Por Carlos Polimeni
No fue el más politizado,
ni el más carismático, ni el más simpático.
Fue el tímido, el introvertido, el de perfil bajo. Luchó
por grabar sus canciones casi hasta cansarse y cuando lo consiguió,
demostró que era un compositor excepcional. No fue el motor ni
el nervio sino más bien la calma chicha y la introspección.
Es imposible hablar de George Harrison sin hablar de Los Beatles, el grupo
al que ingresó siendo un adolescente que todo lo expresaba tocando
la guitarra y del que se fue, a los 27 años, siendo rico, famoso
y admirado. Dijo entonces que se dedicaría a cuidar su jardín,
que ya nada del mundo exterior lo conmocionaba. Harrison que murió
ayer, pero difícilmente será pasado mientras existan los
discos fue el beatle más normal y ubicado, como si jamás
hubiese podido olvidar que era un hijo de la clase trabajadora británica,
el retoño con vocación artística de un conductor
de colectivos en la Liverpool de posguerra. La noticia de su muerte, divulgada
ayer por la mañana en la Argentina, parece cerrar una era, como
en su momento clausuró otra el asesinato de John Lennon, en diciembre
de 1980. Hoy, apenas dos de los Fabulosos Cuatro están vivos.
Siento que ha muerto mi hermano menor, dijo entre lágrimas
Paul McCartney. George era mi mejor amigo, musitó Ringo
Starr. Llenó al mundo de paz, sintetizó Yoko
Ono. Los honores casi obligatorios ante la muerte de una celebridad sonaban
huecos: ¿cómo poner palabras a la impresión emocional
que desde siempre producen Guitarra vas a llorar, Something
o He Comes the Sun? ¿Cómo hablar de las emociones
que se cruzan cuando un creador así comienza a ser ausencia? Harrison
fue un músico excepcional antes de ser una estrella de rock. Ni
los ritos de su muerte, anunciada por su familia casi un día después
de producida, cambiaron esa sensación de cordura y recato que desde
cuarenta años antes acompañaba a su figura. Cinco días
antes de morir le había pedido a su mujer Olivia que lo sacase
de la clínica universitaria de Nueva York donde estaba internado
y lo llevase a ver por última vez el sol del otoño
boreal. Murió el jueves por la noche en Los Angeles, en casa de
un amigo, rodeado de afectos. En Liverpool, ayer al mediodía, la
banda municipal tocó en su memoria My Sweet Lord, su
megaéxito de 1971. En el Central Park, frente al edificio Dakota,
donde fue asesinado Lennon, la gente se reunió espontáneamente
a llorar al segundo beatle que deja el mundo. En Los Angeles, el Paseo
de la Fama fue escenario de un tributo popular que a Harrison le hubiese
parecido excesivo. En Buenos Aires, en París, en Madrid, en México
DF, en Tokio, sus temas no dejaron de sonar en radios de todos los targets.
Y como siempre, son clásicos, pero parecen compuestos anteayer.
La muerte de Harrison que desde hace un lustro luchaba contra el
cáncer que primero se le alojó en los pulmones y luego en
el cerebro no resulta, por previsible, menos dolorosa para el mundo
del arte. Se trata en principio de un beatle, por lo tanto de un héroe
cultural. Se trata de un músico privilegiado, que como intérprete
de guitarra, como productor de discos y como compositor de canciones rankea
muy alto en la historia del rock & pop ( tras grabarla, Frank Sinatra
dijo que Something era la mejor canción de amor jamás
escrita). Se trata de un precursor: organizó del primer concierto
benéfico de la historia del rock (el famoso recital por Bangladesh,
editado luego en disco triple, con Bob Dylan, Eric Clapton y Ravi Shankar
como estrellas), fue el primer músico de su generación que
intuyó que en el mundo de la electrónica y el ambient había
una veta a investigar y fue el responsable de que Los Beatles ampliasen
hacia Oriente las puertas de su percepción musical, llenando su
estética de sonidos del tercer mundo que hasta entonces la música
anglosajona desconocía. Se trata de un productor de películas
de notable nivel: suya fue la idea de financiar La vida según Brian,
de los Monthy Pyton, y suyas son las canciones que llenan de vida una
joya del cine infantil como El país de los puntiagudos
. Harrison estuvo siempre por detrás de su obra, de sus productos,
consciente desde siempre de que su carácter le impedía los
primeros planos absolutos. Para los fans beatles eso siempre tuvo su magia:
