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DINAR LINEAS AEREAS

RIESGO PAIS EN 3242 PUNTOS, CALL AL 250% Y CAIDA DE ACCIONES
La city en estado de alerta máxima

La persistente fuga de depósitos está poniendo
en jaque al sistema. En el mercado sostienen que si no
se frena la huida, el desenlace será una medida traumática para ahorristas como para banqueros. Economía prepara un nuevo programa con el FMI. Presión por dolarizar.

Por Claudio Zlotnik

El riesgo país en el record de 3242 puntos, con los títulos públicos mostrando una caída promedio del 8 por ciento. La tasa de interés interbancaria en pesos al 250 por ciento anual, en un escenario de fuga de depósitos y las acciones derrumbándose un 5,3 por ciento. Ajeno a la puja política de entrecasa entre radicales y justicialistas, el mundo financiero tuvo ayer otra jornada caótica. Y los presagios son desalentadores. Un banquero advirtió en diálogo con Página/12 que la fuga de depósitos de los últimos dos días fue “dramática”, y en la city temen que se acercan momentos de definiciones traumáticas, para ahorristas y banqueros. Anoche, hubo una nerviosa reunión entre Roque Maccarone, presidente del Banco Central, y los principales banqueros para analizar la crisis. Y en el microcentro dudan de que el canje internacional tenga éxito. La Argentina cada vez está más aislada en el mundo. Cortado el acceso al crédito, sin ayuda internacional y al borde de la ruptura con el FMI, la crisis plantea un escenario de acelerado deterioro.
La posibilidad de que el Fondo Monetario postergue el desembolso por 1260 millones de dólares (ver nota aparte) provocó un derrumbe de los bonos y de las acciones. Domingo Cavallo necesita ese dinero para cumplir con los pagos de la deuda. De lo contrario, se verá obligado a seguir manoteando divisas de las ya erosionadas reservas del Banco Central. El problema es que este mecanismo, en el marco de una huida de depósitos, es un cóctel explosivo de la crisis: con menos dólares en el BC corre peligro la Convertibilidad. Ante ese panorama, se derrumbaron los activos bursátiles y crecieron los rumores sobre un eventual congelamiento de los depósitos.
En este marco, el call trepó al 250 por ciento anual. Este salto abrupto que describió el costo del dinero esta relacionado con una medida tomada por el Banco Central: la imposición de una tasa máxima para los plazos fijos, que alcanza a los de mayor monto. Se fijó una tasa de referencia del 12,5 por ciento en dólares y 14,75 en peso. Los bancos que pagan por encima de ese límite tienen que inmovilizar todo el dinero captado a ese corto. Incluso esas tasas topes bajarían a 8 y 10 por ciento, respectivamente, la semana próxima, lo que podría acelerar la fuga. La iniciativa, reclamada por los bancos, terminó perjudicando a las entidades de menor porte, que están sufriendo retiros de depósitos por parte de grandes ahorristas. La búsqueda de fondos para hacer frente a las cancelaciones recalentó el mercado del dinero.
El tema fue abordado durante el encuentro que los banqueros mantuvieron con Maccarone. Desde que se ahondó la crisis, los principales ejecutivos visitan la sede del Central todos los jueves. Anoche, en medio de expresiones de preocupación por la situación, Maccarone les recordó a los banqueros que el tope a la tasa máxima había sido tomada por consenso. De esa manera, salió al cruce de las versiones en el sentido de que se daría marcha atrás con la medida. Además, el titular del Central se quejó ante sus colegas porque “no salen a explicar que se está magnificando la crisis”. El reto del presidente del Central tenía como objetivo a los representantes de los bancos chicos, quienes le están reclamando medidas especiales (como permitir encajes diferenciales) para enfrentar las turbulencias.
La situación del sistema financiero se ha convertido en la variable clave de la crisis. En lo que va del mes se fueron depósitos por 2492 millones, totalizando 15.181 millones desde el pico máximo de fines de febrero. Quienes conocen a Domingo Cavallo aseguran que carece de una estrategia clara para alejarse del abismo. “Está tirando manotazos de ahogado, hasta ahora sin resultados. Incluso alguna le salió mal”, admitió a este diario una fuente ligada al ministro. Se refería a las medidas impulsadas desde el Banco Central para forzar una baja de las tasas.
Frente a la falta de liquidez de algunos bancos y la aceleración en la huida de depósitos, en la city son cada vez más quienes vislumbran laposibilidad de un congelamiento de los depósitos. En caso de persistir la fuga, esa sería la vía para resguardar a los bancos, a la espera de una mejora económica. Sería el segundo salvataje que Cavallo les suministra a las entidades financieras tras la instrumentación del canje local que aísla a los bancos de un eventual default.
En cambio, financistas consultados por este diario no se mostraron muy entusiasmados con la alternativa de una dolarización. “A esta altura ya no se sabe si alcanzaría para recrear confianza y frenar la fuga”, señaló un banquero a este diario. También existen dudas sobre el éxito de la fase internacional del canje de la deuda y se acrecientan las posibilidades de un default abierto. Cerca de Cavallo también asumieron que el ministro duda de la efectividad de la medida: “si no detiene la salida de capitales quedaría en la historia como quien eliminó la moneda nacional”, dicen.
De todas maneras, el fantasma que persigue a los financistas es la posibilidad de que se quiebre la Convertibilidad. El consenso en la city señala que una devaluación forzada desembocaría en el peor escenario político y social.

