Por Simon Tisdall,
Nicholas Watt y Patrick Barkham
Desde
Washington, Londres y Sydney
Polémicos planes para
someter a juicio a supuestos terroristas de Al-Qaeda en tribunales militares
norteamericanos en la base naval estadounidense en Cuba y en las islas
Guam del Pacífico están siendo impulsados en Washington
entre temores crecientes sobre el destino de miles de prisioneros en Afganistán.
Después de que la Alianza del Norte movilizara un tanque para matar
a los últimos 400 combatientes extranjeros que mantenían
una revuelta en Mazar-i-Sharif, el Pentágono confirmó que
está tan preocupado por el tema de la seguridad que los sospechosos
de formar parte de la red Al-Qaeda podrían enfrentarse a un juicio
fuera del continente americano.
La alarma está creciendo ante la perspectiva de unos juicios, que
tendrán la autoridad de imponer la pena de muerte. El Pentágono
tiene en la mira como potenciales jurisdicciones a Guam, que fue cedida
a Estados Unidos por España en 1998, y a la base naval norteamericana
en la Bahía de Guantánamo, al sur de Cuba. De acuerdo a
planes que aún no han terminado de formularse, los tribunales podrían
ser conducidos incluso en embarcaciones norteamericanas en ultramar. Los
planes probarán ser prematuros para muchos prisioneros en Afganistán
que tienen chances de morir antes de pasar a manos de las autoridades
de Estados Unidos. Hay pruebas de que la Alianza del Norte ha renegado
en su compromiso para detener a las combatientes extranjeros talibanes
en Kunduz. Algunos de ellos enfrentaron una ejecución sumaria al
norte de la ciudad cuando el lunes cayó en manos de la Alianza.
La Cruz Roja manifestó su honda preocupación por la situación
de los prisioneros. Un vocero dijo que estamos preocupados por lo
que ha sucedido en la fortaleza y los informes sobre ejecuciones sumarias
en Kunduz son una gran preocupación. Las esperanzas de que
la ONU pudiera ser de ayuda en el tema de los prisioneros quedaron truncadas
ayer cuando un alto portavoz dijo que eso no se concretaría. Ahmad
Fawzi, representante de Naciones Unidas en las conversaciones sobre Afganistán
en Bonn, insistió que la responsabilidad sobre los prisioneros
era un asunto de la Cruz Roja. Nosotros no tenemos las facilidades
operacionales en el terreno, dijo Fawzi. La Cruz Roja planea la
duplicación de sus 37 equipos de ultramar en Afganistán
durante los próximos días para ayudar con el monitoreo de
la situación de los prisioneros en todo el país. No obstante,
la organización internacional fue alentada por la cooperación
que recibió de parte de la Alianza del Norte. Los trabajadores
de la Cruz Roja visitaron más de 250 prisioneros en Mazar-i-Sharif
los que no estaban en la fortaleza sitiada y 100 prisioneros
en Kabul. Si la Alianza cumple con su compromiso, los talibanes extranjeros
sospechosos de tener relación con Al-Qaeda serán sometidos
a juicio. A la Alianza le gustaría establecer sus propios juicios,
pero Washington está listo a inmiscuirse con los sospechosos de
Al-Qaeda.
Un vocero del comando norteamericano del Pacífico, la teniente
coronel Marcella Adams, dijo que los juicios muy probablemente se lleven
por fuera del continente americano a raíz de los temores de seguridad.
Sin embargo, la propuesta de detener prisioneros en Guam sorprendió
a las más destacadas figuras en Washington y provocó una
conmoción. Tom Daschle, el líder de la mayoría demócrata
en el Senado, dijo que esta es una propuesta innovadora. No estoy
seguro que nadie lo haya pensado del modo suficiente. Y los políticos
en Guam manifestaron su preocupación acerca de que un campo de
prisioneros de guerra podría dañar su industria turística,
que ya ha sido bastante sacudida desde los ataques del 11 de setiembre.