siendo Lennon y McCartney dos genios, portadores de egos considerables,
y Starr un payaso dispuesto a llamar la atención a cualquier precio,
George era el más común de esos cuatro muchachos, el más
parecido a un hombre común. La famosa tapa de Abbey Road, la de
los cuatro cruzando una calle, habla en parte de eso. Corría por
entonces el rumor de que Paul había muerto, y el grupo decidió
reflejar ese momento en la portada del long-play que se disponía
a publicar. En la foto se ve a Lennon vestido de blanco, como si fuese
un ángel que abre el paso a los que siguen, a Starr de traje marrón,
como un sepulturero, a McCartney descalzo, como se entierra a los muertos,
y a George de aspecto hippie y con toda ropa de jean. George era, en esa
representación, un fan del grupo, un seguidor del resto. Tan secundario
era el papel de Harrison en la dinámica interna hasta 1968 que
cuando invitó a Eric Clapton a grabar uno de los solos de Guitarra
vas a llorar, éste, al llegar al estudio sin que estuviesen
McCartney-Lennon, le preguntó si estaba seguro de que lo autorizarían
luego a incluir su parte. Sin embargo, poco después George se cansaría
de ese distrato sin muchas palabras y sacaría pecho. Cuando el
10 de abril de 1970, Los Beatles se separaron, Harrison ya tenía
listo su triple solista Old Thing Must Pass, que incluía el hit
devocional My Sweet Lord. En la tapa se lo veía solo,
rodeado de enanos.
Cuando se dedicó a producir cine y a las obras de caridad fue que
se sentía ya viejo para el rock, ajeno a un mundo que tampoco lo
había fascinado cuando era un veinteañero. Lo consideraba
artificial y banal. El cine lo aburrió cuando tuvo que lidiar como
productor con figuras como Madonna, llenas de tics que conocía
desde adentro de la celebridad. Por pedido de su amigo Bob Dylan se plegó
al grupo Travelling Wilburys después, casi como un divertimento
de un músico retirado. Luego vino el cáncer, sus ganas de
darle pelea, sus lamentos por tantos años de fumar e intoxicarse,
un intento de homicidio de un loco que apenas lo hirió, sus internaciones
sucesivas, la lenta declinación de su físico magro. Sus
familia dijo que murió deseándoles amor y paz, como el viejo
hippie que era, a mucha honra. Amor y paz lo rodeaban a él mismo,
el único beatle al que nadie jamás le conoció un
desplante, un grito, una palabra altisonante.
Dante Spinetta Zalazar .
El concepto espiritual
Harrison me regusta,
siempre fue uno de mis Beatles preferidos, junto con Lennon. Fue
el que llevó la mano medio mística al grupo, lo de
meter sitars y todo eso. En ese tiempo estaba copado con la mano
hindú y se lo hizo conocer al resto del mundo. Fue uno de
los mejores guitarristas que de la historia del rock, reinventó
cómo tocar la viola, era un capo, y con mucho de gurú.
La canción
Whithin You Whithout You es de mis preferidas del disco
Sgt. Pepper. Harrison, igual que los demás Beatles, era una
pieza fundamental en el balance grupal, el eje entre Lennon y McCartney,
aunque no fuera la cara ni el principal compositor. Al fin y al
cabo, ellos cambiaron al mundo.
Lo último
que hizo con Los Beatles para Antology, la canción Real
love, fue grosa, bien con sonido Harrison. Pocos violeros
tienen sonido propio: él tocaba la viola y extraía
un concepto espiritual de las notas. Es muy valioso que haya implementado
instrumentos distintos, así le abrió la cabeza a un
montón de gente. Quizás ya había músicos
que mezclaban cosas, pero él llevó la mezcla a un
lugar muy popular, abrió el panorama a las bandas que vendrían,
a esos sonidos, a las túnicas... Todo eso es Harrison. Ser
tan abierto, es revolucionario.
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Charly García: George fue un genio que integró
el grupo perfecto. Como guitarrista, era tremendo yo toco una
Rickenbacker, como él; y como compositor, lo más.
Un tipo místico en serio, muy de guardarse cosas, pero muy
apasionado. Creo que no era sólo el guitarrista de Los Beatles,
sino también un gran arreglador y compositor. Me mata el tema
que compuso con Lennon en los comienzos del grupo, Cry For a
Shadow. Sin dudas, era un verdadero inventor, a él le
debemos el acorde en novena del final de She Loves You.
Yo vi a Frank Sinatra en el Maracaná, cuando cantó Something
y lo presentó como un homenaje a Lennon y McCartney.
