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ENCUENTRO PARA ORGANIZAR UN SINDICATO DE UNIFORMADOS
No falte, compañero policía

El Frepaso bonaerense organiza una reunión en la Cámara de Diputados para impulsar el poligremio. El radicalismo
apoya. La línea policial dura
intenta también copar la iniciativa.

Una de las cláusulas que se impulsan es que el sindicato de policías no pueda hacer huelgas.

Por Cristian Alarcón

Los muchachos de la Bonaerense apuestan a los bombos. No es que pretendan hacer huelga, pero podrían ser un gran sindicato. No en vano son 43 mil hombres y mujeres que compondrían un gremio por demás populoso si se modificara lo que oficialmente hasta ahora prohíbe la jurisprudencia. El Frepaso, a través de la diputada Graciela Podestá, imagina un sindicato de azules, por lo que organiza un encuentro en la Cámara en el que participarán representantes de sindicatos en formación en seis provincias del país, desde Chaco hasta Río Negro. Pero también hubo ya una iniciativa de los duros, más cercanos a la vieja policía que a cualquier atisbo de cambio. El Frepaso y el radicalismo ven con buenos ojos el intento, y el ministro Juan José Alvarez le contestó esta semana que podría considerar el tema a una asociación creada por un comisario inspector retirado cercano a Luis Patti que hace unos quince días anduvo paseándose por una protesta protagonizada por esposas de policías.
Este año ha sido pródigo en intentos de sindicalización de policías en la Argentina. Montados la mayoría de las veces en los reclamos económicos que hace la mayoría de la población, seis asociaciones se han iniciado a la espera de una autorización de la Justicia para poder tener existencia oficial. Tampoco es que la idea sea tan nueva. Son muchos los países del mundo, sobre todo del primero, que tienen una policía sindicalizada. De hecho, los uniformados que imaginaron el encuentro del lunes con Podestá dicen que se ha inspirado en la experiencia del gobierno del PT en Brasilia, donde un sindicato tuvo resultados democratizadores para una policía brava, aunque no tanto como su par de Río. Los mismos no temen que esto tenga el peligro que asoló al norte brasileño durante este año, cuando la policía se cruzó de brazos ante el delito porque pedía mejoras salariales. Los que impulsan el proyecto por el centroizquierda –con el aval del jurista Raúl Zaffaroni–, creen que pueden agremiarse pero no “parar”.
¿Cuáles son entonces los nuevos derechos que adquirirían los policías al ingresar a la categoría de “afiliados”? Eduardo Sigal, que el lunes estará también en el encuentro que será en la Cámara de Diputados considera que así como no pueden tener derecho a la huelga puede tenerlo a peticionar ante la autoridad por cuestiones desde salariales a la capacitación, el pertrechamiento, la mejora de los sistemas para generar una mejor “calidad del servicio”. Para la diputada Podestá –que reúne el lunes a los incipientes sindicatos de Tucumán, Santa Fe, Mendoza (donde hay dos), San Juan, un sector de la Federal–, en torno al tema “hay mucho temor y desconocimiento, pero el asunto puede mejorar al interior de la policía tan cuestionada este año por sus excesos. Con esto se abre un capítulo nuevo” para la mejora en la seguridad a través de mejorar los mecanismos democráticas en la fuerza, cree.
La idea, que tuvo su versión en la Federal, donde José Rampoldi, un ex suboficial retirado se plantó ante la cartera de Trabajo en busca de autorización, le desagrada al ministro del Interior, Ramón Mestre. Ya ha dicho que es un disparate. Pero al que no le molesta tanto es al de provincia, Juan José Alvarez, sucesor del expulsado Ramón Verón tras el escándalo que generó la Suprema Corte al denunciar posibles matanzas de chicos ladrones. “En estos temas no hay que ser dogmático, hay que hablar y consensuar permanentemente. Hasta ahora no se ha dado con índices de seguridad aceptables”, considera el ministro. De hecho, la iniciativa bonaerense no es nueva tampoco. El comisario mayor retirado Marcos Stella la propició en 1997 cuando se puso en práctica la fracasada reforma policial de León Arslanian, pero que terminó en nada.
Los que salieron a la cancha con ímpetu hace cinco días fueron los que adhieren a la Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires (Apropoba). Esa entidad fue la que se reunió con el ministro de Seguridad hace pocos días. Su líder y cara visible es el ex comisario mayor Hermes Acuña, un hombre consustanciado con la línea de Luis Patti yasistente hace quince días a la cita en la que las mujeres de policías rodearon el Comando de La Matanza por la falta de pago de salarios.

 


 

UN GRUPO DE VECINOS INTENTO COPAR UNA COMISARIA
Rescatando a los hermanos presos

Los dos hermanos ladrones habían sido detenidos sin dificultad. Y su estadía en el calabozo en el destacamento 24 de Febrero de Garín venía tranquila. Hasta que sus vecinos del barrio Fonavi decidieron ir a buscarlos. Primero empezaron a discutir con los oficiales de guardia. Los policías intentaban explicarle a la gente que no los soltarían. Entonces, empezó la acción: los vecinos la emprendieron con piedras y palos contra la comisaría, a la que intentaron copar. Como respuesta recibieron otros palazos y gases lacrimógenos. La batalla terminó con cuatro agentes heridos y nueve vecinos que fueron a hacerles compañía a los hermanos presos.
Todo comenzó cuando dos ladrones asaltaron un supermercado ubicado en el cruce de la colectora de la ruta nacional 8 y la avenida Constituyentes. El dueño del local, de nacionalidad coreana, entregó un video de la cámara de seguridad donde se veía a los dos hombres. De este modo, la policía pudo identificar y detener a los hermanos, que fueron trasladados a la seccional dependiente de la comisaría de Garín.
Cerca de las 22 del miércoles, un grupo de aproximadamente 30 vecinos del barrio Fonavi –donde viven los hermanos– fue hasta la dependencia. Varios hombres discutieron con el oficial de guardia, quien se negó a liberar a los asaltantes. Lo agredieron a las piñas y se sumaron a la pelea otros agentes de guardia.
Más tarde, se hicieron presentes efectivos de comisarías cercanas y del Comando de Patrullas de Escobar, que reprimieron con balas de goma y gases lacrimógenos. Además, detuvieron a nueve de las personas que habían reclamado la liberación de los hermanos, mientras las otras lograron escapar corriendo.
“Apenas transcurridos 45 minutos de la detención de los dos hombres, estos 30 individuos en forma sorpresiva tomaron por asalto la seccional, pero fueron rechazados por mis hombres –contó orgulloso el comisario Gustavo Aspiazu–, aunque hubo que lamentar que cuatro de ellos sufrieran heridas de distinta consideración”. Además, destacó que quienes atacaron el destacamento “eran compañeros de calle” de los detenidos “y no la gente honesta que vive en el barrio” Fonavi.
Los hermanos detenidos, de 21 y 22 años, cuentan, según la policía, con antecedentes por robos cometidos cuando eran menores y por contravenciones siendo mayores. La causa –a cargo de la fiscal de Zárate-Campana, Irene Molinari– fue caratulada como atentado y resistencia a la autoridad, lesiones y daños.

 

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