Por Diego Fischerman
El nuevo mapa del Teatro Colón
quedó completo, por lo menos en su nivel superior. Quien hasta
ahora se había desempeñado como director escenotécnico,
el notable escenógrafo Emilio Basaldúa, será el nuevo
director general. En el organigrama diseñado por la Secretaría
de Cultura, de la Ciudad, estará acompañado por un Consejo
del que formarán parte los responsables de los cuerpos estables
del teatro, el propio secretario de Cultura Jorge Telerman, y Martha Argerich,
como asesora artística estrella. La coincidencia de esta modificación
de la estructura directiva con el reciente llamado a concurso para cubrir
las vacantes de los cargos que desempeñaban contratados, y el inminente
tratamiento de un nuevo reglamento de trabajo, muestra, en todo caso,
que no se trata sólo del reemplazo de unos nombres por otros.
Ligado al cine (fue escenógrafo de las películas El impostor,
de Alejandro Maci, Una sombra ya pronto serás, de Héctor
Olivera, y Tango, de Carlos Saura, entre otras), al teatro (Variaciones
Enigmáticas , de Eric Emmanuel Schmitt, por la que ganó
el premio ACE de 2001) y a la ópera, Basaldúa trabajó
en el Colón en varias puestas, entre ellas las de El Cónsul
de Gian Carlo Menotti, La ciudad ausente de Gandini, en Falstaff de Verdi
y en Variété, de Mauricio Kagel. Ahora, apenas rompió
su silencio de recién designado en sus propias
palabras para destacar la tarea de su antecesor, Sergio Renán.
Sobre mis aspiraciones todavía no puedo decir demasiado.
Apenas que querría no bajar el nivel de la temporada del año
próximo, respetar lo programado por Renán, porque ese nivel
es, sin duda, mérito suyo. Le pedí que fuera él quien
la anunciara y ojalá quiera hacerlo, porque sería lo justo.
La misma clase de reconocimiento mostró Telerman, quien al respecto
aseguró: Respeto la decisión de Renán, motivada
tanto por razones personales como por cuestiones de funcionamiento del
teatro, pero me gustaría, en la medida en que él lo quisiera,
que pudiera incorporarse al nuevo Consejo que colaborará con Basaldúa
en la conducción del teatro. No querríamos perdernos la
posibilidad de contar con su capacidad.
Hijo del pintor Héctor Basaldúa, Emilio es arquitecto y
su relación con el Colón comenzó tempranamente, en
1971, cuando luego de terminar sus estudios universitarios y de viajar
con una beca a Londres, se desempeñó como dibujante en el
equipo de escenografía del mismo teatro en el que, veintinueve
años después, empezó a cumplir las funciones de director
escenotécnico. En esta nueva función lo secundará
como director administrativo Pablo Batalla, quien en la anterior estructura
aparecía como director general ejecutivo. Esta ingeniería
de mandos volverá al antiguo modelo de la cabeza única,
aunque en este caso secundada por un Consejo. La novedad más llamativa,
sin embargo, es la inclusión del secretario de Cultura como parte
de la misma. Es poner en estructura algo que sucedía de hecho
dice él, ya que el responsable del área está
directamente involucrado, hasta el punto de que si hay que comprar maderas
para una escenografía, el que firma la resolución soy yo.
Esta intervención de mi parte permitirá hacer más
fluida la participación del teatro en la política cultural
de la ciudad, de la que será uno de sus instrumentos más
importantes. Mi pertenencia a este Consejo no será para discutir
la temporada ni para decir qué cantante tiene que hacer el personaje
de Wozz, obviamente, sino para propiciar todas aquellas acciones que quiebren
las barreras de acceso al teatro por parte del público.
LOS
BILLETES FALSOS DE RIVERA
Una historia de ficción
A mediados de este año,
el escritor Andrés Rivera (su verdadero nombre es Marcos Rybak)
se definía como un defensor de los derrotados, de las víctimas
de las distintas clases de violencia que se ejerce en este país.
No se sentía excluido del conjunto: el hecho de ser un escritor
reconocido, planteó, no lo libera de las responsabilidades, problemas
y obligaciones de cualquier ciudadano. Por el contrario, lo obliga, entre
otras cosas, a comprometerse concretamente con los más afectados.
La necesidad de hacer cosas por los otros lo llevó a mudarse, a
principios de la década pasada, a una localidad cordobesa, donde
fundó una biblioteca popular. Lo que seguramente nunca imaginó
fue que el alcance del maltrato social que sus ficciones suelen reflejar
lo afectaría, en un episodio difícil de creer. Ciertamente,
no había imaginado que pudieran pagarle la asignación mensual
del Premio Nacional de Literatura, que obtuvo en 1992, con billetes falsos...
La verdad es que no tengo ninguna esperanza de que esta situación
se resuelva, se indigna. Somos parte de un país cuya
burocracia se mueve al ritmo del deterioro en que se vive, en un país
en el que parecen estar diciéndonos todo el tiempo que para el
que quiere hacer plata es más fácil fundar un banco que
robarlo. Hasta ahora nadie del banco me ha contestado. La pesadilla
del autor de La revolución es un sueño eterno, El farmer,
La sierva, Profundo Sur, Tierra de Exilio y Hay que matar se inició
el miércoles de la semana pasada, cuando se dirigió como
tantas otras veces hasta una sucursal del Banco de la Ciudad ubicada en
La Pampa al 2400, en Belgrano, dispuesto a recibir el pago de los 617
pesos, que efectuó una cajera. Mayúscula fue su sorpresa
cuando, por la tarde, en un local comercial, le anunciaron que los billetes
con que intentaban pagar eran falsos. A continuación, Rivera se
dirigió junto a su hijo, abogado, hasta la comisaría 51ª,
donde realizó la denuncia penal correspondiente contra el banco.
En la sucursal dicen que no está claro que los billetes falsos
salieron de allí.
Carlos Santuccio, gerente de Sucursales del Banco Ciudad, dijo ayer al
respecto que la institución ha impulsado la investigación
correspondiente, aunque nos parece que es altamente improbable, por no
decir imposible, que esos billetes hayan salido del banco. Afortunadamente,
contamos con una serie de grabaciones que permitirán establecer
con certeza si nos cabe o no algún tipo de responsabilidad.
Consultado acerca de las razones por las que los representantes del Banco
Ciudad no tomaron contacto con Rivera, expresó que creemos
que los términos en que este señor nos denunció en
los medios inhabilita la conversación en términos amigables.
En relación a la denuncia, no podemos decir que mienta, pero suponemos
que puede haber sido estafado fuera del banco.
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