Por Diego Fischerman
La Argentina está
llena de sorpresas; eso es lo que me gusta, dijo Martha Argerich
apenas llegada a Buenos Aires para presentar el festival que con su nombre
copó la agenda musical de la ciudad desde el 10 al 17 de este mes.
Y hubo, claro, sorpresas. La primera tuvo que ver con el ofrecimiento
para que ella se convirtiera en asesora artística del Teatro Colón.
La segunda, con su aceptación.
Es importante por sus valores reales y materiales, por su profundo
conocimiento y por su innegable capacidad para proponer ideas que tengan
que ver con la ampliación del público y la promoción
de jóvenes talentos, asegura a Página/12 Jorge Telerman,
secretario de Cultura de la Ciudad. Pero, también, su decisión
de aceptar tiene un gran poder simbólico. Que, en un momento en
que está tan diseminada la sensación de un horizonte opaco,
alguien como ella, que es ya una leyenda, que no tiene ninguna necesidad
de involucrarse con una sociedad tan atravesada de conflictos como la
nuestra, quiera colaborar con la Argentina; que mientras muchos piensan
en irse ella, de alguna manera, vuelva y elija el Colón para construir
su legado, es un mensaje muy fuerte para una sociedad lastimada.
La llegada de la pianista a la conducción del Colón es,
sin embargo, apenas una parte de una reestructura que se plantea con mucho
más alcance que el de un simple cambio de nombres.
En el nuevo organigrama habrá como en las viejas épocas
un solo director, al que asistirá este Consejo que estará
conformado por los que tengan responsabilidades de conducción en
los cuerpos estables del Colón, por la asesora artística
y por el propio secretario de cultura. El nuevo director general deberá,
según el secretario de Cultura, estar ligado al mundo del arte,
amar y conocer al teatro y, además, tener una experiencia incuestionable
en la gestión cultural. Hay alguien que se corresponde exactamente
con ese perfil y estamos esperando su respuesta dice Telerman;
si él finalmente no pudiera aceptar, habrá una dirección
general interina y mi deseo sería que, en el futuro, el cargo fuera
concursado. El nuevo mapa terminará de cobrar forma en los
próximos días y el anuncio oficial se producirá de
manera conjunta con el de la temporada lírica del año próximo.
La programación fue preparada por Renán y constituye
el nervio central del teatro. Pero además queremos multiplicar
geométricamente la actividad. En 2002 habrá un aumento considerable
de las funciones de ballet, cuya conducción viene realizando una
labor encomiable, habrá más conciertos de las orquestas
y un incremento de todo lo que esté fuera de los abonos. Allí
es donde Martha Argerich más va a aportar, en lo que tenga que
ver con la ampliación del público y en el borramiento de
todo criterio elitista.
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