Por Sergio Moreno
y Maximiliano Montenegro
Domingo Cavallo tiene un día
frenético, uno más de la saga que viene gestando desde que
asumió hace casi nueve meses. A pesar del frenesí, luce
químicamente tranquilo, no se enoja y el énfasis anida en
la gestualidad de su rostro, no así en sus ademanes. Como una vez
más, ayer le tocó jugar el rol de comunicador del Gobierno.
En voz calma, desgranó sin minucias cada una de las medidas, a
su estilo, generalizador, triunfal y volitivamente optimista. Uno de sus
asesores, anteayer, cuando preparaban el mini-plan, se permitió
chancearlo: Con estas medidas nos van a acusar de soviéticos
planificadores, le dijo empezando a dibujar una sonrisa. Esta
puede ser una economía soviética por 90 días para
poder tener una economía norteamericana por 30 años,
lo cortó en seco el ministro.
En su despacho del quinto piso del Palacio de Hacienda, el ministro viste
inusualmente elegante para un sábado a al tarde. Momentos antes
de entregarse al reportaje con Página/12, fueron llegando a sus
amplísimas oficinas que dan a la calle Hipólito Yrigoyen
el secretario de Hacienda, Jorge Baldrich y el titular de la AFIP, Armando
Caro Figueroa. Desde temprano trajinan al lado del ministro su vocero,
Lisandro Varela, y su secretario personal, José Luis Giménez.
A último momento se suma al equipo, trajeada como para una cena
y con sonrisa imperturbable, su mujer, Sonia.
Cavallo habla de bancarización, de tecnologías de pago modernas
y arcaicas, de beneficios por descuentos del IVA, de reservas y circulante.
También de histeria. Dice que por ese estado de ánimo los
fondos de los bancos volaban a otro destino, cajas fuertes o el
colchón. Desnuda así los motivos, menos fatuos y más
previsibles, de su motivación, de su sorprendente sovietización,
como definió el asesor nombrado en las líneas precedentes.
Entonces, reaparece su voluntad, esa por la que cree que la gente
entenderá, como tantas veces dijo que ocurriría y,
a la luz de los hechos, tantas veces erró.
¿A qué tasa de interés se van a cambiar los
depósitos en pesos a dólares?
A la tasa de interés en dólares que convengan los
bancos y los depositantes, tal como funciona hoy día.
Hoy existe hay una tasa máxima para los depósitos
en dólares. Esa tasa máxima, ¿va a bajar, va a subir
o será la misma?
No es tasa máxima, es una tasa de referencia. Los bancos
tienen que constituir encajes adicionales si pagan mucho más que
esa tasa. Eso seguirá igual y la tasa que va a resultar relevante
es la fijada en dólares, porque las tasas en pesos no pueden superar
a las tasas en dólares.
¿El encaje completo del depósito va a mantenerse en
esa tasa...?
Va a mantenerse en la que vaya anunciando el Banco Central todos
los viernes, tal como fue establecido originariamente.
Su idea es que esa tasa vaya disminuyendo...
Seguramente va a ir disminuyendo porque al pararse el drenaje de
fondos del sistema bancario esa tasa va a tener que disminuir.
¿Cómo se repactarán los préstamos?
Los préstamos en pesos, a su vencimiento, pueden ser cancelados
o renovados por la gente. Pero si los renueva tiene que ser en dólares
a las tasas vigentes, que esperamos que vayan bajando.
O sea, a la tasa que hay actualmente para los préstamos en
dólares.
Lógico, lógico. Y si el banco le pide a un cliente
que repacten desde ya alguna operación no vencida, el cliente le
va a exigir al banco que le baje la tasa de pesos a la tasa en dólares
o que le alargue el plazo. Yo me imagino que los deudores en pesos, dado
el interés que muchos bancos van a tener de que acepten transformar
esos pesos en dólares, podrán conseguir tasas de interés
menores.
¿Se podrán sacar solamente 250 pesos o dólares
por semana? No, se podrá utilizar todo el dinero que uno
tiene en el banco; con cheque si uno tiene cuentas corrientes, con tarjeta
de débito si tiene caja de ahorro y, si necesita cambio en efectivo,
puede utilizarlo, hasta 250 pesos o dólares por semana. Si uno
tiene la cuenta en dólares, retira dólares; si sigue manteniendo
la cuenta en pesos, puede retirar en esa moneda.