Eso lo dice todo. Fue el guitarrista más adelantado de la historia
del rock and roll: popularizó la guitarra de doce cuerdas.
Sin él, hubiera faltado algo muy importante en Los Beatles.
De alguna manera, los cuatro eran facetas del mismo diamante, eran
una unidad, se vestían iguales en las películas... Quizás
George era el mejor instrumentista del grupo. Fue un buen tipo que
se bancó muy bien la enfermedad. No creo en la vida después
de la muerte, pero dada la espiritualidad de George, creo que va a
ir al cielo. Está muy cerca de mí.
María Gabriela Epumer: Era un guitarrista
con una personalidad supermarcada. Su aporte fue muy personal, sutil
y muy distintivo. En los Beatles, lo que primero te entra es lo
de Lennon y McCartney; a Harrison se lo descubre después.
El siempre cargó con la chapa beatle, y su mejor arma fue
su personalidad tan sólida.
Ezequiel Araujo (tecladista de El Otro Yo): Junto
con Lennon, fue el compositor más interesante de Los Beatles,
porque era espiritualmente muy fuerte, además de muy profundo
y experimental, con su inclinación a tendencias estéticas
orientales. Construyó una carrera notable: cuando todavía
era un beatle, grabó un disco con sintetizadores, en pleno
nacimiento de la música electrónica. Y tuvo muchos
hits en los 70 y los 80, aunque lo mejor que hizo fue
All Things Must Pass, un disco buenísimo. Además,
era muy buen guitarrista. Es parte de la historia de la música.
Iván Noble (cantante de Los Caballeros de la Quema):
Mientras estuvo con los Beatles, patentó lo de poco
pero bueno. Evidentemente, tanto Lennon como McCartney lo
mandaron al banco de suplentes más de una vez: es que era
como jugar de diez y tener en tu equipo a Maradona y a Riquelme
adelante. Las pocas canciones que editaba en cada disco eran de
gran nivel, con While My Guitar Gently Weeps a la cabeza.
Y lo volvió a probar con All Things Must Pass,
el disco triple que editó ni bien se separaron, el que traía
My Sweet Lord. Porque a la hora de los bifes, el tipo
pelaba.
Sergio Pángaro (cantante de Baccarat): Harrison
es lo máximo, todos sus temas son de lo mejor de cada disco.
Sin dudas, su obra está a la altura de las de Lennon y McCartney.
Demostró ser un compositor maravilloso, de gran delicadeza:
My Sweet Lord es genial, está entre lo mejor
de todos los tiempos. Sus incursiones en la música oriental,
evidentemente, venían asociadas a la historia colonial de
la India con Inglaterra. Y él conectó el pop con esa
tradición histórica y política. En la cultura
oriental encontró un sonido conceptual, lleno de exotismo,
con tambores y sitars. Lo suyo fue siempre inquietud pura.
Palo Pandolfo: Suelo citar en mi discurso la frase
la luz interior, salida de la canción The
Inner Light, de Harrison. Coincide con lo que pienso y siento;
y me ayuda a clarificar mi momento. Llego a esto después
de escuchar a los Beatles y a George desde que tenía, quizás,
cuatro años.Creo que el concepto es mucho más que
los Beatles o que toda la gilada, es la idea de la luz interior,
la puerta interior, el acceso a otro estado de conciencia. George
me dio la pista.
Ricardo Soulé (ex lìder de Vox Dei): Era
un hombre muy enigmático y muy difícil de tipificar
y entender, tanto cantando como componiendo. Hizo cosas muy diversas,
y abordó al mismo tiempo temáticas muy profundas y
cuestiones cotidianas. Como guitarrista nunca fue suficientemente
valorado, aunque su estilo siempre fue notable. Como cantante, con
su timbre único, logró una sonoridad muy característica:
lo identificás hasta dormido, y eso pasa desde el primero
hasta el último tema que grabó.
Rodrigo Martín (cantante de Juana La Loca): Fue
un artista muy interesante, cuyas composiciones rompían con
la modalidad de los temas Lennon & McCartney. El llevó
al grupo a la investigación sonora y al enriquecimiento conceptual,
al sustento espiritual por detrás de los instrumentos. Se
los llevó a todos a la India, y generó búsquedas
más allá de las canciones de tres minutos. Su búsqueda
fue musical pero también extra musical. All Things
Must Pass fue su obra cumbre, y su presencia en los Traveling
Wilburys reveló su costado de héroe de la guitarra.