 

El aporte de Abappra

Abappra, la asociación de bancos que nuclea a bancos privados y públicos, aportará 12.849 millones de dólares a la “Fase 1” del canje de la deuda. “Este monto podría incrementarse ya que resta conocer el saldo final que pondrán algunas entidades del interior”, señaló Enrique Olivera, presidente del Banco Nación. La decisión de Abappra pone más cerca a Domingo Cavallo de cumplir con su objetivo de reunir unos 40.000 millones en el canje local. Los bancos privados asociados en ABA ya se anotaron con 12.500 millones y las AFJP con otros 17.700 millones. Todavía falta conocer la postura de las aseguradoras y los fondos comunes de inversión. Los inversores minoristas tienen tiempo hasta el próximo viernes. Las anotaciones comenzaron ayer y hoy a las cuatro de la tarde se conocerá el resultado. Respecto del tramo internacional, Cavallo aseguró que se pondrá en marcha “en alrededor de 60 días”. Al mismo tiempo, descartó que la Argentina caiga en default, una especulación que hacen algunos financistas. “El canje será ordenado y equitativo”, dijo el ministro.

 

EL PROYECTO DE ANNE KRUEGER, LA NUMERO 2 DEL FMI
Ley de Quiebras para países

“Mis disculpas.” Así concluye el mail que Anne Krueger, número dos del Fondo Monetario, circuló entre los 24 directores del organismo excusándose por haber revelado públicamente el lunes pasado un plan que todavía no fue discutido internamente. Se trata de un sistema de convocatoria de acreedores para Estados que, entre otras cosas, permitiría suspender los pagos de los vencimientos de la deuda, temporariamente, hasta tanto se renegociaran nuevas condiciones. Aunque por una cuestión elemental de tiempos, en el caso de que fuera aprobado sería imposible que el nuevo sistema fuera aplicable a la Argentina, en Economía tomaron las declaraciones de Krueger como un gesto más de apoyo a la reprogramación de la deuda, que facilitaría a Cavallo la negociación de la “fase 2” del canje con los acreedores extranjeros. La idea de que un país pueda ingresar legalmente en convocatoria, protegido por un marco legal internacional, es auspiciado por el Tesoro norteamericano, que quiere dejar en claro que ya no habrá más paquetes de salvataje financiero para acreedores audaces. Sin embargo, hay oposición dentro del propio FMI y entre los mayores bancos internacionales. Más aún, entre los países contrarios a la idea está el socio mayor: Brasil considera que restaría aún más capitales a los “mercados emergentes” y propone flexibilidad para que, llegado el momento de la imposibilidad de pago, cada país busque su propia solución.