¿Qué elementos tiene la gente para pensar que el uno
a uno no es una ficción? ¿Por qué no creer que solamente
sigue vigente para los dólares que están dentro del sistema
financiero y que si uno quiere ir a comprar a la calle le van a cobrar
mucho más que eso?
El hecho de que en la calle le van a cobrar un peso, porque rige
la convertibilidad y porque la gente que se presente en un banco y quiera
cambiar le van a cobrar un peso por dólar.
Pero ante la falta de circulante, de dinero, que van a generar estas
disposiciones, en la calle va a regir la ley de la oferta y la demanda...
Si en la calle hay muchos más dólares que pesos. El
que quiera convertir un peso a un dólar va a conseguir convertirlo.
Además, están todos los dólares que respaldan a los
pesos en el Banco Central.
¿Están todos los dólares que respaldan a los
pesos en el BCRA o ya esas reservas fueron utilizadas?
En absoluto, la convertibilidad tiene total respaldo. Pero además,
estas medidas demuestran cabalmente que el Gobierno ni sueña en
abandonar el uno a uno. Obviamente que esto implica una suerte de dolarización
financiera. Con que la gente sólo le diga al banco `yo quiero que
mis depósitos estén en dólares, el banco los
tiene que transformar en esa moneda. Por otro lado, el banco no va a poder
prestar en pesos, sólo en dólares, por lo que la entidad
financiera va a tener interés en que los depósitos sean
también en dólares. No hay ningún riesgo de que se
abandone el uno a uno. Esta es la mejor demostración de que nadie
piensa en el Gobierno, ni nadie pensará en el futuro, abandonar
la convertibilidad.
Si tenía la cantidad de dólares necesaria en el Banco
Central, ¿por qué no dolarizó directamente la economía
y dejaba a la gente con la tranquilidad que no iba a devaluar?
Es que la gente tiene libertad para elegir la moneda que quiera,
esa es la esencia de la convertibilidad, siempre fue así. Y si
hoy le impusiéramos a la gente por decreto que los pesos se transformen
en dólares, la gente podría pensar que el día de
mañana le pueden imponer por decreto que los dólares se
transformen en pesos. Lo grande de la convertibilidad, y lo que ha hecho
que funcione muy bien por mucho tiempo, es que la gente elige si quiere
estar en pesos o en dólares. Había quizás ciertas
dificultades: si alguien tenía un depósito en pesos en el
banco y pedía que se lo transformaran a dólares a lo mejor
le cobraban una comisión o se inducía a que la gente lo
mantuviera en pesos pagándole una tasa de interés artificialmente
más alta. Después utilizaban esos pesos para hacer operaciones
especulativas de préstamos en pesos. Entonces, los bancos ya no
pueden hacer toda esa utilización espuria del peso, por lo que
ahora deberán transformar los depósitos de pesos a dólares
como la gente quiera, sin cobrarle ninguna comisión.
Hoy, de hecho, cobran una comisión si uno hace por banca
electrónica el pase de pesos a dólares...
A partir de este decreto, a partir de hoy, eso queda prohibido.
Está prohibido que cobren cualquier comisión por convertir
de pesos a dólares.
¿Y si uno va con los pesos en efectivo y quiere dólares
en papel moneda también se lo cambiarán uno a uno?
Si lo hace a través de la cuenta bancaria, sí. Si
uno deposita pesos y los transforma en dólares, después
retira los dólares. Por supuesto, puede retirar 250 dólares
por semana.
¿Cuál será el mecanismo para la gente que cobra
su salario a través de un banco, mediante una caja de ahorro?
Toda tarjeta de caja de ahorro es de débito. La misma tarjeta
que a la gente le sirve para retirar dinero en efectivo, le sirve para
pagar cualquier bien y consigue cinco por ciento de descuento en el precio
como devolución de impuestos, en este caso del IVA.
¿Se va a implementar algún sistema de chequeras para
esas cajas de ahorro?