Ben Pangelinan, senador de Guam, envió una carta a George Bush
suplicándole al presidente de Estados Unidos que no arreste o procese
a sospechosos de terrorismo en la isla. La vida económica
depende delturismo y su atractivo como un destino seguro es una de nuestras
más preciadas posesiones.
Traducción: Mercedes López San Miguel.
OCHO
PREGUNTAS PARA RESIDENTES DE NOMBRE SOSPECHOSO
Si usted es árabe, preocúpese
Por Enric González*
Desde Washington
Muchos sentirán
pánico, y bastantes no responderán, predice Hasan
Qazwini, imán de la mayor mezquita de Detroit. No porque
tengan nada que ocultar, sino porque en sus países de origen suele
ser mala señal que te convoque el gobierno. Las autoridades
del estado de Michigan no quieren enviar a la policía a interrogar
a los inmigrantes musulmanes, como ordena el Departamento de Justicia,
y han optado por la fórmula, más civil, de convocarlos por
carta y de forma voluntaria.
En Michigan residen unos 700 de los 5000 inmigrantes recientes que componen
la lista del fiscal general, John Ashcroft. Las cartas salieron
anteayer. Su nombre ha atraído nuestra atención dice
la misiva, porque, entre otras cosas, usted llegó a Michigan
con un visado de un país donde existen grupos que apoyan o financian
el terrorismo internacional. No tenemos razones para pensar que usted
esté asociado con actividades terroristas. Sin embargo, tal vez
sabe algo que pueda ser útil para nuestros esfuerzos. Por
favor sigue, contacte mi oficina para fijar una entrevista
en el lugar, fecha y hora que le resulten más convenientes.
Firma el fiscal federal, Jeffrey Collins.
Detroit, la ciudad más importante de Michigan, es también
la ciudad con más habitantes de origen árabe. Casi 300.000
viven en el área metropolitana. Las autoridades locales, por tanto,
procuran ser cuidadosas a la hora de aplicar una orden que, por afectar
casi exclusivamente a musulmanes de Oriente Medio, huele a discriminación
racial y religiosa.
Los interrogatorios, además, entrañan un riesgo: cualquiera
cuyo visado sea irregular o tenga problemas administrativos puede convertirse
en uno de los más de 1000 detenidos desde el 11 de setiembre, de
los que no se conoce ni el nombre ni el paradero ni la acusación.
La amenaza de acabar ante un tribunal militar, a bordo de un acorazado,
contribuirá a la desazón de los afectados. Incluso por carta,
el llamado resulta ominoso.
Las instrucciones enviadas a todos los estados desde Washington ocupan
ocho folios, son minuciosas y se dividen en varios apartados:
Obtenga los números
de teléfono utilizados por el individuo y sus familiares.
Pregunte al individuo
qué países extranjeros ha visitado, con fechas y motivos.
Inquiera si él o alguien que conozca ha estado en Afganistán.
Si el individuo está
aquí para estudiar, pregunte por sus planes futuros. Si está
como turista, pregunte por las ciudades o monumentos que ha visitado o
visitará. Pregunte si piensa irse de EE.UU. ya adónde irá.
Pregunte si sabe algo,
o sabe de alguien que sepa algo, sobre los ataques del 11 de setiembre
y sus perpetradores.
Pregunte si conoce a
alguien que reaccionara de forma sorprendente o inapropiada ante la noticia
de los atentados. Pregunte cómo se sintió el individuo ante
la noticia.
Pregunte si el individuo
conoce a alguien relacionado con actividades terroristas, o si él
mismo ha tenido relación con ese tipo de actividad.
El individuo debe ser
preguntado sobre si conoce a alguien con acceso a armas, explosivos o
productos químicos peligrosos, o capaz de desarrollar armas químicas
o biológicas.
*De El País de Madrid, especial para Página/12.
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