El lunes pasado, durante una cena en el Club Nacional de Economistas, Krueger, flamante vicedirectora-gerente del FMI, expuso un proyecto novedoso: la creación de un nuevo marco jurídico que contemple el proceso de convocatoria de acreedores para un Estado al borde de la quiebra. La idea es la siguiente. Los países tendrían autorización para solicitar temporariamente la cesación de pagos de la deuda, mientras renegocian nuevas condiciones con sus acreedores. Con la venia del FMI, el país en cuestión podría entrar a este nuevo marco legal internacional, con lo cual acreedores díscolos que no aceptaran las condiciones de reprogramación de la deuda no podrían reclamar judicialmente ante los tribunales de Nueva York, como sucede actualmente.
Por otro lado, cerraría la puerta a los llamados “fondos buitres”, que suelen especular con los países a punto de entrar en cesación de pagos comprando títulos a precios de remate y exigiendo luego judicialmente el pago de su valor nominal más los intereses capitalizados. Así, además, pueden llegar a paralizar todo el proceso de reestructuración si, como sucedió con Perú en 1996, logran de la Justicia de Nueva York el embargo sobre las cuentas y bienes estatales en el exterior.
Si estuviera actualmente vigente tal sistema, la administración De la Rúa no tendría que estar suplicando por el desembolso de 1260 millones del FMI o dilapidar reservas del Banco Central para cubrir vencimientos de la deuda. Porque, durante el período de reestructuración de la deuda, el gobierno podría acogerse a una convocatoria de acreedores formal. Pero ni siquiera si el plan fuera aprobado en un trámite sumario por el Fondo, Argentina podría aprovecharlo, ya que, en el mejor de los casos, los expertos calculan que llevar a la práctica este nuevo ordenamiento jurídico insumirá, por lo menos, dos años.
Tampoco es claro que el FMI vaya a aprobarlo tan fácilmente. En especial, después de la infidencia de Krueger, quien salteó todos los pasos burocráticos del organismo al dar a conocer un proyecto que recién sería tratado por el directorio a fines de diciembre. Si bien es novata en la institución –asumió en septiembre–, la funcionaria adelantó tan groseramente su movida porque cuenta para ello con el aval del Tesoro norteamericano, además de los gobiernos de Inglaterra, Canadá y Alemania; es decir, cuatro de los países del llamado G7.
Uno los países que más se opone es Brasil. El presidente del Banco Central brasileño, Arminio Fraga, acaba de escribir un paper en el que defiende la estrategia opuesta a la planteada por Krueger para resolver las crisis de insolvencia de países emergentes. Sostiene que la mejor solución es discutir caso por caso, tal como sucede en la actualidad. Tal posición será explicada la semana próxima, durante la reunión del G-30, conformado por los representantes económicos de los países desarrollados y de la mayoría de los llamados emergentes. El temor de la administración Cardoso es que la creación de un nuevo sistema legal de quiebras, en el que los acreedores deberán asumir las costos de haber prestado a deudores insolventes, provoque una retracción mayor de la corriente de capitales hacia los mercados emergentes.

 


 

S&P OPINA DE LA DOLARIZACION
“No es una solución”

Por C. Z.

