Los más de 3000 mil millones
que salieron del sistema financiero durante noviembre fueron la gota que
rebasó el vaso. La sangría fue lenta pero implacable. La
crisis de la economía real, tarde o temprano debía hacer
eclosión en el sector financiero. A pesar de sus reiteradas declamaciones
ayer mismo todo el Gobierno se encargó de desmentir los
rumores finalmente el Gobierno decidió estudiar la
restricción para el retiro de depósitos de los ahorristas
y la dolarización de activos y pasivos financieros, la única
que importaba a los bancos que la demandaban como estrategia de perpetuación
del 1 a 1. Según coincidieron los economistas consultados por este
diario, la dolarización no resuelve los problemas de fondo y se
convierte en un nuevo mecanismo que pospone la verdadera resolución
de la crisis.
Como la presión sobre el sistema financiero llegó ayer al
límite de la corrida, en el establishment las alternativas de política
seguían consistiendo en las distintas combinaciones de tres factores:
dolarización, devaluación y, como señaló un
banquero a este diario, alguna estrategia con los depósitos.
Ricardo Fuente, economista de la consultora Ecolatina, describió
a Página/12 el comportamiento errático seguido por los bancos
extranjeros, los principales promotores de la dolarización parcial
que trascendió ayer y podría terminar de decidirse este
fin de semana. Cuando Cavallo asumió se dio cuenta del problema
de precios relativos que tenía la economía argentina
señaló. Por eso optó por recuperar algunos
instrumentos de política económica y estableció la
convertibilidad ampliada, pero los mercados no se lo aceptaron,
describió. Sin embargo, a partir de entonces, a pesar de declamar
que había que mantener a rajatabla la convertibilidad, los bancos
hicieron todo lo posible para salir de ella por la vía de reducir
su exposición al riesgo argentino. Y mientras por un lado
vendían bonos ayudando a la disparada del riesgo país, por
otro bajaban su exposición crediticia y giraban esa plata hacia
afuera; solo así se explica la baja de las reservas, destacó
Fuente.
La conducta de los bancos mostró que la estrategia era salir de
la exposición de la Argentina antes de que la economía se
cayera. Desde esta perspectiva, la variante más conveniente para
los bancos con matrices en el exterior era la dolarización, ya
que era la única que no afectaba sus activos, como obviamente hubiese
sucedido con la devaluación propiciada por el Fondo Monetario Internacional.
Un importante banquero que dirige una de las pocas entidades locales dijo
a Página/12 que la dolarización parcial significará
perpetuar la actual estructura de precios relativos. Solamente sirve
para intentar apagar el incendio, destacó. En vez de
sincerar la crisis se siguen inventando medidas de transición y
sigue faltando un modelo de salida. Poniendo en evidencia la escisión
que separa a algunas entidades locales con las que tienen su casa matriz
en el exterior, señaló que estas medidas no resuelven
los problemas de los bancos, ni los crediticios, no los de las cuentas
externas y, mucho menos, los de balanza comercial.
Por su parte, el economista Claudio Lozano sostuvo que el horizonte
de la Argentina está signado por la dolarización.
El referente económico de la Central de los Trabajadores Argentinos
(CTA) indicó que el verdadero problema que continúa tapándose
con medidas subsidiarias es el agotamiento de la acumulación
financiera sostenida por el Estado. Además destacó
que si bien hay una garantía para el canje de la deuda pública,
ciertamente remite a una recaudación que sigue con perspectiva
de caída. A ello atribuyó las dificultades serias
para cerrar un acuerdo con los bancos en el caso de la refinanciación
de las deudas provinciales.El actual esquema fiscal y de precios
es inviable. No permite lanzar una estrategia de crecimiento sustentable,
afirmó Lozano, quien remarcó que existe también
una profunda pérdida de legitimidad política.
Precisamente esta pérdida de la legitimidad política es
la que se tradujo en la licuación de la confianza de los consumidores
que dejaron decreer en las afirmaciones de los funcionarios acerca de
que se respetaría la intangibilidad de los depósitos.
Como demostró la realidad, los ahorristas que salieron a tiempo
no se equivocaron.
Argentina y Ecuador
Argentina no es Ecuador, destacó el último informe
de coyuntura del Departamento Económico del Scotiabank Quilmes.
Tras señalar que la dolarización de la economía
local se perfila como una de las salidas de la crisis actual, el
informe sostiene que, antes que considerar los costos y beneficios
de tal política deben observarse los resultados concretos
que se verificaron en países que pasaron por la experiencia.
Específicamente en Ecuador. Aunque los partidarios de la
dolarización sostienen que la medida fue exitosa en Ecuador
de acuerdo a sus resultados macroeconómicos (crecimiento
del PIB y baja de la tasa de interés, etc.) el informe realiza
dos salvedades: A) Ecuador implantó la dolarización
como parte de un plan antiinflacionario,mientras que la economía
Argentina es actualmente deflacionaria y B) Todos los analistas
de la realidad de Ecuador sostienen que la dolarización no
sustituye reformas que deben brindar una mayor flexibilidad ante
la ausencia de movimientos en el tipo de cambio.
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