No, porque el cheque es de vieja tecnología, la nueva tecnología
es la tarjeta de débito. El cheque de la edad contemporánea
es la tarjeta electrónica.
Lo traigo a las cuestiones micro, de la economía cotidiana,
ministro: ¿cómo se pagará una serie de servicios
o deudas en sitios que nunca han cobrado en otra cosa que no sea dinero
en efectivo? Expensas, verdulería, almacén, por tomar algunos
ejemplos.
Mientras quien tenga que cobrar no posea el equipamiento para hacerlo
con tarjeta de débito y si usted tiene que hacer un pago y no tiene
dinero en efectivo, pide un cheque de pago financiero en el banco y paga
con eso. Es lo mismo que cuando tiene que pagar más de mil pesos
y no tiene cuenta bancaria. Ustedes saben que no se puede pagar en efectivo
más de mil pesos porque corren el riesgo que no esté cancelando
su obligación, está prohibido. Entonces, usted paga con
un cheque que le tiene que emitir el banco.
Hay quienes dicen que esto va a profundizar la recesión porque
hay muchas transacciones económicas, al menos en el corto plazo,
que se van a detener. Es el caso de la economía en negro, que significa
el 40 por ciento de la economía global del país. Hasta tanto
esa economía se blanquee por decreto, se va a paralizar...
No tiene que ser así porque dinero en efectivo va a seguir
circulando. Lo que pasa es que les va a convenir a los que hoy venden
en negro, vender en blanco y tener un mercado más amplio. Y para
la economía es muy bueno, porque si se vende en blanco la gente
paga los impuestos, se controla ese pago, el Gobierno recauda, al recaudar
puede pagar más normalmente sus obligaciones y todo ello ayuda
a que no haya recesión.
¿Entonces, para usted estas son medidas reactivantes?
Bueno, lo reactivante es, por ejemplo, la devolución del
cinco por ciento del IVA y que la gente utilice intensamente la tarjeta
de crédito. Lo reactivante es que la gente tenga cinco por ciento
más de ingreso porque no paga el mismo aporte personal al sistema
de reparto o a las AFJP que pagaba antes. Lo reactivante es que se hayan
disminuido algunos impuestos y haya créditos, por ejemplo, si uno
compra una vivienda. Todas esas son medidas reactivantes. También
debería ser reactivante, o más precisamente promotor de
la competitividad, el hecho de que el que paga salario pueda acreditar
aporte patronal a cuenta del IVA. Ahora, ¿por qué sigue
y se profundiza la recesión? Porque lamentablemente ha habido fuga
de capitales y retiro masivo de depósitos que han ido a parar a
cajas de seguridad. Justamente estos dos fenómenos son los que
queremos detener; uno con el control a las transferencias al exterior,
que son limitadas por este decreto, y otro limitando el retiro en efectivo
de los bancos.
¿No es este un golpe mortal a la confianza de las familias
argentinas en el sistema financiero?
No, todo lo contrario. En todos los países del mundo la movilización
de dinero bancario se hace con tarjeta de débito, o de crédito,
o con cheques o con transferencias financieras y el dinero en efectivo
solamente se retira para el cambio chico. Eso es lo que le da estabilidad
y seguridad a los ahorros de la gente y permite el buen funcionamiento
de la economía. Aquí lo que estamos impidiendo es que por
histeria retiren los fondos, que por histeria alguien saque cincuenta
mil pesos o dólares del sistema bancario y los ponga en una caja
de seguridad o los mande al colchón.
¿Por histeria? Visto a la luz de los hechos, quien sacó
su ahorro hoy tiene en su poder los billetes contantes y sonantes y quien
no lo hizo ahora lo tiene inmovilizado por el decreto que usted pergeñó.
No, al contrario, ¿cómo inmovilizado? No hay ninguna
inmovilidad. Si uno tiene su dinero en un banco puede pagar, por ejemplo,
operaciones de más de mil pesos que con los dólares o pesos
billetes es ilegal pagarlos. Incluso, si lo paga en efectivo, uno corre
el riesgo que después le vuelvan a reclamar el pago de la misma
deuda o el precio de venta del producto. El dinero bancario es un dinero
de mayor calidad que el dinero en efectivo. En casi todos los países
del mundo, y en la Argentina también, el dinero en efectivo sólo
sirve para operaciones chicas. Si uno quiere hacer operaciones grandes,
salvo que sea en la economía negra, lo debe hacer en dinero bancario.
