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LOS MARINES REFUERZAN SU DESPLIEGUE PARA CAZAR AL SOSPECHOSO
Todos los fuegos detrás de Bin Laden

Estados Unidos busca un fin rápido de Osama bin Laden y su red Al-Qaida en Afganistán, de modo que le permita liberar fuerzas que le sirvan para continuar la guerra antiterrorista en otros países, como Somalía e Irak. Y todas sus fuerzas se concentran en la tarea.

Vivo o (preferentemente) muerto. La incógnita de la ubicación de Osama bin Laden hizo que se intensificaran ayer los bombardeos norteamericanos sobre Kandahar, y comenzara la mayor operación terrestre desde el inicio de la campaña militar con el despliegue de marines que buscarán por tierra al líder de Al-Qaida. La atención de los norteamericanos se focaliza alrededor de Kandahar, el triángulo formado por Kabul, Jalalabad y el paso de Jyber. Mientras el presidente paquistaní Pervez Musharraf aseguraba que Bin Laden no se encuentra en su país, el ex embajador de los talibanes en Pakistán Abdul Salam Zaeef aseguró que los talibanes desconocen el paradero de Bin Laden. Asimismo, desmintió que miembros de Al-Qaida o de las milicias talibanas hayan muerto en el bombardeo de una casa en la región de Dand, en Kandahar. Mientras tanto, la CIA admitió la primera baja norteamericana en Afganistán desde el comienzo del conflicto: se trata de Johnny Spann, de 32 años, muerto durante el alzamiento talibán en la prisión de Qala-e-Jangi iniciado el domingo y sofocado –con la muerte de sus 600 protagonistas– anteayer.
El círculo parecía estarse cerrando sobre el sospechado más buscado. Ayer, el vocero norteamericano Kenton Keith aseguró que 600 de los 1000 marines que serán desplegados alrededor de Kandahar –aún bajo control talibán– han aterrizado en las últimas 24 horas. El resto lo hará “en las próximas horas o días”, según dijo. Pero no está claro donde se encuentra Bin Laden. El paradero del mulá Omar también era objeto de dudas. Contradiciendo los dichos del secretario de Defensa norteamericano Donald Rumsfeld, el ex embajador talibán en Pakistán Abdul Salam Zaeef aseguró que un centro bombardeado por Estados Unidos en la noche del martes al miércoles “no era un centro talibán ni de Al-Qaida”. “Ni el mulá Mohammad Omar ni ningún otro funcionario talibán se encontraba en el lugar”. El general Tommy Franks, jefe del Comando Central estadounidense, señaló que pueden pasar varios días hasta que se sepa con seguridad si Omar o algún alto dirigente talibán se encontraba en el lugar. Franks aseguró además que seguidores de Bin Laden experimentaron con armas de destrucción masiva en más de 40 localidades en Afganistán, la mayor parte de las cuales está ya bajo control aliado. Franks aseguró que se investiga si las armas probadas eran de naturaleza química, bacteriológica o nuclear.
Los signos de que los días de Kandahar talibana están contados tuvieron otra verificación sobre el terreno, con la continuación por segundo día consecutivo de las negociaciones entre jefes tribales locales de la etnia pashtún y comandantes talibanes para lograr la rendición de Spin Boldak, una estratégica población cercana a la frontera paquistaní que todavía sigue bajo control de los talibanes. Según el vocero de la misión de la ONU en Kabul, Jaled Mansur, la situación en dicha ciudad, “es tensa y confusa”. A pesar de las versiones que indicaban que los talibanes habían decidido entregar la ciudad y que había sido evacuada, fuentes de ambos bandos confirmaron posteriormente que las negociaciones no habían concluido y que la ciudad seguía en poder de los talibanes. Las negociaciones sobre la rendición de Spin Boldak estuvieron acompañadas por esporádicas luchas entre los talibanes y las tropas de los jefes tribales. Spin Boldak se encuentra a 90 kilómetros de Kandahar, y era la aldea desde la cual los talibanes atrincherados en aquella ciudad daban sus conferencias de prensa ante los periodistas del mundo entero antes de que decidieran ordenarles el abandono de la provincia, rumbo a Pakistán.
A todo esto, la administración Bush subrayó ayer su intención de hacer una rápida salida militar de Afganistán una vez que se lograran los objetivos de destruir a Osama bin Laden y su red Al-Qaida y erradicar lo que queda del régimen talibán. Hablando a condición de reserva, un alto funcionario del Departamento de Estado norteamericano dijo que la administración, que ha manejado las operaciones de la coalición antiterrorista prácticamente por sí sola, consideraría que ya ha hecho losuficiente si y cuando los talibanes y Al-Qaida son aplastados. “No hay necesidad de que la coalición esté presente”, dijo el funcionario. Aunque Estados Unidos había contemplado previamente unirse a otros países en la reconstrucción de posguerra de Afganistán, el funcionario agregó que “yo no imaginaría que Estados Unidos participará de eso”.
El punto es preocupante para Gran Bretaña y otros aliados europeos, que están tratando de entrar militarmente a Afganistán precisamente bajo el paraguas de la “intervención humanitaria”. Otro motivo de preocupación es que eso liberaría fuerzas norteamericanas para combatir en el próximo frente antiterrorista, sea Somalía o Irak.

 

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