Por Claudio Zlotnik
Ayer fue la peor jornada financiera
de la crisis. Según estimaciones de los propios bancos, del sistema
fugaron alrededor de 1000 millones de dólares. Y la tasa de interés
interbancaria en pesos saltó al sorprendente 1000 por ciento anual.
En dólares se pactaron préstamos a tres días al 150
por ciento. A diferencia de otros días con turbulencias en los
mercados, ayer el pánico se apoderó de los pequeños
ahorristas que, en medio de una ola de versiones, formaron largas filas
y dejaron sin billetes a los cajeros automáticos. En las sucursales
también hubo fuertes compras de dólares. Desde temprano,
frente a este panorama crítico, los bancos extranjeros reclamaron
un salvataje, cuya confirmación llegó hacia la noche a pesar
de la resistencia de Domingo Cavallo. La única gratificación
que tuvo el ministro fue el resultado de la Fase 1 del canje,
que totalizó 50.000 millones de dólares. Fue un éxito
rotundo, calificó Cavallo intentando compensar con una noticia
positiva el caos vivido durante la jornada. Además, el ministro
se guarda un as bajo la manga para intentar una mejora de la confianza:
gracias a pagos extraordinarios de algunas empresas líderes, la
recaudación impositiva de noviembre habría caído
7 por ciento, la mitad de la baja estimada por los consultores de la city.
Desde Economía, un miembro del equipo económico acusó
directamente a los bancos extranjeros. Con el pedido de preservar su identidad,
el funcionario culpó a los bancos HSBC, Citibank y BankBoston de
embarrar la cancha y provocar la corrida. El colaborador de
Cavallo explicó a Página/12 que, junto a aquellas entidades,
un grupo de bancos intentó trabar el canje de la deuda. En concreto,
objetaron algunos aspectos legales de la operación que hasta anoche
pretendían resolverse. Por otra parte, la misma fuente aseguró
que los bancos operaron para que en la tapa de Ambito Financiero
apareciera que el Gobierno pisaría los depósitos, lo que
disparó el masivo retiro de fondos.
Con el fuerte drenaje de ayer, en noviembre los bancos perdieron unos
3500 millones. Según varios financistas consultados por este diario,
el sistema financiero le quedaría una liquidez de entre 3000 y
3500 millones para hacer frente a la corrida. Demasiado poco en medio
de una espiralización en la fuga de capitales.
Frente a las versiones de un feriado bancario para pasado mañana
y el martes y de que se pisarían los depósitos,
la corrida ya no fue sólo una cuestión de grandes inversores.
Pequeños ahorristas formaron largas colas frente a los cajeros
que no dieron a basto para devolver dinero. En algunos bancos, incluso,
los jefes alertaron al personal que acababa de cobrar los salarios sobre
la delicada situación y recomendaron a la gente comprar dólares.
Si bien en las entidades financieras más grandes se vendieron dólares
a 1,005 peso sin cambios respecto de jornadas anteriores,
hubo casas de cambio que llevaron el valor a 1,04 por dólar. Hasta
ahora, la mayor fuga de depósitos privados se había dado
el 12 de julio pasado, con 976 millones.
Con los preocupantes datos de la crisis, Domingo Cavallo se volvió
de la quinta de Olivos con una orden precisa. Que su segundo, Daniel Marx,
le dijera el monto del canje de la deuda. Marx objetó el pedido:
No hacemos a tiempo. La recepción de ofertas terminó
a las nueve de la noche, le dijo. Cavallo le indicó que antes
de la medianoche quería informar aunque más no fuera una
estimación del resultado. A las once, el propio ministro se dio
el gusto de indicar que el canje trepaba a los 50.000 millones, un monto
superador del pronóstico más optimista. Y que el ahorro
asegurado para el año próximo ya ascendía a 3000
millones, aún sin contar con la fase internacional.
La decisión de poner a salvo a los bancos de una corrida terminal
llegó justo después del canje interno. Esta operación
se instrumentó para que las entidades financieras no registraran
graves quebrantos en el caso deuna cesación de pagos. Ahora que
se pusieron a salvo, los banqueros no esconden su voluntad de que el Gobierno
sincerara la crisis declarando un default abierto, preservando las reservas
del Banco Central. Después de que se supiera del default con los
ahorristas, en la city daban por hecho que se haría lo mismo con
los inversores del exterior. No hay que olvidar que este mes Cavallo deberá
pagar 2000 millones entre vencimientos de capital y de intereses de la
deuda. En todo caso, el ministro tiene tiempo hasta abril para regenerar
la confianza. Recién en ese momento empezará a pagar los
intereses que devenguen los nuevos préstamos que surgieron del
canje.