Mario Barassi (guitarrista de Súper Ratones): Empecé
a escuchar a los Beatles a los tres años, con el disco Abbey
Road. Todavía no diferenciaba quién cantaba
cada tema, y el primero que me marcó, al punto de darme ganas
de ser músico, fue Here Comes the Sun. Y el segundo,
Something... los dos de Harrison. Creo que todo lo que
hizo George, de Taxman en adelante, es muy interesante.
Como solista, destaco al clásicoAll Things Must Pass
pero también a los discos George Harrison y Cloud
Nine. Era el nexo perfecto en la química de Los Beatles.
Alejandro Medina (ex integrante de Manal: La obra
de Harrison fue pura riqueza y musicalidad, y tuvo identidad tanto
dentro de Los Beatles como después, ya siendo solista. Mientras
que la música de Lennon era cruda y la de McCartney polifonal,
la de Harrison era la más abierta, la más aérea.
Ocupó el lugar del investigador, tanto en lo musical como
en lo personal. Me parece raro que justo a él, una persona
tan espiritual, lo haya afectado el cáncer, que es una enfermedad
del alma. Ojalá hubiese encontrado alguna armonía
única que lo salvara, alguna combinación rítmico-melódica
que lo curase.
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PAUL
MCCARTNEY DIJO QUE ESTÀ "DEMOLIDO"
Murió mi hermano menor
Los beatles Paul McCartney y Ringo Starr, también
Yoko Ono y George Martin, e incluso Tony Blair, la reina Isabel,
George Bush, Lionel Jospin y Emerson Fittipaldi, entre muchos otros,
expresaron
ayer su dolor y resignación
por la muerte de George
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Las repercusiones
de la muerte de George Harrison se hicieron sentir en ambientes tan diversos
como la música, la política y hasta el automovilismo, del
que el ex beatle era fanático. Paul McCartney, compañero
de Harrison en los Beatles y amigo de toda la vida, definió a Harrison
como su hermano pequeño en una improvisada rueda de
prensa en la puerta de su casa del norte de Londres. Mientras, cerca de
allí, cientos de fanáticos se encaminaban hacia el estudio
Abbey Road para rendir homenaje al músico fallecido. En Nueva York,
en tanto, el lugar de reunión era el Strawberry Fields del Central
Park, a metros de donde John Lennon fuera asesinado en 1980.
Estoy conmocionado y muy, muy triste, demolido, afirmó
McCartney, quien pidió que los medios trataran con respeto a los
deudos Quiero decir que siento que muriò mi hermano menor,
subrayó ha-blando en la puerta de su casa. George era un
tipo fantástico y un hombre muy valiente, dotado de un fantástico
sentido del humor. Dio una larga batalla contra el cáncer. Lo vi
la semana pasada. Estaba realmente muy mal, pero seguía haciendo
bromas, como siempre. Recuerdo todos los bellos momentos que pasamos juntos
y quiero recordarlo así, porque así es cómo él
quería. Era un hombre bárbaro, lleno de amor por la humanidad
Cuando McCartney visitó a su ex compañero lo hizo junto
al otro beatle sobreviviente, Ringo Starr. El baterista se enteró
de la muerte de Harrison en Vancouver, Canadá, y declaró
haber perdido a su mejor amigo: Lo quería mucho y me va a
faltar enormemente. Mi esposa y yo echaremos de menos a George por su
sentido del amor, su sentido de la música y su sentido del humor.
Yoko Ono emitió un escueto, pero emotivo comunicado: Gracias,
George. Fue grandioso haberte conocido, escribió la viuda
de John Lennon. Y George Martin, productor de la banda (apodado el
quinto beatle), habló de la dimensión superior
que había alcanzado Harrison, un maravilloso músico
y un formidable ser humano. Era el bebé de los Beatles
y, contrariamente a Paul y John, le llevó tiempo desarrollar sus
talentos como letrista y componer su música solo, reconoció.
La muerte de Harrison conmovió hasta a la reina Isabel de Inglaterra,
poco afecta a develar sus estados de ánimo. Pueden decir
que la reina está muy triste, anunció uno de sus voceros.
La banda militar del Palacio de Buckingham tocó una selección
de temas de los Beatles durante su célebre cambio de guardia como
homenaje al músico fallecido. Tony Blair, primer ministro británico,
se enteró de la noticia en Dublin, donde iba a concretar una cumbre
con Bertie Ahern, su par irlandés. Y sus primeras palabras fueron
para Harrison: Nunca tuve el honor de conocerlo en persona, pero
la generación de Bertie y la mía creció con los Beatles.
