Por Victoria Ginzberg
Jean Ives Claudet escapó
de Chile después del golpe militar del 11 de setiembre de 1973.
Luego de una estadía en Francia se estableció en Argentina,
donde el 1º de noviembre de 1975 fue víctima de las garras
del Cóndor. Ese día fue secuestrado en el Hotel Liberty
de Buenos Aires. Dagmar Hagelin fue baleada por la espalda el 27 de enero
de 1977 en El Palomar y fue llevada casi sin vida a la Escuela de Mecánica
de la Armada (ESMA). Los secuestradores de ambos jóvenes están
libres pero tribunales de Francia y Suecia pidieron que sean encarcelados.
Desde París, el juez Roger Le Loire ordenó la detención
del coronel retirado José Osvaldo Balita Riveiro y
en Estocolmo el juez Claes Djurberg decidió reclamar el arresto
del ex marino Alfredo Astiz.
La solicitud de detención de Riveiro fue emitida en Francia el
29 de octubre pasado y llegó a Buenos Aires el 12 de noviembre.
El fiscal Carlos Stornelli ya se pronunció a favor de la captura
y ahora tiene que resolver el nuevo juez federal Sergio Torres.
En diciembre de 1974, Riveiro fue destinado al batallón de Inteligencia
601 en calidad de oficial del Estado Mayor. A fines de diciembre pasó
a cumplir funciones en el Batallón de Inteligencia 144 de Mendoza.
Estos datos surgen de su declaración ante la jueza María
Servini de Cubría, quien lo interrogó en la causa en la
que se investiga el asesinato del general chileno Carlos Prats en Buenos
Aires. Como oficial de inteligencia, Riveiro habría sido el contacto
del agente chileno Enrique Lautaro Arancibia Clavel, hombre de la policía
secreta pinochetista en Argentina y condenado el año pasado por
su participación en el crimen de Prats.
Al fallar contra Arancibia, el Tribunal Oral Federal número 6 consideró
que el agente era miembro de la asociación ilícita que formaba
la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA) y de la que participaban
el dictador Augusto Pinochet, Manuel Contreras Sepúlveda, Pedro
Octavio Espinoza Bravo, Raúl y Jorge Iturriaga Neumann y José
Zara Holger. Los jefes de la policía secreta de Chile incluidos
el dictador y Arancibia también están acusados en
París por la desaparición de Claudet.
Entre los memos que Arancibia intercambió con sus jefes en Chile
al menos desde el año 1975, en pleno funcionamiento de la Operación
Cóndor, hay menciones específicas al químico franco
chileno desaparecido en Buenos Aires. Mantuve una reunión
con Rawson en la que me informó lo siguiente: último procedimiento
cayó un correo de la JCR aparentemente de apellido Claudet. Consideramos
que es bastante importante, dice una comunicación fechada
el 17 de noviembre de 1975. Otra, de quince días después,
señala que con Rawson mantengo contacto por lo menos dos
veces por semana. Rawson no sería otro que Balita
Riveiro. En los mismos memos Arancibia figura como Luis Felipe Alemparte.
Después de su paso por Mendoza, Riveiro fue destinado a Bahía
Blanca y luego tuvo una misión afuera del país: lideró
la misión de argentinos que, con acuerdo del gobierno norteamericano
de Ronald Reagan, asesoraron y entrenaron a quienes combatían al
gobierno sandinista de Nicaragua. En mayo de 1999 Página/12 reveló
que Balita estaba contratado por el Ministerio de Defensa
de Jorge Domínguez en el Instituto de Ayuda Financiera para Pagos
de Retiros y Pensiones Militares.
El juez Torres debería detener a Riveiro y luego Francia
tendría un plazo de cuarenta días para presentar la extradición,
aseguró a este diario la abogada francesa Sophie Thonon. La representante
de la familia Claudet viajará a Buenos Aires para entrevistarse
con Torres junto con los abogados Horacio Méndez Carreras y Rodolfo
Yanzón.
Mientras Le Loire trata en París de encarcelar a Riveiro y la plana
mayor de la DINA solicitudes de arresto fueron enviadas a Chile
el 25 de octubre, Suecia intentará extraditar a Astiz, que
ya fue reclamado por Italia y condenado en ausencia en Francia. Ayer,
en una audiencia a puerta cerrada, el juez Djurberg aceptó el planteo
del fiscal y decidió ordenar el arresto de Astiz por el asesinato
de Dagmar Hagelin. En los próximos días se emitirá
la orden de captura. El padre de la víctima, Ragnar Hagelin, expresó
desde Estocolmo que se sentía muy contento por este paso
gigante hacia adelante de Suecia que por primera vez en su historia tomó
una decisión semejante.
Astiz estuvo preso este año desde el 1º de julio al 14 de
agosto. La jueza María Servini de Cubría lo puso tras las
rejas por pedido de la Justicia italiana que lo investiga por los asesinatos
de Juan y Susana Pegoraro y Angela María Aietta. En ese momento,
Francia también reiteró su solicitud de extradición
contra el represor. Pero el gobierno argentino defendió el principio
de territorialidad y rechazó las solicitudes europeas, aunque presentó
la denuncia para que Astiz sea investigado en el país por los hechos
de los que se lo acusaban en Roma.
En Argentina, Astiz fue acusado por el caso Hagelin pero en 1986, la Cámara
Federal dio el delito por prescripto aunque consideró acreditada
la responsabilidad del secuestrador. El expediente fue cerrado luego por
las leyes de Obediencia Debida y Punto Final pero en 1995, después
de la confesión de Adolfo Scilingo, el abogado y diputado electo
Luis Zamora pidió la reapertura de la causa. En diciembre del año
pasado, el representante de la familia Hagelin en Argentina solicitó
en un recurso extraordinario a la Corte Suprema la anulación de
las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y la continuidad de la investigación.
Magnacco, a declarar
Los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado pidieron que el
médico militar Jorge Luis Magnacco fuera llamado para prestar
declaración indagatoria en la causa en la que se investiga
la apropiación de la hija de la desaparecida María
Hilda Pérez de Donda. Los testimonios son ricos en
detalles que confirman el papel que ocupaba el médico dentro
de la ESMA y describen las condiciones infrahumanas en las que tuvieron
lugar los acontecimientos, aseguraron los fiscales. Magnacco
está preso por su responsabilidad en otro caso de robo de
bebés; el del hijo que Patricia Julia Roisinblit tuvo en
la ESMA. Los testimonios de sobrevivientes de ese centro clandestino
de detención coinciden en señalar a Magnacco como
el médico partero que asistió a la gran mayoría
de mujeres embarazadas detenidas allí. La hija de María
Hilda Pérez a la que ella llamó Victoria
podría ser una joven que fue criada en Entre Ríos
por otra familia de apellido Donda, tal como informó Telenoche
Investiga.
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