Una jornada de furia
La aceleración de la crisis por la fuerte fuga de depósitos
puso a los mercados al rojo vivo. Apenas pasado el mediodía,
el riesgo país tocó un máximo de 3573 puntos,
mientras que las acciones llegaron a retroceder 3 por ciento, a
su nivel más bajo en 11 años. Si bien no puede hacerse
referencia a un alivio, el derrape de los activos bursátiles
se frenó con la versión, luego confirmada, de que
el canje interno había alcanzado los 50.000 millones de dólares.
Finalmente, el riesgo país cerró en 3339 puntos, 97
por encima al cierre anterior, mientras que el índice MerVal
subió 0,8 por ciento. Los títulos públicos
registraron una pérdida del 2,4 por ciento en promedio. También
resultó muy importante la pérdida de reservas del
Banco Central. El miércoles pasado (último dato disponible),
se perdieron 495 millones de dólares. Ese día, los
depósitos totales habían caído 104 millones,
aunque en plazos fijos la baja había resultado de apenas
5 millones.
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LAS
CLAVES DE LA PROPUESTA ELEVADA POR LAS AFJP
Canje hoy, más plata después
Por Cledis Candelaresi
Las administradoras de fondos
de jubilaciones y pensiones formalizaron ayer su propuesta para canjear
los 17.700 millones de títulos de deuda a valor nominal en su poder
y, al mismo tiempo, presentaron los nuevos cuadros con comisiones rebajadas
en un tercio como promedio. Pero lo que podría percibirse como
un presunto sacrificio a favor del fisco y de los aportantes, respectivamente,
tiene para las AFJP su contrapartida en el mediano y corto plazo.
Al igual que los bancos, las AFJP aceptaron con gusto el convite oficial
de reemplazar los depreciados bonos por préstamos garantizados
a una tasa del 7 por ciento anual. Resultaron casi irresistibles la garantía
ofrecida y el mecanismo para ejecutarla: el Central remitirá a
cada acreedor que haya ingresado al canje el importe que corresponda,
detrayéndolo de lo que diariamente le ingrese por el Impuesto a
las Transacciones Financieras.
Ayer por la tarde, los responsables de las AFJP rogaban que prime en el
Gobierno el criterio de admitirle íntegramente la propuesta, sin
excluir a los bonos que tienen un rendimiento menor, próximo a
la tasa del canje. Como cada administradora tiene una proporción
distinta de cada título público, la idea es que no queden
algunas con la cartera renovada y otras con el lastre de títulos
viejos.
Los afiliados gozarían de presuntas ventajas. Una, que gran parte
de la cartera hoy en títulos públicos de recupero
incierto pasaría a devengar un supuestamente certero 7 por
ciento por los nuevos préstamos. A este rendimiento se le sumará
otro de alrededor de tres puntos, resultado de una compensación
entre la cotización de mercado de los bonos que ingresen al canje
y su valor nominal, al que serán tomados para concretar ese trueque.
En otros términos, los socios del régimen de capitalización
cobrarán durante los veinte años del préstamo garantizado
al Estado la diferencia entre aquellos dos precios (el de mercado y el
nominal) de los bonos que hoy integran la cartera de inversión
de las AFJP.
Los aportantes, sin embargo, pueden estar más atentos al nuevo
cuadro de comisiones, que, según datos difundidos por la Secretaría
de Seguridad Social, del equivalente al 3,37% del sueldo bruto ayer descendieron
a alrededor del 2,25% en virtud de una reducción (aunque transitoria)
del costo del seguro y la supresión del componente fijo, suma variable
según las administradoras.
El abaratamiento del seguro es, en rigor, un diferimiento: las empresas
dejarán de previsionar el costo del siniestro cuando reciben la
correspondiente denuncia, sino que lo contabilizarán recién
cuando efectivicen el pago. Esto permite una reducción provisoria
de la comisión, que debería recuperarse en un par de años.
Casi como compensación, la Superintendencia habilitó la
posibilidad de que a los morosos se les descuente ese cargo directamente
del fondo acumulado, hasta tanto no les corresponda la baja del sistema.
Pero quizás la mayor compensación vendrá a futuro,
cuando las administradoras consigan recuperar la rentabilidad positiva.
Según las nuevas normas, las AFJP pueden cobrar a partir del 2
de julio una comisión también sobre la rentabilidad de los
fondos acumulados, cuando hoy sólo se computa sobre el salario
bruto: capturarán para sí el 20 por ciento de la utilidad,
cuando ésta supere el 5 por ciento anual.
Varias AFJP consultadas ayer por Página/12 coincidieron en que
esto sólo será posible dentro de un par de años.
Antes, es necesario revertir la rentabilidad negativa que registran los
fondos hoy y que en el último mes habría oscilado en torno
al 10%.
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