival que lo
había asociado a una mosca diciendo que las águilas
no cazan moscas. Por si fuera poco, luego agregó que
tras su reasunción en la jefatura del justicialismo, Menem se encargará
de realizar tareas administrativas.
Así, 17 días después del controvertido acto en el
microestadio de Lanús, Duhalde realizó su segundo movimiento
en la interna del peronismo. A pesar de que dijo que no quiere referirse
más a su adversario eterno (de Menem y de su postulación
no quiero hablar más, el día que haya elecciones internas
que se presente, afirmó), todo demuestra que no se lo puede
sacar de la cabeza. Tal como confiesa a sus hombres de confianza, el bonaerense
cree que su función es encabezar una cruzada contra el riojano,
para terminar con la confusión ideológica y
para allanarle el camino al próximo presidenciable del PJ.
SAN
LUIS, SANTA CRUZ Y SALTA SIGUEN SIN FIRMAR
Mientras no cumplan lo prometido
Hay que cumplir
con la palabra empeñada. Vamos a firmar cuando tengamos la seguridad
de que se cumpla con lo prometido, afirmó el gobernador de
San Luis, Adolfo Rodríguez Saá, al retirarse del Consejo
Federal de Inversiones (CFI), donde se reunió con sus pares del
Frente Federal Solidario (FFS). Allí, los gobernadores peronistas
denunciaron que el gobierno nacional ya está faltando a los términos
del pacto federal. El santacruceño Néstor Kirchner especificó
que recibieron muy malas noticias de parte de los mandatarios.
Rodríguez Saá, Kirchner y el salteño Juan Carlos
Romero aún se resisten a firmar el acuerdo con la Nación.
La relativa buena situación financiera de sus provincias hizo que
hasta ahora tuvieran la posibilidad de desairar al gobierno nacional.
Ahora, la denuncia del incumplimiento del pacto, hace que estén
más lejos de firmar.
El mandatario puntano especificó que durante el encuentro de ayer
se decidió que sobre el acuerdo que firmaron varias provincias
se le pida al Gobierno que remita los anexos para que sean inmediatamente
aprobados.
De ese modo, el titular del FFS se refirió a los artículos
paralelos que cada provincia justicialista acordó en particular
con el Ejecutivo en compensación por el 13 por ciento de descuento
en la coparticipación federal que la Nación piensa implementar
durante 2002.
El vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá,
denunció que existe un incumplimiento total del pacto
fiscal y sostuvo que las Letras de Cancelación de Obligaciones
Provinciales (Lecop) con las que el Estado nacional pensaba pagar las
deudas por coparticipación llegan muy parcialmente.
Existen dudas con respecto a la refinanciación de las deudas
con los bancos. Por ahora nuestros reclamos serán prudentes, pero
esto amerita la posibilidad de que las tres provincias que no firmaron
finalmente no lo hagan, sentenció Solá al ingresar
al CFI.
El problema con las Letras que el Gobierno utiliza para abonar lo adeudado
por la coparticipación durante 2001 ya fue planteado por los gobernadores
Romero y Angel Maza, de La Rioja, en sendas cartas enviadas a Fernando
de la Rúa.
La situación interna del peronismo fue otro de los temas abordados
en la reunión de gobernadores. Los mandatarios confeccionaron un
documento en el que dejaron aclarado que no estaban ni con la postura
del menemismo ni con la de Eduardo Duhalde. Tras el encuentro, los gobernadores
se dividieron en dos grupos para estar tanto en la sede del Consejo Nacional
Justicialista, donde Carlos Menem asumió como titular, como en
la sede de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores, donde
Duhalde había convocado al Consejo Asesor del partido.
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