David Beers es uno de los máximos ejecutivos de Standard & Poor’s, la calificadora de riesgo internacional más importante. En diálogo con Página/12, Beers, director ejecutivo especializado en calificaciones de países, dijo que, en el mejor de los casos, los inversores le volverán a prestar a la Argentina dentro de tres años. Y que una devaluación plantearía una situación de catástrofe. “La Argentina hizo todo lo que le pidieron y ahora están en una gran crisis. Algo anduvo mal en esa historia”, señaló el experto.
–¿La estrategia de Domingo Cavallo tiene chances de éxito?
–Las claves son un rápido acuerdo con los inversores internacionales en la “Fase 2” del canje y un nuevo pacto con el FMI. Pero sin dudas, el gran desafío es que mejoren los ingresos tributarios. Por ahora, en este rubro se percibe un fuerte deterioro. Por el momento, el Gobierno pudo pagar la deuda utilizando operaciones extraordinarias con las reservas del Banco Central. Pero esta operatoria puede poner al límite la Convertibilidad. Podría suceder que todo se rompa en pedazos.
–¿Qué desenlace de la crisis imagina?
–Hay dos escenarios: uno optimista y otro pesimista. En el mejor de los casos, la Argentina logra reestructurar la deuda pero la confianza va retornando de a poco y la economía sigue renqueando. En este contexto, recién podría volver a financiarse en el exterior dentro de tres años. En el escenario pesimista, el nivel económico continuaría deteriorándose y la sangría de depósitos y reservas decantaría en un quiebre de la Convertibilidad. En ese caso, podría esperarse también un fuerte desorden político y un agravamiento de la situación económica.
–¿Hay posibilidades de que la “Fase 2” del canje sea exitosa?
–Todavía no se pueden hacer conclusiones al respecto. Faltan definiciones del Gobierno. Lo que sí existe es mucha preocupación por parte de los inversores a que el tramo internacional sea menos beneficioso que el local. Para tener éxito, el Gobierno debería convencer de que haciéndolo solucionará su problema fiscal. Y para ello debería mostrar algunas variables positivas, como una mejora en la recaudación. Al respecto, puedo decir que la propuesta oficial es sumamente ambiciosa en cuanto a los objetivos y plazos que se fijó.
–¿La dolarización podría ser una solución?
–Es una opción pero no garantiza una recuperación. La ventaja es que se limitan los daños financieros pero no soluciona los problema de competitividad ni la solvencia del Estado. Ecuador dolarizó su economía pero no obtuvo una baja considerable de las tasas de interés y no logró una reactivación. La dolarización no es la panacea.
–¿Cuáles serían las consecuencias de una devaluación?
–Llevaría a un incremento de la desconfianza de la gente. Y existen serios peligros que una devaluación forzada sea de una magnitud muy importante. La experiencia indica que ir hacia una flotación no es lo más conveniente en medio de una crisis. Agravaría la situación.
–¿El FMI le soltará la mano a la Argentina?
–Esa es la pregunta del millón de dólares. El punto de vista del FMI es que cada vez tiene menos sentido dar asistencia financiera a la Argentina. Pero la solución a la crisis no sólo es económica sino también política. Tal vez Turquía estaría en peores condiciones que la Argentina si no fuera por su posición estratégica en medio de la guerra. Los resultados del consenso de Washington se están modificando y esto complica la relación entre la Argentina y el FMI. Afirmar que el Grupo de los 7 o el Fondo perdieron la paciencia con la Argentina es una simplificación. El análisis es mucho más complejo. La Argentina hizo todo lo que le pidieron y ahora están en una gran crisis. Algo anduvo mal en esa historia. Con todo derecho, muchos argentinos podrían preguntarse qué cosas se hicieron mal para estar en esta situación.
–¿Un desenlace caótico en la Argentina contagiaría a otros países?
–Se percibe que el efecto contagio es cada vez menor. Aunque no puedo ser determinante, el hecho de que ha pasado bastante tiempo desde que se evidenció la crisis puso barreras al contagio. No tengo dudas de que sería menor que en el Tequila y en la crisis en Asia.

 


 