¿Qué lo hace pensar que cuando termine la vigencia
del decreto, o sea dentro de 90 días, no se produzca una corrida
peor de la que se produjo el viernes? ¿No prevé ese escenario?
Todo lo contrario. La gente se va a dar cuenta, en un período
de 90 días, que funciona perfectamente el uso del dinero bancario
como en todos los países del mundo. Si usted va a Estados Unidos
o a cualquier país avanzado, no ve que la gente pague con cien
o con cincuenta dólares. Paga con dinero chico, porque las cifras
de 20, 30, 50, 100 las paga con tarjeta o con cheque.
Convengamos que en los países que usted nombra la usanza
de pagar sin efectivo es de vieja data. No ocurre lo mismo en la Argentina
donde la bancarización es muy baja y la cultura tiende a rechazar
esa gimnasia.
Bueno, pero se ha avanzado mucho. A principios de la década
del 90 el total de depósitos en el sistema bancario era de menos
de 10.000 millones de pesos o dólares y hemos llegado a 85 mil.
Ahora bajamos a 70 mil, pero estamos en una relación de siete a
uno con relación a lo que teníamos en el momento de la hiperinflación.
Hemos avanzado, si bien no lo suficiente. En Brasil, sin ir más
lejos, hay 36 millones de cuentas de ahorro.
¿Y qué pasará con los argentinos que se quieren
ir a veranear al exterior?
Hasta mil pesos pueden llevar en efectivo. Más de esa cifra
deberá llevarla en cheques de viajero y contar, también,
si quiere, con la tarjeta de crédito.
¿No va a haber ninguna excepción?
Sólo para entidades financieras autorizadas para exportar
dinero, que puedan llevar más de mil pesos.
¿Ha consultado estas medidas con algún dirigente del
peronismo?
Estas medidas no son políticas, son medidas que requieren
las circunstancias. De hecho, el presidente del Banco de la Provincia
de Buenos Aires (Ricardo Gutiérrez), que es amigo mío y
es peronista, es una de las personas que más ha contribuido a identificar
las medidas que teníamos que adoptar frente a esta crisis. Por
supuesto, yo he hablado con varios gobernadores y les he comentado. Toda
persona con sentido común se da cuenta que estas son cosas ineludibles.
No podíamos permitir que se siga fugando el capital de la Argentina
y que se retiren y se pongan en cajas de seguridad los dineros porque
eso perjudica al conjunto de los argentinos. Además, eso es hacerle
el juego a los especuladores que están tratando que se devalúe
la moneda y que se cree el caos en el país...
O sea que los gobernadores estuvieron de acuerdo con estas medidas.
En general sí.
¿Con quiénes habló?
Hablé hoy con (Carlos) Lole Reutemann y con José
Manuel de la Sota. Yo no les pedí que me dieran acuerdo, les comenté
las medidas como lo hacemos con todas las personas y dirigentes sensatos
de la Argentina. Además, medidas como estas, ningún dirigente
de ningún partido político las va a transformar en una herramienta
de la puja política. Porque estasmedidas son claramente en defensa
de los ahorros de la gente y de la estabilidad en general de la economía
argentina.
¿Qué preocupación le trasmitieron Reutemann
y De la Sota?
¿Quién no está preocupado en la Argentina?
Todos estamos preocupados...
Si no llega el préstamos del Fondo Monetario en diciembre,
¿qué va a hacer? ¿Va a utilizar las reservas?
El préstamo va a llegar. Yo nunca me pongo en situaciones
de apostar al fracaso, yo siempre apuesto al triunfo.
Si usted violó el contrato fundamental que es la libre disponibilidad
que la gente tiene sobre sus depósitos, ¿por qué
no habría de violar, por ejemplo, el tipo de cambio, el uno a uno?
Yo no violé ningún contrato, absolutamente. Lo que
estamos haciendo es trabajando para que el valor de los ahorros estén
seguros y bien preservados y para que funcione un sistema de pagos como
en los países más avanzados del mundo.
|