Su música y la personalidad de los miembros del grupo formaban
parte de nuestra vida. Harrison no fue solamente un gran músico:
hizo también un inmenso trabajo caritativo.
La palabra del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llegó
a través de su vocero, Ari Fleischer: El presidente se suma
al pesar internacional por la muerte de George Harrison. Bush considera
a los Beatles como uno de los grupos musicales más grandes de todos
los tiempos. Otros mandatarios que tuvieron palabras de elogio hacia
el músico fueron Lionel Jospin, primer ministro de Francia, y el
irlandés Ahern. En Liverpool, la patria chica de los Fab Four,
la bandera de la alcaldía estuvo a media asta y la máxima
autoridad local, Gerry Scott, recordó al músico como uno
de los más grandes hijos de la ciudad.
El brasileño Emerson Fittipaldi, doble campeón de Fórmula
1, conoció a Harrison en 1973. Después la amistad se profundizó
y se trasladó a las familias de ambos. Durante las últimas
semanas, Fittipaldi estuvo en contacto con el núcleo más
cercano al músico y ayer, entristecido, dijo que aun en los momentos
en que el cáncer lo abatía, Harrison con su espíritu
guerrero, mostraba un amor impresionante por la vida.
Leo Garcia .
Un mensaje despojado
Imagino a Harrison
como el equilibrio interno de Los Beatles y como pionero en la incorporación
de ingredientes étnicos en la música popular de Occidente.
Formó parte
del fenómeno musical más grande de la historia, y
lo recuerdo en la forma de sus canciones, todas bellísimas
a partir del disco Rubber Soul. Estuvo conectado con todo lo que
tenía que ver con la India y los viajes. El llevó
la música étnica a la música popular de Occidente,
produjo un hecho cultural enorme.
Tenía un
estilo compositivo diferente, con un mensaje más amplio y
despojado. No iba detrás de la buena canción, tenía
la libertad de dejar que la canción ocurriera. Tenía
cierto desapego por encontrar los temas históricos, cosa
que sí buscaban Lennon y McCartney.
Harrison tenía
el lugar del gran descubridor musical. Está demostrado en
sus composiciones: tienen ideas cíclicas, menos occidentales
quizás, pero siempre atractivas y bellas.
Supo trascender
al egocentrismo de mostrarse, aun dentro de Los Beatles. Sus aportes
equilibraban, no estaba tratando de imponer cosas a los gritos,
como diciendo acá estoy... Jugaba el papel ideal
en la fusión.
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Carca.
Una delicadeza
exquisita
George usó
modulaciones que hasta el momento no se habían usado, quizás
por eso sus temas sólo suenan a Harrison. Nadie pudo levantar
ese estilo, no tuvo imitadores, su música es intrínseca
y tiene una belleza de difícil acceso. Las modulaciones de
Lennon como compositor fueron levantadas, por ejemplo, por Marc
Bolan, y en consecuencia T Rex es como la continuación de
las baladas de Lennon. Pero Harrison no tuvo clones.
Tenía una
forma de tocar la guitarra muy difícil de entender... Muy
personal. Cuando para las grabaciones de la compilación Anthology
grabó el tema Free as a Bird, volvió a
desenvolver la magia del slide y del pedal de volumen... Lo escuchás
y decís: Es Harrison.
Me despierta gran
admiración su delicadeza exquisita, y su capacidad de innovación
y transgresión. El formaba parte de un supergrupo, pero nunca
fue un boludo. Durante los Beatles probó la electrónica,
tocó Moogs y mantuvo una permanente actitud de investigación.
En el 65,
en el disco Rubber Soul, empezó a soltarse. Tocó el
sitar en Norwegian Wood, o el bajo distorsionado en
Think for Yourself, me volvió loco. Es comparable
a lo que significó Brian Jones en los Rolling Stones, un
genio que quedó ahí.
Después
de los Beatles grabó All Things Must Pass, un disco triple
genial, con una cantidad impresionante de canciones y un sonido,
producido por Phil Spector, que es un modelo. Revela la capacidad
introspectiva de años con los Beatles. Fue como El Salmón,
de Andrés Calamaro, pero no apuntando al ready made sino
a una estética distinta, la de la producción meticulosa.
En ese disco tuvo el problema con el supuesto plagio del tema My
Sweet Lord, pero yo no creo que lo haya plagiado. Su música
era muy propia como para que robara una canción.
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