Negocian un nuevo programa con el
FMI con la dolarización al acecho

Por David Cufré

“Está absolutamente desmentido que vaya a haber una postergación de los desembolsos del FMI”, enfatizó el jefe de asesores de Domingo Cavallo, Guillermo Mondino. Acto seguido, agregó: “Se están buscando alternativas” de financiamiento por si hubiera alguna demora en el envío del dinero desde Washington, una de las cuales es “un crédito puente” de algún banco de inversión para pasar la urgencia. El funcionario quiso salir al cruce de las insistentes versiones sobre un endurecimiento de la postura del FMI, pero terminó repitiendo lo mismo que se dice en la city. Más aún, reveló que “se está redactando la carta de intención para un nuevo acuerdo con el organismo”, lo que equivale a la definitiva caída del programa en curso. El directorio deberá aprobar el quinto convenio con Argentina desde que gobierna la Alianza antes de que Cavallo pueda aspirar a contar con un solo dólar de los desembolsos (re)pactados. En el mercado se afirma que el Gobierno no tiene tiempo para esperar a esa definición y que antes, de manera inminente, decretará la dolarización.
La misión del FMI en Buenos Aires está recogiendo datos y elaborando hipótesis sobre cuál sería la evolución de la crisis. La visión que transmitirá a las autoridades en Washington es que Argentina ha entrado en una dinámica de difícil retorno, con constante salida de depósitos, caída de reservas, aumento del riesgo país, ruptura de la cadena de pagos y, por ende, mayor recesión. En tales condiciones, recomendará esperar a ver los resultados del canje de deuda en el tramo local, la evolución de la situación política y si el Congreso aprueba el Presupuesto con híperajuste del 2002.
El auditor jefe, Tomás Raichmann, les dirá a Horst Koehler y Anne Krueger que no tiene sentido girar en diciembre los 1260 millones acordados hace un año, porque “a esta altura no hace ninguna diferencia”. “A Argentina no le soluciona ningún problema, ni se los agrava mucho más”, fue el diagnóstico que hizo Raichmann ante funcionarios del Banco Central. Y señaló que lo mejor para el Fondo sería guardar el dinero para girarlo más adelante, cuando estén dadas las condiciones económicas y políticas para generar un proceso de reactivación. De todos modos, la decisión de socorrer antes o después a la Argentina es política, y la tomarán las autoridades del Fondo más allá de los consejos de su staff técnico. La apuesta de Cavallo es torcer esa decisión política a su favor.
Ante las idas y venidas del FMI, la city fue ayer un hervidero con versiones de todo tipo. Pero la que más espacio ganó es la de la dolarización. “Si el Gobierno está dispuesto a cumplir su promesa de que antes de devaluar dolarizará, éste es el momento para hacerlo”, comentó a este diario un reconocido consultor financiero. “La modificación en el modo de computar las reservas que hizo esta semana el Banco Central muestra que quedan apenas 400 millones de excedente en dólares sobre los pasivos monetarios para no violar la Convertibilidad. Al ritmo que tenemos de pérdida de reservas, en pocos días el Gobierno puede quedarse sin dólares suficientes para dolarizar. O lo hace ahora o difícilmente pueda hacerlo después”, explicó el consultor.
“La plaza estaba llena de rumores disparatados, desde que el Fondo postergaría hasta enero los desembolsos, que habrá devaluación, o renuncias. Los mismos rumores de siempre. Todos son disparatados y los desmiento categóricamente”, sentenció Mondino. Sin embargo, no desmintió que se gestione un crédito puente de algún banco internacional por si el Fondo demora el envío de divisas. Ese crédito “sería sólo por unos días, para cubrir las necesidades de caja”, aclaró Mondino. Pero su estimación fue que “hacia el 20 de diciembre Argentina recibirá los 1260 millones”. “Si todo sale bien hay que calcular por los menos 15 días de proceso interno en el FMI y luego esperar la fecha de la reunión de Directorio”, concluyó el asesor jefe.

 

La historia de Liberia

En los ambientes financieros hay discrepancias sobre la conveniencia de dolarizar la economía. Algunos sostienen que adoptar esa medida en las condiciones actuales puede provocar que Argentina termine repitiendo la experiencia de Liberia. En los 90, el país africano sufrió una crisis económica de la que buscó salir apelando a la dolarización. Pero ante los problemas de iliquidez y frente a la imposibilidad de financiar el déficit fiscal, emitió medios de pago, similares a los que aquí se conocen como Lecop, patacón o cualquiera de los otros que circulan por las provincias. Lo que terminó ocurriendo fue que la gente ahorraba en dólares, gastaba la pseudomoneda, que se devaluó, y todo el sistema terminó en una crisis más caótica que la inicial. El tema fue comentado esta semana por la misión del FMI. Ayer, los delegados del Fondo se reunieron con el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, y con el ministro de Trabajo, José Dumón. Ambos explicaron las cualidades del nuevo sistema de asignaciones familiares, que será aprobado por ley, dejando caer el decreto por el que se había instaurado.

 

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